El Nearshoring se refiere a la reubicación de ciertos procesos de producción o procesos comerciales desde regiones distantes a países geográficamente más cercanos.
A continuación, se detallan algunos determinantes económicos clave del Nearshoring:
Eficiencia de costos: las empresas consideran la deslocalización cercana para capitalizar los costos laborales más bajos y al mismo tiempo mantener la proximidad a su mercado local.
Mitigación de riesgos: el Nearshoring ayuda a mitigar los riesgos asociados con las interrupciones de la cadena de suministro. Las empresas diversifican sus fuentes de suministro para reducir la dependencia de regiones específicas, especialmente después de eventos como desastres naturales, pandemias o tensiones geopolíticas.
Proximidad cultural y lingüística: el Nearshoring a menudo involucra países con prácticas comerciales, vínculos culturales e idiomas compartidos similares. Esto facilita una colaboración y comunicación más fluidas entre las empresas y sus proveedores.
Acuerdos comerciales: los países con acuerdos comerciales favorables (como el TLCAN o el T-MEC) fomentan la deslocalización cercana. Estos acuerdos reducen las barreras comerciales, facilitando que las empresas operen a través de las fronteras.
Disponibilidad de mano de obra calificada: el acceso a una fuerza laboral calificada es crucial para una deslocalización exitosa. Los países con fuerzas laborales bien capacitadas atraen a empresas que buscan habilidades especializadas.
Infraestructura y logística: las redes de transporte eficientes, el suministro de energía confiable y una infraestructura sólida desempeñan un papel muy importante en las decisiones de deslocalización. La proximidad a los principales mercados y centros de transporte es importante. La infraestructura desempeña un papel vital en el crecimiento y el desarrollo económicos. La inversión en infraestructura tiene un fuerte impacto en el crecimiento económico. El multiplicador económico de la inversión pública (incluida la infraestructura) se estima en 1.5 veces mayor que la inversión inicial en un plazo de dos a cinco años. Este efecto multiplicador es significativamente mayor que otras formas de gasto público. Se deben considerar los canales de oferta y demanda. Las inversiones en energía, telecomunicaciones y redes de transporte impactan directamente el crecimiento económico. Todos los tipos de infraestructura sirven como insumos esenciales en la producción de bienes y servicios, impulsando la actividad económica.
En resumen, un desarrollo de infraestructura bien planificada fomenta el crecimiento económico, la resiliencia y la prosperidad en Baja California.