/ jueves 18 de junio de 2020

Cierre de frontera EU-México, marzo-julio 2020: ¿y la burbuja segura transfronteriza?  

Nuevamente se ha acordado un cierre parcial a la frontera México-Estados Unidos bajo la propagación del Covid-19. En efecto el gobierno estadounidense decidió con México y Canadá, que la política de restricción de viajes no esenciales entre las fronteras, se mantendrán vigentes hasta el 21 de julio (SRE, 2020).1 Desde la perspectiva del Departamento de Seguridad Nacional, la renovación del Acuerdo Conjunto de marzo pasado, tiene como objeto proteger la salud y seguridad de los ciudadanos estadounidenses, aunque se sigue manteniendo el comercio y los viajes esenciales, entre los que destacan los transmigrantes fronterizos (Ibídem).

En la historia de la relación fronteriza no se había establecido un cierre con las actuales características. Lo contradictorio de la decisión es que sigue sin estar claro cuáles serán los mecanismos de cooperación transfronteriza sanitaria previstos en la Iniciativa México y Estados Unidos para Combatir la Pandemia de Covid-19 de marzo pasado.

A diferencia de la excelente cooperación transfronteriza en el marco de la epidemia H1N1 del 2009 (Lee, 2020)2 en la actualidad con una situación de pandemia más compleja, la decisión del CDCP fue la de limitar la cooperación (USDHHS, 2020)3 Esta decisión tiene un criterio de seguridad nacional, entendible en el contexto generalizado en la mayor parte de las fronteras a nivel global. Sin embargo, no abona a reducir la pandemia con mecanismos y estrategias, que impactarían en un proceso de planificación estratégica (Rudman y Wood, 2020) 4 similar al que se ha construido en el marco de la Frontera en el Siglo XXI bajo el contexto del terrorismo del 2001: fortalecimiento de los mecanismos antiterroristas con mayor seguridad y control fronterizo, que no han afectado la agilidad de los cruces de autos, personas y mercancías durante 19 años. Al contrario, la frontera Tijuana-San Diego y otras fronteras del norte se ha modernizado recientemente con la finalidad de fortalecer la dinámica transfronteriza.

Esta experiencia de gobernanza única a nivel internacional, debería ser replicada en el contexto de la pandemia (Rudman y Wood, ibídem) Sobre todo considerando los riesgos y amenazas sanitarias en las ciudades fronterizas, que no se reducirán en el corto y mediano plazo y además, la posibilidades de rebrotes. Particularmente por el impacto actual de la pandemia: Mexicali es el municipio con más contagios en toda la provincia, con 3,926, y con la mayor tasa de contagio en los municipios urbanos del norte: un enfermo por cada 259 habitantes. También se ubica cuarto a nivel nacional en muertes, con 674 al 17 de junio. Su tasa de mortalidad es de 17%. En cambio, Tijuana registra 744 defunciones y es segundo lugar a nivel nacional. Su tasa de mortalidad es de 31%.5

Otro impacto principal del Covid-19 se sigue reflejando en el total de contagios en los estados de la frontera norte mexicana (23, 991) en comparación a los estados de la frontera sur de Estados Unidos (308, 666) al 17 de junio. Al 27 de mayo, los estados fronterizos mexicanos tenían 10,029 casos de contagio, en cambio en la frontera sur había 168,718 casos (Google, ibídem). En 21 días aumentaron los contagios de manera sustancial en la región fronteriza binacional, en donde se concentra cerca del 30 % del total nacional de contagios.

Las diferencias en el número de contagios reflejan distintas capacidades de gestión del Covid-19 y para el caso mexicano un reto potencial considerando los antecedentes de enfermedades crónicas, debilidades en las políticas sanitarias y restricciones financieras para fortalecer los sistemas de salud estatal.

Una anotación particular sobre la decisión del cierre parcial del cruce a los residentes fronterizos con visa estadounidense, es por qué la decisión adoptada, si el número de contagios es bajo en el lado mexicano (23, 991 casos) en comparación a la contraparte estadunidense (308, 666 casos). En donde sigue aumentando el número de personas contagiadas, a pesar de que la frontera ha estado cerrada tres meses (marzo a junio 2020) para los residentes fronterizos mexicanos con visa estadounidense. El problema radica en que continua el flujo transmigrante laboral y de turistas de Estados Unidos hacia México y sin protocolos sanitarios.

En suma, se considera que la sostenibilidad fronteriza del futuro inmediato de una población binacional de cerca de 35 millones de personas dependerá de una eficaz colaboración transfronteriza en materia de salud, que supera los diagnósticos epidemiológicos institucionales, importantes, pero insuficientes si no se articulan con políticas y procesos de coordinación de transfronteriza.

A nivel internacional en especial en Europa se ha gestionado con otra perspectiva las fronteras. El concepto predominante es la frontera o burbuja segura. Por ejemplo los países de Estonia, Letonia y Lituania han abierto sus fronteras con base de un sello sanitario fronterizo y transfronterizo (Palomar, 2020). Los tres gobiernos contuvieron adecuadamente la propagación del Covid -19 con base de una gestión eficaz de sus sistemas sanitarios.

Otro ejemplo es la relación entre Australia y Nueva Zelanda con 4,8 millones de habitantes ha registrado un total de 1.147 casos de contagio y 21 muertos. En cambio Australia tiene cerca de 25 millones con cerca de 6.984 infecciones y 98 muertos. Otro corredor en proceso de creación es el de Dinamarca, Alemania, Austria, Suiza, República Checa y Eslovaquia (Palomar, ibídem).6 En suma, a corto plazo, el futuro del turismo se gestionará con base de estas burbujas de viajes seguros en un ámbito regional y fronterizo, es parte de la sostenibilidad económica, fundamentada con políticas sanitarias pertinentes y responsables que crean valor público.

Nuevamente se ha acordado un cierre parcial a la frontera México-Estados Unidos bajo la propagación del Covid-19. En efecto el gobierno estadounidense decidió con México y Canadá, que la política de restricción de viajes no esenciales entre las fronteras, se mantendrán vigentes hasta el 21 de julio (SRE, 2020).1 Desde la perspectiva del Departamento de Seguridad Nacional, la renovación del Acuerdo Conjunto de marzo pasado, tiene como objeto proteger la salud y seguridad de los ciudadanos estadounidenses, aunque se sigue manteniendo el comercio y los viajes esenciales, entre los que destacan los transmigrantes fronterizos (Ibídem).

En la historia de la relación fronteriza no se había establecido un cierre con las actuales características. Lo contradictorio de la decisión es que sigue sin estar claro cuáles serán los mecanismos de cooperación transfronteriza sanitaria previstos en la Iniciativa México y Estados Unidos para Combatir la Pandemia de Covid-19 de marzo pasado.

A diferencia de la excelente cooperación transfronteriza en el marco de la epidemia H1N1 del 2009 (Lee, 2020)2 en la actualidad con una situación de pandemia más compleja, la decisión del CDCP fue la de limitar la cooperación (USDHHS, 2020)3 Esta decisión tiene un criterio de seguridad nacional, entendible en el contexto generalizado en la mayor parte de las fronteras a nivel global. Sin embargo, no abona a reducir la pandemia con mecanismos y estrategias, que impactarían en un proceso de planificación estratégica (Rudman y Wood, 2020) 4 similar al que se ha construido en el marco de la Frontera en el Siglo XXI bajo el contexto del terrorismo del 2001: fortalecimiento de los mecanismos antiterroristas con mayor seguridad y control fronterizo, que no han afectado la agilidad de los cruces de autos, personas y mercancías durante 19 años. Al contrario, la frontera Tijuana-San Diego y otras fronteras del norte se ha modernizado recientemente con la finalidad de fortalecer la dinámica transfronteriza.

Esta experiencia de gobernanza única a nivel internacional, debería ser replicada en el contexto de la pandemia (Rudman y Wood, ibídem) Sobre todo considerando los riesgos y amenazas sanitarias en las ciudades fronterizas, que no se reducirán en el corto y mediano plazo y además, la posibilidades de rebrotes. Particularmente por el impacto actual de la pandemia: Mexicali es el municipio con más contagios en toda la provincia, con 3,926, y con la mayor tasa de contagio en los municipios urbanos del norte: un enfermo por cada 259 habitantes. También se ubica cuarto a nivel nacional en muertes, con 674 al 17 de junio. Su tasa de mortalidad es de 17%. En cambio, Tijuana registra 744 defunciones y es segundo lugar a nivel nacional. Su tasa de mortalidad es de 31%.5

Otro impacto principal del Covid-19 se sigue reflejando en el total de contagios en los estados de la frontera norte mexicana (23, 991) en comparación a los estados de la frontera sur de Estados Unidos (308, 666) al 17 de junio. Al 27 de mayo, los estados fronterizos mexicanos tenían 10,029 casos de contagio, en cambio en la frontera sur había 168,718 casos (Google, ibídem). En 21 días aumentaron los contagios de manera sustancial en la región fronteriza binacional, en donde se concentra cerca del 30 % del total nacional de contagios.

Las diferencias en el número de contagios reflejan distintas capacidades de gestión del Covid-19 y para el caso mexicano un reto potencial considerando los antecedentes de enfermedades crónicas, debilidades en las políticas sanitarias y restricciones financieras para fortalecer los sistemas de salud estatal.

Una anotación particular sobre la decisión del cierre parcial del cruce a los residentes fronterizos con visa estadounidense, es por qué la decisión adoptada, si el número de contagios es bajo en el lado mexicano (23, 991 casos) en comparación a la contraparte estadunidense (308, 666 casos). En donde sigue aumentando el número de personas contagiadas, a pesar de que la frontera ha estado cerrada tres meses (marzo a junio 2020) para los residentes fronterizos mexicanos con visa estadounidense. El problema radica en que continua el flujo transmigrante laboral y de turistas de Estados Unidos hacia México y sin protocolos sanitarios.

En suma, se considera que la sostenibilidad fronteriza del futuro inmediato de una población binacional de cerca de 35 millones de personas dependerá de una eficaz colaboración transfronteriza en materia de salud, que supera los diagnósticos epidemiológicos institucionales, importantes, pero insuficientes si no se articulan con políticas y procesos de coordinación de transfronteriza.

A nivel internacional en especial en Europa se ha gestionado con otra perspectiva las fronteras. El concepto predominante es la frontera o burbuja segura. Por ejemplo los países de Estonia, Letonia y Lituania han abierto sus fronteras con base de un sello sanitario fronterizo y transfronterizo (Palomar, 2020). Los tres gobiernos contuvieron adecuadamente la propagación del Covid -19 con base de una gestión eficaz de sus sistemas sanitarios.

Otro ejemplo es la relación entre Australia y Nueva Zelanda con 4,8 millones de habitantes ha registrado un total de 1.147 casos de contagio y 21 muertos. En cambio Australia tiene cerca de 25 millones con cerca de 6.984 infecciones y 98 muertos. Otro corredor en proceso de creación es el de Dinamarca, Alemania, Austria, Suiza, República Checa y Eslovaquia (Palomar, ibídem).6 En suma, a corto plazo, el futuro del turismo se gestionará con base de estas burbujas de viajes seguros en un ámbito regional y fronterizo, es parte de la sostenibilidad económica, fundamentada con políticas sanitarias pertinentes y responsables que crean valor público.