/ domingo 5 de junio de 2022

Expediente Confidencial | Depp, Heard e Irene

Si Johnny Depp viviera en España, ya estaría recluido en prisión y ahí permanecería por 15 años. A su ex esposa, Amber Heard, le habría bastado con acusarlo, sin necesidad de presentar pruebas, para que Depp fuese condenado por todo el abanico delictivo que le endilgó. Si Heard mentía, eso no hubiera importado, porque Depp necesitaría probar su inocencia, convertido en presunto culpable por obra y gracia de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, norma española que se aprobó, la semana pasada, en la nación ibérica, misma que fue bautizada, para efectos mediáticos, como la Ley del sólo sí es sí, debido a que se centra en lo que diga una mujer respecto a si consintió o no un acto, y no en las pruebas científicas, más allá de toda duda razonable, que deben primar en un auténtico estado de derecho.

Ambas viñetas, el veredicto a Depp y la Ley del sólo sí es sí, reflejan soluciones incompletas y, por ello, equivocadas, para un mismo problema: abordar la violencia contra las mujeres y conciliar la idea de que ese abordaje desemboque en justicia, sin acabar con el estado de derecho.

Aunque son hechos, ambos, ocurridos fuera de nuestro país, es un debate jurídico que, más temprano que tarde, tocará a nuestra puerta.

Por ello, vale la pena analizar uno y otro, ver sus errores y, en la medida de lo posible, no repetirlos en México.

LEY

La Ley del sólo sí es sí refiere que "sólo (se) entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona".

Si esa premisa hubiese sido aplicada en el juicio Depp vs. Heard, se habría condenado al actor, porque resultaría materialmente imposible que Depp probara si Heard le dio su consentimiento para cualquier acto erótico realizado entre ellos. Sería su palabra contra la de ella. Y en la Ley del sólo sí es sí, la palabra de una mujer vale más que la de un hombre, atentando contra el más elemental principio de igualdad jurídica.

Un acto erótico es, per se, íntimo, más allá del calificativo. Salvo en casos y prácticas muy puntuales, no hay testigos. Es por ello que es mediante pruebas periciales -médicas, psicológicas- como se determina si hubo consentimiento o no.

España no es el primer país europeo que aprueba este tipo de normativa -Suecia lo fue- y, por ello, existe un debate sobre cómo probar el consentimiento. Ya hay despachos jurídicos que ofrecen a sus clientes una forma escrita de consentimiento, que ha sido desestimada como una probanza, sobre todo porque, en el caso de la Ley del sólo sí es sí, se habla de un consentimiento dinámico. Es decir, tiene que manifestarse continuamente en el tiempo.

Esa es la razón por la cual, con dicha norma, prácticamente la palabra de la mujer es lo que condena o exonera al hombre. Este tipo de populismo penal, como le llaman algunos, es muy atractivo y liberador para ciertos sectores que han sufrido enormes injusticias. Hay no una, ni dos, sino cientos, miles, millones de mujeres, que han sido abofeteadas por la impunidad. Van, denuncian y no les creen. O hacen como que les creen y, al final, no pasa nada. Viven con una rabia, con un coraje, con un rencor, con un resentimiento no solamente explicable, sino más que justificado, por esa bofetada de las autoridades.

Son víctimas de un sistema de justicia ciertamente incompotente y notoriamente indolente para otorgarles una alternativa viable...

Entonces, normas como la Ley del sólo sí es sí les ofrecen no necesariamente justicia, pero si el desahogo de la venganza. Y una venganza colectiva, no contra su verdugo, sino contra todos los hombres, por ser como ese verdugo. Una nueva inquisición donde los seres a quemar no sean presuntas brujas, sino presuntos culpables. Sin embargo, esas salidas terminan por ser un bumerán.

Ese fuego que les quema por dentro es atizado por políticos que tienen intereses mucho menos justificables y más oscuros. Irene Montero, la creadora de dicha normativa, ha incrementado su patrimonio en 3000% desde que está en política, debiéndole su actual cargo, como ministra (secretaria) española de Igualdad, a Pablo Iglesias, líder "moral" del partido en que milita, pareja suya y padre de sus hijos, en lo que resulta una auténtica incongruencia. A Montero, incluso, se le ha acusado de pagarle dinero público a dos funcionarias, para que fueran las niñeras de sus hijos.

Por otra parte, la defensa de Montero hacia las mujeres es selectiva. En 2019, activistas afines a Podemos, su partido, rodearon e increparon, en un acto público, a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, quien estaba embarazada y a unos días de dar a luz. A una de las activistas que lideró esa asonada, Alejandra Jacinto, el marido de Montero la premió con una candidatura, en 2021.

HEARD

Hay un punto de la Ley del sólo sí es sí que tiene relación directa con la sentencia de Depp vs. Heard. En esta, se refirió que Amber actuó con "maldad real", en contra de su ex marido.

Per se, la Ley del sólo si es sí parte de una falacia jurídica: todas las mujeres son buenas y todos los hombres son malos. En esa visión, una mujer no puede acusar, por maldad, por venganza, por rencor, a un hombre, para destruirle la vida. Se parte de la premisa, insostenible, de que una mujer, por ser mujer, siempre dirá la verdad.

Eso no es así. Heard mintió para perjudicar a Depp, porque así son, a veces, los seres humanos.

Los seres humanos, de cualquier género, son susceptibles de cometer actos malos. Pueden mentir. Pueden tener el objetivo de dañar. Pueden hacer el mal. Por esa razón, la justicia se ha ido alejando de la palabra como probanza, incluso de la que auto inculpa, como la confesión que, en México, por años, fue la prueba 'estrella' para resolver miles de casos, a punta de 'tehuacanazos'. Volver a colocar la palabra como probanza central, es retroceder en el tiempo y la evolución como sociedad.

Por otra parte, Heard se comportó con maldad infinita también hacia las mujeres, al utilizar la violencia de género para edificar un montaje contra su ex cónyuge. Y es que la sentencia favorable a Depp por supuesto que da alas a un machismo que, gracias a Heard, tendrá justificación para argumentar que todas las acusaciones de ese tipo llevan el mismo propósito de dañar o chantajear a un hombre. Y millones de mujeres, ellas sí víctimas auténticas, que no tienen el dinero, ni el poder de Heard, para apelar o insistir, pagarán un alto precio.

Lo de Heard es gravísimo. Una de las grabaciones que Depp mostró en el juicio, es un balazo no en el pie, sino en la cabeza del feminismo. En la misma, Heard, riéndose, le dice a su ex marido: "Dile al mundo: soy Johnny Depp, un hombre, y soy víctima de violencia doméstica. Díselo y mira a ver cuánta gente te cree".

Ante tales barbaridades, varios medios "progresistas" han salido a defender a la actriz. Unos más abiertamente y otros de forma más soterrada, pero no hay que perder de vista quién es Heard y quiénes están detrás de ella. Por ejemplo, tiene vínculos con Amnistía Internacional, organización dedicada a la defensa del crimen, como prueban sus duras críticas a Nayib Bukele, presidente salvadoreño, por estar combatiendo a los pandilleros maras. Esos pandilleros violan mujeres cada dos por tres, pero eso no les preocupa ni a Amnistía Internacional, ni mucho menos a la señora Heard.

Que otra mujer -la abogada Camille Vázquez, quien representó a Depp en el juicio- haya desenmascarado a Heard, es un vergonzoso colofón para el lamentabilisimo montaje de la actriz.

MAFIA

Teniendo claro que la justicia que se brinda a las mujeres es deficiente, normas como la Ley del sólo sí es sí son un simple maquillaje para la durísima realidad de quienes están marginadas, invisibilizadas, anuladas, de facto, por la sociedad.

Aunque Montero ha vendido como un gran avance poner, en el centro de su norma, al consentimiento, esto, realmente, es una forma de hacer populismo penal y, al mismo tiempo, defender a las mafias de proxenetas.

A una semana de que se aprobara la Ley del sólo sí es sí, el PSOE, que gobierna España en coalición con Podemos y otros partidos, buscó que, en esa misma norma, se castigara a los proxenetas... ¡y Montero se opuso!

La feminista española Jessica Fillol hizo una durísima crítica a la Ley del sólo sí es sí en su página web,

Fillol refiere que dicha norma busca "defender el libre (?) ejercicio de la prostitución, y además, en un triple salto mortal con tirabuzón, han presentado una enmienda que es una bofetada a mano abierta en la cara del movimiento feminista: despenalizar lo que ellos llaman 'el proxenetismo no coactivo'. ¿Existe el proxenetismo no coactivo? Me pregunto. ¿Cuál es el proxeneta 'no coactivo'? ¿El que no te pega? Y es que, una vez que te adentras en su cosmovisión, entiendes que, a lo que llaman 'proxenetas no coactivos', las mujeres en situación de prostitución lo llaman 'novios'. Cuando tu 'novio' es tu proxeneta, eso no es una relación igualitaria: es una relación cargada de violencia, de chantaje emocional, de abusos".

De igual forma, Fillol pone de relieve algo más grave. La idea de poner el consentimiento como fiel de la balanza, en vez de al deseo, tiene por objeto cobijar a los proxenetas y evitar que sean sancionados por la Ley del sólo sí es sí.

"En el sexo, las mujeres no somos objetos que consienten, sino sujetos que desean, y esta ley continuaba insistiendo en la idea del consentimiento en lugar de pasar a un paradigma centrado en el deseo. Y dije que esto había sido así porque el deseo no es mercantilizable, y el consentimiento sí puede ser comprado previo pago", explica (https://www.jessicafillol.es/2021/11/en-comu-podem-existe-el-proxeneta-no-coactivo/).

En otras palabras, una cosa es que la mujer consienta estar con un hombre y otra que desee estar con él. Si el delito se centra en el deseo, olvídese, no solamente los proxenetas salen 'raspados', sino también sus "clientes". Y eso es, justamente, lo que no desea el "progresismo", tan amigo de ellos.

El día que se aprobó la Ley del sólo sí es sí, Laura Berja, diputada del PSOE, criticó la negativa de Montero y su partido a sancionar el proxenetismo: "¿Es que piensan que hay algo de libertad en los burdeles? Yo solo veo campos de concentración de mujeres. La sociedad no puede permitir que sean violadas mediante pago. Los puteros compran la desigualdad y pretenden comprar también el consentimiento".

Peor aún ¿A dónde se irán en España los violentadores de mujeres que, por temor a ser encarcelados, se contengan ante la parte "respetable" de la sociedad? ¡Bingo! A los prostíbulos ¿Ya vio el nivel de perversidad de Montero y su partido? Es similar a lo que hacen Biden y los suyos, expulsando, una y otra vez, migrantes... para que acaben en las manos de 'polleros'. Y hay quien duda de que el "progresismo" está del lado de las mafias...

CONCLUSIÓN

La parte nociva de hacer populismo desde los congresos es que genera polarización y, habitualmente, se transforma en un arma electoral de los opositores a esas leyes. Y cuando esos opositores gobiernan, las derogan, para complacer a quienes votaron por ellos. No hay mucha discusión en la opinión pública, porque, habitualmente, se considera que, en efecto, esos cambios fueron un exceso. Por eso es fundamental que las reformas legislativas en materia de justicia y, en particular, de justicia para las mujeres, se hagan con la seriedad debida.

Por ejemplo, cada inocente encarcelado con la Ley del sólo sí es sí, hará que su apoyo social merme, hasta que, en efecto, sean mayoría los que consideren que esa normativa es un error. Eso es lo más grave: el error no es crear una ley para proteger a las mujeres, sino hacerla para atraer votos desde lo reptiliano, pasándose el estado de derecho por las espuelas.

Hay muchas cosas que se pueden hacer para mejorar el acceso a la justicia de las mujeres, sin anular el estado de derecho. En México, por ejemplo, es hora de que cualquier prueba recabada mediante tecnología -grabaciones de audio, de video, capturas de pantalla, mensajes de Whatsapp y aplicaciones-, previa validación de peritos, sean probanzas plenas. Ese tema de que una grabación no tiene valor si fue obtenida por medios 'ilegales', resulta una defensa para los criminales ¿Qué agresor de mujeres va a decir "si, te doy permiso de que me grabes, para que luego, con esto, me acuses"?

El feminismo debe entender que sus aliadas -y aliados- están en la democracia liberal, no en un "progresismo" que solamente puede ofrecer puertas falsas.

Lo anterior se demuestra en un punto incontrovertible: El "progresismo" jamás le exige cuentas a sus amigos ¿O usted ha visto que algún grupo de activistas señale al 'Chapo' Guzmán, como un psicópata que ultrajó mujeres?

¿Usted ha visto que pidan justicia por las mujeres que violó en la cárcel, en hechos que Anabel Hernández ha documentado perfectamente en su trabajo periodístico? ¿Usted ha visto que, en alguna protesta recuerden, mencionen, siquiera, a Stephanie Sánchez Viesca, 'Fanny', la adolescente de 16 años secuestrada en Torreón, en 2004, por 'Los Zetas', con la presunta y torcida idea de que fuese la pareja de Heriberto Lazcano 'El Lazca', quien era 14 años mayor?

No. De eso no se habla desde el "progresismo", porque los narcotraficantes son sus amigos, son sus aliados.

En España, el mismo Podemos se negó a sancionar el matrimonio forzado, una de las expresiones de misoginia más brutales en el islamismo radical, argumentando que hacerlo sería "xenófobo" ¿Cuál es la verdadera razón? Que Irán, país islámico radical por excelencia, es amigo de Cuba, Venezuela y Nicaragua e, incluso, les asesora como torturar en sus cárceles.

Todo eso le quita cualquier tipo de legitimidad al discurso del "progresismo" sobre su supuesta defensa de las mujeres.

Sin duda, mujeres como Irene Montero y Amber Heard, distan de ser personajes que puedan defender, efectivamente, seriamente, a las mujeres. No será de la mano de ellas como encuentren el camino a la justicia...

En México pronto, seguramente, habremos de tener este debate...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Si Johnny Depp viviera en España, ya estaría recluido en prisión y ahí permanecería por 15 años. A su ex esposa, Amber Heard, le habría bastado con acusarlo, sin necesidad de presentar pruebas, para que Depp fuese condenado por todo el abanico delictivo que le endilgó. Si Heard mentía, eso no hubiera importado, porque Depp necesitaría probar su inocencia, convertido en presunto culpable por obra y gracia de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, norma española que se aprobó, la semana pasada, en la nación ibérica, misma que fue bautizada, para efectos mediáticos, como la Ley del sólo sí es sí, debido a que se centra en lo que diga una mujer respecto a si consintió o no un acto, y no en las pruebas científicas, más allá de toda duda razonable, que deben primar en un auténtico estado de derecho.

Ambas viñetas, el veredicto a Depp y la Ley del sólo sí es sí, reflejan soluciones incompletas y, por ello, equivocadas, para un mismo problema: abordar la violencia contra las mujeres y conciliar la idea de que ese abordaje desemboque en justicia, sin acabar con el estado de derecho.

Aunque son hechos, ambos, ocurridos fuera de nuestro país, es un debate jurídico que, más temprano que tarde, tocará a nuestra puerta.

Por ello, vale la pena analizar uno y otro, ver sus errores y, en la medida de lo posible, no repetirlos en México.

LEY

La Ley del sólo sí es sí refiere que "sólo (se) entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona".

Si esa premisa hubiese sido aplicada en el juicio Depp vs. Heard, se habría condenado al actor, porque resultaría materialmente imposible que Depp probara si Heard le dio su consentimiento para cualquier acto erótico realizado entre ellos. Sería su palabra contra la de ella. Y en la Ley del sólo sí es sí, la palabra de una mujer vale más que la de un hombre, atentando contra el más elemental principio de igualdad jurídica.

Un acto erótico es, per se, íntimo, más allá del calificativo. Salvo en casos y prácticas muy puntuales, no hay testigos. Es por ello que es mediante pruebas periciales -médicas, psicológicas- como se determina si hubo consentimiento o no.

España no es el primer país europeo que aprueba este tipo de normativa -Suecia lo fue- y, por ello, existe un debate sobre cómo probar el consentimiento. Ya hay despachos jurídicos que ofrecen a sus clientes una forma escrita de consentimiento, que ha sido desestimada como una probanza, sobre todo porque, en el caso de la Ley del sólo sí es sí, se habla de un consentimiento dinámico. Es decir, tiene que manifestarse continuamente en el tiempo.

Esa es la razón por la cual, con dicha norma, prácticamente la palabra de la mujer es lo que condena o exonera al hombre. Este tipo de populismo penal, como le llaman algunos, es muy atractivo y liberador para ciertos sectores que han sufrido enormes injusticias. Hay no una, ni dos, sino cientos, miles, millones de mujeres, que han sido abofeteadas por la impunidad. Van, denuncian y no les creen. O hacen como que les creen y, al final, no pasa nada. Viven con una rabia, con un coraje, con un rencor, con un resentimiento no solamente explicable, sino más que justificado, por esa bofetada de las autoridades.

Son víctimas de un sistema de justicia ciertamente incompotente y notoriamente indolente para otorgarles una alternativa viable...

Entonces, normas como la Ley del sólo sí es sí les ofrecen no necesariamente justicia, pero si el desahogo de la venganza. Y una venganza colectiva, no contra su verdugo, sino contra todos los hombres, por ser como ese verdugo. Una nueva inquisición donde los seres a quemar no sean presuntas brujas, sino presuntos culpables. Sin embargo, esas salidas terminan por ser un bumerán.

Ese fuego que les quema por dentro es atizado por políticos que tienen intereses mucho menos justificables y más oscuros. Irene Montero, la creadora de dicha normativa, ha incrementado su patrimonio en 3000% desde que está en política, debiéndole su actual cargo, como ministra (secretaria) española de Igualdad, a Pablo Iglesias, líder "moral" del partido en que milita, pareja suya y padre de sus hijos, en lo que resulta una auténtica incongruencia. A Montero, incluso, se le ha acusado de pagarle dinero público a dos funcionarias, para que fueran las niñeras de sus hijos.

Por otra parte, la defensa de Montero hacia las mujeres es selectiva. En 2019, activistas afines a Podemos, su partido, rodearon e increparon, en un acto público, a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, quien estaba embarazada y a unos días de dar a luz. A una de las activistas que lideró esa asonada, Alejandra Jacinto, el marido de Montero la premió con una candidatura, en 2021.

HEARD

Hay un punto de la Ley del sólo sí es sí que tiene relación directa con la sentencia de Depp vs. Heard. En esta, se refirió que Amber actuó con "maldad real", en contra de su ex marido.

Per se, la Ley del sólo si es sí parte de una falacia jurídica: todas las mujeres son buenas y todos los hombres son malos. En esa visión, una mujer no puede acusar, por maldad, por venganza, por rencor, a un hombre, para destruirle la vida. Se parte de la premisa, insostenible, de que una mujer, por ser mujer, siempre dirá la verdad.

Eso no es así. Heard mintió para perjudicar a Depp, porque así son, a veces, los seres humanos.

Los seres humanos, de cualquier género, son susceptibles de cometer actos malos. Pueden mentir. Pueden tener el objetivo de dañar. Pueden hacer el mal. Por esa razón, la justicia se ha ido alejando de la palabra como probanza, incluso de la que auto inculpa, como la confesión que, en México, por años, fue la prueba 'estrella' para resolver miles de casos, a punta de 'tehuacanazos'. Volver a colocar la palabra como probanza central, es retroceder en el tiempo y la evolución como sociedad.

Por otra parte, Heard se comportó con maldad infinita también hacia las mujeres, al utilizar la violencia de género para edificar un montaje contra su ex cónyuge. Y es que la sentencia favorable a Depp por supuesto que da alas a un machismo que, gracias a Heard, tendrá justificación para argumentar que todas las acusaciones de ese tipo llevan el mismo propósito de dañar o chantajear a un hombre. Y millones de mujeres, ellas sí víctimas auténticas, que no tienen el dinero, ni el poder de Heard, para apelar o insistir, pagarán un alto precio.

Lo de Heard es gravísimo. Una de las grabaciones que Depp mostró en el juicio, es un balazo no en el pie, sino en la cabeza del feminismo. En la misma, Heard, riéndose, le dice a su ex marido: "Dile al mundo: soy Johnny Depp, un hombre, y soy víctima de violencia doméstica. Díselo y mira a ver cuánta gente te cree".

Ante tales barbaridades, varios medios "progresistas" han salido a defender a la actriz. Unos más abiertamente y otros de forma más soterrada, pero no hay que perder de vista quién es Heard y quiénes están detrás de ella. Por ejemplo, tiene vínculos con Amnistía Internacional, organización dedicada a la defensa del crimen, como prueban sus duras críticas a Nayib Bukele, presidente salvadoreño, por estar combatiendo a los pandilleros maras. Esos pandilleros violan mujeres cada dos por tres, pero eso no les preocupa ni a Amnistía Internacional, ni mucho menos a la señora Heard.

Que otra mujer -la abogada Camille Vázquez, quien representó a Depp en el juicio- haya desenmascarado a Heard, es un vergonzoso colofón para el lamentabilisimo montaje de la actriz.

MAFIA

Teniendo claro que la justicia que se brinda a las mujeres es deficiente, normas como la Ley del sólo sí es sí son un simple maquillaje para la durísima realidad de quienes están marginadas, invisibilizadas, anuladas, de facto, por la sociedad.

Aunque Montero ha vendido como un gran avance poner, en el centro de su norma, al consentimiento, esto, realmente, es una forma de hacer populismo penal y, al mismo tiempo, defender a las mafias de proxenetas.

A una semana de que se aprobara la Ley del sólo sí es sí, el PSOE, que gobierna España en coalición con Podemos y otros partidos, buscó que, en esa misma norma, se castigara a los proxenetas... ¡y Montero se opuso!

La feminista española Jessica Fillol hizo una durísima crítica a la Ley del sólo sí es sí en su página web,

Fillol refiere que dicha norma busca "defender el libre (?) ejercicio de la prostitución, y además, en un triple salto mortal con tirabuzón, han presentado una enmienda que es una bofetada a mano abierta en la cara del movimiento feminista: despenalizar lo que ellos llaman 'el proxenetismo no coactivo'. ¿Existe el proxenetismo no coactivo? Me pregunto. ¿Cuál es el proxeneta 'no coactivo'? ¿El que no te pega? Y es que, una vez que te adentras en su cosmovisión, entiendes que, a lo que llaman 'proxenetas no coactivos', las mujeres en situación de prostitución lo llaman 'novios'. Cuando tu 'novio' es tu proxeneta, eso no es una relación igualitaria: es una relación cargada de violencia, de chantaje emocional, de abusos".

De igual forma, Fillol pone de relieve algo más grave. La idea de poner el consentimiento como fiel de la balanza, en vez de al deseo, tiene por objeto cobijar a los proxenetas y evitar que sean sancionados por la Ley del sólo sí es sí.

"En el sexo, las mujeres no somos objetos que consienten, sino sujetos que desean, y esta ley continuaba insistiendo en la idea del consentimiento en lugar de pasar a un paradigma centrado en el deseo. Y dije que esto había sido así porque el deseo no es mercantilizable, y el consentimiento sí puede ser comprado previo pago", explica (https://www.jessicafillol.es/2021/11/en-comu-podem-existe-el-proxeneta-no-coactivo/).

En otras palabras, una cosa es que la mujer consienta estar con un hombre y otra que desee estar con él. Si el delito se centra en el deseo, olvídese, no solamente los proxenetas salen 'raspados', sino también sus "clientes". Y eso es, justamente, lo que no desea el "progresismo", tan amigo de ellos.

El día que se aprobó la Ley del sólo sí es sí, Laura Berja, diputada del PSOE, criticó la negativa de Montero y su partido a sancionar el proxenetismo: "¿Es que piensan que hay algo de libertad en los burdeles? Yo solo veo campos de concentración de mujeres. La sociedad no puede permitir que sean violadas mediante pago. Los puteros compran la desigualdad y pretenden comprar también el consentimiento".

Peor aún ¿A dónde se irán en España los violentadores de mujeres que, por temor a ser encarcelados, se contengan ante la parte "respetable" de la sociedad? ¡Bingo! A los prostíbulos ¿Ya vio el nivel de perversidad de Montero y su partido? Es similar a lo que hacen Biden y los suyos, expulsando, una y otra vez, migrantes... para que acaben en las manos de 'polleros'. Y hay quien duda de que el "progresismo" está del lado de las mafias...

CONCLUSIÓN

La parte nociva de hacer populismo desde los congresos es que genera polarización y, habitualmente, se transforma en un arma electoral de los opositores a esas leyes. Y cuando esos opositores gobiernan, las derogan, para complacer a quienes votaron por ellos. No hay mucha discusión en la opinión pública, porque, habitualmente, se considera que, en efecto, esos cambios fueron un exceso. Por eso es fundamental que las reformas legislativas en materia de justicia y, en particular, de justicia para las mujeres, se hagan con la seriedad debida.

Por ejemplo, cada inocente encarcelado con la Ley del sólo sí es sí, hará que su apoyo social merme, hasta que, en efecto, sean mayoría los que consideren que esa normativa es un error. Eso es lo más grave: el error no es crear una ley para proteger a las mujeres, sino hacerla para atraer votos desde lo reptiliano, pasándose el estado de derecho por las espuelas.

Hay muchas cosas que se pueden hacer para mejorar el acceso a la justicia de las mujeres, sin anular el estado de derecho. En México, por ejemplo, es hora de que cualquier prueba recabada mediante tecnología -grabaciones de audio, de video, capturas de pantalla, mensajes de Whatsapp y aplicaciones-, previa validación de peritos, sean probanzas plenas. Ese tema de que una grabación no tiene valor si fue obtenida por medios 'ilegales', resulta una defensa para los criminales ¿Qué agresor de mujeres va a decir "si, te doy permiso de que me grabes, para que luego, con esto, me acuses"?

El feminismo debe entender que sus aliadas -y aliados- están en la democracia liberal, no en un "progresismo" que solamente puede ofrecer puertas falsas.

Lo anterior se demuestra en un punto incontrovertible: El "progresismo" jamás le exige cuentas a sus amigos ¿O usted ha visto que algún grupo de activistas señale al 'Chapo' Guzmán, como un psicópata que ultrajó mujeres?

¿Usted ha visto que pidan justicia por las mujeres que violó en la cárcel, en hechos que Anabel Hernández ha documentado perfectamente en su trabajo periodístico? ¿Usted ha visto que, en alguna protesta recuerden, mencionen, siquiera, a Stephanie Sánchez Viesca, 'Fanny', la adolescente de 16 años secuestrada en Torreón, en 2004, por 'Los Zetas', con la presunta y torcida idea de que fuese la pareja de Heriberto Lazcano 'El Lazca', quien era 14 años mayor?

No. De eso no se habla desde el "progresismo", porque los narcotraficantes son sus amigos, son sus aliados.

En España, el mismo Podemos se negó a sancionar el matrimonio forzado, una de las expresiones de misoginia más brutales en el islamismo radical, argumentando que hacerlo sería "xenófobo" ¿Cuál es la verdadera razón? Que Irán, país islámico radical por excelencia, es amigo de Cuba, Venezuela y Nicaragua e, incluso, les asesora como torturar en sus cárceles.

Todo eso le quita cualquier tipo de legitimidad al discurso del "progresismo" sobre su supuesta defensa de las mujeres.

Sin duda, mujeres como Irene Montero y Amber Heard, distan de ser personajes que puedan defender, efectivamente, seriamente, a las mujeres. No será de la mano de ellas como encuentren el camino a la justicia...

En México pronto, seguramente, habremos de tener este debate...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com