/ martes 18 de enero de 2022

Expediente Confidencial | Bonilla y el puestazo que nunca llegará

En la serie 'Bolívar', producida por la televisora colombiana Caracol, aparece un personaje ficticio llamado 'Julio Herrera'. El tipo se pasa capítulo tras capítulo aguardando un puesto en el gobierno de Simón Bolívar, bajo la idea de que el libertador es su amigo, de que peleó junto a él en la guerra y que, por gratitud, le dará un cargo. Para apaciguar a su ambiciosa cónyuge, Herrera pone un pretexto tras otro, a fin de justificar que pase el tiempo y el nombramiento simplemente no llegue...

Bueno, el ex gobernador Jaime Bonilla está haciendo su propia interpretación de ese personaje, solamente que a él no lo atenaza ninguna esposa, sino un grupo político al que desea seguir pastoreando. Pero no se puede ser pastor de ningún rebaño sin el bastón de mando que da el poder, sea político u económico. Aunque Bonilla va para los 72 años, su odio por la gobernadora Ávila no lo llevará a patrocinar, de su bolsa, a ese grupo. Y poder político, por ahora, no tiene. Por eso, trata de mantener el control sobre su grupo con la promesa de que lo tendrá

Sin embargo, por más que los estrategas políticos intenten que 2+2 sumen 5, en política y en la vida misma seguirán sumando 4.

Si Bonilla fuese a recibir un cargo en la secretaría de Gobernación, no se pelearía con una mandataria estatal. La razón es simple: Gobernación debe mantener aceitada la gobernabilidad y, para ello, necesita ser un interlocutor válido ¿Cómo podría Bonilla dialogar con Ávila?

Por lo demás, el actuar del ex gobernador es cobarde. Pretender que sus aliados se enfrenten a todos sus enemigos en Baja California, mientras, en caso de cualquier consecuencia, él huye a Estados Unidos, resguardado en una doble nacionalidad, no es actitud de recibo, ni de quien pretende ser general de su tropa.

Bonilla está en todo su derecho de ser contrapeso de Ávila y hasta de hacerle la vida de cuadritos. Los contrapesos, incluso viscerales, son sanos para la democracia. Lo único que no es sano es el pensamiento único, propio de las dictaduras.

Pero dudo que Bonilla pueda retener mucho tiempo más a su grupo con ilusiones. Tiene perdida la partida.

Y, por si la quiere, anda vacante la embajada de México en España...

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En la serie 'Bolívar', producida por la televisora colombiana Caracol, aparece un personaje ficticio llamado 'Julio Herrera'. El tipo se pasa capítulo tras capítulo aguardando un puesto en el gobierno de Simón Bolívar, bajo la idea de que el libertador es su amigo, de que peleó junto a él en la guerra y que, por gratitud, le dará un cargo. Para apaciguar a su ambiciosa cónyuge, Herrera pone un pretexto tras otro, a fin de justificar que pase el tiempo y el nombramiento simplemente no llegue...

Bueno, el ex gobernador Jaime Bonilla está haciendo su propia interpretación de ese personaje, solamente que a él no lo atenaza ninguna esposa, sino un grupo político al que desea seguir pastoreando. Pero no se puede ser pastor de ningún rebaño sin el bastón de mando que da el poder, sea político u económico. Aunque Bonilla va para los 72 años, su odio por la gobernadora Ávila no lo llevará a patrocinar, de su bolsa, a ese grupo. Y poder político, por ahora, no tiene. Por eso, trata de mantener el control sobre su grupo con la promesa de que lo tendrá

Sin embargo, por más que los estrategas políticos intenten que 2+2 sumen 5, en política y en la vida misma seguirán sumando 4.

Si Bonilla fuese a recibir un cargo en la secretaría de Gobernación, no se pelearía con una mandataria estatal. La razón es simple: Gobernación debe mantener aceitada la gobernabilidad y, para ello, necesita ser un interlocutor válido ¿Cómo podría Bonilla dialogar con Ávila?

Por lo demás, el actuar del ex gobernador es cobarde. Pretender que sus aliados se enfrenten a todos sus enemigos en Baja California, mientras, en caso de cualquier consecuencia, él huye a Estados Unidos, resguardado en una doble nacionalidad, no es actitud de recibo, ni de quien pretende ser general de su tropa.

Bonilla está en todo su derecho de ser contrapeso de Ávila y hasta de hacerle la vida de cuadritos. Los contrapesos, incluso viscerales, son sanos para la democracia. Lo único que no es sano es el pensamiento único, propio de las dictaduras.

Pero dudo que Bonilla pueda retener mucho tiempo más a su grupo con ilusiones. Tiene perdida la partida.

Y, por si la quiere, anda vacante la embajada de México en España...

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com