/ martes 7 de septiembre de 2021

Expediente Confidencial | El insecticida de Abascal

Gran revuelo causó la visita que Santiago Abascal, líder del partido español Vox, hizo a México, pues fue una piedra de toque para toda la clase política y mediática mexicana, pero, sobre todo, por supuesto, para los panistas.

Y es que un grupo de senadores de Acción Nacional firmó el documento llamado ‘Carta de Madrid’, que promueve Vox en toda Iberoamérica.

Inmediatamente, la élite aliada del narcotráfico y el comunismo enloqueció. Y, de forma sorprendente, igual que cuando alguien arroja insecticida en un nido de arañas, ¡salieron del rincón sus aliados en el mismísimo PAN!

Los políticos, columnistas y medios afines al narcocomunismo, empezaron su clásica estrategia de opinión pública, consistente en calificar a Vox como un partido de “ultra derecha” o “fascista”.

Es la típica estrategia mediática del narcocomunismo, que busca intimidar a quienes le señalan sus tropelías. A quien lo hace, les dice "fascistas", "ultraderechistas", etcétera. Buscan que no se diga la verdad sobre ellos o no se les crea a quienes la dicen. Está en su manual.

Pero vayamos por partes.

¿La ‘Carta de Madrid’ está llena de postulados “ultraderechistas”, que van “contra las mujeres” o “los derechos humanos”? ¿Tan malo es el documento que suscribieron varios senadores panistas, entre ellos la bajacaliforniana Gina Cruz?

No.

La misiva, que no fue creada por Vox, sino por la Fundación Disenso, refiere que “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano”. Esto es absolutamente cierto. De hecho, se queda corto, porque la dictadura china también anda ahí metida. El régimen cubano ya no tiene dinero, ni fuerza geopolítica, para imponer, por sí solo, un modelo al mundo. Su labor es, más bien, de gestor de la dictadura china y el narco.

Agrega que “el avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas”.

También es verdad. Si alguien no lo cree, que observe a Cuba o Venezuela y la forma en que sufren sus pueblos.

“El Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos”.

Igualmente es cierto.

“El futuro de los países de la Iberósfera ha de estar basado en el respeto a la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la dignidad humana y la justicia, por lo que los abajo firmantes expresan su compromiso de trabajar conjuntamente en la defensa de estos valores y principios”, finaliza el texto.

Yo no veo, por ninguna parte, la persecución, estilo talibán, a los derechos humanos de nadie. Eso fue lo que firmaron los senadores del PAN y nadie, en su sano juicio, podría estar en desacuerdo.

De hecho, para quienes salieron con que dicha carta “atenta contra los derechos de las mujeres”, basta recordar que ya fue firmada por Zoé Valdés, cubana en el exilio, liberal, poeta de temas eróticos y defensora de los derechos de la diversidad sexual.

Así que hay que separar la ‘Carta de Madrid’, el documento, de Vox, el partido.

Ahora bien, ¿Vox es un partido “fascista”?

No. Vox es un partido derechista y, sobre todo, católico. Hay partidos derechistas laicos y otros religiosos, como el PES, por ejemplo. La única diferencia es que Vox es católico y el PES es protestante.

Vox defiende cuestiones como el ‘pin parental’, una iniciativa para que madres y padres autoricen si sus hijas e hijos pueden recibir contenidos relacionados con cuestiones ideológicas y sexuales en las escuelas. Obviamente, es una medida aborrecida por quienes desean convertir las escuelas en centros de adoctrinamiento de la ultra izquierda, para formar, a su conveniencia, a las futuras generaciones.

Pero es que las escuelas no deben ser centros de adoctrinamiento ni de la izquierda, ni de la derecha. Con mucho esfuerzo, en el siglo 20 se dejó fuera del currículo a la iglesia católica, como para que ahora, en el 21, dejemos que se metan los admiradores de Lenin y Mao. Ni Jesús, ni Fidel, deben formar parte obligatoria de la instrucción, porque las convicciones religiosas, ideológicas y sexuales, deben ser individuales, a pesar de que, en ambos lados de la política, existan quienes deseen un pensamiento único en esta y otras cuestiones. Debe ser un derecho inalienable de madres y padres formar a sus hijas e hijos en esos temas, de acuerdo a sus creencias y convicciones, sean fervientes creyentes o convencidos ateos.

Vox también se opone a temas como las bodas LGBT y el aborto. Así mismo, es partidario de una política migratoria que, aunque en las formas no es tan dura como la enarbolada por Donald Trump, sí lo es en el fondo, amén de estar revestida de un cariz islamofóbico que demuestra el indudable tamiz cristiano del voxismo y su visión, bastante pobre, de conceptualizar su oposición a la migración como una cruzada.

Este columnista no comparte la visión voxista en ninguno de estos tres temas y la rechaza, de plano, pero, en los dos primeros, son postulados esperables de un partido derechista y católico, pues El Vaticano es adverso a las uniones gay y el aborto, aunque yo no escucho que alguien llame "ultraderechista" al papa Francisco ¿Será porque él no critica al narco?

En cuanto al tercer tema, la migración, se trata de una mala moda que algunos partidos derechistas le han copiado al trumpismo, porque es rentable, políticamente, entre la clientela electoral más clasista, aunque en el caso español, como en toda Europa, también tiene ribetes religiosos, porque la mayoría de migrantes que arriban a ese continente son musulmanes.

Pero, como sociedad, debemos respetar a quienes ven la vida como los voxistas, porque una comunidad sana solamente puede ser aquella donde hay libertad de pensamiento, expresión y disenso.

Claro, esa libertad para disentir, no implica que no deba haber bodas LGBT o abortos. Ambas cosas deben ser legales y, por ende, posibles. Las convicciones religiosas no pueden formar parte de las leyes, pues estas son de curso universal. Y reitero: No se le deben imponer convicciones, ni dogmas, a nadie. También debe haber lugar para la objeción de conciencia, pues igualmente es libertad.

Así mismo, no puede impedirse la migración. De hecho, el libre tránsito entre naciones debiera ser permitido sin más restricciones que las de seguridad. Contra quienes sí hay que ir es contra los traficantes de personas, los "polleros", quienes, por cierto, es menester recordarlo, se benefician y enriquecen con la migración ilegal.

Y contra el narcotráfico y las drogas, todas y todos debiéramos estar, a menos que nuestra visión del mundo sea tan egoísta e inmadura, que no veamos la destrucción y el dolor que han sembrado los estupefacientes en millones de familias.

Ahora bien, la visita de Abascal hizo que todos esos políticos aliados (sobre todo) del narcotráfico y (algo) del comunismo, se pusieran muy mal, incluyendo al presidente López Obrador.

Su afán sectario y totalitario queda de manifiesto en que no faltó quien pidiera que Abascal fuese echado del país por la Guardia Nacional, aplicando el artículo 33 de la Carta Magna. Pero, cuando Martí Batres recibió y abrazó en el Senado a Arnaldo Otegui, un ex terrorista de ETA, ahí si no hubo bronca (https://twitter.com/martibatres/status/1108040296342974466?lang=es).

Pero lo auténticamente revelador fue como varios connotados panistas, cuales cucarachas, salieron del rincón con una simple aplicación del insecticida Abascal.

Gustavo Madero, uno de los suscriptores del ‘Pacto por México’, salió a pedir que el PAN fuese “un centro incluyente, no derecha radical”.

Laura Rojas, aliada eterna de Josefina Vázquez Mota, dijo que el PAN debe tener “más centro, menos extremos”.

El “centro”, típico refugio semántico de políticos vividores que buscan tener manga ancha para negociar con izquierdistas y derechistas. El dinero para vivir entre algodones y en jacuzzi puede venir de cualquier parte, así que mejor decir soy “de centro” y con todos quedar bien.

Madero y Rojas han sido doctos en negociar las derrotas de su partido. El chihuahuense fue presidente panista en toda la primera mitad del sexenio peñista, llevándolo a su peor derrota en una elección legislativa desde 1991. Rojas, por su parte, fue avalada por Morena como presidenta de la Cámara de Diputados para el año legislativo 2019-2020. Así que son una oposición de mentiras, feroces para hacerse los interesantes, pero no tanto que ya no puedan negociar y rentabilizar cada ocasión en que doblan las manos.

La senadora Xóchitl Gálvez, quien lleva 21 años viviendo del erario, desde que Vicente Fox la metió en política, manifestó que el PAN “no representa esas ideas (refiriéndose a la plataforma de Vox) y lo digo por cómo me han recibido a mí, una persona que, abiertamente, está en favor de la despenalización de la marihuana”.

Bueno, evidentemente, Gálvez es una anomalía en su partido, porque, en ninguna parte del mundo, la derecha está a favor de la legalización de las drogas. Ni siquiera en Estados Unidos.

Otro de los que alzó la voz fue Roberto Gil Zuarth, quien fuese secretario particular de Felipe Calderón. El mismo que, en 2018, traicionó a su partido y lo abandonó justo antes de iniciar la campaña presidencial, porque Margarita Zavala, esposa de su patrón, no fue la candidata azul.

Como puede verse, quienes se opusieron a que se firmara la ‘Carta de Madrid’ son políticos que se caracterizan por ser vulgares mercenarios.

Su oposición a López Obrador no es ideológica, que va. Es porque no les ha dado dinero. Si mañana el presidente les ofreciera abultarles la cartera, se olvidan del PAN y abrazan a Morena.

En algunos casos, su rechazo a Morena se origina también en el hecho de que sus patrocinadores son enemigos de López Obrador -de igual forma, porque no les ha dado dinero, en forma de contratos o negocitos-. Entonces, aunque son izquierdistas de hueso colorado, no tienen otra que aguantar a pie firme en la derecha, hasta que sus amos les digan que pueden cambiar de perrera.

Y también se debe a su idea de que, para llegar al poder, el PAN debe estar bien con Estados Unidos. Y, como el gobierno de Biden se lleva de maravilla con el narcotráfico mundial y el comunismo, a los que trata de forma complaciente, pues consideran que hablar mal de estos solamente va a provocar que el Partido Demócrata estadounidense evite que el panismo vuelva a Palacio Nacional.

Una visión por demás ingenua, pues el Partido Demócrata no tienen en sus planes que el PAN vuelva al poder. Están felices con Morena, que ahí seguirá, al menos, hasta 2030. Y si la gente se harta de Morena, ya tienen listo a Movimiento Ciudadano cuya ideología es, incluso, más afín al narcotráfico y el crimen, empezando por su afán de legalizar todas las drogas y eliminar la prisión preventiva, con lo cual un asesino -feminicidas incluidos- podría llevar su juicio en libertad.

Además, claro, que no faltaría quien se escorió por la simpatía hacia Vox, debido a que el narcotráfico nutre sus cuentas y campañas.

Héctor Larios, nuevo líder nacional del PAN, quien criticó la firma de esa misiva, argumentó que su aliado en España es el Partido Popular (PP) y no Vox. Qué bien que lo dice, porque nos da oportunidad de recordarle que Isabel Díaz Ayuso, del PP, quien es presidenta (jefa de gobierno) de la Comunidad (región) de Madrid, inició su campaña proselitista, de cara a las elecciones del 4 de mayo en la capital española, donde arrasó (28 puntos de ventaja sobre el segundo lugar), con un tuit que se volvió un fenómeno: "COMUNISMO O LIBERTAD. 4 de mayo" (https://twitter.com/IdiazAyuso/status/1371421665708609536).

Así que, muy a pesar de Larios y sus panistas acomodaticios y prostituidos, si, el mundo está en una lucha entre comunismo y libertad. Que acá prefieran mirar hacia otro lado, por conveniencia e interés, eso es otra cosa

Tristemente, en México ya no hay ideología política alguna, sino intereses. Ni el PAN es derecha, ni Morena es izquierda ¿O habrá alguna morenista que piense que sí, con Salgado Macedonio gobernando a través de su hija y las vallas alrededor de Palacio Nacional, ante las manifestaciones de mujeres?

El 99% de nuestros políticos están en ver quién da lana para comprar la SUV del año, la casa en el residencial privado de lujo y el viaje a Dubái o Ibiza

Para eso piden el voto, para llegar, prostituirse y venderse al mejor postor, asegurando su vida, la de sus hijos, nietos y amantes, mientras nosotros, aquí abajo, seguimos un rumbo sin rumbo.

VESTIDURAS: Los morenistas bajacalifornianos que se rasgaron las vestiduras porque los senadores panistas trajeron a México a Santiago Abascal, tildándolo de “provocación”, bien harían en recordar como ellos le pagaron el viaje a Mexicali, en 2017, a Gerardo Fernández Noroña, cuando todavía eran oposición, para llevarlo al congreso local y que el petista provocara al entonces coordinador de la fracción panista, Carlos Torres, en plena sesión, a fin de hacerlo explotar, que se hiciera un escándalo y tratar de exhibirlo. Fernández Noroña actuó como el porro y reventador que es. Yo no vi que Abascal hiciera lo mismo.

ABAJOFIRMANTES: Los senadores panistas que firmaron la Carta de Madrid fueron Julen Rementería, Alejandra Reynoso, Lilly Téllez, Roberto Moya, Víctor Fuentes, María Guadalupe Murguía, Gina Cruz, Minerva Hernández Ramos, Mayuli Latifa, Indira de Jesús Rosales, Nadia Navarro, María Guadalupe Saldaña, Marco Antonio Gama y Juan Antonio Martín del Campo

También estamparon rúbrica los diputados panistas América Rangel, Saraí Núñez y Raúl Torres, así como los priistas Lorena Piñón y Manuel Añorve…

P.D.: Si algo nos pasa, quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Gran revuelo causó la visita que Santiago Abascal, líder del partido español Vox, hizo a México, pues fue una piedra de toque para toda la clase política y mediática mexicana, pero, sobre todo, por supuesto, para los panistas.

Y es que un grupo de senadores de Acción Nacional firmó el documento llamado ‘Carta de Madrid’, que promueve Vox en toda Iberoamérica.

Inmediatamente, la élite aliada del narcotráfico y el comunismo enloqueció. Y, de forma sorprendente, igual que cuando alguien arroja insecticida en un nido de arañas, ¡salieron del rincón sus aliados en el mismísimo PAN!

Los políticos, columnistas y medios afines al narcocomunismo, empezaron su clásica estrategia de opinión pública, consistente en calificar a Vox como un partido de “ultra derecha” o “fascista”.

Es la típica estrategia mediática del narcocomunismo, que busca intimidar a quienes le señalan sus tropelías. A quien lo hace, les dice "fascistas", "ultraderechistas", etcétera. Buscan que no se diga la verdad sobre ellos o no se les crea a quienes la dicen. Está en su manual.

Pero vayamos por partes.

¿La ‘Carta de Madrid’ está llena de postulados “ultraderechistas”, que van “contra las mujeres” o “los derechos humanos”? ¿Tan malo es el documento que suscribieron varios senadores panistas, entre ellos la bajacaliforniana Gina Cruz?

No.

La misiva, que no fue creada por Vox, sino por la Fundación Disenso, refiere que “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano”. Esto es absolutamente cierto. De hecho, se queda corto, porque la dictadura china también anda ahí metida. El régimen cubano ya no tiene dinero, ni fuerza geopolítica, para imponer, por sí solo, un modelo al mundo. Su labor es, más bien, de gestor de la dictadura china y el narco.

Agrega que “el avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas”.

También es verdad. Si alguien no lo cree, que observe a Cuba o Venezuela y la forma en que sufren sus pueblos.

“El Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos”.

Igualmente es cierto.

“El futuro de los países de la Iberósfera ha de estar basado en el respeto a la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la dignidad humana y la justicia, por lo que los abajo firmantes expresan su compromiso de trabajar conjuntamente en la defensa de estos valores y principios”, finaliza el texto.

Yo no veo, por ninguna parte, la persecución, estilo talibán, a los derechos humanos de nadie. Eso fue lo que firmaron los senadores del PAN y nadie, en su sano juicio, podría estar en desacuerdo.

De hecho, para quienes salieron con que dicha carta “atenta contra los derechos de las mujeres”, basta recordar que ya fue firmada por Zoé Valdés, cubana en el exilio, liberal, poeta de temas eróticos y defensora de los derechos de la diversidad sexual.

Así que hay que separar la ‘Carta de Madrid’, el documento, de Vox, el partido.

Ahora bien, ¿Vox es un partido “fascista”?

No. Vox es un partido derechista y, sobre todo, católico. Hay partidos derechistas laicos y otros religiosos, como el PES, por ejemplo. La única diferencia es que Vox es católico y el PES es protestante.

Vox defiende cuestiones como el ‘pin parental’, una iniciativa para que madres y padres autoricen si sus hijas e hijos pueden recibir contenidos relacionados con cuestiones ideológicas y sexuales en las escuelas. Obviamente, es una medida aborrecida por quienes desean convertir las escuelas en centros de adoctrinamiento de la ultra izquierda, para formar, a su conveniencia, a las futuras generaciones.

Pero es que las escuelas no deben ser centros de adoctrinamiento ni de la izquierda, ni de la derecha. Con mucho esfuerzo, en el siglo 20 se dejó fuera del currículo a la iglesia católica, como para que ahora, en el 21, dejemos que se metan los admiradores de Lenin y Mao. Ni Jesús, ni Fidel, deben formar parte obligatoria de la instrucción, porque las convicciones religiosas, ideológicas y sexuales, deben ser individuales, a pesar de que, en ambos lados de la política, existan quienes deseen un pensamiento único en esta y otras cuestiones. Debe ser un derecho inalienable de madres y padres formar a sus hijas e hijos en esos temas, de acuerdo a sus creencias y convicciones, sean fervientes creyentes o convencidos ateos.

Vox también se opone a temas como las bodas LGBT y el aborto. Así mismo, es partidario de una política migratoria que, aunque en las formas no es tan dura como la enarbolada por Donald Trump, sí lo es en el fondo, amén de estar revestida de un cariz islamofóbico que demuestra el indudable tamiz cristiano del voxismo y su visión, bastante pobre, de conceptualizar su oposición a la migración como una cruzada.

Este columnista no comparte la visión voxista en ninguno de estos tres temas y la rechaza, de plano, pero, en los dos primeros, son postulados esperables de un partido derechista y católico, pues El Vaticano es adverso a las uniones gay y el aborto, aunque yo no escucho que alguien llame "ultraderechista" al papa Francisco ¿Será porque él no critica al narco?

En cuanto al tercer tema, la migración, se trata de una mala moda que algunos partidos derechistas le han copiado al trumpismo, porque es rentable, políticamente, entre la clientela electoral más clasista, aunque en el caso español, como en toda Europa, también tiene ribetes religiosos, porque la mayoría de migrantes que arriban a ese continente son musulmanes.

Pero, como sociedad, debemos respetar a quienes ven la vida como los voxistas, porque una comunidad sana solamente puede ser aquella donde hay libertad de pensamiento, expresión y disenso.

Claro, esa libertad para disentir, no implica que no deba haber bodas LGBT o abortos. Ambas cosas deben ser legales y, por ende, posibles. Las convicciones religiosas no pueden formar parte de las leyes, pues estas son de curso universal. Y reitero: No se le deben imponer convicciones, ni dogmas, a nadie. También debe haber lugar para la objeción de conciencia, pues igualmente es libertad.

Así mismo, no puede impedirse la migración. De hecho, el libre tránsito entre naciones debiera ser permitido sin más restricciones que las de seguridad. Contra quienes sí hay que ir es contra los traficantes de personas, los "polleros", quienes, por cierto, es menester recordarlo, se benefician y enriquecen con la migración ilegal.

Y contra el narcotráfico y las drogas, todas y todos debiéramos estar, a menos que nuestra visión del mundo sea tan egoísta e inmadura, que no veamos la destrucción y el dolor que han sembrado los estupefacientes en millones de familias.

Ahora bien, la visita de Abascal hizo que todos esos políticos aliados (sobre todo) del narcotráfico y (algo) del comunismo, se pusieran muy mal, incluyendo al presidente López Obrador.

Su afán sectario y totalitario queda de manifiesto en que no faltó quien pidiera que Abascal fuese echado del país por la Guardia Nacional, aplicando el artículo 33 de la Carta Magna. Pero, cuando Martí Batres recibió y abrazó en el Senado a Arnaldo Otegui, un ex terrorista de ETA, ahí si no hubo bronca (https://twitter.com/martibatres/status/1108040296342974466?lang=es).

Pero lo auténticamente revelador fue como varios connotados panistas, cuales cucarachas, salieron del rincón con una simple aplicación del insecticida Abascal.

Gustavo Madero, uno de los suscriptores del ‘Pacto por México’, salió a pedir que el PAN fuese “un centro incluyente, no derecha radical”.

Laura Rojas, aliada eterna de Josefina Vázquez Mota, dijo que el PAN debe tener “más centro, menos extremos”.

El “centro”, típico refugio semántico de políticos vividores que buscan tener manga ancha para negociar con izquierdistas y derechistas. El dinero para vivir entre algodones y en jacuzzi puede venir de cualquier parte, así que mejor decir soy “de centro” y con todos quedar bien.

Madero y Rojas han sido doctos en negociar las derrotas de su partido. El chihuahuense fue presidente panista en toda la primera mitad del sexenio peñista, llevándolo a su peor derrota en una elección legislativa desde 1991. Rojas, por su parte, fue avalada por Morena como presidenta de la Cámara de Diputados para el año legislativo 2019-2020. Así que son una oposición de mentiras, feroces para hacerse los interesantes, pero no tanto que ya no puedan negociar y rentabilizar cada ocasión en que doblan las manos.

La senadora Xóchitl Gálvez, quien lleva 21 años viviendo del erario, desde que Vicente Fox la metió en política, manifestó que el PAN “no representa esas ideas (refiriéndose a la plataforma de Vox) y lo digo por cómo me han recibido a mí, una persona que, abiertamente, está en favor de la despenalización de la marihuana”.

Bueno, evidentemente, Gálvez es una anomalía en su partido, porque, en ninguna parte del mundo, la derecha está a favor de la legalización de las drogas. Ni siquiera en Estados Unidos.

Otro de los que alzó la voz fue Roberto Gil Zuarth, quien fuese secretario particular de Felipe Calderón. El mismo que, en 2018, traicionó a su partido y lo abandonó justo antes de iniciar la campaña presidencial, porque Margarita Zavala, esposa de su patrón, no fue la candidata azul.

Como puede verse, quienes se opusieron a que se firmara la ‘Carta de Madrid’ son políticos que se caracterizan por ser vulgares mercenarios.

Su oposición a López Obrador no es ideológica, que va. Es porque no les ha dado dinero. Si mañana el presidente les ofreciera abultarles la cartera, se olvidan del PAN y abrazan a Morena.

En algunos casos, su rechazo a Morena se origina también en el hecho de que sus patrocinadores son enemigos de López Obrador -de igual forma, porque no les ha dado dinero, en forma de contratos o negocitos-. Entonces, aunque son izquierdistas de hueso colorado, no tienen otra que aguantar a pie firme en la derecha, hasta que sus amos les digan que pueden cambiar de perrera.

Y también se debe a su idea de que, para llegar al poder, el PAN debe estar bien con Estados Unidos. Y, como el gobierno de Biden se lleva de maravilla con el narcotráfico mundial y el comunismo, a los que trata de forma complaciente, pues consideran que hablar mal de estos solamente va a provocar que el Partido Demócrata estadounidense evite que el panismo vuelva a Palacio Nacional.

Una visión por demás ingenua, pues el Partido Demócrata no tienen en sus planes que el PAN vuelva al poder. Están felices con Morena, que ahí seguirá, al menos, hasta 2030. Y si la gente se harta de Morena, ya tienen listo a Movimiento Ciudadano cuya ideología es, incluso, más afín al narcotráfico y el crimen, empezando por su afán de legalizar todas las drogas y eliminar la prisión preventiva, con lo cual un asesino -feminicidas incluidos- podría llevar su juicio en libertad.

Además, claro, que no faltaría quien se escorió por la simpatía hacia Vox, debido a que el narcotráfico nutre sus cuentas y campañas.

Héctor Larios, nuevo líder nacional del PAN, quien criticó la firma de esa misiva, argumentó que su aliado en España es el Partido Popular (PP) y no Vox. Qué bien que lo dice, porque nos da oportunidad de recordarle que Isabel Díaz Ayuso, del PP, quien es presidenta (jefa de gobierno) de la Comunidad (región) de Madrid, inició su campaña proselitista, de cara a las elecciones del 4 de mayo en la capital española, donde arrasó (28 puntos de ventaja sobre el segundo lugar), con un tuit que se volvió un fenómeno: "COMUNISMO O LIBERTAD. 4 de mayo" (https://twitter.com/IdiazAyuso/status/1371421665708609536).

Así que, muy a pesar de Larios y sus panistas acomodaticios y prostituidos, si, el mundo está en una lucha entre comunismo y libertad. Que acá prefieran mirar hacia otro lado, por conveniencia e interés, eso es otra cosa

Tristemente, en México ya no hay ideología política alguna, sino intereses. Ni el PAN es derecha, ni Morena es izquierda ¿O habrá alguna morenista que piense que sí, con Salgado Macedonio gobernando a través de su hija y las vallas alrededor de Palacio Nacional, ante las manifestaciones de mujeres?

El 99% de nuestros políticos están en ver quién da lana para comprar la SUV del año, la casa en el residencial privado de lujo y el viaje a Dubái o Ibiza

Para eso piden el voto, para llegar, prostituirse y venderse al mejor postor, asegurando su vida, la de sus hijos, nietos y amantes, mientras nosotros, aquí abajo, seguimos un rumbo sin rumbo.

VESTIDURAS: Los morenistas bajacalifornianos que se rasgaron las vestiduras porque los senadores panistas trajeron a México a Santiago Abascal, tildándolo de “provocación”, bien harían en recordar como ellos le pagaron el viaje a Mexicali, en 2017, a Gerardo Fernández Noroña, cuando todavía eran oposición, para llevarlo al congreso local y que el petista provocara al entonces coordinador de la fracción panista, Carlos Torres, en plena sesión, a fin de hacerlo explotar, que se hiciera un escándalo y tratar de exhibirlo. Fernández Noroña actuó como el porro y reventador que es. Yo no vi que Abascal hiciera lo mismo.

ABAJOFIRMANTES: Los senadores panistas que firmaron la Carta de Madrid fueron Julen Rementería, Alejandra Reynoso, Lilly Téllez, Roberto Moya, Víctor Fuentes, María Guadalupe Murguía, Gina Cruz, Minerva Hernández Ramos, Mayuli Latifa, Indira de Jesús Rosales, Nadia Navarro, María Guadalupe Saldaña, Marco Antonio Gama y Juan Antonio Martín del Campo

También estamparon rúbrica los diputados panistas América Rangel, Saraí Núñez y Raúl Torres, así como los priistas Lorena Piñón y Manuel Añorve…

P.D.: Si algo nos pasa, quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com