/ viernes 19 de febrero de 2021

Expediente Confidencial | Hasél

"Los miembros de los GRAPO y ETA son mis ejemplos de resistencia". Esa frase define, perfectamente, al rapero Pablo Hasél, quien, al fin, fue detenido por la policía catalana, luego de siete años de abocarse, con enfermiza obsesión, a enaltecer al terrorismo y pedir el asesinato d e policías, gobernantes y funcionarios, tanto en sus enloquecidas canciones, como en Twitter.


Para quien no lo sepa, GRAPO y ETA fueron grupos terroristas que asolaron a España durante casi 60 años. Hasél también ha idolatrado a la banda Al-Qaeda, que en 2004 cometió un atentado en los trenes urbanos de Madrid, dejando 191 muertos y 2 mil heridos. En total, el terrorismo ha dejado 10 mil 181 víctimas en la nación ibérica, de 1960 a la fecha.


Hásel, de 33 años, fue condenado a nueve meses de prisión, seis años de inhabilitación para ejercer cargos públicos y pagar casi 30 mil euros. El rapero ha sido condenado cuatro veces, pero las autoridades lo habían, de facto, perdonado, dejando en suspenso las sentencias. Pero, en honor a la verdad, cualquier condena se queda corta para dicho sujeto, un auténtico demente psicópata.


En sus letras, Hásel no ha tenido empacho en cantar cosas como "¡Merece que explote el coche de Patxi López!", en alusión al entonces gobernador del País Vasco; o "no me da pena tu tiro en la nuca, pepero (militante del PP). Me da pena el que muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, socialista (militante del PSOE)", en clara apología a la forma en que ETA asesinaba a funcionarios; o “prefiero grapos que guapos. Mi hermano entra en la sede del PP gritando ¡Gora (arriba) ETA! A mí no me venden el cuento de quiénes son los malos, sólo pienso en matarlos"; o "que li fotin (los jodan con) una bomba, que revienten sus sesos y que sus cenizas las pongan en la puerta de la Paeria".


Intentando escapar de la policía, Hasél se encerró, el lunes, en la rectoría de

la Universidad de Lérida "para ponérselo a la Policía lo más difícil posible", según sus propias palabras. Ahí, era protegido por 50 activistas, jóvenes en su mayoría, quienes, fanatizados por el rapero y partidos políticos como el ultraizquierdista Podemos, se enfrentaron a los agentes del orden, que, al final, detuvieron al artista


A partir de su encarcelamiento, diversos grupos anarquistas, azuzados por Podemos, han efectuado manifestaciones violentas y vandalismo en diversas regiones españolas, principalmente Cataluña, de donde es originario el rapero. El pretexto es que el encarcelamiento de Hasél va contra “la libertad de expresión”. Sin embargo, esos mismos manifestantes atacaron El Periódico, un conocido diario barcelonés, o rompieron una cámara de TV5 y agredieron a la reportera que cubría los disturbios. Ya se sabe que, con los comunistas, la libre expresión nada más se vale si se habla bien de ellos


Hasél es un nítido representante de la nueva ultra izquierda que está campeando por el mundo, ante la tibia reacción de una sociedad que, aparentemente, ya olvidó los horrores que el comunismo dejó por el mundo, durante 74 años del siglo pasado.


No son nuevos los psicópatas ultra izquierdistas como Hasél, sino apenas una nueva versión de sujetos como Daniel Cohn-Bendit, alias “Dany el rojo”, líder de la revuelta comunista parisina de 1968, quien, en su libro autobiográfico, llamado “El gran bazar”, dice, ufano “podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme”. La agenda de la ultraizquierda occidental no se mueve jamás: destrucción de la ley y el orden, drogas legales, sociedad queer y pedofilia legal. Así era en 1968, así es ahora y así serán por siempre…


El problema es que han encontrado un terreno fértil en hordas de jóvenes sin la vacuna que, ante el virus comunista, es la memoria de sus crímenes. Anticuerpos que no tienen, en parte, porque madres y padres se han tirado a la milonga y su crianza nada más ha dado para ponerles ‘smartphones’ y ‘tablets’ en su mano, pero no las experiencias y los valores que generan mujeres y hombres de bien, que no sean blanco de manipulaciones fáciles. El comunismo siempre la tiene fácil con los jóvenes, porque ofrece, en apariencia, una vida sin responsabilidades, ni leyes, hedonista, ausente de límites y autoridades; una eterna adolescencia que, entre universitarios, parece un sueño glorioso.


En la cosmovisión que la extrema izquierda le vende a la juventud, todo es facilito: no hay que trabajar, porque bastará con expropiar a los ricos; no hay que estudiar, porque basta con ser marxista para que el “estado” otorgue todo gratis; no hay que preocuparse por madres, padres, jefes, reglas o autoridades, porque no habrá policía, ni leyes; y todos los vicios -alcohol, drogas, sexo en todos colores- estarán permitidos. Claro, todo vale menos contradecir a los “líderes revolucionarios”, so pena de acabar como Camilo Cienfuegos o los muertos de Stalin, Mao o ‘Tito’.


Los jóvenes que arremeten contra policías y escaparates, para defender al mesías que creen haber encontrado en Hasél, no entienden -porque nadie se detiene a explicárselos- que, lejos de oponerse a “la élite”, sirven como carne de cañón para que sus amos vivan como reyes. Para muestra, el caso de Pablo Iglesias, líder podemita. Tanto él como su esposa, Irene Montero, son vicepresidentes del gobierno y viven en una mansión situada en Galapagar, lujosa zona de la capital española. Hasél, por su parte, es hijo de un empresario, constituyendo lo que la prensa hispana llama un ‘pijoprogre’, esto es, un júnior falsamente comunista.


Esa juventud que incendia barricadas y golpea policías, ignora que su ‘mesías’ defiende a un grupo terrorista que mató a 21 inocentes, e hirió a 45, en el supermercado Hipercor, ahí en Barcelona, hace casi 34 años. Insisto: no lo vivieron y nadie se ha preocupado por recordárselos.


Esos jóvenes que rompen tres o cuatro escaparates por noche, si vienen de las clases bajas, regresan cada noche a pernoctar entre la miseria y las carencias, creyendo que su salida se acerca… mientras sus amos se van a sus mansiones, pagadas con dinero público o de la dictadura chavista, felices de tener un ejército de incautos que les hacen el trabajo sucio para que ellos gocen la ‘dolce vita’…

Unos amos que, por lo demás, son bien respaldados por buena parte de la élite financiera global, fascinada de que distraigan a las nuevas generaciones con ese anarquismo cuyas dentelladas se lanzan contra sus rivales políticos, mientras Amazon o Santander gozan de absoluta paz, pese a ser causa de buena parte de esas desigualdades que irritan a los jóvenes.

El problema es que dicha ultraizquierda, abrasiva, sigue avanzando, cierto que gracias al invaluable apoyo que les dispensan no solamente dictadores como Xi Jinping o Nicolás Maduro, sino también desde Wall Street, los bancos españoles, el Partido Demócrata estadounidense o la Unión Europea, pero también debido a la falta de una oposición valiente y articulada, como exige su desafío.


P.D.: “Curiosamente”, Twitter, tan escrupuloso con los mensajes de políticos republicanos críticos con el Partido Demócrata estadounidense, no ha efectuado ni el más mínimo intento por cerrar la cuenta de Hasél, por si alguien duda para quién trabaja el pajarito azul.


Igual de “curiosas” las notas de Deutsche Welle, el medio del gobierno alemán, defendiendo a Hasél. Si, DW saliendo en defensa de la "libre expresión" de un rapero que hace apología del terrorismo. Uy, pero no sea Marco Rubio señalando a la dictadura china, porque llueven las críticas.

Y luego hay quienes dudan de que en Berlín, Caracas, Washington y Pekín, todos son amiguitos entre sí...

P.D. B: Si algo nos pasa es que quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

"Los miembros de los GRAPO y ETA son mis ejemplos de resistencia". Esa frase define, perfectamente, al rapero Pablo Hasél, quien, al fin, fue detenido por la policía catalana, luego de siete años de abocarse, con enfermiza obsesión, a enaltecer al terrorismo y pedir el asesinato d e policías, gobernantes y funcionarios, tanto en sus enloquecidas canciones, como en Twitter.


Para quien no lo sepa, GRAPO y ETA fueron grupos terroristas que asolaron a España durante casi 60 años. Hasél también ha idolatrado a la banda Al-Qaeda, que en 2004 cometió un atentado en los trenes urbanos de Madrid, dejando 191 muertos y 2 mil heridos. En total, el terrorismo ha dejado 10 mil 181 víctimas en la nación ibérica, de 1960 a la fecha.


Hásel, de 33 años, fue condenado a nueve meses de prisión, seis años de inhabilitación para ejercer cargos públicos y pagar casi 30 mil euros. El rapero ha sido condenado cuatro veces, pero las autoridades lo habían, de facto, perdonado, dejando en suspenso las sentencias. Pero, en honor a la verdad, cualquier condena se queda corta para dicho sujeto, un auténtico demente psicópata.


En sus letras, Hásel no ha tenido empacho en cantar cosas como "¡Merece que explote el coche de Patxi López!", en alusión al entonces gobernador del País Vasco; o "no me da pena tu tiro en la nuca, pepero (militante del PP). Me da pena el que muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, socialista (militante del PSOE)", en clara apología a la forma en que ETA asesinaba a funcionarios; o “prefiero grapos que guapos. Mi hermano entra en la sede del PP gritando ¡Gora (arriba) ETA! A mí no me venden el cuento de quiénes son los malos, sólo pienso en matarlos"; o "que li fotin (los jodan con) una bomba, que revienten sus sesos y que sus cenizas las pongan en la puerta de la Paeria".


Intentando escapar de la policía, Hasél se encerró, el lunes, en la rectoría de

la Universidad de Lérida "para ponérselo a la Policía lo más difícil posible", según sus propias palabras. Ahí, era protegido por 50 activistas, jóvenes en su mayoría, quienes, fanatizados por el rapero y partidos políticos como el ultraizquierdista Podemos, se enfrentaron a los agentes del orden, que, al final, detuvieron al artista


A partir de su encarcelamiento, diversos grupos anarquistas, azuzados por Podemos, han efectuado manifestaciones violentas y vandalismo en diversas regiones españolas, principalmente Cataluña, de donde es originario el rapero. El pretexto es que el encarcelamiento de Hasél va contra “la libertad de expresión”. Sin embargo, esos mismos manifestantes atacaron El Periódico, un conocido diario barcelonés, o rompieron una cámara de TV5 y agredieron a la reportera que cubría los disturbios. Ya se sabe que, con los comunistas, la libre expresión nada más se vale si se habla bien de ellos


Hasél es un nítido representante de la nueva ultra izquierda que está campeando por el mundo, ante la tibia reacción de una sociedad que, aparentemente, ya olvidó los horrores que el comunismo dejó por el mundo, durante 74 años del siglo pasado.


No son nuevos los psicópatas ultra izquierdistas como Hasél, sino apenas una nueva versión de sujetos como Daniel Cohn-Bendit, alias “Dany el rojo”, líder de la revuelta comunista parisina de 1968, quien, en su libro autobiográfico, llamado “El gran bazar”, dice, ufano “podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme”. La agenda de la ultraizquierda occidental no se mueve jamás: destrucción de la ley y el orden, drogas legales, sociedad queer y pedofilia legal. Así era en 1968, así es ahora y así serán por siempre…


El problema es que han encontrado un terreno fértil en hordas de jóvenes sin la vacuna que, ante el virus comunista, es la memoria de sus crímenes. Anticuerpos que no tienen, en parte, porque madres y padres se han tirado a la milonga y su crianza nada más ha dado para ponerles ‘smartphones’ y ‘tablets’ en su mano, pero no las experiencias y los valores que generan mujeres y hombres de bien, que no sean blanco de manipulaciones fáciles. El comunismo siempre la tiene fácil con los jóvenes, porque ofrece, en apariencia, una vida sin responsabilidades, ni leyes, hedonista, ausente de límites y autoridades; una eterna adolescencia que, entre universitarios, parece un sueño glorioso.


En la cosmovisión que la extrema izquierda le vende a la juventud, todo es facilito: no hay que trabajar, porque bastará con expropiar a los ricos; no hay que estudiar, porque basta con ser marxista para que el “estado” otorgue todo gratis; no hay que preocuparse por madres, padres, jefes, reglas o autoridades, porque no habrá policía, ni leyes; y todos los vicios -alcohol, drogas, sexo en todos colores- estarán permitidos. Claro, todo vale menos contradecir a los “líderes revolucionarios”, so pena de acabar como Camilo Cienfuegos o los muertos de Stalin, Mao o ‘Tito’.


Los jóvenes que arremeten contra policías y escaparates, para defender al mesías que creen haber encontrado en Hasél, no entienden -porque nadie se detiene a explicárselos- que, lejos de oponerse a “la élite”, sirven como carne de cañón para que sus amos vivan como reyes. Para muestra, el caso de Pablo Iglesias, líder podemita. Tanto él como su esposa, Irene Montero, son vicepresidentes del gobierno y viven en una mansión situada en Galapagar, lujosa zona de la capital española. Hasél, por su parte, es hijo de un empresario, constituyendo lo que la prensa hispana llama un ‘pijoprogre’, esto es, un júnior falsamente comunista.


Esa juventud que incendia barricadas y golpea policías, ignora que su ‘mesías’ defiende a un grupo terrorista que mató a 21 inocentes, e hirió a 45, en el supermercado Hipercor, ahí en Barcelona, hace casi 34 años. Insisto: no lo vivieron y nadie se ha preocupado por recordárselos.


Esos jóvenes que rompen tres o cuatro escaparates por noche, si vienen de las clases bajas, regresan cada noche a pernoctar entre la miseria y las carencias, creyendo que su salida se acerca… mientras sus amos se van a sus mansiones, pagadas con dinero público o de la dictadura chavista, felices de tener un ejército de incautos que les hacen el trabajo sucio para que ellos gocen la ‘dolce vita’…

Unos amos que, por lo demás, son bien respaldados por buena parte de la élite financiera global, fascinada de que distraigan a las nuevas generaciones con ese anarquismo cuyas dentelladas se lanzan contra sus rivales políticos, mientras Amazon o Santander gozan de absoluta paz, pese a ser causa de buena parte de esas desigualdades que irritan a los jóvenes.

El problema es que dicha ultraizquierda, abrasiva, sigue avanzando, cierto que gracias al invaluable apoyo que les dispensan no solamente dictadores como Xi Jinping o Nicolás Maduro, sino también desde Wall Street, los bancos españoles, el Partido Demócrata estadounidense o la Unión Europea, pero también debido a la falta de una oposición valiente y articulada, como exige su desafío.


P.D.: “Curiosamente”, Twitter, tan escrupuloso con los mensajes de políticos republicanos críticos con el Partido Demócrata estadounidense, no ha efectuado ni el más mínimo intento por cerrar la cuenta de Hasél, por si alguien duda para quién trabaja el pajarito azul.


Igual de “curiosas” las notas de Deutsche Welle, el medio del gobierno alemán, defendiendo a Hasél. Si, DW saliendo en defensa de la "libre expresión" de un rapero que hace apología del terrorismo. Uy, pero no sea Marco Rubio señalando a la dictadura china, porque llueven las críticas.

Y luego hay quienes dudan de que en Berlín, Caracas, Washington y Pekín, todos son amiguitos entre sí...

P.D. B: Si algo nos pasa es que quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com