/ lunes 15 de agosto de 2022

Expediente Confidencial | ¿Dispuesto a romper el pacto?

Es lunes. Y todo el fin de semana, padecimos de los narcos terroristas en Baja California.

Eso son. Aunque el gobierno federal, yogando a placer con ellos, no les quiera decir así.

Más allá del miedo que nos pueda producir la situación actual, es hora de que, como sociedad, actuemos con sentido de la realidad.

Así hubiese narcoterrorismo en cada poblado de este país, Morena no dejará el gobierno federal. López Obrador seguirá como presidente hasta el 30 de septiembre de 2024. Y si llegase a morir, el suplente sería uno de los suyos.

Con esto quiero decir que no va a moverse, ni un nano milímetro, la máxima de "abrazos, no balazos".

Si usted quiere, nos podemos pasar dos años quejándonos, pero eso así será y ni usted, ni yo, lo vamos a poder cambiar.

Tenemos un gobierno que es cómplice de los narcos y que, al parecer, fue a golpear el avispero de la sucesión interna de un cártel, para inclinarle la cancha a otro, que es su favorito. Eso nos tendría donde ahora estamos.

Esa es la realidad, nuestra realidad. La asumimos o, si usted puede y quiere, haga sus maletas y váyase a otro país, porque en dos años eso nada más no va a cambiar.

En México, jamás tendremos un Nayib Bukele. Yo soy el primero que desearía expresarle que si, que ahí viene, que ya mero lo conocemos y que en 2024 subirá al poder. Pero no. Sería mentirle. Lo que tendremos en dos años es una Claudia Sheinbaum que viene a seguir el maridaje con el narcotráfico, más allá de los shows cómicos, mágicos y policiacos de Omarcito García Harfuch, muy probable secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en su sexenio.

Ahora bien, suponiendo que usted no pueda irse, tal vez se hará güey en lo que acaba este sexenio fúnebre. Pero a mí me parece que no es opción, si aspiramos a tener una sociedad mejor. Aquí nos tocó vivir, diría Cristina Pacheco. Así que, si las cosas empeoran, pues lo sentiremos en nuestras carnes.

Y, la verdad, yo veo a la sociedad quejándose mucho y haciendo muy poco por romper el pacto, su pacto, con esas ratas de alcantarilla.

Eso es lo primero que se necesita y a lo que pocos, muy pocos, están dispuestos.

Por ejemplo, los empresarios, que hoy salen a llorar en El Financiero, que aquí plañeron ayer y antier, ¿están dispuestos a evitar que se venda droga en sus empresas? ¿O van a voltear para otro lado, porque el 'dealer' da una cuota que, al final del día, embarra a varios arriba? ¿O van a fingir demencia porque un obrero -o agricultor- drogado, aguanta doble y hasta triple turno, por un salario de miseria? ¿Están dispuestos a dejar de lavar dinero, o denunciar anónimamente a quien lo haga en su sector? ¿Están dispuestos a dejar de trabajar con el abogado o contador que también trabaja para el narcotraficante?

Y esa clase alta, ¿está dispuesta a ponerle un alto al hijo que se mete droga, cada fin de semana, en el antro? ¿está dispuesta a tener cero tolerancia ante las adicciones en sus familias? ¿Está dispuesta a cortar lazos de amistad y hasta familiares, con quien adquiera droga y, al final de la cadena, le da alas a quienes hicieron lo del viernes?

La clase popular, que el viernes estaba entre furiosa y aterrada, porque no había transporte, a causa de los actos narcoterroristas, ¿está dispuesta a dejar de escuchar narcocorridos? ¿Está dispuesta a dejar de ir a conciertos de cantantes que los interpreten? ¿A dejar de ponerlos en sus fiestas? ¿Está dispuesta a dejar de aceptar las ofertas del capo que hay en el barrio, para acudir a 'x' manifestación o movilizar votantes en favor del partido que tú ya sabes quién encabeza? ¿A decirle que no al que, vía redes, les ofrece ser chofer de Uber o Didi y, a la vez, llevar "encarguitos" y ganar más lana?

La clase media, tan aterrada, ¿está dispuesta a cancelar cualquier plataforma de entretenimiento que produzca y difunda narcoseries? ¿A dejar de babear con 'El Señor de los Cielos', 'La Reina del Sur', o la 'Señora Acero'? ¿está dispuesta a prohibirle a sus hijos que tengan amistades con gente de su edad que sean parientes de criminales? ¿Está dispuesta a no tener amistad con quienes sabemos que se dedican al narcotráfico o son amigos de alguien que lo es?

¿Está dispuesta la sociedad a dejar de llenar palenques cuando vienen cantantes de corridos 'alterados'? ¿A decirle a sus hijos que 'El Chapo' o Caro Quintero no son unos "chingones", sino vulgares criminales que asesinaron, secuestraron y torturaron, todo por su enferma ambición? ¿Están dispuestas las familias de Baja California a decirle a sus hijas e hijos, con claridad, que las drogan son malas y quienes las venden, desde el 'dealer' hasta el capo, son escoria, que son malos?

¿Estamos dispuestos a aislar socialmente al que se dedique a la venta o tráfico de estupefacientes? ¿A rechazarlo como parte de nuestras amistades, de nuestro entorno? ¿O vamos a seguir fingiendo demencia ante el papá del compañero de clase de nuestros hijos, que bien sabemos se dedica a ello? ¿Seguiremos acudiendo presurosos, con nuestros hijos, a sus fiestas suntuosas y pagadas con dinero sucio, porque pensamos que podemos disfrutar de los beneficios, pero no de las consecuencias?

Porque las comparaciones son odiosas, pero necesarísimas. En Yucatán, cuando el infierno calderonista estaba en su pleno apogeo, había tasas de homicidios como de Finlandia. Ahora, que está el infierno morenista, igual. Con Calderón, la gobernadora era priista, Ivonne Ortega. Ahora es Mauricio Vila, panista. Entonces, no es el partido, no es la 'estrategia', no es que tengan la varita mágica ¿Sabe qué es? La sociedad. Una sociedad que rechaza la narco cultura, en vez de ponerla a todo volumen, berrear sus corridos y admirarla babeando...

No hay pretextos. El cuento de que somos frontera y Yucatán no, cae por los suelos al ver cómo arde Guanajuato, tan lejos de Estados Unidos y tan cerca de la iglesia católica. El cuento de que aquí hay mucho trasiego de drogas, también. Mérida está a 308 kilómetros de Cancún y ahí se vende y consume tanta droga que los cenotes de Playa del Carmen, en sus aguas, tienen hasta cocaína.

Entonces, en lo que se va el capo de Palacio Nacional, como sociedad, nos toca romper el pacto individual y, por tanto, social, con el narco, si es que, alguna vez, queremos volver a tener paz...

Y si no estamos dispuestos a romper el pacto, entonces, ni nos quejemos. Nos gustan las cloacas y se nos cae la baba con las alimañas grandes y hediondas que pululan matando, extorsionando, secuestrando, aterrorizando. Y si alguna vez somos víctimas de un acto narcoterrorista, pues ni hablar. El que por su gusto muere...

Porque andar amarrando ramitos de flores de los postes, y pensar que con eso vamos a solucionar el problemón inmenso que tenemos, es una idiotez

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Es lunes. Y todo el fin de semana, padecimos de los narcos terroristas en Baja California.

Eso son. Aunque el gobierno federal, yogando a placer con ellos, no les quiera decir así.

Más allá del miedo que nos pueda producir la situación actual, es hora de que, como sociedad, actuemos con sentido de la realidad.

Así hubiese narcoterrorismo en cada poblado de este país, Morena no dejará el gobierno federal. López Obrador seguirá como presidente hasta el 30 de septiembre de 2024. Y si llegase a morir, el suplente sería uno de los suyos.

Con esto quiero decir que no va a moverse, ni un nano milímetro, la máxima de "abrazos, no balazos".

Si usted quiere, nos podemos pasar dos años quejándonos, pero eso así será y ni usted, ni yo, lo vamos a poder cambiar.

Tenemos un gobierno que es cómplice de los narcos y que, al parecer, fue a golpear el avispero de la sucesión interna de un cártel, para inclinarle la cancha a otro, que es su favorito. Eso nos tendría donde ahora estamos.

Esa es la realidad, nuestra realidad. La asumimos o, si usted puede y quiere, haga sus maletas y váyase a otro país, porque en dos años eso nada más no va a cambiar.

En México, jamás tendremos un Nayib Bukele. Yo soy el primero que desearía expresarle que si, que ahí viene, que ya mero lo conocemos y que en 2024 subirá al poder. Pero no. Sería mentirle. Lo que tendremos en dos años es una Claudia Sheinbaum que viene a seguir el maridaje con el narcotráfico, más allá de los shows cómicos, mágicos y policiacos de Omarcito García Harfuch, muy probable secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en su sexenio.

Ahora bien, suponiendo que usted no pueda irse, tal vez se hará güey en lo que acaba este sexenio fúnebre. Pero a mí me parece que no es opción, si aspiramos a tener una sociedad mejor. Aquí nos tocó vivir, diría Cristina Pacheco. Así que, si las cosas empeoran, pues lo sentiremos en nuestras carnes.

Y, la verdad, yo veo a la sociedad quejándose mucho y haciendo muy poco por romper el pacto, su pacto, con esas ratas de alcantarilla.

Eso es lo primero que se necesita y a lo que pocos, muy pocos, están dispuestos.

Por ejemplo, los empresarios, que hoy salen a llorar en El Financiero, que aquí plañeron ayer y antier, ¿están dispuestos a evitar que se venda droga en sus empresas? ¿O van a voltear para otro lado, porque el 'dealer' da una cuota que, al final del día, embarra a varios arriba? ¿O van a fingir demencia porque un obrero -o agricultor- drogado, aguanta doble y hasta triple turno, por un salario de miseria? ¿Están dispuestos a dejar de lavar dinero, o denunciar anónimamente a quien lo haga en su sector? ¿Están dispuestos a dejar de trabajar con el abogado o contador que también trabaja para el narcotraficante?

Y esa clase alta, ¿está dispuesta a ponerle un alto al hijo que se mete droga, cada fin de semana, en el antro? ¿está dispuesta a tener cero tolerancia ante las adicciones en sus familias? ¿Está dispuesta a cortar lazos de amistad y hasta familiares, con quien adquiera droga y, al final de la cadena, le da alas a quienes hicieron lo del viernes?

La clase popular, que el viernes estaba entre furiosa y aterrada, porque no había transporte, a causa de los actos narcoterroristas, ¿está dispuesta a dejar de escuchar narcocorridos? ¿Está dispuesta a dejar de ir a conciertos de cantantes que los interpreten? ¿A dejar de ponerlos en sus fiestas? ¿Está dispuesta a dejar de aceptar las ofertas del capo que hay en el barrio, para acudir a 'x' manifestación o movilizar votantes en favor del partido que tú ya sabes quién encabeza? ¿A decirle que no al que, vía redes, les ofrece ser chofer de Uber o Didi y, a la vez, llevar "encarguitos" y ganar más lana?

La clase media, tan aterrada, ¿está dispuesta a cancelar cualquier plataforma de entretenimiento que produzca y difunda narcoseries? ¿A dejar de babear con 'El Señor de los Cielos', 'La Reina del Sur', o la 'Señora Acero'? ¿está dispuesta a prohibirle a sus hijos que tengan amistades con gente de su edad que sean parientes de criminales? ¿Está dispuesta a no tener amistad con quienes sabemos que se dedican al narcotráfico o son amigos de alguien que lo es?

¿Está dispuesta la sociedad a dejar de llenar palenques cuando vienen cantantes de corridos 'alterados'? ¿A decirle a sus hijos que 'El Chapo' o Caro Quintero no son unos "chingones", sino vulgares criminales que asesinaron, secuestraron y torturaron, todo por su enferma ambición? ¿Están dispuestas las familias de Baja California a decirle a sus hijas e hijos, con claridad, que las drogan son malas y quienes las venden, desde el 'dealer' hasta el capo, son escoria, que son malos?

¿Estamos dispuestos a aislar socialmente al que se dedique a la venta o tráfico de estupefacientes? ¿A rechazarlo como parte de nuestras amistades, de nuestro entorno? ¿O vamos a seguir fingiendo demencia ante el papá del compañero de clase de nuestros hijos, que bien sabemos se dedica a ello? ¿Seguiremos acudiendo presurosos, con nuestros hijos, a sus fiestas suntuosas y pagadas con dinero sucio, porque pensamos que podemos disfrutar de los beneficios, pero no de las consecuencias?

Porque las comparaciones son odiosas, pero necesarísimas. En Yucatán, cuando el infierno calderonista estaba en su pleno apogeo, había tasas de homicidios como de Finlandia. Ahora, que está el infierno morenista, igual. Con Calderón, la gobernadora era priista, Ivonne Ortega. Ahora es Mauricio Vila, panista. Entonces, no es el partido, no es la 'estrategia', no es que tengan la varita mágica ¿Sabe qué es? La sociedad. Una sociedad que rechaza la narco cultura, en vez de ponerla a todo volumen, berrear sus corridos y admirarla babeando...

No hay pretextos. El cuento de que somos frontera y Yucatán no, cae por los suelos al ver cómo arde Guanajuato, tan lejos de Estados Unidos y tan cerca de la iglesia católica. El cuento de que aquí hay mucho trasiego de drogas, también. Mérida está a 308 kilómetros de Cancún y ahí se vende y consume tanta droga que los cenotes de Playa del Carmen, en sus aguas, tienen hasta cocaína.

Entonces, en lo que se va el capo de Palacio Nacional, como sociedad, nos toca romper el pacto individual y, por tanto, social, con el narco, si es que, alguna vez, queremos volver a tener paz...

Y si no estamos dispuestos a romper el pacto, entonces, ni nos quejemos. Nos gustan las cloacas y se nos cae la baba con las alimañas grandes y hediondas que pululan matando, extorsionando, secuestrando, aterrorizando. Y si alguna vez somos víctimas de un acto narcoterrorista, pues ni hablar. El que por su gusto muere...

Porque andar amarrando ramitos de flores de los postes, y pensar que con eso vamos a solucionar el problemón inmenso que tenemos, es una idiotez

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com