/ jueves 2 de diciembre de 2021

Expediente Confidencial | El caos de Rocío Adame

El mejor coordinador parlamentario es quien menos problemas le da a su jefe político y más le resuelve. Con ese rasero, María del Rocío Adame Muñoz, coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso del Estado, ha efectuado una pésima labor.

La inmensa mayoría de coordinadores de grupos mayoritarios, siempre se han caracterizado por ser quienes menos se notan públicamente o, en su defecto, por su capacidad de diálogo y concertación. Jamás por ser protagonistas de lamentables espectáculos en el pleno.

Adame, desesperada por ser presidenta municipal de Playas de Rosarito en 2024, cree que la mejor forma de servir a su jefa política es lanzarse como mastín contra quienes osen despegarse de la línea, a lo mejor porque piensa que eso es una exhibición de lealtad.

Lo ocurrido el martes pasado, cuando la elección de la mesa directiva acabó en la intentona del diputado Manuel Guerrero de golpear a su correligionario Sergio Moctezuma, es el colmo.

Si Guerrero llegó a esos niveles, es porque Adame, en vez de representar la madurez política y moral, se pone a increpar y provocar desde su curul a los diputados que se han alejado de su mando, que no liderazgo, porque Rocío no tiene ninguno. Una líder jamás recurre al envilecimiento, al ‘divide y vencerás’. A eso recurren quienes buscan en el lodo aquello que su falta de capacidad les niega en lo lícito.

El distanciamiento de los asambleístas Sergio Moctezuma, Ramón Vázquez y Gloria Miramontes (a quienes internamente llaman ‘La Triada’), tiene su origen en el pésimo ejercicio de Adame. En vez de buscar atraerlos, su actitud, en reuniones plenarias (internas) del grupo morenista y, peor aún, en las sesiones generales, es de rechazo y agresión, de acuerdo con testigos.

Otro tanto le pasa con el PT y aún con la emecista Daylín García. La coordinadora guinda no busca acuerdos con ellos, sino vasallaje.

Lo peor es que, no conforme con ello, fuentes morenistas revelan que su nueva diana es Víctor Navarro, uno de los personajes más leales a la mandamás desde su época como candidata a diputada federal. Es decir, la nueva ‘estrategia’ de Adame es partir en tres a su grupo parlamentario y enfilar contra un operador político relevante

Adame parece muy cómoda teniendo de su lado al PAN y al PES, olvidando que un buen coordinador parlamentario no puede ser candil de la calle y oscuridad de su casa, a menos, claro, que busque generar el esquizofrénico escenario de ser una coordinadora dual, que encabeza a casi toda la oposición y a unos cuantos de su partido, situación que, por más funcional que parezca, es una barbaridad, porque el amor de los opositores nunca sale gratis. Cualquier opositor, con dos dedos de frente, encarece sus pretensiones al ver que el partido oficial necesita de sus votos, porque en casa todos andan divorciados. En vez de abaratarse buscando que les echen un lazo, los opositores están felices con el escenario de andar ‘fildeando’ las ofertas.

Rocío es incapaz de entender que su papel es ser un catalizador, cuyo objetivo es permitir que su jefa política goce de una mayoría holgada, así como mantener la paz legislativa ¿O cree que escándalos como el de Guerrero le benefician a la mandamás bajacaliforniana?

Y, además, está el asunto de la talla moral. Para muestra, el “nombramiento” de Santos de Jesús González Avena como “encargado de despacho de la dirección de Servicios Parlamentarios”, porque no puede ser titular, dado que no cumple con los requisitos de la ley orgánica del Poder Legislativo del Estado. Algo que, de acuerdo con fuentes consultadas, es un capricho de Adame, porque ella lo puso ahí.

Hasta las más irreconciliables diferencias pueden ser zanjadas por un buen coordinador. Pero las que hay al interior de Morena se pueden hacer eternas, mientras en su grupo parlamentario haya una coordinadora que parece disfrutar, incluso, con ahondarlas…

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos…

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El mejor coordinador parlamentario es quien menos problemas le da a su jefe político y más le resuelve. Con ese rasero, María del Rocío Adame Muñoz, coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso del Estado, ha efectuado una pésima labor.

La inmensa mayoría de coordinadores de grupos mayoritarios, siempre se han caracterizado por ser quienes menos se notan públicamente o, en su defecto, por su capacidad de diálogo y concertación. Jamás por ser protagonistas de lamentables espectáculos en el pleno.

Adame, desesperada por ser presidenta municipal de Playas de Rosarito en 2024, cree que la mejor forma de servir a su jefa política es lanzarse como mastín contra quienes osen despegarse de la línea, a lo mejor porque piensa que eso es una exhibición de lealtad.

Lo ocurrido el martes pasado, cuando la elección de la mesa directiva acabó en la intentona del diputado Manuel Guerrero de golpear a su correligionario Sergio Moctezuma, es el colmo.

Si Guerrero llegó a esos niveles, es porque Adame, en vez de representar la madurez política y moral, se pone a increpar y provocar desde su curul a los diputados que se han alejado de su mando, que no liderazgo, porque Rocío no tiene ninguno. Una líder jamás recurre al envilecimiento, al ‘divide y vencerás’. A eso recurren quienes buscan en el lodo aquello que su falta de capacidad les niega en lo lícito.

El distanciamiento de los asambleístas Sergio Moctezuma, Ramón Vázquez y Gloria Miramontes (a quienes internamente llaman ‘La Triada’), tiene su origen en el pésimo ejercicio de Adame. En vez de buscar atraerlos, su actitud, en reuniones plenarias (internas) del grupo morenista y, peor aún, en las sesiones generales, es de rechazo y agresión, de acuerdo con testigos.

Otro tanto le pasa con el PT y aún con la emecista Daylín García. La coordinadora guinda no busca acuerdos con ellos, sino vasallaje.

Lo peor es que, no conforme con ello, fuentes morenistas revelan que su nueva diana es Víctor Navarro, uno de los personajes más leales a la mandamás desde su época como candidata a diputada federal. Es decir, la nueva ‘estrategia’ de Adame es partir en tres a su grupo parlamentario y enfilar contra un operador político relevante

Adame parece muy cómoda teniendo de su lado al PAN y al PES, olvidando que un buen coordinador parlamentario no puede ser candil de la calle y oscuridad de su casa, a menos, claro, que busque generar el esquizofrénico escenario de ser una coordinadora dual, que encabeza a casi toda la oposición y a unos cuantos de su partido, situación que, por más funcional que parezca, es una barbaridad, porque el amor de los opositores nunca sale gratis. Cualquier opositor, con dos dedos de frente, encarece sus pretensiones al ver que el partido oficial necesita de sus votos, porque en casa todos andan divorciados. En vez de abaratarse buscando que les echen un lazo, los opositores están felices con el escenario de andar ‘fildeando’ las ofertas.

Rocío es incapaz de entender que su papel es ser un catalizador, cuyo objetivo es permitir que su jefa política goce de una mayoría holgada, así como mantener la paz legislativa ¿O cree que escándalos como el de Guerrero le benefician a la mandamás bajacaliforniana?

Y, además, está el asunto de la talla moral. Para muestra, el “nombramiento” de Santos de Jesús González Avena como “encargado de despacho de la dirección de Servicios Parlamentarios”, porque no puede ser titular, dado que no cumple con los requisitos de la ley orgánica del Poder Legislativo del Estado. Algo que, de acuerdo con fuentes consultadas, es un capricho de Adame, porque ella lo puso ahí.

Hasta las más irreconciliables diferencias pueden ser zanjadas por un buen coordinador. Pero las que hay al interior de Morena se pueden hacer eternas, mientras en su grupo parlamentario haya una coordinadora que parece disfrutar, incluso, con ahondarlas…

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos…

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com