/ miércoles 1 de septiembre de 2021

Desde la tribuna | Aztecs arranca una nueva temporada de futbol americano colegial

Ánimos renovados, ideas innovadoras y talento de sobra, todo esto presenta el equipo de futbol americano colegial de la Universidad Estatal de San Diego.

Los Aztecs de Brady Hoke quieren dejar atrás una decepcionante campaña 2020, en la que comenzaron con marca de 3 victorias y una derrota en los primeros 4 encuentros, pero en la segunda mitad se desmoronaron para terminar con récord de .500, 4-4.

Si bien el Covid-19 influyó mucho en todo el ámbito deportivo en cuestiones de logística, planeación y desarrollo de calendario, al final se pudo llevar a cabo la temporada con modificaciones de agenda que eran necesarias.

San Diego State (SDSU) terminó jugando sus encuentros como local en el Dignity Health Sports Park de Carson, California, ya que en San Diego el Qualcomm Stadium comenzaba a ser demolido y no había otro inmueble en la región apto para el deporte de las tacleadas; Petco Park no era una opción y se sabía desde hace varios años, esto mientras se termina el Aztec Stadium en Mission Valley.

Sobrellevando los viajes en camión por la autopista 5 y 405, el producto en el emparrillado era muy bueno, sin embargo fue inconsistente a la ofensiva.

La defensa siempre mostró su alto nivel, teniendo menciones y reconocimientos a nivel nacional por su buen desempeño cada semana, pero el ataque aéreo era el que fallaba.

El juego de terrestre era sólido pero si una serie ofensiva se detenía, era complicado regresar tarde en los encuentros, a pesar de la labor del otro lado del ovoide.

Entre Lucas Johnson y Jordon Brookshire, no se lograba estabilidad en la posición de mariscal de campo; existía mucho potencial pero faltaba cerrar fuerte en los momentos clave.

Ese potencial propició una dura batalla por la titularidad en 2021, misma que ya ganó Brookshire.

Hay que echarle un vistazo a San José State, a Utah State y siempre, como es una costumbre, a Boise State, pero si Jordon puede ejecutar como él mismo explicó en una conferencia de prensa en la semana tras ser nombrado el QB1, SDSU puede ganar la división y la conferencia.

Jordon dijo haber trabajado con corredores, receptores y su centro durante la temporada baja, inclusive desde que se mencionaba que el titular sería Lucas.

Su precisión ha mejorado notablemente y su capacidad para tomar decisiones durante el mismo desarrollo de las jugadas, le hará ser determinante en series que signifiquen amarrar triunfos.

El único componente que hacía falta era estabilidad en los controles, con el religioso trabajo implantado por el joven desde hace varios meses, Brookshire tiene todos los elementos para brillar en su último año de elegibilidad, comenzando ante New México State este sábado.

Los Aztecs son firmes candidatos a ganar el Oeste de la Mountain West y medirse posiblemente a los Broncos o Aggies por el campeonato, cualquier otro resultado de la temporada sorprendería, para mal.

Ánimos renovados, ideas innovadoras y talento de sobra, todo esto presenta el equipo de futbol americano colegial de la Universidad Estatal de San Diego.

Los Aztecs de Brady Hoke quieren dejar atrás una decepcionante campaña 2020, en la que comenzaron con marca de 3 victorias y una derrota en los primeros 4 encuentros, pero en la segunda mitad se desmoronaron para terminar con récord de .500, 4-4.

Si bien el Covid-19 influyó mucho en todo el ámbito deportivo en cuestiones de logística, planeación y desarrollo de calendario, al final se pudo llevar a cabo la temporada con modificaciones de agenda que eran necesarias.

San Diego State (SDSU) terminó jugando sus encuentros como local en el Dignity Health Sports Park de Carson, California, ya que en San Diego el Qualcomm Stadium comenzaba a ser demolido y no había otro inmueble en la región apto para el deporte de las tacleadas; Petco Park no era una opción y se sabía desde hace varios años, esto mientras se termina el Aztec Stadium en Mission Valley.

Sobrellevando los viajes en camión por la autopista 5 y 405, el producto en el emparrillado era muy bueno, sin embargo fue inconsistente a la ofensiva.

La defensa siempre mostró su alto nivel, teniendo menciones y reconocimientos a nivel nacional por su buen desempeño cada semana, pero el ataque aéreo era el que fallaba.

El juego de terrestre era sólido pero si una serie ofensiva se detenía, era complicado regresar tarde en los encuentros, a pesar de la labor del otro lado del ovoide.

Entre Lucas Johnson y Jordon Brookshire, no se lograba estabilidad en la posición de mariscal de campo; existía mucho potencial pero faltaba cerrar fuerte en los momentos clave.

Ese potencial propició una dura batalla por la titularidad en 2021, misma que ya ganó Brookshire.

Hay que echarle un vistazo a San José State, a Utah State y siempre, como es una costumbre, a Boise State, pero si Jordon puede ejecutar como él mismo explicó en una conferencia de prensa en la semana tras ser nombrado el QB1, SDSU puede ganar la división y la conferencia.

Jordon dijo haber trabajado con corredores, receptores y su centro durante la temporada baja, inclusive desde que se mencionaba que el titular sería Lucas.

Su precisión ha mejorado notablemente y su capacidad para tomar decisiones durante el mismo desarrollo de las jugadas, le hará ser determinante en series que signifiquen amarrar triunfos.

El único componente que hacía falta era estabilidad en los controles, con el religioso trabajo implantado por el joven desde hace varios meses, Brookshire tiene todos los elementos para brillar en su último año de elegibilidad, comenzando ante New México State este sábado.

Los Aztecs son firmes candidatos a ganar el Oeste de la Mountain West y medirse posiblemente a los Broncos o Aggies por el campeonato, cualquier otro resultado de la temporada sorprendería, para mal.