/ sábado 11 de junio de 2022

Cumbre de las Américas: ¿pacto migratorio regional viable?

La Novena Cumbre de las Américas efectuada en la ciudad de Los Ángeles del 6 al 10 junio generó logros, oportunidades y desafíos para promover los cinco temas centrales: pacto migratorio regional, salud y resiliencia, empleos y economía digital; cambio climático y energías limpias y gobernanza democrática.

Estos temas se asocian a su vez a tres dimensiones de la Cumbre: primero, una dimensión geopolítica, según las prioridades de fomento a la gobernabilidad y democracia en los países de la región. Y el cuestionamiento implícito a los países considerados no democráticos por restricciones a libertad de expresión de la prensa y libre expresión de las ideas (Cuba, Venezuela y Nicaragua).
Una segunda dimensión son las diversas propuestas de políticas planteadas en el marco de la Cumbre: un pacto migratorio regional; iniciativa de empoderamiento a mujeres en una economía digital; resiliencia de la economía y ecosistemas de salud en el hemisferio; evitar el abuso y acoso en internet; cambio climático y creación de empleos con energías limpias y seguridad alimentaria.
La tercera dimensión es crítica y central pero compleja: hacer viable las anteriores propuestas mediante una eficaz gestión, gobernanza y formulación de políticas que sean resilientes, inclusivas, sustentables y equitativas. Es decir, con gobiernos y administraciones responsables para crear valor social y acuerdos básicos con sociedad civil y sector privado con criterios de transparencia y rendición de cuentas.

Una de las propuestas centrales fue la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección en la Cumbre de las Américas (Casa Blanca, 10 mayo 2022). Con tal iniciativa se pretende movilizar a la región para transformar el enfoque de la gestión de las migraciones en las Américas. La Declaración se basa en cuatro pilares: (1) estabilidad y asistencia para comunidades: se propone repensar la perspectiva del financiamiento multilateral para promover el desarrollo y una mejor gestión de las economías. El reto es si los recursos asignados serán suficientes ante los problemas de los países de la región, que se han hecho más complejos en el marco de la pos pandemia, por ejemplo el aumento de las desigualdades sociales, que han aumentado la pobreza y que limitaran el crecimiento y por tanto, influirán en el éxodo humanitario en los próximos años. (2) ampliación de las vías legales en materia de refugio y visas laborales: se propone cambiar la forma en la que migran las personas con base de programas prioritarios institucionalizados: empleos; protección; y reunificación familiar; el desafío es si las diversas alternativas para aumentar las propuestas de refugio planteadas, serán suficientes ante el aumento de las solicitudes provenientes de América Latina y del resto del mundo. (3) gestión humana de la migración; se proponen las siguientes estrategias: a) control fronterizo humano; b) retorno de migrantes que no tengan necesidades de protección; c) facilitación de los retornos a los países de residencia más reciente o de origen; d) apoyo a los retornos voluntarios asistidos; y e) mayor intercambio de información y cooperación bilateral y regional en materia de contrabando de migrantes y la trata de personas. La cuestión es si este nuevo enfoque de la gestión migratoria estadounidense y de los países de la región, tendrá la capacidad institucional de reducir el papel central de los traficantes de personas y sus lógicas de corrupción y si se fomentará una eficaz corresponsabilidad o responsabilidad compartida para gestionar las distintas estrategias propuestas. 4) una respuesta coordinada ante emergencias, se promoverá una migración segura, ordenada y regular, así como la seguridad de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo en la región, particularmente en situaciones de migración masiva y desplazamiento de refugiados. Esta estrategia refleja el marco institucional vigente. El problema es si la reciente ola migratoria en el actual año fiscal (2022) de Estados Unidos -octubre 2021 a abril 2022-, un total de 1, 216,173 migrantes irregulares detenidos por el gobierno estadounidense (USCBP, Abril 2022) no refleja una crisis humanitaria.

Otro problema estructural es si los países del Triángulo Norte y México tienen suficientes incentivos para reducir o controlar la emigración irregular hacia Estados Unidos, considerando que mantener o incrementar los flujos migratorios permite recibir importantes recursos vías las remesas desde Estados Unidos.
Una condición fundamental para concretizar las diversas iniciativas de la Cumbre es promover una eficaz corresponsabilidad de los países de la región con el gobierno estadounidense y una eficaz gestión, gobernanza y políticas multinivel para el desarrollo. De lo contrario las propuestas planteadas en la Cumbre no serán viables.

La Novena Cumbre de las Américas efectuada en la ciudad de Los Ángeles del 6 al 10 junio generó logros, oportunidades y desafíos para promover los cinco temas centrales: pacto migratorio regional, salud y resiliencia, empleos y economía digital; cambio climático y energías limpias y gobernanza democrática.

Estos temas se asocian a su vez a tres dimensiones de la Cumbre: primero, una dimensión geopolítica, según las prioridades de fomento a la gobernabilidad y democracia en los países de la región. Y el cuestionamiento implícito a los países considerados no democráticos por restricciones a libertad de expresión de la prensa y libre expresión de las ideas (Cuba, Venezuela y Nicaragua).
Una segunda dimensión son las diversas propuestas de políticas planteadas en el marco de la Cumbre: un pacto migratorio regional; iniciativa de empoderamiento a mujeres en una economía digital; resiliencia de la economía y ecosistemas de salud en el hemisferio; evitar el abuso y acoso en internet; cambio climático y creación de empleos con energías limpias y seguridad alimentaria.
La tercera dimensión es crítica y central pero compleja: hacer viable las anteriores propuestas mediante una eficaz gestión, gobernanza y formulación de políticas que sean resilientes, inclusivas, sustentables y equitativas. Es decir, con gobiernos y administraciones responsables para crear valor social y acuerdos básicos con sociedad civil y sector privado con criterios de transparencia y rendición de cuentas.

Una de las propuestas centrales fue la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección en la Cumbre de las Américas (Casa Blanca, 10 mayo 2022). Con tal iniciativa se pretende movilizar a la región para transformar el enfoque de la gestión de las migraciones en las Américas. La Declaración se basa en cuatro pilares: (1) estabilidad y asistencia para comunidades: se propone repensar la perspectiva del financiamiento multilateral para promover el desarrollo y una mejor gestión de las economías. El reto es si los recursos asignados serán suficientes ante los problemas de los países de la región, que se han hecho más complejos en el marco de la pos pandemia, por ejemplo el aumento de las desigualdades sociales, que han aumentado la pobreza y que limitaran el crecimiento y por tanto, influirán en el éxodo humanitario en los próximos años. (2) ampliación de las vías legales en materia de refugio y visas laborales: se propone cambiar la forma en la que migran las personas con base de programas prioritarios institucionalizados: empleos; protección; y reunificación familiar; el desafío es si las diversas alternativas para aumentar las propuestas de refugio planteadas, serán suficientes ante el aumento de las solicitudes provenientes de América Latina y del resto del mundo. (3) gestión humana de la migración; se proponen las siguientes estrategias: a) control fronterizo humano; b) retorno de migrantes que no tengan necesidades de protección; c) facilitación de los retornos a los países de residencia más reciente o de origen; d) apoyo a los retornos voluntarios asistidos; y e) mayor intercambio de información y cooperación bilateral y regional en materia de contrabando de migrantes y la trata de personas. La cuestión es si este nuevo enfoque de la gestión migratoria estadounidense y de los países de la región, tendrá la capacidad institucional de reducir el papel central de los traficantes de personas y sus lógicas de corrupción y si se fomentará una eficaz corresponsabilidad o responsabilidad compartida para gestionar las distintas estrategias propuestas. 4) una respuesta coordinada ante emergencias, se promoverá una migración segura, ordenada y regular, así como la seguridad de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo en la región, particularmente en situaciones de migración masiva y desplazamiento de refugiados. Esta estrategia refleja el marco institucional vigente. El problema es si la reciente ola migratoria en el actual año fiscal (2022) de Estados Unidos -octubre 2021 a abril 2022-, un total de 1, 216,173 migrantes irregulares detenidos por el gobierno estadounidense (USCBP, Abril 2022) no refleja una crisis humanitaria.

Otro problema estructural es si los países del Triángulo Norte y México tienen suficientes incentivos para reducir o controlar la emigración irregular hacia Estados Unidos, considerando que mantener o incrementar los flujos migratorios permite recibir importantes recursos vías las remesas desde Estados Unidos.
Una condición fundamental para concretizar las diversas iniciativas de la Cumbre es promover una eficaz corresponsabilidad de los países de la región con el gobierno estadounidense y una eficaz gestión, gobernanza y políticas multinivel para el desarrollo. De lo contrario las propuestas planteadas en la Cumbre no serán viables.