/ miércoles 15 de septiembre de 2021

Desde la tribuna | Lo mejor es que los Padres no avancen a postemporada

Al inicio de la campaña 2021 la ilusión era mucha. Los Padres de San Diego tenían un equipo que venía de meterse a playoffs por primera vez en muchos años, con peloteros que mostraban talento de sobra y jóvenes que apenas iniciaban su camino en Las Mayores.

El staff de lanzadores también comprendía de veteranos que iban a liderar a la rotación abridora y con un bullpen sólido, respaldado por juventud.

Inició la temporada regular y se vieron muy buenos resultados; abril y mayo fueron lo esperado y en junio se presentó cierta inconsistencia, pero siempre se disfrazó con la alta competencia que se tenía en la división. Los Dodgers de Los Ángeles han sido un conjunto muy poderoso por más de una década y los Giants de San Francisco han sorprendido a todo en el mundo de la pelota.

Nadie tenía contemplado que los de la bahía se metieran a la postemporada antes que nadie, nadie creía que podían lograr la mejor marca del beisbol de Grandes Ligas.

Tal vez ese factor aumentó el mal momento de los Padres en la segunda mitad de la campaña porque, tras el Juego de Estrellas, todo se ha derrumbado.

De un equipo contendiente, los frailes se han convertido en un equipo del “montón” que araña el poder estar en el último lugar para entrar a postemporada en la Liga Nacional.

Es curioso pensar que, aun así, por mucho fue la mejor temporada en más diez años para los carmelitas, pero lo decepcionante se ve cuando se analiza a los jugadores que se tienen. Unos que se supone iban a presentar liderazgo, pero batallan para pegarle a la pelota con el bat. Unos que presumen diamante recorrido en situaciones de presión, pero que ni siquiera pueden llegar a la sexta entrada de los juegos.

Es comprensible el ver a pitchers con malas salidas y a bateadores entrar en malas rachas, todos los jugadores presentan esos problemas. Pero cuando terminas despidiendo a tu coach de lanzadores porque supuestamente no trabajaba bien con los abridores y dejas a tu coach de bateadores tras innumerables problemas en la caja de bateo, entonces estamos en situaciones incongruentes.

El manejador, Jayce Tingler, tampoco ha demostrado cómo se sacan los problemas adelante. Joven, en su segundo año en el cargo, con credenciales más por la moda que por el historial, fue elegido para dar la vuelta a la franquicia que, al menos por ahora, está escribiendo otro triste capítulo en su perdedora historia.

Porque no podemos olvidar que los Padres de San Diego son eso, una franquicia perdedora, sin embargo la idea es que se cambie cuanto antes. Sí se recuerda con cariño 1984 y 1998 con algunos otros años de “éxito” pero lo que todos creen es que, con este grupo de peloteros, con la oficina que hay hoy, se convierta en un equipo ganador, consistentemente ganador.

Pero para que eso suceda, nuevamente se tienen que ver cambios. Los dueños, la gerencia, ellos deben jalar el gatillo. Para proteger a Fernando Tatis Jr. y a Manny Machado, se deben traer a más peloteros consistentes, pero con experiencia. Cobijar a Jake Cronenworth que parece ser un diamante en bruto pero que cuando ha necesitado que se le guíe, no se ha visto tal cosa. Tal vez Trent Grisham tenga solución, tuvo un buen 2020. Pero es tiempo de cambiar a Eric Hosmer y a Wil Myers, peloteros que han mostrado destellos de su bien beisbol pero al final es sólo eso, destellos, no regularidad.

El staff de abridores es un problema. Yu Darvish no ha sido el mismo desde que se prohibieron las sustancias “de dudosa procedencia” en los lanzadores y Chris Paddack, pues, es Chris Paddack. Joe Musgrove y Blake Snell por fin han lanzado como se esperaba pero, en general, las lesiones también han sido factor y cuando comprometes así al supuesto mejor bullpen del viejo circuito, no vas a poder ganar.

Lo mejor que puede suceder es que los Padres no entren a playoffs, porque si sucede, entonces se taparán muchos problemas, se pueden usar las lesiones de pretexto para la inminente eliminación, cuando se tienen que modificar cosas desde ya para evitar que nuevamente se vea una debacle en los años venideros con un equipo que tendría que pensar en la Serie Mundial.

El problema es que no se sabe qué tanto es la decisión de los dueños, liderados por Peter Seidler, o del gerente general AJ Preller, para jalar el gatillo; Hay algunas balas con qué trabajar, sobre todo si se quiere ganar un trofeo de campeón pronto. Pero algo de cambiar, ya.

Al inicio de la campaña 2021 la ilusión era mucha. Los Padres de San Diego tenían un equipo que venía de meterse a playoffs por primera vez en muchos años, con peloteros que mostraban talento de sobra y jóvenes que apenas iniciaban su camino en Las Mayores.

El staff de lanzadores también comprendía de veteranos que iban a liderar a la rotación abridora y con un bullpen sólido, respaldado por juventud.

Inició la temporada regular y se vieron muy buenos resultados; abril y mayo fueron lo esperado y en junio se presentó cierta inconsistencia, pero siempre se disfrazó con la alta competencia que se tenía en la división. Los Dodgers de Los Ángeles han sido un conjunto muy poderoso por más de una década y los Giants de San Francisco han sorprendido a todo en el mundo de la pelota.

Nadie tenía contemplado que los de la bahía se metieran a la postemporada antes que nadie, nadie creía que podían lograr la mejor marca del beisbol de Grandes Ligas.

Tal vez ese factor aumentó el mal momento de los Padres en la segunda mitad de la campaña porque, tras el Juego de Estrellas, todo se ha derrumbado.

De un equipo contendiente, los frailes se han convertido en un equipo del “montón” que araña el poder estar en el último lugar para entrar a postemporada en la Liga Nacional.

Es curioso pensar que, aun así, por mucho fue la mejor temporada en más diez años para los carmelitas, pero lo decepcionante se ve cuando se analiza a los jugadores que se tienen. Unos que se supone iban a presentar liderazgo, pero batallan para pegarle a la pelota con el bat. Unos que presumen diamante recorrido en situaciones de presión, pero que ni siquiera pueden llegar a la sexta entrada de los juegos.

Es comprensible el ver a pitchers con malas salidas y a bateadores entrar en malas rachas, todos los jugadores presentan esos problemas. Pero cuando terminas despidiendo a tu coach de lanzadores porque supuestamente no trabajaba bien con los abridores y dejas a tu coach de bateadores tras innumerables problemas en la caja de bateo, entonces estamos en situaciones incongruentes.

El manejador, Jayce Tingler, tampoco ha demostrado cómo se sacan los problemas adelante. Joven, en su segundo año en el cargo, con credenciales más por la moda que por el historial, fue elegido para dar la vuelta a la franquicia que, al menos por ahora, está escribiendo otro triste capítulo en su perdedora historia.

Porque no podemos olvidar que los Padres de San Diego son eso, una franquicia perdedora, sin embargo la idea es que se cambie cuanto antes. Sí se recuerda con cariño 1984 y 1998 con algunos otros años de “éxito” pero lo que todos creen es que, con este grupo de peloteros, con la oficina que hay hoy, se convierta en un equipo ganador, consistentemente ganador.

Pero para que eso suceda, nuevamente se tienen que ver cambios. Los dueños, la gerencia, ellos deben jalar el gatillo. Para proteger a Fernando Tatis Jr. y a Manny Machado, se deben traer a más peloteros consistentes, pero con experiencia. Cobijar a Jake Cronenworth que parece ser un diamante en bruto pero que cuando ha necesitado que se le guíe, no se ha visto tal cosa. Tal vez Trent Grisham tenga solución, tuvo un buen 2020. Pero es tiempo de cambiar a Eric Hosmer y a Wil Myers, peloteros que han mostrado destellos de su bien beisbol pero al final es sólo eso, destellos, no regularidad.

El staff de abridores es un problema. Yu Darvish no ha sido el mismo desde que se prohibieron las sustancias “de dudosa procedencia” en los lanzadores y Chris Paddack, pues, es Chris Paddack. Joe Musgrove y Blake Snell por fin han lanzado como se esperaba pero, en general, las lesiones también han sido factor y cuando comprometes así al supuesto mejor bullpen del viejo circuito, no vas a poder ganar.

Lo mejor que puede suceder es que los Padres no entren a playoffs, porque si sucede, entonces se taparán muchos problemas, se pueden usar las lesiones de pretexto para la inminente eliminación, cuando se tienen que modificar cosas desde ya para evitar que nuevamente se vea una debacle en los años venideros con un equipo que tendría que pensar en la Serie Mundial.

El problema es que no se sabe qué tanto es la decisión de los dueños, liderados por Peter Seidler, o del gerente general AJ Preller, para jalar el gatillo; Hay algunas balas con qué trabajar, sobre todo si se quiere ganar un trofeo de campeón pronto. Pero algo de cambiar, ya.