/ martes 16 de agosto de 2022

Expediente Confidencial | De la "propaganda" mortal y nuestra pereza suicida

Llamarle "propaganda" a los atentados perpetrados por el narcotráfico, cómo lo hicieron el presidente López Obrador y su secretario (más bien secregato) de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, resulta escupitajo sobre la memoria de los inocentes asesinados por la escoria criminal.

Diríamos también que es una falta de respeto a nuestra inteligencia, pero es que el morenismo, en sí mismo, lo es.

Para ser morenista hay que abjurar de cualquier señal en un encefalograma, para entregarse, con lúbrica connotación, al servilismo. El tlatoani se ocupa de pensar y decidir por sus siervos, que solamente deben obedecerle... y estirar su mano para recibir sus "apoyos sociales", cortesía de los impuestos de todos y ofertados en el sombrero ajeno con que el presidente hace caravana.

El problema es que esa compra venta de conciencias sigue y seguirá. En muchos casos, por necesidad. Amartya Sen, premio Nobel, decía que para hablar de una democracia libre, no bastaba con poner el derecho al voto en la ley, sino que la persona tuviera las condiciones de libertad para ejercerlo, sin cortapisas, desde su casa hasta la urna.

Eso es lo que no tenemos en México y, por esa razón, Morena permanecerá hasta que se le venga en gana, porque tiene el dinero para ir al mercado de votos, que se ofertan por un día de mediana dignidad en la pobreza.

¿La sociedad está dispuesta a hacer su parte? No. Deje usted quienes simpatizan con Morena. Los propios opositores, como la iniciativa privada, también colaboran al ascenso del nuevo tlatoani guinda, afanosos en mantener las cosas igual.

¿Están dispuestos los empresarios a incrementar sueldos y prestaciones de sus trabajadores, para que puedan liberarse de la correa morenista o, al menos, tengan la posibilidad de eso? NO. Si andan llorando por lo que ha aumentado el salario mínimo en la frontera, si el otro día Eduardo Manuel Martínez Palomera, empresario de Mexicali, le dijo al periodista Alejandro Domínguez, de la OEM, que "mucha gente prefiere recibir los apoyos sociales a buscar un empleo", argumentando que, por eso, hay tantas vacantes en las maquiladoras, cuando todo mundo sabe que es por los pésimos sueldos y condiciones. Pero así es la mentalidad "empresarial". A diferencia de Platón, la IP ni siquiera sabe que no sabe nada, congestionada de ambición.

Caracterizamos la quejumbre como puerta de salida, cuando no es más que una puerta giratoria de los problemas. Solamente la acción es anchuroso portón de cambio, pero es que para quejarse no se necesita asumir ninguna responsabilidad. Al contrario, es permanente endoso y apasionada renuncia de la nuestra como ciudadanos...

El problema de la sociedad mexicana es que todo lo quiere peladito y en la boca. Así, prefiere evitar la fatiga, esperando, desde la famosa vuelta de Quetzalcóatl, que llegue su mesías, quien, con su varita mágica, les ahorre todo el trabajo de arreglar el país. Y eligiendo cada vez un peor aspirante a la silla mesiánica, seguiremos esperando, con vocación suicida, entre la "propaganda" mortal, eufemismo morenista para el narco terror, y la pereza de esta sociedad indolente...

Que Dios nos ampare...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Llamarle "propaganda" a los atentados perpetrados por el narcotráfico, cómo lo hicieron el presidente López Obrador y su secretario (más bien secregato) de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, resulta escupitajo sobre la memoria de los inocentes asesinados por la escoria criminal.

Diríamos también que es una falta de respeto a nuestra inteligencia, pero es que el morenismo, en sí mismo, lo es.

Para ser morenista hay que abjurar de cualquier señal en un encefalograma, para entregarse, con lúbrica connotación, al servilismo. El tlatoani se ocupa de pensar y decidir por sus siervos, que solamente deben obedecerle... y estirar su mano para recibir sus "apoyos sociales", cortesía de los impuestos de todos y ofertados en el sombrero ajeno con que el presidente hace caravana.

El problema es que esa compra venta de conciencias sigue y seguirá. En muchos casos, por necesidad. Amartya Sen, premio Nobel, decía que para hablar de una democracia libre, no bastaba con poner el derecho al voto en la ley, sino que la persona tuviera las condiciones de libertad para ejercerlo, sin cortapisas, desde su casa hasta la urna.

Eso es lo que no tenemos en México y, por esa razón, Morena permanecerá hasta que se le venga en gana, porque tiene el dinero para ir al mercado de votos, que se ofertan por un día de mediana dignidad en la pobreza.

¿La sociedad está dispuesta a hacer su parte? No. Deje usted quienes simpatizan con Morena. Los propios opositores, como la iniciativa privada, también colaboran al ascenso del nuevo tlatoani guinda, afanosos en mantener las cosas igual.

¿Están dispuestos los empresarios a incrementar sueldos y prestaciones de sus trabajadores, para que puedan liberarse de la correa morenista o, al menos, tengan la posibilidad de eso? NO. Si andan llorando por lo que ha aumentado el salario mínimo en la frontera, si el otro día Eduardo Manuel Martínez Palomera, empresario de Mexicali, le dijo al periodista Alejandro Domínguez, de la OEM, que "mucha gente prefiere recibir los apoyos sociales a buscar un empleo", argumentando que, por eso, hay tantas vacantes en las maquiladoras, cuando todo mundo sabe que es por los pésimos sueldos y condiciones. Pero así es la mentalidad "empresarial". A diferencia de Platón, la IP ni siquiera sabe que no sabe nada, congestionada de ambición.

Caracterizamos la quejumbre como puerta de salida, cuando no es más que una puerta giratoria de los problemas. Solamente la acción es anchuroso portón de cambio, pero es que para quejarse no se necesita asumir ninguna responsabilidad. Al contrario, es permanente endoso y apasionada renuncia de la nuestra como ciudadanos...

El problema de la sociedad mexicana es que todo lo quiere peladito y en la boca. Así, prefiere evitar la fatiga, esperando, desde la famosa vuelta de Quetzalcóatl, que llegue su mesías, quien, con su varita mágica, les ahorre todo el trabajo de arreglar el país. Y eligiendo cada vez un peor aspirante a la silla mesiánica, seguiremos esperando, con vocación suicida, entre la "propaganda" mortal, eufemismo morenista para el narco terror, y la pereza de esta sociedad indolente...

Que Dios nos ampare...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com