/ lunes 25 de enero de 2021

Expediente Confidencial | AMLO enfermo de Covid-19

En memoria de las y los 6554 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19, pero, sobre todo, a la INCAPACIDAD de los gobiernos. Dedicado este texto también a todo el personal sanitario que se la está jugando, a diario. Y recordando que en TIJUANA MUEREN 21 DE CADA 100 ENFERMOS DE Covid-19, cuando EN SAN DIEGO MUERE UNO DE CADA 100

18 de marzo de 2020: “El escudo protector es la honestidad. Eso es lo que protege (contra el Covid-19), el no permitir la corrupción. Miren, este es el detente (muestra una imagen religiosa). Esto me lo da la gente. Miren, aquí hay otro detente (saca otra imagen). ‘Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo’”.

29 de abril de 2020: “No me pongo el cubrebocas porque no me lo recomienda Hugo (López), le pregunté y él ya tienen una explicación sobre eso, pídansela. Entonces yo le hago caso".

26 de mayo de 2020: “Funcionó lo de la sana distancia”.

4 de junio de 2020: “No mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”.

24 de julio de 2020: “Si el uso de cubrebocas ayuda, lo haría desde luego, pero no es un asunto que esté científicamente demostrado. No necesito el cubrebocas si mantengo la sana distancia”.

31 de julio de 2020: “Me voy a poner un tapaboca cuando no haya corrupción”.

15 de octubre de 2020: “Es buena su recomendación (de Esteban Moctezuma, para usar cubrebocas), nada más que si guarda uno su sana distancia no hace falta”.

3 de noviembre de 2020: “No me pongo (el cubrebocas) porque guardo la distancia y porque el doctor (López Gatell) me ha dicho que no es necesario si no estoy infectado, que hay que ponérselo para no infectar a otras personas".

16 de noviembre de 2020: “Es autoritario y de mano dura (el obligar a las personas a usar el cubrebocas)”.

27 de noviembre de 2020: “Es molesta y extraña la sana distancia”.

2 de diciembre de 2020: “Me dice el doctor Hugo López-Gatell, que es el que me orienta, y el doctor Alcocer, que no es indispensable (usar cubrebocas), que hay otras medidas. Y yo pienso que lo mejor es la sana distancia y el cuidarnos nosotros”.

He ahí todas las ocasiones en que el presidente rechazó el uso de cubrebocas, a pesar de la evidencia científica.

Por ello, el presidente tiene bien merecido que le haya dado Covid-19. Lo merece por sus acciones, que mezclaron soberbia e ignorancia. Lo merece por su mal ejemplo, que ha llevado a que millones enfermen y mueran. Lo merece por vacunar a sus acarreadores electorales (los “Servidores de la Nación”), antes que a los adultos mayores y enfermos vulnerables.

Y no merece que nos condolamos por él. López Obrador va a tener los mejores médicos y el mejor tratamiento, porque es el presidente. No va a tener que agonizar mientras su familia recorre, desesperada, establecimientos que rentan tanques de oxígeno, buscando uno, al precio que sea. Tampoco va a morirse en una ambulancia, recorriendo hospitales, para hallar un lugar donde lo atiendan. Ni va a terminar su vida, amoratado y azulado, en una sala de espera, aguardando una cama en terapia intensiva. Ojalá que si, porque pagaría lo que ha provocado a millones de inocentes, algunos también irresponsables, que se dejaron guiar por sus nefastos consejos.

¿Cuántos miles hubiesen podido salvarse si López Obrador se hubiese puesto cubrebocas y lo recomendara, habida cuenta de que las hordas que aún lo siguen, creen en sus dichos como si fueran una orden de Dios? Sirva su contagio como lección para los negacionistas que aún salen con que “no existe el covi (sic)”

El presidente se enfermó, él se lo buscó. No es una víctima. Es, en todos los sentidos, un victimario que jugó con fuego y se quemó.

PATIÑO: Del 17 al 23 de enero, Baja California tuvo sus siete días con mayor número de contagios en toda la pandemia, de acuerdo con los propios datos de la Secretaría de Salud federal: 2 mil 231. Casi 700 más que la semana anterior. Pese a ello, el gobierno federal cree que la entidad está en semáforo naranja y el gobierno estatal decide que es buen momento para reabrir casinos y gimnasios.

Como secretario de Salud, Alonso Pérez alcanza cada vez cotas más altas de ineptitud. Ahhh, pero no fuera sobre opinar quién es más bonita, si la presidenta municipal de Mexicali o Lupita Jones, para hacerle segunda a su patrón, porque ahí si está puestísimo. Lo dicho, Pérez no es un médico, Pérez no es un funcionario, Pérez es simplemente un vulgar patiño, como lo era Mario Bezares para Paco Stanley. Como 'El Chompiras' para 'El Botija'. Está ahí para ayudar a su jefe, Jaime, en sus chistes, para declarar loco al presidente municipal de Tijuana, para dilucidar si Lupita Jones aún es guapa ¿Y los bajacalifornianos enfermos de Covid-19? Ah, pues no importa que se mueran. Pérez debe estar listo para ser bufón cuando digan 'luces, cámara, acción'... Aguas, Pérez, no se le vaya a caer también una bolsita de 'coca' al aire. Digo, con eso de que un día acabará bailando 'El Gallinazo'...

P.D.: Si algo nos pasa es que quieren callarnos

En memoria de las y los 6554 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19, pero, sobre todo, a la INCAPACIDAD de los gobiernos. Dedicado este texto también a todo el personal sanitario que se la está jugando, a diario. Y recordando que en TIJUANA MUEREN 21 DE CADA 100 ENFERMOS DE Covid-19, cuando EN SAN DIEGO MUERE UNO DE CADA 100

18 de marzo de 2020: “El escudo protector es la honestidad. Eso es lo que protege (contra el Covid-19), el no permitir la corrupción. Miren, este es el detente (muestra una imagen religiosa). Esto me lo da la gente. Miren, aquí hay otro detente (saca otra imagen). ‘Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo’”.

29 de abril de 2020: “No me pongo el cubrebocas porque no me lo recomienda Hugo (López), le pregunté y él ya tienen una explicación sobre eso, pídansela. Entonces yo le hago caso".

26 de mayo de 2020: “Funcionó lo de la sana distancia”.

4 de junio de 2020: “No mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”.

24 de julio de 2020: “Si el uso de cubrebocas ayuda, lo haría desde luego, pero no es un asunto que esté científicamente demostrado. No necesito el cubrebocas si mantengo la sana distancia”.

31 de julio de 2020: “Me voy a poner un tapaboca cuando no haya corrupción”.

15 de octubre de 2020: “Es buena su recomendación (de Esteban Moctezuma, para usar cubrebocas), nada más que si guarda uno su sana distancia no hace falta”.

3 de noviembre de 2020: “No me pongo (el cubrebocas) porque guardo la distancia y porque el doctor (López Gatell) me ha dicho que no es necesario si no estoy infectado, que hay que ponérselo para no infectar a otras personas".

16 de noviembre de 2020: “Es autoritario y de mano dura (el obligar a las personas a usar el cubrebocas)”.

27 de noviembre de 2020: “Es molesta y extraña la sana distancia”.

2 de diciembre de 2020: “Me dice el doctor Hugo López-Gatell, que es el que me orienta, y el doctor Alcocer, que no es indispensable (usar cubrebocas), que hay otras medidas. Y yo pienso que lo mejor es la sana distancia y el cuidarnos nosotros”.

He ahí todas las ocasiones en que el presidente rechazó el uso de cubrebocas, a pesar de la evidencia científica.

Por ello, el presidente tiene bien merecido que le haya dado Covid-19. Lo merece por sus acciones, que mezclaron soberbia e ignorancia. Lo merece por su mal ejemplo, que ha llevado a que millones enfermen y mueran. Lo merece por vacunar a sus acarreadores electorales (los “Servidores de la Nación”), antes que a los adultos mayores y enfermos vulnerables.

Y no merece que nos condolamos por él. López Obrador va a tener los mejores médicos y el mejor tratamiento, porque es el presidente. No va a tener que agonizar mientras su familia recorre, desesperada, establecimientos que rentan tanques de oxígeno, buscando uno, al precio que sea. Tampoco va a morirse en una ambulancia, recorriendo hospitales, para hallar un lugar donde lo atiendan. Ni va a terminar su vida, amoratado y azulado, en una sala de espera, aguardando una cama en terapia intensiva. Ojalá que si, porque pagaría lo que ha provocado a millones de inocentes, algunos también irresponsables, que se dejaron guiar por sus nefastos consejos.

¿Cuántos miles hubiesen podido salvarse si López Obrador se hubiese puesto cubrebocas y lo recomendara, habida cuenta de que las hordas que aún lo siguen, creen en sus dichos como si fueran una orden de Dios? Sirva su contagio como lección para los negacionistas que aún salen con que “no existe el covi (sic)”

El presidente se enfermó, él se lo buscó. No es una víctima. Es, en todos los sentidos, un victimario que jugó con fuego y se quemó.

PATIÑO: Del 17 al 23 de enero, Baja California tuvo sus siete días con mayor número de contagios en toda la pandemia, de acuerdo con los propios datos de la Secretaría de Salud federal: 2 mil 231. Casi 700 más que la semana anterior. Pese a ello, el gobierno federal cree que la entidad está en semáforo naranja y el gobierno estatal decide que es buen momento para reabrir casinos y gimnasios.

Como secretario de Salud, Alonso Pérez alcanza cada vez cotas más altas de ineptitud. Ahhh, pero no fuera sobre opinar quién es más bonita, si la presidenta municipal de Mexicali o Lupita Jones, para hacerle segunda a su patrón, porque ahí si está puestísimo. Lo dicho, Pérez no es un médico, Pérez no es un funcionario, Pérez es simplemente un vulgar patiño, como lo era Mario Bezares para Paco Stanley. Como 'El Chompiras' para 'El Botija'. Está ahí para ayudar a su jefe, Jaime, en sus chistes, para declarar loco al presidente municipal de Tijuana, para dilucidar si Lupita Jones aún es guapa ¿Y los bajacalifornianos enfermos de Covid-19? Ah, pues no importa que se mueran. Pérez debe estar listo para ser bufón cuando digan 'luces, cámara, acción'... Aguas, Pérez, no se le vaya a caer también una bolsita de 'coca' al aire. Digo, con eso de que un día acabará bailando 'El Gallinazo'...

P.D.: Si algo nos pasa es que quieren callarnos