"Me fueron a meter a un cuarto, que eso no se lo deseo a nadie, oscuro, solo sentía el animalero, y lo único que se me ocurría era un ciempiés, un alacrán, que no me picaran y me hicieran algo, esa era mi única preocupación, los golpes ni sentía de dónde venían… Me llevaron a un interrogatorio, preguntándome, incluso tenían un libro donde tenían la foto de todos los chavalos de la UNAN (…) Me golpearon con (un fusil) AK, llegó un momento que ya no aguanté y caí hincada y esa misma que me hizo el interrogatorio: levántate -me dice- que nadie te ha puesto a descansar perra… y a punta de golpe, este diente (señala la cavidad) me lo apearon".
"Después me llevaron a un cuarto y ahí sí pasó la cosa más horrible, ahí ni me peor enemigo se lo deseo (…) Imagínate que después me llevaron a la celda, en la mañana (siguiente), inconsciente (…) No se lo deseo a nadie, no me dejaron descansar, toda la madrugada pasaron así, analmente y vaginalmente, hicieron conmigo lo que quisieron, me agarraron como su muñequita de trapo, incluso en una mesa me dejaron tirada… Cuando me violaron me amarraron de manos y pies… haciéndome lo que me estaban haciendo, eso es asqueroso, no se lo deseo a nadie".
Lo anterior es parte del testimonio de lo vivido por una joven nicaragüense, durante su encarcelamiento por ser opositora al régimen de Daniel Ortega. Está plasmado en el informe 'Volviendo a ser humano', elaborado por el colectivo NicaraguaNunca+ (https://colectivodhnicaragua.org/wp-content/uploads/bsk-pdf-manager/2020/02/Informe-Volviendo-a-ser-humanos.pdf).
Un testimonio que refleja el salvajismo brutal de la dictadura nicaragüense, para aferrarse al poder.
Ella estaba en las primeras semanas de un embarazo, al ser detenida. Eso no la salvo del infierno, ni siquiera cuando, al fin, salió de prisión: "A los tres días de salir de la cárcel, yo sentí como mojado, tenía ganas de orinar, era un viernes, y bueno, cuando fui (al baño), en la taza mire el feto, incluso le tomé foto, lo enterré en la casa, en el jardín”.
El informe añade: "La joven refirió que la llevaron al Hospital Bertha Calderón en Managua, y ahí, al verificar su nombre, la reconocieron. Al saber quién era ella, la maltrataron, le hicieron un legrado sin anestesia. Luego que le dieron de alta, pasó en reposo. A la semana le empezaron a dar fiebres altas y presentaba inflamación. Su amigo la llevó al Hospital Vivian Pellas, estando ahí le hicieron los exámenes necesarios y verificaron que los médicos del hospital Bertha Calderón le habían dejado restos de la placenta dentro, lo que le había provocado una infección. “Me cortaron las trompas de falopio, ya no puedo tener hijos…”.
Eso es lo que defiende el presidente López Obrador. Ese horror es el que deseaba sentar en la Cumbre de las Américas.
CUBA
“A mi hijo lo acusan por los supuestos delitos de atentado, propagación de epidemia y desorden público. Supuestamente, por tirar una piedra para salvar a mi esposo, su papá. Ellos tienen como prueba un video donde se ve a mi hijo como recoge una piedra de las que tira la Policía, y la tira para llamar la atención y distraer a los policías, para que su papá pudiera salir de donde estaba escondido de los disparos de la Policía. Ellos lo que hicieron fue gritar ‘abajo la dictadura', ‘no tenemos comida ni medicinas', y ‘abajo Díaz-Canel'. Mi hijo no es ningún delincuente, no mató a nadie, solamente salió a la calle a pedir libertad, y eso es un derecho de toda persona. No es ningún ‘elemento antisocial’, está en la escuela provincial de deportes, es campeón provincial, primer lugar en lucha libre, estudiaba".
Es el testimonio que Bárbara Farrat, madre de Jonathan Torres Farrat, de 17 años, detenido en las protestas del 11 de julio de 2021 ocurridas en Cuba, le dio a Deutsche Welle (https://www.dw.com/es/los-ni%C3%B1os-presos-pol%C3%ADticos-tras-las-protestas-del-11j-en-cuba/a-60709978).
Pero de eso nada quiere saber el presidente López Obrador, quien le pagó a la dictadura cubana para que vinieran 500 médicos cubanos a México
No se trata de si necesitamos a esos médicos o no. Se trata de una forma de darle dinero a la dictadura cubana.
Las "misiones" de médicos cubanos funcionan desde 1963 y según cifras oficiales de Cuba, más de 600 mil trabajadores de la salud han prestado servicios en alrededor de 160 países. Actualmente, unos 30 mil médicos cubanos están activos en 67 países.
Dinero, dinero y más dinero para la dictadura cubana.
El 6 de noviembre de 2019, la ONU publicó un informe que disecciona cómo la dictadura cubana explota a sus médicos en su beneficio, como una forma de esclavitud moderna.
La dictadura retiene "un porcentaje significativo del salario que los países anfitriones pagan por los profesionales cubanos que hacen parte de una misión de internacionalización. En los países donde el gobierno anfitrión paga directamente al trabajador cubano, éste debe devolver al Gobierno de Cuba un porcentaje del 75% o hasta el 90% de su salario mensual. En muchos casos, el salario entregado a los trabajadores médicos no permitiría vivir dignamente; Además, el Gobierno de Cuba estaría “congelando” una parte del salario, al que los médicos pueden acceder únicamente tras su regreso al país".
Además, los galenos trabajan "48 horas por semana más 16 adicionales de guardia, lo cual aumenta a un total de 64 horas semanales, muchas veces incluyendo sábados y domingos. El exceso de horas trabajadas ilustra la explotación laboral a la cual estarían sometidos los médicos cubanos en el exterior" (https://spcommreports.ohchr.org/TMResultsBase/DownLoadPublicCommunicationFile?gId=24868).
El eurodiputado Javier Nart añade otro dato: "si se les ocurre quedarse en el lugar (al que los mandan), o irse a otro, no podrán decir que son cirujanos o médicos de cualquier especialidad. Son nada, porque el gobierno de Cuba no los titula".
Otro eurodiputado, Jordi Cañas, sentencia: "Tiene que haber un gobierno que desprecia los derechos y las libertades de sus conciudadanos, que los utiliza como mano de obra esclava, pero también tiene que haber gobiernos cómplices que sabiendo la realidad de lo que sucede no dudan en utilizar servicios de personas que están siendo sometidas a condiciones indignas".
Y el gobierno de México, el de López Obrador, es un cómplice más.
VENEZUELA
"Los formaron en fila y obligaron a unos a tocarle las partes privadas a otros y a manipular sus miembros. Les pegaban, los pateaban y los golpeaban con los cascos de protección que usa la policía. Y a uno, de 19 años, le hicieron algo aberrante y dantesco. Cuenta que lo forzaron a arrodillarse y, para inmovilizarle los brazos, le amarraron un cable a la altura de las muñecas. Le pusieron gas pimienta y una capucha sobre la cabeza. Después le bajaron el short y le introdujeron un tubo en el recto. Los otros detenidos no podían verlo, pero según su testimonio, lo escuchaban gritar, llorar y pedir ayuda".
Es el testimonio de Martín Ríos, abogado de 15 jóvenes detenidos en las protestas llevadas a cabo en Caracas, durante 2017, contra el régimen de Nicolás Maduro, contra la dictadura venezolana. Lo publicó, en su día, la BBC (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40301829).
No son las únicas torturas, el Instituto CASLA, organización que apoya a las víctimas de la dictadura venezolana, ha documentado una variedad macabra: Ahogamientos conocidos como 'waterboarding'; golpes en las plantas de los pies con varas de hierro; colgar al detenido de una polea o columna horizontal esposados para asfixiarlo o aplicarle descargas eléctricas; el 'manicure', consistente en meter agujas por entre las uñas; o la 'caja de muñecas', mediante la cual colocan a los detenidos en un espacio de 60 x 60 centímetros, en el que los dejan por horas o días...
"Pasé tres días en esa especie de cajón, sin agua y comida, sin aire, negro completamente, y creí que veía luces y sombras y que me hablaban. Me desmayé tres veces del cansancio, me hice pipí y me aguantaban las paredes, estaba alucinando", dijo un hombre que fue sometido a esa tortura, en su testimonio al Instituto CASLA (https://www.oas.org/fpdb/press/Informe-tortura-CASLA-2019.pdf).
Todas esas ideas perturbadoras son 'inspiración' de asesores cubanos e iraníes, que ayudan a la dictadura de Nicolás Maduro en esas 'tareas'.
Y quienes optan por escapar, sufren, igualmente, mucho.
Para muestra, la historia de Antonio Rojas, un hombre de 56 años que huyó junto a dos familiares a Estados Unidos, cruzando por México. Su testimonio fue publicado por los periodistas Iván Ernesto Reyes, Arnaldo Rojas y Luz Mely Reyes: "El viaje les tomó un mes aproximadamente. Hicieron tres intentos. Primero salieron desde Venezuela a México, vía Cancún. Allí fueron devueltos a Caracas. Un segundo intento lo hicieron por Colombia. Cruzaron la frontera por un paso irregular, pero al tomar un vuelo de Cúcuta a Bogotá fueron nuevamente devueltos ya que no tenían sello de entrada en el pasaporte.
"A la tercera debía ser la vencida. Esta vez lo haría bien, confiaba. Un nuevo intento de ingresar por México fue exitoso. Llegaron, recibieron su sello de ingreso y luego debían tomar un vuelo a Monterrey. Lo hicieron, pero fueron detenidos por las autoridades policiales quienes los entregaron a las autoridades migratorias. Asegura que pasó 14 días detenido en el Instituto Migratorio de Nuevo León, junto a 80 personas. Cuando finalmente los dejaron en libertad, siguió rumbo a Ciudad Acuña, en el estado de Coahuila. Luego de entregarse a la Patrulla Fronteriza pasó ocho días en un centro de detención. Fue liberado con la instrucción de presentarse ante una oficina del ICE en el estado de Florida".
Todo ese sufrimiento es el que no le importa a López Obrador, ni a los morenistas.
PRENSA
Las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, tienen muchos "periodistas" y "analistas" cómplices en México. La inmensa mayoría de esos aliados no son sino estómagos agradecidos. Vulgares alimañas de cloaca que reciben dinero de esas dictaduras y están dispuestos a defender sus métodos, sin ningún escrúpulo. Obviamente, son traidores de la más elemental deontología periodística.
Cuando López Obrador amenazó con no ir a la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, si no invitaban a los impresentables de Díaz Canel, Maduro y Ortega, de inmediato surgieron esos cómplices, blandiendo excusas como si fuesen argumentos irrebatibles y soslayando las atrocidades que cometen esas dictaduras. Resulta evidente que no tienen ya ni conciencia, ni vergüenza, o no dormirían tan bien por las noches.
De entre esas defensas auténticamente nauseabundas, quedé impactado, en particular, con la que hizo Sabina Berman en El Universal. Deleznable, por su cinismo. Berman recordó que, en los años setentas, esa lacra política que fue Henry Kissinger -admirado solamente por quienes tenían una visión del mundo igual o más podrida que la suya-, impulsó la entrada de China en la ONU: "El Tigre Chino fuera de la tienda era una amenaza, en cambio dentro de la tienda abría la posibilidad de un mundo con acuerdos y negocios globales. La predicción de Kissinger se cumplió sobradamente. Hoy, poderosos vínculos económicos han convertido al Tigre chino en un socio confiable de Occidente".
Sobrecoge el egoísmo de Berman porque, justamente, la entrada de China a la ONU es arquetipo de la inmensa equivocación que resulta darle carta de aval a una dictadura. El régimen chino sigue pisoteando todos los derechos humanos posibles pero, eso sí, los grandes conglomerados estadounidenses encontraron su mayor cantera de obra de mano barata, casi esclava. De hecho, 18 años después de que Kissinger metiera a la dictadura china en las Naciones Unidas, dicho régimen no tuvo empacho de cometer la masacre de Tiananmén.
Así, lo que Berman propone es que, total, el mundo voltee para otra parte cuando torturen a un venezolano, cuando repriman a un cubano, cuando violen a una nicaragüense, y el capitalismo haga negocios felices con esas dictaduras, para que, con los millones que entren de divisas, se aferren más al poder.
Por desgracia, Berman no es la única. Hay varias empresas de medios que, mientras son supuestamente críticos con el presidente y Morena, apapachan al régimen cubano y aplauden a sus hijos putativos, como los españoles de Podemos. No es que no coincidan con el presidente en su admiración por esos regímenes, no es que no les encante su agenda, incluyendo su amor por las drogas, sino que el presidente no les da dinero y pues ese es el problema. Si les pusiera billetitos en el liguero, felices irían todos, de la manita, a besar a Maduro en la boca.
POLÍTICA
Es indudable que las presiones de López Obrador, secundadas, luego, por otros regímenes de izquierda populista, como los de Luis Mesa -prestanombres de Evo Morales-, Alberto Fernández y Xionara Castro, no tenían solamente la intención de obtener un pasaje hacia Los Ángeles para sus compinches, sino también un indebatible tufo geopolítico.
A todos esos regímenes los unen dos hilos conductores: uno, su afinidad hacia las mafias criminales en general, y hacia el narcotráfico en particular; dos, su filiación con la dictadura china y el régimen de Putin.
Así que no extrañaría si China y Rusia echaron a sus perros latinoamericanos hacia la Casa Blanca, para distraer a Biden de su cruzada ucraniana.
Sin embargo, Biden y su partido, el Demócrata, han sido cómplices también de esas dictaduras y sus adláteres.
No hay que olvidar como Barack Obama finalizó, en el último mes de su presidencia, la política migratoria llamada "Pies secos, pies mojados", que permitía a todo cubano que llegara a las costas de Florida obtener un estatus legal y, posteriormente, optar por la residencia permanente.
A Obama, sin embargo, le encantaban las dictaduras que lo aplaudían y las mafias criminales. Por eso, a la vez que le daba ese obsequio al régimen castrista, propició que miles de cubanos que huyen de la dictadura ahora tengan que llegar a Estados Unidos a través de México, pagándole a 'polleros' que, como los hechos demuestran, son grandes amigos del Partido Demócrata, que les ha favorecido con todas sus medidas migratorias, para hacerles más grande el negocio...
Los venezolanos estarían peor, si no fuese porque, en el último día de su gobierno, Donald Trump les concedió una DED (Salida Forzosa Diferida, en español), que salvó a 200 mil personas oriundas de aquella nación, las cuales podían ser deportadas en cuanto llegara Joe Biden al poder.
CONCLUSIÓN
No hay razón alguna para defender o sentir filiación por dictadores como Díaz Canel, Maduro u Ortega. No hay dictador bueno. No hay dictador cuyas acciones se justifiquen.
La mayoría de cubanos, venezolanos y nicaragüenses que escapan de sus países, no son millonarios, porque los empresarios de esos países, de una u otra manera, saben que esos regímenes necesitan su dinero. Quienes huyen son las personas de clase media y pobres. Los destinos son distintos. Por ejemplo, los cubanos, venezolanos y nicaragüenses con mayor preparación, buscan irse a Estados Unidos o España. Los más pobres, que no pueden pagar una huída tan larga, se refugian en Colombia, Perú, Chile... que, a finales de este año, serán gobernados, ya todos, por mandatarios amigos de esas dictaduras. Así la tragedia de quienes escapan de esos regímenes pestilentes...
Mal haríamos los mexicanos en ser como nuestro presidente y defender tanta m...
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