/ lunes 2 de noviembre de 2020

¿Biden o Trump o impasse electoral?

Este 3 de noviembre se efectuarán las elecciones más importantes en la historia reciente de los Estados Unidos. El contexto determinante es el nivel de polarización político-ideológico nunca antes visto; los efectos sociales de la pandemia del Covid -19 y la disputa de dos proyectos políticos en parte antagónicos.

El posible triunfo del candidato Joe Biden se centra en los siguientes aspectos: un desgaste presidencial por una deficiente gestión de la pandemia, tanto en el ámbito nacional como en la frontera sur con México; una menor polarización social, dada la importancia de los valores de democracia, participación, derechos civiles; una perspectiva más funcional acerca de la ley y orden y un voto femenino mayoritario a demócratas, por el efecto favorable de la candidatura de la Vicepresidenta Kamala Harris. Por ello se pude afirmar, que el candidato Biden es muy competitivo (diez puntos más que su rival) en todo el país entre mujeres blancas residentes en suburbios. Pero lo es particularmente en el norte, superando al candidato Trump (Galindo, 2020).

Para Biden la relación con México será importante, pero no esencial. La agenda es precisa: derechos humanos, respecto a los acuerdos laborales previstos en el T-MEC y una mayor colaboración en la política ambiental fronteriza, una mejor gestión de la Frontera del Siglo XXI y probablemente un cambio en la política de sanidad en la frontera con México, bajo un mayor liderazgo de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), bajo el modelo de cooperación sanitaria transfronterizo que funcionó de manera eficaz con la pandemia H1N1 en el año 2008.

La frontera sur con México es importante en el proceso electoral. Hay nueve distritos congresionales para cerca de 6.8 millones de personas. Los republicanos presentaran a cinco latinos de esos nueve distritos. En cambio los demócratas propusieron a siete de los ocho actuales congresistas de la frontera, los cuales son latinos e integran el caucus hispano.

En el caso del voto latino no es uniforme, Florida es, el objetivo principal. Pero en otros Estados como Arizona o Texas, los demócratas aspiran a configurar una alianza urbana y multiétnica para superar el voto republicano. En estos tres estados los efectos de la pandemia, y en particular la afectación del cierre de la frontera a mexicanos con visa turística desde marzo, le impactará negativamente. Por una ineficaz gestión de salud, laboral y económica de la pandemia.

El posible triunfo de Trump se atribuirá a que logró polarizar a la sociedad estadounidense en temas como el aborto; religión, matrimonios gays y ley y orden; y que logró también movilizar a sus bases conservadores de estados claves en el Colegio Electoral, a pesar de los efectos de la pandemia. Por ello este domingo, el candidato republicano tuvo mítines en cinco estados que ganó en 2016, pero que, según las encuestas, los podría perder este año (Michigan, Iowa, Carolina del Norte, Georgia y Florida), a causa de la crisis de salud, económica y laboral de la pandemia. En estos estados, el papel de la clase obrera blanca en el antiguo norte industrial fue clave en el triunfo de Donald Trump, estas áreas están en situación crítica, por los efectos de la pandemia y de manera secundaria por la relocalización industrial hacia México.

La política hacia México con Trump no variará sustancialmente. Se fortalecerá la cooperación antidrogas y con una estrategia de presión, por los altos niveles de tráfico de fentanilo y metanfetaminas en la frontera. La agenda laboral y ambiental será más supervisada. Continuará el cierre de la frontera con México, por el desinterés por promover los esquemas de colaboración binacional en salud, con efectos económicos negativos en las ciudades fronterizas estadunidenses.

Los Estados bizagras una vez más serán importantes. El caso de Florida es singular, considerando que quien ganará este estado podría obtener la Presidencia.

Un proceso electoral polémico y que seguramente será cuestionado si la diferencia en la votación en El Colegio Electoral no es superior al 20 % de los votos registrados. Algunas ciudades estadounidenses están reforzando la seguridad ante el temor de posibles disturbios en la noche del 3 de noviembre y si el presidente Trump continúa difundiendo la posibilidad de fraude si el recuento de votos, genera algunas dudas. Es de destacar que a pesar de la pandemia (9,284, 261 contagiados y 231, 507 fallecidos, CSSE, JHU), cerca de 93 millones de estadounidenses han votado en por correo, lo que puede demorar el recuento. Y con ello, la incertidumbre del candidato presidencial ganador.

Estados Unidos decidirá este martes 3 noviembre un programa de salud y económico ante la crisis de la pandemia. También elegirán una forma de definirse como país tanto en el contexto nacional como internacional. Trump apela de nuevo al orgullo nacionalista blanco y la relevancia de la ley y orden ante los disturbios por manifestaciones en pro de los derechos civiles. En cambio, el demócrata Joe Biden promete el retorno a una ortodoxia política con tintes conservadores, con lo cual se pretende acercar al republicano moderado.

Este 3 de noviembre se efectuarán las elecciones más importantes en la historia reciente de los Estados Unidos. El contexto determinante es el nivel de polarización político-ideológico nunca antes visto; los efectos sociales de la pandemia del Covid -19 y la disputa de dos proyectos políticos en parte antagónicos.

El posible triunfo del candidato Joe Biden se centra en los siguientes aspectos: un desgaste presidencial por una deficiente gestión de la pandemia, tanto en el ámbito nacional como en la frontera sur con México; una menor polarización social, dada la importancia de los valores de democracia, participación, derechos civiles; una perspectiva más funcional acerca de la ley y orden y un voto femenino mayoritario a demócratas, por el efecto favorable de la candidatura de la Vicepresidenta Kamala Harris. Por ello se pude afirmar, que el candidato Biden es muy competitivo (diez puntos más que su rival) en todo el país entre mujeres blancas residentes en suburbios. Pero lo es particularmente en el norte, superando al candidato Trump (Galindo, 2020).

Para Biden la relación con México será importante, pero no esencial. La agenda es precisa: derechos humanos, respecto a los acuerdos laborales previstos en el T-MEC y una mayor colaboración en la política ambiental fronteriza, una mejor gestión de la Frontera del Siglo XXI y probablemente un cambio en la política de sanidad en la frontera con México, bajo un mayor liderazgo de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), bajo el modelo de cooperación sanitaria transfronterizo que funcionó de manera eficaz con la pandemia H1N1 en el año 2008.

La frontera sur con México es importante en el proceso electoral. Hay nueve distritos congresionales para cerca de 6.8 millones de personas. Los republicanos presentaran a cinco latinos de esos nueve distritos. En cambio los demócratas propusieron a siete de los ocho actuales congresistas de la frontera, los cuales son latinos e integran el caucus hispano.

En el caso del voto latino no es uniforme, Florida es, el objetivo principal. Pero en otros Estados como Arizona o Texas, los demócratas aspiran a configurar una alianza urbana y multiétnica para superar el voto republicano. En estos tres estados los efectos de la pandemia, y en particular la afectación del cierre de la frontera a mexicanos con visa turística desde marzo, le impactará negativamente. Por una ineficaz gestión de salud, laboral y económica de la pandemia.

El posible triunfo de Trump se atribuirá a que logró polarizar a la sociedad estadounidense en temas como el aborto; religión, matrimonios gays y ley y orden; y que logró también movilizar a sus bases conservadores de estados claves en el Colegio Electoral, a pesar de los efectos de la pandemia. Por ello este domingo, el candidato republicano tuvo mítines en cinco estados que ganó en 2016, pero que, según las encuestas, los podría perder este año (Michigan, Iowa, Carolina del Norte, Georgia y Florida), a causa de la crisis de salud, económica y laboral de la pandemia. En estos estados, el papel de la clase obrera blanca en el antiguo norte industrial fue clave en el triunfo de Donald Trump, estas áreas están en situación crítica, por los efectos de la pandemia y de manera secundaria por la relocalización industrial hacia México.

La política hacia México con Trump no variará sustancialmente. Se fortalecerá la cooperación antidrogas y con una estrategia de presión, por los altos niveles de tráfico de fentanilo y metanfetaminas en la frontera. La agenda laboral y ambiental será más supervisada. Continuará el cierre de la frontera con México, por el desinterés por promover los esquemas de colaboración binacional en salud, con efectos económicos negativos en las ciudades fronterizas estadunidenses.

Los Estados bizagras una vez más serán importantes. El caso de Florida es singular, considerando que quien ganará este estado podría obtener la Presidencia.

Un proceso electoral polémico y que seguramente será cuestionado si la diferencia en la votación en El Colegio Electoral no es superior al 20 % de los votos registrados. Algunas ciudades estadounidenses están reforzando la seguridad ante el temor de posibles disturbios en la noche del 3 de noviembre y si el presidente Trump continúa difundiendo la posibilidad de fraude si el recuento de votos, genera algunas dudas. Es de destacar que a pesar de la pandemia (9,284, 261 contagiados y 231, 507 fallecidos, CSSE, JHU), cerca de 93 millones de estadounidenses han votado en por correo, lo que puede demorar el recuento. Y con ello, la incertidumbre del candidato presidencial ganador.

Estados Unidos decidirá este martes 3 noviembre un programa de salud y económico ante la crisis de la pandemia. También elegirán una forma de definirse como país tanto en el contexto nacional como internacional. Trump apela de nuevo al orgullo nacionalista blanco y la relevancia de la ley y orden ante los disturbios por manifestaciones en pro de los derechos civiles. En cambio, el demócrata Joe Biden promete el retorno a una ortodoxia política con tintes conservadores, con lo cual se pretende acercar al republicano moderado.