/ miércoles 10 de agosto de 2022

Expediente Confidencial | Chantaje de fuego

Los bloqueos y quemas de vehículos y comercios perpetrados anoche por narcotraficantes en Jalisco y Guanajuato, son otra viñeta más de la violencia con la cual pretenden amedrentar a la sociedad y chantajearla.

En ese 'performance' criminal, se vivieron escenas de terror como la de los criminales que, a punta de pistola, bajaron a una familia de su vehículo, incluyendo a una niña, para hacerlo arder. Simplemente para amedrentar. Simplemente porque pueden. Simplemente porque quieren.

Y es que, justamente, el punto de esos cerdos es aterrorizar, para que la sociedad, muerta de miedo, o de dolor, como la madre de Alisson, clamen al gobierno que frene esa violencia.

Y del terror al chantaje, donde el presidente colombiano, Gustavo Petro, ya mostró las cartas: si quieren que el narcotráfico pare su violencia, pues el precio es legalizar su negocio de muerte -la venta y distribución de drogas- y, por supuesto, dejar impunes sus crímenes y convertirlos en "respetables" empresarios.

Yo me imagino a escorias tipo 'El Chueco', felices, al ver en las noticias lo que dijo Petro y frotándose las manos por el día en que Claudita Sheinbaum, o quizás Luis Donaldito Colosio, en plan de negociadores del narco, le digan a la sociedad: "o te arrodillas ante ellos, o mis amigos criminales le van a seguir".

Así la disyuntiva, así el chantaje.

Y yo sé que cosas como las ocurridas ayer, u otras peores, llevan a una parte de la sociedad a pensar, a considerar, que no es mala idea ceder ante los criminales y darles lo que pidan.

Pero sería el peor error, porque ese "pacto" lo pagaríamos todas y todos, con tres graves consecuencias:

-Un mayor número de adictos porque, como cualquier negocio, el narcotráfico, aún siendo legal, buscará incrementar sus consumidores, para ganar más dinero.

-Las drogas generan adicciones incontrolables. Lo vemos a diario en las calles. Eso no cambiaría con drogas legales. Y si, en cambio, al haber más adictos, habría también más delitos del fuero común, como robos, perpetrados por quienes estarían desesperados y dispuestos a todo para conseguir dinero y comprarse una dosis.

-Y lo más importante: ni la violencia, ni la delincuencia se acabarán. Todas los pistoleros y criminales asociados al narcotráfico no se van a convertir en empleados de Walmart o Telmex. Deberán buscar nuevas actividades delictivas. Seguirán las extorsiones y los secuestros.

Además, si la sociedad acepta dejar impunes crímenes tan terribles, tan injustificables, como los cometidos por el narcotráfico, pronto otros grupos delictivos jugarán a lo mismo: chantajear hasta que sus actividades ilícitas sean legalizadas. Así, los "polleros" exigirán que el tráfico de migrantes sea legalizado. Y los tratantes, que la explotación sexual se legalice.

Si le parece demasiado, déjeme contarle que, en España, el partido Podemos, amigo de la dictadura de Nicolás Maduro, se negó a sancionar a los tratantes hace unas semanas y se sacó de la manga una figura llamada "proxenetismo no coactivo" ¡para justificar que los proxenetas que explotan sexualmente a mujeres no sean castigados!

A los criminales se les enfrenta y se les vence. El presidente salvadoreño Nayib Bukele mostró que ese camino es viable y exitoso. Por eso, las ONG, medios y periodistas amigos del crimen, arremeten enfurecidos contra él. Quieren que creamos que solamente nos queda ceder al chantaje.

Pero de nosotros depende eso. Hay que empezar por no seguir votando por los amigos del narco.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Los bloqueos y quemas de vehículos y comercios perpetrados anoche por narcotraficantes en Jalisco y Guanajuato, son otra viñeta más de la violencia con la cual pretenden amedrentar a la sociedad y chantajearla.

En ese 'performance' criminal, se vivieron escenas de terror como la de los criminales que, a punta de pistola, bajaron a una familia de su vehículo, incluyendo a una niña, para hacerlo arder. Simplemente para amedrentar. Simplemente porque pueden. Simplemente porque quieren.

Y es que, justamente, el punto de esos cerdos es aterrorizar, para que la sociedad, muerta de miedo, o de dolor, como la madre de Alisson, clamen al gobierno que frene esa violencia.

Y del terror al chantaje, donde el presidente colombiano, Gustavo Petro, ya mostró las cartas: si quieren que el narcotráfico pare su violencia, pues el precio es legalizar su negocio de muerte -la venta y distribución de drogas- y, por supuesto, dejar impunes sus crímenes y convertirlos en "respetables" empresarios.

Yo me imagino a escorias tipo 'El Chueco', felices, al ver en las noticias lo que dijo Petro y frotándose las manos por el día en que Claudita Sheinbaum, o quizás Luis Donaldito Colosio, en plan de negociadores del narco, le digan a la sociedad: "o te arrodillas ante ellos, o mis amigos criminales le van a seguir".

Así la disyuntiva, así el chantaje.

Y yo sé que cosas como las ocurridas ayer, u otras peores, llevan a una parte de la sociedad a pensar, a considerar, que no es mala idea ceder ante los criminales y darles lo que pidan.

Pero sería el peor error, porque ese "pacto" lo pagaríamos todas y todos, con tres graves consecuencias:

-Un mayor número de adictos porque, como cualquier negocio, el narcotráfico, aún siendo legal, buscará incrementar sus consumidores, para ganar más dinero.

-Las drogas generan adicciones incontrolables. Lo vemos a diario en las calles. Eso no cambiaría con drogas legales. Y si, en cambio, al haber más adictos, habría también más delitos del fuero común, como robos, perpetrados por quienes estarían desesperados y dispuestos a todo para conseguir dinero y comprarse una dosis.

-Y lo más importante: ni la violencia, ni la delincuencia se acabarán. Todas los pistoleros y criminales asociados al narcotráfico no se van a convertir en empleados de Walmart o Telmex. Deberán buscar nuevas actividades delictivas. Seguirán las extorsiones y los secuestros.

Además, si la sociedad acepta dejar impunes crímenes tan terribles, tan injustificables, como los cometidos por el narcotráfico, pronto otros grupos delictivos jugarán a lo mismo: chantajear hasta que sus actividades ilícitas sean legalizadas. Así, los "polleros" exigirán que el tráfico de migrantes sea legalizado. Y los tratantes, que la explotación sexual se legalice.

Si le parece demasiado, déjeme contarle que, en España, el partido Podemos, amigo de la dictadura de Nicolás Maduro, se negó a sancionar a los tratantes hace unas semanas y se sacó de la manga una figura llamada "proxenetismo no coactivo" ¡para justificar que los proxenetas que explotan sexualmente a mujeres no sean castigados!

A los criminales se les enfrenta y se les vence. El presidente salvadoreño Nayib Bukele mostró que ese camino es viable y exitoso. Por eso, las ONG, medios y periodistas amigos del crimen, arremeten enfurecidos contra él. Quieren que creamos que solamente nos queda ceder al chantaje.

Pero de nosotros depende eso. Hay que empezar por no seguir votando por los amigos del narco.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com