/ lunes 30 de octubre de 2023

Expediente Confidencial | "Acuérdate de Acapulco..."

En México, resulta habitual que a un desastre natural le siga otro en la respuesta de las autoridades.

Así ha pasado siempre y con los gobiernos actuales no fue la excepción. La falta de previsión, el desdén presupuestal hacia la protección civil -básicamente porque no hay grandes posibilidades de hacer negocios ahí- y la irresponsabilidad habitual que caracteriza a nuestro país, crean el caldo de cultivo que ahonda la desgracia.

El paso del huracán Otis por Acapulco solamente es la más reciente viñeta de estos episodios donde, quienes menos tienen, como siempre, más sufren.

Pero en la respuesta gubernamental, ahora, antes y siempre, pesa más tapar el desastre mediático, antes que ir en ayuda de quienes más sufren. Por eso, en el terremoto de 2017, las costureras de la calle Bolívar importaron menos que el rescate -fallido, también, por cierto- en el edificio de Álvaro Obregón 286, donde había un español atrapado y bueno, pues los gobiernos de Peña y Mancera preferían evitar el escándalo internacional.

No es diferente en el caso de Acapulco, donde Evelyn Salgado y el gobierno federal han privilegiado a la zona turística, antes que a las colonias de la periferia, pobres y abandonadas, o a los poblados rurales que también fueron impactados por el huracán.

Da rabia ver lo quejicas y dramáticos que son los residentes de la zona privilegiada de Acapulco, porque les tocaron cinco días de sufrimiento. Imagínense las familias que viven en chozas, en la sierra, o en una casa de láminas en la periferia, y no tenían un lujoso closet de caoba para esconderse ahí, a soportar vientos de más de 300 kilómetros por hora.

Vaya, los que viven en los condominios lujosos de Acapulco debieran salir a dar, no a pedir que el gobierno les ayude en nada. No tienen ningún derecho a quejarse. Si la vida les ha dado todo siempre, pueden y deben aguantar un rato sufriendo. Podrían sufrir sin energía eléctrica ni agua durante un año y no serían quienes para quejarse por eso.

Lamentable que Eduardo Salazar, de Televisa/N+, quien alguna vez hizo un gran trabajo en Irak, haya ido a entrevistar a esos privilegiados, en vez de darle voz a quienes no la tienen y tanto la requieren.

Por lo demás, fue lamentable el video sabatino del presidente López Obrador, donde, en vez de centrarse en pedir ayuda, le dijo a su grey que Acapulco no está como aparece en las pantallas de televisión.

No es que el presidente viva en otro mundo. Sabe perfectamente bien lo que hace. Tiene una grey de fieles que le cree su argumento de que cualquier problema que enfrente el país es magnificado por sus 'adversarios'.

A fortalecer esa agurcia le ayudan impresentables como Jorge Zepeda Patterson, quien ha devenido en un 'Lord Molécula' de las columnas.

Esa credibilidad del presidente frente a los desastres se la da, en parte, la desinformación de ese público, pero también el pasado: en efecto, los rivales políticos de AMLO, muchas veces, usaron la mentira contra él. Así que tiene sentido ese razonamiento para los lopezobradoristas más fieles: si antes mintieron para perjudicarlo ¿Por qué ahora no harían lo mismo? La clásica de Pedro y el lobo.

El punto es que, como en el Covid-19, o en los accidentes del metro, no hay magnificación. Yo diría que, incluso, la TV se ha quedado corta, presumo que por cobardía de sus enviados -no le quieren entrar a las zonas verdaderamente rudas- o porque, en el caso de algunos canales, tienen pocos reporteros en la zona y no pueden abarcarlo todo, máxime si desconocen Acapulco. Pero, por ejemplo, Otoniel Martínez, de TV Azteca, se ha ido a un puñado de estas zonas más alejadas y ahí se atisba el desastre real...

Es decir, aunque AMLO se empeñe en negar la realidad, Acapulco fue devastado y las cosas son tan o más graves de lo que se ve.

Otra cosa es que, en efecto, León Krauze, que trabaja para Univisión, haya venido, con toda la mala leche y como abierto simpatizante de Xóchitl Gálvez, a hacer trabajos mediáticos, que no periodísticos, para golpear a la administración lopezobradorista lo más que se pueda. Que Krauze está buscando el peor enfoque posible si es veraz. Pero atención: Krauze no se está inventando los bulevares devastados, las casas arrasadas, los hoteles dañados o la falta de ayuda. Nada más está mostrando el desastre ¿Que eso le pega al gobierno? Pues sí. Pero si el gobierno no quiere que esas cosas le peguen, es fácil: que haga su trabajo y listo. La solución no es apagar las pantallas de televisión, variante de la eterna salida de los gobiernos priistas: callamos a los medios y listo, ya no pasa nada

Hay que reconocerle al presidente, eso sí, que inmediatamente fue a la zona de desastre, a diferencia de mandatarios anteriores que tardaban días en ir, ya cuando todo estaba debidamente pasteurizado y controlado.

Además de la incapacidad del gobierno federal para lidiar con el antes y después de Otis, para prever lo que se venía y atender lo que se vino, está la inutilidad de Evelyn Salgado, o más bien, o también, de su 'papi', Félix Salgado, como cabezas de un estado en esa fáctica cogobernatura que tienen

Los Salgado fueron incapaces de entender que se les venía un 'paulinazo' potenciado por 10, quizás más preocupados, como todos los morenistas, en repartirse los cargos y los negocios hacia 2024.

En un país con auténticas condiciones democráticas y jurídicas, los Salgado se tendrían que marchar, pero aquí no pasará eso. Lo que sí ocurrirá es que el Presidente felicitará a Evelyn en su primera gira tras el desastre, diciendo que estuvo magnífica la respuesta y que casi casi Acapulco está de pie gracias a ella..

Pero, para los nostálgicos de Peña -que los hay- y de Calderón, estos no habrían hecho mejor las cosas. Fueron igualmente inútiles. Y Claudia tampoco lo hará mejor. Ni Colosio después. El problema es que, en México, los políticos dedican todo su tiempo y el poquito cerebro que tienen en analizar diferentes posibilidades de enriquecimiento a través del robo a las arcas públicas. Solamente piensan en sus gobernados cuando atenderlos puede detonar una magnífica oportunidad de hacer negocitos con el dinero del pueblo

De hecho, la gente tampoco le importa a los medios, salvo contadas excepciones. Hay que reconocer el mérito de TV Azteca, que hasta puso un apartado en su grupo de WhatsApp para reportar personas no localizadas y el trabajo de sus reporteros, en particular del ya citado Martínez, por ir a las zonas apartadas. Pero, por ejemplo, lamentable cómo abrió Imagen Televisión su noticiero estelar, el de Ciro Gómez Leyva, durante su emisión del jueves: con tres minutos enseñando los saqueos en Walmart. La típica "miren qué malos los pobres, yendo a robar pantallas en la desgracia... entonces, no han de estar tan mal". Claro que está mal el robo, pero ¿dedicarle tres minutos a eso abriendo un noticiero cuando hay decenas de cosas más importantes pasando en Acapulco? Pero a Imagen, claro, le importa más quedar bien con Walmart que ayudar. Lo mismo hizo Televisa en el noticiero 'Despierta', a la mañana siguiente. Minutos y minutos sobre los saqueos, en vez de poner el medio al servicio de la comunidad. Lamentable, pero no sorprende. E insisto, nadie se confunda: pésimos los robos, pero colocar eso como prioridad informativa, en medio de la desgracia, no es de recibo...

Acapulco fue abandonado por casi todos. Y casi todos le fallaron. Fueron, a ese río revuelto, buscando su ganancia. El gobierno, a evitar un impacto hacia 2024. La oposición, a tratar de sacar raja política y mediática. Algunos, si, en efecto, a saquear tiendas. Los más sufrieron y los más perdieron. De ese desastre nada bueno surgirá: otra mala cicatriz, como la de 1985, como la de Gilberto, o como la de 2017, o como la de Pasta de Conchos y un largo etcétera; también saldrá un Acapulco más pobre y vulnerable al crimen organizado, que ya anda haciendo su agosto también con la desgracia. Al final, nadie pagará sus culpas. Total. Así es México. Esto es México. Siempre de pie... sobre el estiércol

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En México, resulta habitual que a un desastre natural le siga otro en la respuesta de las autoridades.

Así ha pasado siempre y con los gobiernos actuales no fue la excepción. La falta de previsión, el desdén presupuestal hacia la protección civil -básicamente porque no hay grandes posibilidades de hacer negocios ahí- y la irresponsabilidad habitual que caracteriza a nuestro país, crean el caldo de cultivo que ahonda la desgracia.

El paso del huracán Otis por Acapulco solamente es la más reciente viñeta de estos episodios donde, quienes menos tienen, como siempre, más sufren.

Pero en la respuesta gubernamental, ahora, antes y siempre, pesa más tapar el desastre mediático, antes que ir en ayuda de quienes más sufren. Por eso, en el terremoto de 2017, las costureras de la calle Bolívar importaron menos que el rescate -fallido, también, por cierto- en el edificio de Álvaro Obregón 286, donde había un español atrapado y bueno, pues los gobiernos de Peña y Mancera preferían evitar el escándalo internacional.

No es diferente en el caso de Acapulco, donde Evelyn Salgado y el gobierno federal han privilegiado a la zona turística, antes que a las colonias de la periferia, pobres y abandonadas, o a los poblados rurales que también fueron impactados por el huracán.

Da rabia ver lo quejicas y dramáticos que son los residentes de la zona privilegiada de Acapulco, porque les tocaron cinco días de sufrimiento. Imagínense las familias que viven en chozas, en la sierra, o en una casa de láminas en la periferia, y no tenían un lujoso closet de caoba para esconderse ahí, a soportar vientos de más de 300 kilómetros por hora.

Vaya, los que viven en los condominios lujosos de Acapulco debieran salir a dar, no a pedir que el gobierno les ayude en nada. No tienen ningún derecho a quejarse. Si la vida les ha dado todo siempre, pueden y deben aguantar un rato sufriendo. Podrían sufrir sin energía eléctrica ni agua durante un año y no serían quienes para quejarse por eso.

Lamentable que Eduardo Salazar, de Televisa/N+, quien alguna vez hizo un gran trabajo en Irak, haya ido a entrevistar a esos privilegiados, en vez de darle voz a quienes no la tienen y tanto la requieren.

Por lo demás, fue lamentable el video sabatino del presidente López Obrador, donde, en vez de centrarse en pedir ayuda, le dijo a su grey que Acapulco no está como aparece en las pantallas de televisión.

No es que el presidente viva en otro mundo. Sabe perfectamente bien lo que hace. Tiene una grey de fieles que le cree su argumento de que cualquier problema que enfrente el país es magnificado por sus 'adversarios'.

A fortalecer esa agurcia le ayudan impresentables como Jorge Zepeda Patterson, quien ha devenido en un 'Lord Molécula' de las columnas.

Esa credibilidad del presidente frente a los desastres se la da, en parte, la desinformación de ese público, pero también el pasado: en efecto, los rivales políticos de AMLO, muchas veces, usaron la mentira contra él. Así que tiene sentido ese razonamiento para los lopezobradoristas más fieles: si antes mintieron para perjudicarlo ¿Por qué ahora no harían lo mismo? La clásica de Pedro y el lobo.

El punto es que, como en el Covid-19, o en los accidentes del metro, no hay magnificación. Yo diría que, incluso, la TV se ha quedado corta, presumo que por cobardía de sus enviados -no le quieren entrar a las zonas verdaderamente rudas- o porque, en el caso de algunos canales, tienen pocos reporteros en la zona y no pueden abarcarlo todo, máxime si desconocen Acapulco. Pero, por ejemplo, Otoniel Martínez, de TV Azteca, se ha ido a un puñado de estas zonas más alejadas y ahí se atisba el desastre real...

Es decir, aunque AMLO se empeñe en negar la realidad, Acapulco fue devastado y las cosas son tan o más graves de lo que se ve.

Otra cosa es que, en efecto, León Krauze, que trabaja para Univisión, haya venido, con toda la mala leche y como abierto simpatizante de Xóchitl Gálvez, a hacer trabajos mediáticos, que no periodísticos, para golpear a la administración lopezobradorista lo más que se pueda. Que Krauze está buscando el peor enfoque posible si es veraz. Pero atención: Krauze no se está inventando los bulevares devastados, las casas arrasadas, los hoteles dañados o la falta de ayuda. Nada más está mostrando el desastre ¿Que eso le pega al gobierno? Pues sí. Pero si el gobierno no quiere que esas cosas le peguen, es fácil: que haga su trabajo y listo. La solución no es apagar las pantallas de televisión, variante de la eterna salida de los gobiernos priistas: callamos a los medios y listo, ya no pasa nada

Hay que reconocerle al presidente, eso sí, que inmediatamente fue a la zona de desastre, a diferencia de mandatarios anteriores que tardaban días en ir, ya cuando todo estaba debidamente pasteurizado y controlado.

Además de la incapacidad del gobierno federal para lidiar con el antes y después de Otis, para prever lo que se venía y atender lo que se vino, está la inutilidad de Evelyn Salgado, o más bien, o también, de su 'papi', Félix Salgado, como cabezas de un estado en esa fáctica cogobernatura que tienen

Los Salgado fueron incapaces de entender que se les venía un 'paulinazo' potenciado por 10, quizás más preocupados, como todos los morenistas, en repartirse los cargos y los negocios hacia 2024.

En un país con auténticas condiciones democráticas y jurídicas, los Salgado se tendrían que marchar, pero aquí no pasará eso. Lo que sí ocurrirá es que el Presidente felicitará a Evelyn en su primera gira tras el desastre, diciendo que estuvo magnífica la respuesta y que casi casi Acapulco está de pie gracias a ella..

Pero, para los nostálgicos de Peña -que los hay- y de Calderón, estos no habrían hecho mejor las cosas. Fueron igualmente inútiles. Y Claudia tampoco lo hará mejor. Ni Colosio después. El problema es que, en México, los políticos dedican todo su tiempo y el poquito cerebro que tienen en analizar diferentes posibilidades de enriquecimiento a través del robo a las arcas públicas. Solamente piensan en sus gobernados cuando atenderlos puede detonar una magnífica oportunidad de hacer negocitos con el dinero del pueblo

De hecho, la gente tampoco le importa a los medios, salvo contadas excepciones. Hay que reconocer el mérito de TV Azteca, que hasta puso un apartado en su grupo de WhatsApp para reportar personas no localizadas y el trabajo de sus reporteros, en particular del ya citado Martínez, por ir a las zonas apartadas. Pero, por ejemplo, lamentable cómo abrió Imagen Televisión su noticiero estelar, el de Ciro Gómez Leyva, durante su emisión del jueves: con tres minutos enseñando los saqueos en Walmart. La típica "miren qué malos los pobres, yendo a robar pantallas en la desgracia... entonces, no han de estar tan mal". Claro que está mal el robo, pero ¿dedicarle tres minutos a eso abriendo un noticiero cuando hay decenas de cosas más importantes pasando en Acapulco? Pero a Imagen, claro, le importa más quedar bien con Walmart que ayudar. Lo mismo hizo Televisa en el noticiero 'Despierta', a la mañana siguiente. Minutos y minutos sobre los saqueos, en vez de poner el medio al servicio de la comunidad. Lamentable, pero no sorprende. E insisto, nadie se confunda: pésimos los robos, pero colocar eso como prioridad informativa, en medio de la desgracia, no es de recibo...

Acapulco fue abandonado por casi todos. Y casi todos le fallaron. Fueron, a ese río revuelto, buscando su ganancia. El gobierno, a evitar un impacto hacia 2024. La oposición, a tratar de sacar raja política y mediática. Algunos, si, en efecto, a saquear tiendas. Los más sufrieron y los más perdieron. De ese desastre nada bueno surgirá: otra mala cicatriz, como la de 1985, como la de Gilberto, o como la de 2017, o como la de Pasta de Conchos y un largo etcétera; también saldrá un Acapulco más pobre y vulnerable al crimen organizado, que ya anda haciendo su agosto también con la desgracia. Al final, nadie pagará sus culpas. Total. Así es México. Esto es México. Siempre de pie... sobre el estiércol

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com