/ viernes 17 de septiembre de 2021

Expediente Confidencial | Del 'comes y te vas’ al ‘coges y te vas’

Creí que el presidente (así, con ‘p’ minúscula) López Obrador ya no podía hacer un discurso más indigno, indignante y zalamero que aquel pronunciado en la Casa Blanca, ante Donald Trump.

Sin embargo, López Obrador demostró ayer que aún tiene muchos escalones para bajar, como círculos tenía el Infierno de Dante. Y el mandatario va en el octavo y, para mayor precisión, en la segunda fosa, donde un día le hará compañía a Thais y Alessio Interminelli.

Para el Centenario de la consumación de la Independencia -aunque este gobierno le quito ese término, ‘consumación’-, estaba claro que López Obrador quería engalanar su festejo particular, que no el del país, con un dictador de pipa y guante.

Recordemos que, originalmente, había invitado al ruso Vladimir Putin. Sin embargo, parece que al oriundo de San Petersburgo le pareció poca cosa venir a engalanar el jolgorio de un mesías tropical, porque jamás aceptó la supuesta deferencia. Y no es que Putin desprecie convivir con sus amigos latinoamericanos, pero, quizás, en la psique y los planes geopolíticos del mandatario ruso, Morena no es tan importante como el ahora alicaído y zarandeado Frente de Todos. Hay cosas evidentes: López Obrador no es tan atractivo como Cristina Fernández. No todos somos Geraldine Ponce.

Total, que López Obrador, siempre hábil en la trama política, encontró un reemplazo inmejorable: Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba que, en realidad, es un gerente puesto por Raúl Castro, para manejar el negocio que él y su hermano han explotado durante 60 años, a costillas del sufrimiento de su pueblo (alguien tiene que pagar la fiesta).

Y, sabedor de que las protestas del pasado 11 de julio dejaron golpeada a la dictadura cubana, López Obrador, en vez de ondear la bandera por el 16 de septiembre, agitó el papel higiénico para limpiar la abundante suciedad de sus camaradas antillanos y alistó la boca para estimularlos con ahínco. Ni siquiera otro López, Portillo aquel, llegó a tanto con el castrismo.

Repasemos lo dicho por el castigo que tenemos por mandatario, con su respectiva y necesaria reflexión de cada párrafo:

“El día de hoy recordamos esa gran gesta histórica y la celebramos con la participación del presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien representa a un pueblo que ha sabido, como pocos en el mundo, defender con dignidad su derecho a vivir libres e independientes, sin permitir la injerencia en sus asuntos internos de ninguna potencia extranjera. Ya he dicho y repito: podemos estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento, es una indiscutible hazaña histórica”.

Reflexión: ¿Sin sometimiento? ¿Qué era entonces lo de la URSS? ¿Una alianza de iguales?

“En consecuencia, creo que, por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia, y pienso que por esa misma razón debiera ser declarada patrimonio de la humanidad”.

Reflexión: Nada más le faltó comparar a Fidel Castro con Napoleón y al desembarco del Granma con Normandía. Ni Hugo Chávez, ni Daniel Ortega, ni el mismo Nicolás Maduro, han alcanzado tal nivel de zalamería hacia la dictadura cubana. El discurso de López Obrador si que es ejemplo: de sodomía política.

“Ahora solo agrego que el gobierno que represento llama, respetuosamente, al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país. Es preciso recordar lo que decía George Washington: “las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”.

Reflexión: Estamos de acuerdo. Ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país ¿Por qué, entonces, no se critica a la URSS por hacerlo durante el siglo 20? ¿O lo que hacen ahora las dictaduras china y venezolana? ¿O solamente no se vale si es de allá para acá?

“Dicho con toda franqueza, se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno. Si esta perversa estrategia lograse tener éxito –algo que no parece probable por la dignidad a que nos hemos referido–, repito, si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco. En una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos”.

Reflexión: El bloqueo no es lo que impide el bienestar de Cuba, sino la dictadura castrista que lleva 60 años. El análisis de López Obrador sobre el bloqueo dibuja, de cuerpo entero, su desprecio absoluto por la democracia y su admiración hacia las dictaduras, cuando dice que se busca soliviantar al pueblo cubano para que “obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno”, pero esa frase también revela que su presunta afinidad con los pobres es una mentira. Para López Obrador, las cubanas y los cubanos protestan porque la dictadura castrista, a causa del bloqueo, no tiene suficientes dólares para regalarles y, así, callarles la boca. El problema de Cuba, para AMLO, no es la falta de democracia y elementales libertades, sino que su gobierno no tiene dinero para comprar a su pueblo.

“Es mejor el entendimiento, el respeto mutuo y la libertad sin condiciones ni prepotencia. Todavía vive, y desde esta plaza principal de México le enviamos un saludo al presidente Jimmy Carter, quien supo entenderse con el general Omar Torrijos para devolverle a Panamá el Canal y su soberanía. Ojalá el presidente Biden, quien posee mucha sensibilidad política, actúe con esa grandeza y ponga fin para siempre a la política de agravios hacia Cuba”.

Reflexión: Petición en el mismo tono que hablaron los amigos de la dictadura cubana que hicieron la carta ‘Let Cuba live’, publicada por el New York Times, diario favorito del narco y sus aliados comunistas.

“En la búsqueda de la reconciliación también debe ayudar la comunidad cubano estadounidense, haciendo a un lado los intereses electorales o partidistas. Hay que dejar atrás resentimientos, entender las nuevas circunstancias y buscar la reconciliación. Es tiempo de la hermandad y no de la confrontación. Como lo señalaba José Martí, el choque puede evitarse, “con el exquisito tacto político que viene de la majestad del desinterés y de la soberanía del amor”.

Reflexión: Dicho en los términos beisbolísticos que tanto le agradan, López Obrador se voló la barda, pero en terreno de faul. Ahora resulta que el exilio cubano no solamente debe abstenerse de protestar, sino agachar la testuz ante la dictadura castrista, que ha reprimido y asesinado a los suyos. Típico del narco progresismo que nos invade: “los nuestros -léase narcotraficantes, guerrilleros y terroristas- asesinaron inmisericordemente a los suyos, pero hay que perdonarlos, que es “tiempo de la hermandad”. Igualito al ex presidente colombiano Juan Manuel Santos. Diría bien Dehesa: “¿Qué tal durmió?”.

Esta parte del discurso, que fue el cierre, revela, además, una amenaza. Al decir que se deben “entender las nuevas circunstancias”, López Obrador le está diciendo al exilio cubano que los amigos de la dictadura cubana están campeando por el mundo y que, o se aclimatan, o se joden.

Por lo demás, es una desvergüenza que López Obrador hable de “la majestad del desinterés”, cuando a él y sus amigos castristas los mueven, precisamente, los intereses más oscuros y pestilentes.

Conmueven, por su ingenuidad, o indignan, por su mitomanía, quienes creen que Joe Biden y su gobierno montarán en cólera ante el discurso del presidente mexicano. Harán una mueca en público, pero, a solas, lo aplaudirán de pie, como que los demócratas -cada día le queda peor ese adjetivo a los militantes del partido azul estadounidense- son tan o más amigos de la dictadura cubana que nuestro presidente, con una sola diferencia: López Obrador puede darle rienda suelta a su “soberanía del amor” en público, sin tapujos, sin contenerse, ni reprimirse, merced a una opinión pública avocada, en su mayoría, al vasallaje -a cambio de una vida dorada, eso sí. Que le pregunten a Isabel Arvide-.

En cambio, los demócratas estadounidenses deben vivir su amasiato con las narco dictaduras como en canción de Joan Sebastián, “de contrabando”. Bueno, al menos mientras existan Marco Rubio y News Corporation, pero andan en plena faena para demolerlos.

Como los más feroces críticos periodísticos de México ahora cobran su cheque quincenal en la ventanilla de pagos del gobierno morenista, este episodio no será tan ventilado como aquel del ex presidente Vicente Fox (otro torpe) y el extinto Fidel. Extinto en cuerpo, que no en alma…

Tristemente, en México hemos pasado del “comes y te vas”, al coges y te vas.

SOLDADOS: La transmisión del Grito de Independencia que hizo Univisión, la noche del miércoles, fue casi un infomercial del gobierno lopezobradorista, que termina de sepultar, si algo quedaba, la dignidad que alguna vez tuvo esa señal ante los mandatarios mexicanos, cuando Gustavo Godoy llegó hasta las últimas consecuencias para difundir, en Estados Unidos, las tropelías del gobierno delamadridista (al cual aplaudió López Obrador, mientras Cuauhtémoc Cárdenas fue gobernador de Michoacán).

Y, en esa subyugación, nadie como María Antonieta Collins quien, seguramente, recordó y se sintió de nuevo en su etapa conduciendo Eco, en la Televisa ochentera. Ya no hay “soldados del PRI”. Ahora, son de Morena.

P.D.: Si algo nos pasa, es para silenciarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Creí que el presidente (así, con ‘p’ minúscula) López Obrador ya no podía hacer un discurso más indigno, indignante y zalamero que aquel pronunciado en la Casa Blanca, ante Donald Trump.

Sin embargo, López Obrador demostró ayer que aún tiene muchos escalones para bajar, como círculos tenía el Infierno de Dante. Y el mandatario va en el octavo y, para mayor precisión, en la segunda fosa, donde un día le hará compañía a Thais y Alessio Interminelli.

Para el Centenario de la consumación de la Independencia -aunque este gobierno le quito ese término, ‘consumación’-, estaba claro que López Obrador quería engalanar su festejo particular, que no el del país, con un dictador de pipa y guante.

Recordemos que, originalmente, había invitado al ruso Vladimir Putin. Sin embargo, parece que al oriundo de San Petersburgo le pareció poca cosa venir a engalanar el jolgorio de un mesías tropical, porque jamás aceptó la supuesta deferencia. Y no es que Putin desprecie convivir con sus amigos latinoamericanos, pero, quizás, en la psique y los planes geopolíticos del mandatario ruso, Morena no es tan importante como el ahora alicaído y zarandeado Frente de Todos. Hay cosas evidentes: López Obrador no es tan atractivo como Cristina Fernández. No todos somos Geraldine Ponce.

Total, que López Obrador, siempre hábil en la trama política, encontró un reemplazo inmejorable: Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba que, en realidad, es un gerente puesto por Raúl Castro, para manejar el negocio que él y su hermano han explotado durante 60 años, a costillas del sufrimiento de su pueblo (alguien tiene que pagar la fiesta).

Y, sabedor de que las protestas del pasado 11 de julio dejaron golpeada a la dictadura cubana, López Obrador, en vez de ondear la bandera por el 16 de septiembre, agitó el papel higiénico para limpiar la abundante suciedad de sus camaradas antillanos y alistó la boca para estimularlos con ahínco. Ni siquiera otro López, Portillo aquel, llegó a tanto con el castrismo.

Repasemos lo dicho por el castigo que tenemos por mandatario, con su respectiva y necesaria reflexión de cada párrafo:

“El día de hoy recordamos esa gran gesta histórica y la celebramos con la participación del presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien representa a un pueblo que ha sabido, como pocos en el mundo, defender con dignidad su derecho a vivir libres e independientes, sin permitir la injerencia en sus asuntos internos de ninguna potencia extranjera. Ya he dicho y repito: podemos estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento, es una indiscutible hazaña histórica”.

Reflexión: ¿Sin sometimiento? ¿Qué era entonces lo de la URSS? ¿Una alianza de iguales?

“En consecuencia, creo que, por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia, y pienso que por esa misma razón debiera ser declarada patrimonio de la humanidad”.

Reflexión: Nada más le faltó comparar a Fidel Castro con Napoleón y al desembarco del Granma con Normandía. Ni Hugo Chávez, ni Daniel Ortega, ni el mismo Nicolás Maduro, han alcanzado tal nivel de zalamería hacia la dictadura cubana. El discurso de López Obrador si que es ejemplo: de sodomía política.

“Ahora solo agrego que el gobierno que represento llama, respetuosamente, al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país. Es preciso recordar lo que decía George Washington: “las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”.

Reflexión: Estamos de acuerdo. Ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país ¿Por qué, entonces, no se critica a la URSS por hacerlo durante el siglo 20? ¿O lo que hacen ahora las dictaduras china y venezolana? ¿O solamente no se vale si es de allá para acá?

“Dicho con toda franqueza, se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno. Si esta perversa estrategia lograse tener éxito –algo que no parece probable por la dignidad a que nos hemos referido–, repito, si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco. En una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos”.

Reflexión: El bloqueo no es lo que impide el bienestar de Cuba, sino la dictadura castrista que lleva 60 años. El análisis de López Obrador sobre el bloqueo dibuja, de cuerpo entero, su desprecio absoluto por la democracia y su admiración hacia las dictaduras, cuando dice que se busca soliviantar al pueblo cubano para que “obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno”, pero esa frase también revela que su presunta afinidad con los pobres es una mentira. Para López Obrador, las cubanas y los cubanos protestan porque la dictadura castrista, a causa del bloqueo, no tiene suficientes dólares para regalarles y, así, callarles la boca. El problema de Cuba, para AMLO, no es la falta de democracia y elementales libertades, sino que su gobierno no tiene dinero para comprar a su pueblo.

“Es mejor el entendimiento, el respeto mutuo y la libertad sin condiciones ni prepotencia. Todavía vive, y desde esta plaza principal de México le enviamos un saludo al presidente Jimmy Carter, quien supo entenderse con el general Omar Torrijos para devolverle a Panamá el Canal y su soberanía. Ojalá el presidente Biden, quien posee mucha sensibilidad política, actúe con esa grandeza y ponga fin para siempre a la política de agravios hacia Cuba”.

Reflexión: Petición en el mismo tono que hablaron los amigos de la dictadura cubana que hicieron la carta ‘Let Cuba live’, publicada por el New York Times, diario favorito del narco y sus aliados comunistas.

“En la búsqueda de la reconciliación también debe ayudar la comunidad cubano estadounidense, haciendo a un lado los intereses electorales o partidistas. Hay que dejar atrás resentimientos, entender las nuevas circunstancias y buscar la reconciliación. Es tiempo de la hermandad y no de la confrontación. Como lo señalaba José Martí, el choque puede evitarse, “con el exquisito tacto político que viene de la majestad del desinterés y de la soberanía del amor”.

Reflexión: Dicho en los términos beisbolísticos que tanto le agradan, López Obrador se voló la barda, pero en terreno de faul. Ahora resulta que el exilio cubano no solamente debe abstenerse de protestar, sino agachar la testuz ante la dictadura castrista, que ha reprimido y asesinado a los suyos. Típico del narco progresismo que nos invade: “los nuestros -léase narcotraficantes, guerrilleros y terroristas- asesinaron inmisericordemente a los suyos, pero hay que perdonarlos, que es “tiempo de la hermandad”. Igualito al ex presidente colombiano Juan Manuel Santos. Diría bien Dehesa: “¿Qué tal durmió?”.

Esta parte del discurso, que fue el cierre, revela, además, una amenaza. Al decir que se deben “entender las nuevas circunstancias”, López Obrador le está diciendo al exilio cubano que los amigos de la dictadura cubana están campeando por el mundo y que, o se aclimatan, o se joden.

Por lo demás, es una desvergüenza que López Obrador hable de “la majestad del desinterés”, cuando a él y sus amigos castristas los mueven, precisamente, los intereses más oscuros y pestilentes.

Conmueven, por su ingenuidad, o indignan, por su mitomanía, quienes creen que Joe Biden y su gobierno montarán en cólera ante el discurso del presidente mexicano. Harán una mueca en público, pero, a solas, lo aplaudirán de pie, como que los demócratas -cada día le queda peor ese adjetivo a los militantes del partido azul estadounidense- son tan o más amigos de la dictadura cubana que nuestro presidente, con una sola diferencia: López Obrador puede darle rienda suelta a su “soberanía del amor” en público, sin tapujos, sin contenerse, ni reprimirse, merced a una opinión pública avocada, en su mayoría, al vasallaje -a cambio de una vida dorada, eso sí. Que le pregunten a Isabel Arvide-.

En cambio, los demócratas estadounidenses deben vivir su amasiato con las narco dictaduras como en canción de Joan Sebastián, “de contrabando”. Bueno, al menos mientras existan Marco Rubio y News Corporation, pero andan en plena faena para demolerlos.

Como los más feroces críticos periodísticos de México ahora cobran su cheque quincenal en la ventanilla de pagos del gobierno morenista, este episodio no será tan ventilado como aquel del ex presidente Vicente Fox (otro torpe) y el extinto Fidel. Extinto en cuerpo, que no en alma…

Tristemente, en México hemos pasado del “comes y te vas”, al coges y te vas.

SOLDADOS: La transmisión del Grito de Independencia que hizo Univisión, la noche del miércoles, fue casi un infomercial del gobierno lopezobradorista, que termina de sepultar, si algo quedaba, la dignidad que alguna vez tuvo esa señal ante los mandatarios mexicanos, cuando Gustavo Godoy llegó hasta las últimas consecuencias para difundir, en Estados Unidos, las tropelías del gobierno delamadridista (al cual aplaudió López Obrador, mientras Cuauhtémoc Cárdenas fue gobernador de Michoacán).

Y, en esa subyugación, nadie como María Antonieta Collins quien, seguramente, recordó y se sintió de nuevo en su etapa conduciendo Eco, en la Televisa ochentera. Ya no hay “soldados del PRI”. Ahora, son de Morena.

P.D.: Si algo nos pasa, es para silenciarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com