/ lunes 9 de noviembre de 2020

Expediente Confidencial | El “haiga sido como haiga sido” de los vecinos

El político catalán Ignasi Guardans está muy lejos de ser fan de Donald Trump. De hecho, lo aborrece. Sin embargo, ante la pregunta de Mercedes Yoyoba, periodista de TVE, de si era posible un fraude en las elecciones de Estados Unidos, Guardans respondió: “Fraude, en sentido de alterar el sentido del voto, no. Pero cancelar votos emitidos, no contarlos con excusas varias... quizá. Destruirlos antes del recuento (en algunos casos, varios días más), quizá”.

El periodista español Jorge Soley dio a conocer que, durante el recuento en Michigan, se sumaron, de golpe, 138 mil 339 votos… ¡todos para Joe Biden! ¿Es dable pensar que, de 138 mil 339 personas, ni una votó por Trump?

Matthew Wright, periodista del medio británico Daily Mail, reportó que en el condado Antrim, ubicado también en Michigan, el software utilizado para los comicios le había otorgado 6 mil votos a Biden que, en realidad, eran para Trump. Hablamos de 6 mil votos en un condado en el cual se emitieron 16 mil. Los representantes del Partido Republicano notaron el “error” debido a que, históricamente, es un territorio donde ganan (https://www.dailymail.co.uk/news/article-8923165/GOP-claims-software-glitch-Michigan-incorrectly-gave-6000-votes-Biden.html)

Ese software se utilizó en otros 47 condados de estados clave. Un dato: Gretchen Whitmer, la gobernadora de Michigan, es del mismo partido de Biden.

En Pensilvania, las autoridades estatales rechazaron que hubiese observadores del Partido Republicano durante el conteo de votos ¿Por qué? En ese estado, el gobernador es Tom Wolf, también del partido de Biden.

“Si parece un pato, nada como un pato…”.

Antier, Carlota García, investigadora española, se rasgaba las vestiduras diciendo que el rechazo de Trump a los resultados podía convertir a Estados Unidos en una “república bananera”. Que nadie le diga, pero Estados Unidos ya es una república bananera.

Todo lo que está ocurriendo en la elección estadounidense es casi una calca de lo vivido por México en 2006: un ‘establishment’ apuradísimo por entronizar a su candidato -Felipe Calderón aquí, como Biden ahora allá-, que tachaba de loco a su rival, desacreditaba a sus seguidores y soslayaba cuestiones, al menos, sospechosas.

La escena de Biden declarándose ganador, no le pide nada a las entronizaciones de Salinas, Calderón o Peña: Empresarios, medios, artistas, todos de un mismo lado, tratando de convencer al ciudadano común de la limpieza de unos comicios y de lo mucho que le convendrá a “todos” -en realidad a ellos- la llegada de su guiñol al mando… Ya solamente faltó que la farándula estadounidense cantara “Solidaridad, venceremos”

Y bananera también la agenda de Biden y los suyos para cuando lleguen al poder: aumentar el número de ministros de la Suprema Corte estadounidense, para controlar a la mayoría. Convertir en estados a Puerto Rico y el Distrito de Columbia, para crear artificialmente cuatro escaños más en el senado, en dos territorios donde siempre ganaría el Partido Demócrata, y así controlar todo el congreso y no tener contrapeso alguno. Eso bien podría haber sido la agenda de Hugo Chávez. Si eso no es bananero, no sé qué otra cosa podría serlo…

No por nada, entre los primeros en felicitar a Biden por su “triunfo” -decretado por ABC, CBS, NBC y CNN, más no, todavía, por el colegio electoral-, estuvo Daniel Ortega, el dictador nicaragüense, y su esposa, Rosario Murillo, quien es su vicepresidenta. También Nicolás Maduro, el dictador venezolano ¿De cuándo acá los presidentes “socialistas” estaban tan apurados por felicitar al nuevo presidente del “imperio”? Pero es que, en el otrora “imperio”, ahora gobernará un camarada. El que quiera entender, que entienda.

Por lo demás, como este columnista ya dijo hace dos semanas, vienen 12 años terriblemente oscuros para Estados Unidos y el mundo. Pienso lo mismo que pensaba cuando Calderón “ganó” en México “haiga sido como haiga sido”: de un “triunfo” así, nada bueno podía venir. Y nada bueno vino. México se sumió en un pozo muy oscuro, del cual no ha salido…

Por cierto, no está de más recordar que, aquellos opositores a Calderón, a la larga tuvieron razón: ahí están García Luna, Lozoya, Cienfuegos, Videgaray, como ayuda de memoria.

FRÍAMENTE CALCULADO: El presidente López Obrador se abstuvo de felicitar a Biden. Esa “prudencia” pudo tener varias razones:

a) El presidente fue congruente consigo mismo y con su historia política, al darse cuenta que el Estados Unidos de 2020 es el México de 2006.

b) Dos, tuvo miedo a una venganza postrera de Trump que, tal vez, tenga que ver con el buen Cienfuegos, quien debe saber mucho de todo y de todos.

c) A diferencia de todos los castrochavistas, López Obrador tiene una alianza con la derecha pentecostal -a través del PES-, cuyas iglesias gozan del respaldo siempre tangible del protestantismo estadounidense y brasileño, amigo de Trump y de Bolsonaro

d) Todas las anteriores

Como sea, Biden ni se dará por ofendido. Y si se da, se aguantará. Los Obama y el juguete que van a poner en la Casa Blanca, no harán nada que dañe a Morena, pues eso dinamitaría el camino que llevan tanto tiempo construyendo, para que su ‘gallo’, Marcelo Ebrard, llegue a la presidencia de México.

ANDAN ATRASADOS: De pena ajena ver a Denise Dresser o Pablito Hiriart, haciéndola de jilgueros de Biden. O a Claudito alineando al medio que dirige su achichincle Pardinas, para defenderlo. Tratan de ser simpáticos para el Partido Demócrata, creyendo que Biden y Harris vendrán, en su caballo blanco, a derrocar a López Obrador. Pobres incautos. Los nuevos mandamases yanquis vendrán a México, en su caballo blanco, pero a eliminar opositores, porque ya tienen, desde hace mucho, a su ‘gallo’ para 2024: Marcelo Ebrard. No han entendido que Biden y Harris son enemigos de los populismos de derecha, nunca de populismos castrochavistas. Mientras la inmensa mayoría de periodistas iberoamericanos de derecha, como los españoles Jiménez Losantos y Marhuenda, o el argentino Fernando González, tienen claro que Biden le dará pecho a los castrochavistas, los derechistas mexicanos creen estar aún en 1990…

P.D.: "Si algo nos pasa, es que quieren callarnos"

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com



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El político catalán Ignasi Guardans está muy lejos de ser fan de Donald Trump. De hecho, lo aborrece. Sin embargo, ante la pregunta de Mercedes Yoyoba, periodista de TVE, de si era posible un fraude en las elecciones de Estados Unidos, Guardans respondió: “Fraude, en sentido de alterar el sentido del voto, no. Pero cancelar votos emitidos, no contarlos con excusas varias... quizá. Destruirlos antes del recuento (en algunos casos, varios días más), quizá”.

El periodista español Jorge Soley dio a conocer que, durante el recuento en Michigan, se sumaron, de golpe, 138 mil 339 votos… ¡todos para Joe Biden! ¿Es dable pensar que, de 138 mil 339 personas, ni una votó por Trump?

Matthew Wright, periodista del medio británico Daily Mail, reportó que en el condado Antrim, ubicado también en Michigan, el software utilizado para los comicios le había otorgado 6 mil votos a Biden que, en realidad, eran para Trump. Hablamos de 6 mil votos en un condado en el cual se emitieron 16 mil. Los representantes del Partido Republicano notaron el “error” debido a que, históricamente, es un territorio donde ganan (https://www.dailymail.co.uk/news/article-8923165/GOP-claims-software-glitch-Michigan-incorrectly-gave-6000-votes-Biden.html)

Ese software se utilizó en otros 47 condados de estados clave. Un dato: Gretchen Whitmer, la gobernadora de Michigan, es del mismo partido de Biden.

En Pensilvania, las autoridades estatales rechazaron que hubiese observadores del Partido Republicano durante el conteo de votos ¿Por qué? En ese estado, el gobernador es Tom Wolf, también del partido de Biden.

“Si parece un pato, nada como un pato…”.

Antier, Carlota García, investigadora española, se rasgaba las vestiduras diciendo que el rechazo de Trump a los resultados podía convertir a Estados Unidos en una “república bananera”. Que nadie le diga, pero Estados Unidos ya es una república bananera.

Todo lo que está ocurriendo en la elección estadounidense es casi una calca de lo vivido por México en 2006: un ‘establishment’ apuradísimo por entronizar a su candidato -Felipe Calderón aquí, como Biden ahora allá-, que tachaba de loco a su rival, desacreditaba a sus seguidores y soslayaba cuestiones, al menos, sospechosas.

La escena de Biden declarándose ganador, no le pide nada a las entronizaciones de Salinas, Calderón o Peña: Empresarios, medios, artistas, todos de un mismo lado, tratando de convencer al ciudadano común de la limpieza de unos comicios y de lo mucho que le convendrá a “todos” -en realidad a ellos- la llegada de su guiñol al mando… Ya solamente faltó que la farándula estadounidense cantara “Solidaridad, venceremos”

Y bananera también la agenda de Biden y los suyos para cuando lleguen al poder: aumentar el número de ministros de la Suprema Corte estadounidense, para controlar a la mayoría. Convertir en estados a Puerto Rico y el Distrito de Columbia, para crear artificialmente cuatro escaños más en el senado, en dos territorios donde siempre ganaría el Partido Demócrata, y así controlar todo el congreso y no tener contrapeso alguno. Eso bien podría haber sido la agenda de Hugo Chávez. Si eso no es bananero, no sé qué otra cosa podría serlo…

No por nada, entre los primeros en felicitar a Biden por su “triunfo” -decretado por ABC, CBS, NBC y CNN, más no, todavía, por el colegio electoral-, estuvo Daniel Ortega, el dictador nicaragüense, y su esposa, Rosario Murillo, quien es su vicepresidenta. También Nicolás Maduro, el dictador venezolano ¿De cuándo acá los presidentes “socialistas” estaban tan apurados por felicitar al nuevo presidente del “imperio”? Pero es que, en el otrora “imperio”, ahora gobernará un camarada. El que quiera entender, que entienda.

Por lo demás, como este columnista ya dijo hace dos semanas, vienen 12 años terriblemente oscuros para Estados Unidos y el mundo. Pienso lo mismo que pensaba cuando Calderón “ganó” en México “haiga sido como haiga sido”: de un “triunfo” así, nada bueno podía venir. Y nada bueno vino. México se sumió en un pozo muy oscuro, del cual no ha salido…

Por cierto, no está de más recordar que, aquellos opositores a Calderón, a la larga tuvieron razón: ahí están García Luna, Lozoya, Cienfuegos, Videgaray, como ayuda de memoria.

FRÍAMENTE CALCULADO: El presidente López Obrador se abstuvo de felicitar a Biden. Esa “prudencia” pudo tener varias razones:

a) El presidente fue congruente consigo mismo y con su historia política, al darse cuenta que el Estados Unidos de 2020 es el México de 2006.

b) Dos, tuvo miedo a una venganza postrera de Trump que, tal vez, tenga que ver con el buen Cienfuegos, quien debe saber mucho de todo y de todos.

c) A diferencia de todos los castrochavistas, López Obrador tiene una alianza con la derecha pentecostal -a través del PES-, cuyas iglesias gozan del respaldo siempre tangible del protestantismo estadounidense y brasileño, amigo de Trump y de Bolsonaro

d) Todas las anteriores

Como sea, Biden ni se dará por ofendido. Y si se da, se aguantará. Los Obama y el juguete que van a poner en la Casa Blanca, no harán nada que dañe a Morena, pues eso dinamitaría el camino que llevan tanto tiempo construyendo, para que su ‘gallo’, Marcelo Ebrard, llegue a la presidencia de México.

ANDAN ATRASADOS: De pena ajena ver a Denise Dresser o Pablito Hiriart, haciéndola de jilgueros de Biden. O a Claudito alineando al medio que dirige su achichincle Pardinas, para defenderlo. Tratan de ser simpáticos para el Partido Demócrata, creyendo que Biden y Harris vendrán, en su caballo blanco, a derrocar a López Obrador. Pobres incautos. Los nuevos mandamases yanquis vendrán a México, en su caballo blanco, pero a eliminar opositores, porque ya tienen, desde hace mucho, a su ‘gallo’ para 2024: Marcelo Ebrard. No han entendido que Biden y Harris son enemigos de los populismos de derecha, nunca de populismos castrochavistas. Mientras la inmensa mayoría de periodistas iberoamericanos de derecha, como los españoles Jiménez Losantos y Marhuenda, o el argentino Fernando González, tienen claro que Biden le dará pecho a los castrochavistas, los derechistas mexicanos creen estar aún en 1990…

P.D.: "Si algo nos pasa, es que quieren callarnos"

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com



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