/ miércoles 20 de enero de 2021

Expediente Confidencial | Biden ‘BFF’ de Morena

Priistas, panistas, perredistas, sus “intelectuales” y medios amigos, llevan semanas contándose un cuento y creyéndoselo: Joe Biden va a ser el omega del presidente López Obrador.


Imaginan, casi en éxtasis, que Biden vendrá a México, montado en su caballo blanco, blandiendo una espada justiciera con la cual, apenas vea a López Obrador, horadará a su gobierno, exterminándolo.


O que, apenas se siente en el Despacho Oval, el mandatario estadounidense levantará el teléfono -rojo, para mayor deleite de quienes lo imaginan-, marcará la extensión de la CIA y ordenará que fulminen a López Obrador y su gobierno.


Y ya casi en el clímax, con los ojos puestos en blanco del placer, visualizan a Biden diciéndoles “I will support yours for recover the power, right now” (traducción: “Yo los apoyaré para que retomen el poder, ahora mismo”)…


Ja, ja, ja, ja, ja, ja.


Pues lamento decirles que la llegada al poder de Biden es la mejor noticia del sexenio para López Obrador.


Biden nunca, jamás, derrumbará, ni ayudará a derrumbar, al régimen de Morena.


El Partido Demócrata llegó a consentir, respaldar, aplaudir y fortalecer a regímenes como el lopezobradorista y a organizaciones políticas como Morena.


Si se pasan de la raya, les dará unas nalgaditas como suave correctivo y les dirá “ay, muchachos, ya pórtense bien”. Hasta ahí.


Por eso, López Obrador se ha tomado libertades como dedicarle cariñosas palabras a Donald Trump y tardarse en felicitar a Biden por su triunfo.


Por eso, no está nada preocupado con la llegada de Joe a la Casa Blanca.


López Obrador, es como el pájaro que canta, aunque la rama cruja, porque sabe lo que son sus alas.


Y esas alas se llaman Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.


Los demócratas llegan con un proyecto geopolítico, consistente en inundar con gobiernos progresistas al mundo.


Es como lo de Reagan y Bush en los ochentas, pero al revés: en vez de que los conservadores tengan a la Casa Blanca de su lado, para implantarse, hacer y deshacer en el mundo, ahora serán los marxistas, leninistas, maoístas y trotskistas, quienes tendrán la venía y el respaldo de Washington


En ese plan, López Obrador fue un caballo de troya, cuya tarea era crear un instrumento político -Morena- que permitiera al progresismo tomar el poder.


No es que los demócratas no sepan quién es López Obrador, pero es que les servía y les sirve.


Por ello, son los primeros interesados en que López Obrador llegue al final de su gobierno, con éxito, para que así Ebrard -o, si se da alguna eventualidad, Sheinbaum-, llegue al poder en el siguiente sexenio y aplique la agenda progresista que desea el Partido Demócrata: legalizar, en México, el aborto, la eutanasia, bodas y adopciones gays, el derecho a la transexualidad en la infancia y todas las drogas.


Esa agenda no la apoyará el PAN. Por eso seguirá fuera del poder por mucho, mucho tiempo...


Y por esa misma razón, en 2024 será exterminado el PES, ligado a las iglesias evangélicas estadounidenses -razón del vínculo con Trump-, para que no estorbe las reformas que se harán para instaurar la agenda progresista en México.


¿Y por qué priistas, panistas, perredistas y sus “intelectuales” y medios amigos tienen esa confusión? Porque su oposición a López Obrador y Trump no es conceptual, sino originada en el clasismo. López Obrador, para ellos, es un tabasqueño hediondo e iletrado, destinado a ser chofer o taquero y no presidente. Trump es de clase alta, pero lo ven como un bárbaro con dinero, que no se comporta como la aristocracia, ni la defiende, codeándose con “el vulgo”, esto es, el pueblo.


No por nada, los Krauze, padre e hijo, tan admiradores de Porfirio Díaz, lo son también de Biden.


Sin embargo, esa falla conceptual los tiene fuera de la jugada. No se dan cuenta que la batalla geopolítica del mundo, en este momento, es ideológica y no económica. El comunismo, o lo que queda de este, ya no se opone al capitalismo e, incluso, se siente cómodo pactando con este, tal cual exhibe la alianza de PSOE y Podemos en España. El comunismo y el liberalismo capitalista tienen un nuevo enemigo en común: los conservadores, encarnado en Putin, Orban, Le Pen, Meloni, Salvini, Abascal, Bolsonaro, Morawiecki, Bukele, Lacalle, Uribe, entre otros…


La oposición mexicana cree que Biden es Bush y que Harris es Kissinger. Pero no. Biden está bordeado y puesto por personajes como Alexandria Ocasio, Stacey Abrams o Alicia Garza, quienes ven con simpatía a Nicolás Maduro y Evo Morales, por ejemplo.


¿Por qué Biden querría destronar al régimen morenista, aliado del chavismo, del castrismo y de los podemitas españoles, cuando esos grupos son sus amigos?


Y si la oposición cree que Biden va a “controlar” a Ocasio, Garza, Abrams o Antifa, andan muy equivocados. Para muestra, la forma en que Pablo Iglesias hace lo que desea con Pedro Sánchez en España. No es debilidad del presidente hispano, es que ellos mandan ahora.


Más aún, ¿por qué Biden habría de perdonar a un sector político que avaló la traición de Peña a Hillary, en 2016, trazada por Videgaray, y apuñalar a dos aliados, como Ebrard y Sheinbaum, dispuestos a implementar su agenda en México de 2024 a 2030, sin chistar?


Así que, en poco, poco tiempo, los Pardinas, los Claudios, los De Hoyos, las Dreser, los Zuckerman, se darán cuenta que no les sirvió de nada haber ido a ponerse como tapetes de Biden y Harris. Si, habrá corazones rotos, varios, cuando se den cuenta que se inventaron un cuento y se lo creyeron.


VENEZUELA: En su último día como presidente, Donald Trump emitió un decreto para aplazar cualquier deportación de venezolanos, por 18 meses.


“El gobierno autocrático de Nicolás Maduro ha violado constantemente las libertades soberanas que posee el pueblo venezolano. Mediante la fuerza y el fraude, el régimen de Maduro es responsable de la peor crisis humanitaria en el hemisferio occidental que se recuerde recientemente. Una crisis económica catastrófica y la escasez de productos básicos y medicinas han obligado a unos cinco millones de venezolanos a huir del país, a menudo en condiciones peligrosas”, recuerda el documento del decreto.


Las últimas acciones de Obama y Trump revelan sus afinidades. Hace cuatro años, Obama canceló la norma que permitía quedarse legalmente en territorio estadounidense a todos los cubanos que llegaran a este, huyendo de la dictadura castrista. Eso ha provocado que los cubanos que desean libertad y una vida digna, tengan que huir a Costa Rica, porque en Estados Unidos los deportarían y regresarían al infierno comunista.


ENGENDRITO: Antier, Ricardo Anaya, engendrito de Claudio X. González y Alejandro Ramírez, dijo que desea volver a ser candidato presidencial ¡Qué sorpresa! ¿Quién lo hubiese imaginado? Sobre todo, cuando, cada semana, nos machaca con sus videos promocionales…


Ricardo no ganará la presidencia de México en 2024, pero para lo que si va a servir es para ponerle piedras en las ruedas al emecista Enrique Alfaro, quien tiene mayores posibilidades. Inmejorable escenario para Ebrard o Sheinbaum: no solamente la oposición, dividida, se hará pedacitos en la elección presidencial (no veo al priismo peñista apoyando al ‘Cerillo’, que tanto los atacó), sino también en las legislativas. Así, Morena obtendrá la mayoría en la 66 legislatura y podrá pasar la agenda progresista que, desde Washington, le ordenarán a Marcelo o Claudia. Si, no cabe duda, Anaya era, es y seguirá siendo el mejor aliado morenista…

P.D.: Si algo nos pasa es que quieren callarnos.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Priistas, panistas, perredistas, sus “intelectuales” y medios amigos, llevan semanas contándose un cuento y creyéndoselo: Joe Biden va a ser el omega del presidente López Obrador.


Imaginan, casi en éxtasis, que Biden vendrá a México, montado en su caballo blanco, blandiendo una espada justiciera con la cual, apenas vea a López Obrador, horadará a su gobierno, exterminándolo.


O que, apenas se siente en el Despacho Oval, el mandatario estadounidense levantará el teléfono -rojo, para mayor deleite de quienes lo imaginan-, marcará la extensión de la CIA y ordenará que fulminen a López Obrador y su gobierno.


Y ya casi en el clímax, con los ojos puestos en blanco del placer, visualizan a Biden diciéndoles “I will support yours for recover the power, right now” (traducción: “Yo los apoyaré para que retomen el poder, ahora mismo”)…


Ja, ja, ja, ja, ja, ja.


Pues lamento decirles que la llegada al poder de Biden es la mejor noticia del sexenio para López Obrador.


Biden nunca, jamás, derrumbará, ni ayudará a derrumbar, al régimen de Morena.


El Partido Demócrata llegó a consentir, respaldar, aplaudir y fortalecer a regímenes como el lopezobradorista y a organizaciones políticas como Morena.


Si se pasan de la raya, les dará unas nalgaditas como suave correctivo y les dirá “ay, muchachos, ya pórtense bien”. Hasta ahí.


Por eso, López Obrador se ha tomado libertades como dedicarle cariñosas palabras a Donald Trump y tardarse en felicitar a Biden por su triunfo.


Por eso, no está nada preocupado con la llegada de Joe a la Casa Blanca.


López Obrador, es como el pájaro que canta, aunque la rama cruja, porque sabe lo que son sus alas.


Y esas alas se llaman Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.


Los demócratas llegan con un proyecto geopolítico, consistente en inundar con gobiernos progresistas al mundo.


Es como lo de Reagan y Bush en los ochentas, pero al revés: en vez de que los conservadores tengan a la Casa Blanca de su lado, para implantarse, hacer y deshacer en el mundo, ahora serán los marxistas, leninistas, maoístas y trotskistas, quienes tendrán la venía y el respaldo de Washington


En ese plan, López Obrador fue un caballo de troya, cuya tarea era crear un instrumento político -Morena- que permitiera al progresismo tomar el poder.


No es que los demócratas no sepan quién es López Obrador, pero es que les servía y les sirve.


Por ello, son los primeros interesados en que López Obrador llegue al final de su gobierno, con éxito, para que así Ebrard -o, si se da alguna eventualidad, Sheinbaum-, llegue al poder en el siguiente sexenio y aplique la agenda progresista que desea el Partido Demócrata: legalizar, en México, el aborto, la eutanasia, bodas y adopciones gays, el derecho a la transexualidad en la infancia y todas las drogas.


Esa agenda no la apoyará el PAN. Por eso seguirá fuera del poder por mucho, mucho tiempo...


Y por esa misma razón, en 2024 será exterminado el PES, ligado a las iglesias evangélicas estadounidenses -razón del vínculo con Trump-, para que no estorbe las reformas que se harán para instaurar la agenda progresista en México.


¿Y por qué priistas, panistas, perredistas y sus “intelectuales” y medios amigos tienen esa confusión? Porque su oposición a López Obrador y Trump no es conceptual, sino originada en el clasismo. López Obrador, para ellos, es un tabasqueño hediondo e iletrado, destinado a ser chofer o taquero y no presidente. Trump es de clase alta, pero lo ven como un bárbaro con dinero, que no se comporta como la aristocracia, ni la defiende, codeándose con “el vulgo”, esto es, el pueblo.


No por nada, los Krauze, padre e hijo, tan admiradores de Porfirio Díaz, lo son también de Biden.


Sin embargo, esa falla conceptual los tiene fuera de la jugada. No se dan cuenta que la batalla geopolítica del mundo, en este momento, es ideológica y no económica. El comunismo, o lo que queda de este, ya no se opone al capitalismo e, incluso, se siente cómodo pactando con este, tal cual exhibe la alianza de PSOE y Podemos en España. El comunismo y el liberalismo capitalista tienen un nuevo enemigo en común: los conservadores, encarnado en Putin, Orban, Le Pen, Meloni, Salvini, Abascal, Bolsonaro, Morawiecki, Bukele, Lacalle, Uribe, entre otros…


La oposición mexicana cree que Biden es Bush y que Harris es Kissinger. Pero no. Biden está bordeado y puesto por personajes como Alexandria Ocasio, Stacey Abrams o Alicia Garza, quienes ven con simpatía a Nicolás Maduro y Evo Morales, por ejemplo.


¿Por qué Biden querría destronar al régimen morenista, aliado del chavismo, del castrismo y de los podemitas españoles, cuando esos grupos son sus amigos?


Y si la oposición cree que Biden va a “controlar” a Ocasio, Garza, Abrams o Antifa, andan muy equivocados. Para muestra, la forma en que Pablo Iglesias hace lo que desea con Pedro Sánchez en España. No es debilidad del presidente hispano, es que ellos mandan ahora.


Más aún, ¿por qué Biden habría de perdonar a un sector político que avaló la traición de Peña a Hillary, en 2016, trazada por Videgaray, y apuñalar a dos aliados, como Ebrard y Sheinbaum, dispuestos a implementar su agenda en México de 2024 a 2030, sin chistar?


Así que, en poco, poco tiempo, los Pardinas, los Claudios, los De Hoyos, las Dreser, los Zuckerman, se darán cuenta que no les sirvió de nada haber ido a ponerse como tapetes de Biden y Harris. Si, habrá corazones rotos, varios, cuando se den cuenta que se inventaron un cuento y se lo creyeron.


VENEZUELA: En su último día como presidente, Donald Trump emitió un decreto para aplazar cualquier deportación de venezolanos, por 18 meses.


“El gobierno autocrático de Nicolás Maduro ha violado constantemente las libertades soberanas que posee el pueblo venezolano. Mediante la fuerza y el fraude, el régimen de Maduro es responsable de la peor crisis humanitaria en el hemisferio occidental que se recuerde recientemente. Una crisis económica catastrófica y la escasez de productos básicos y medicinas han obligado a unos cinco millones de venezolanos a huir del país, a menudo en condiciones peligrosas”, recuerda el documento del decreto.


Las últimas acciones de Obama y Trump revelan sus afinidades. Hace cuatro años, Obama canceló la norma que permitía quedarse legalmente en territorio estadounidense a todos los cubanos que llegaran a este, huyendo de la dictadura castrista. Eso ha provocado que los cubanos que desean libertad y una vida digna, tengan que huir a Costa Rica, porque en Estados Unidos los deportarían y regresarían al infierno comunista.


ENGENDRITO: Antier, Ricardo Anaya, engendrito de Claudio X. González y Alejandro Ramírez, dijo que desea volver a ser candidato presidencial ¡Qué sorpresa! ¿Quién lo hubiese imaginado? Sobre todo, cuando, cada semana, nos machaca con sus videos promocionales…


Ricardo no ganará la presidencia de México en 2024, pero para lo que si va a servir es para ponerle piedras en las ruedas al emecista Enrique Alfaro, quien tiene mayores posibilidades. Inmejorable escenario para Ebrard o Sheinbaum: no solamente la oposición, dividida, se hará pedacitos en la elección presidencial (no veo al priismo peñista apoyando al ‘Cerillo’, que tanto los atacó), sino también en las legislativas. Así, Morena obtendrá la mayoría en la 66 legislatura y podrá pasar la agenda progresista que, desde Washington, le ordenarán a Marcelo o Claudia. Si, no cabe duda, Anaya era, es y seguirá siendo el mejor aliado morenista…

P.D.: Si algo nos pasa es que quieren callarnos.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com