/ jueves 24 de junio de 2021

Expediente Confidencial | La dictadura china, escondiendo sus culpas

El Wall Street Journal nos cuenta que un grupo de investigadores chinos pidieron que los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) “eliminaran las secuencias genéticas de los primeros casos de Covid-19 de una base de datos científica clave, lo que genera preocupaciones de que los científicos que estudian el origen de la pandemia puedan no tener acceso a piezas clave de información”.

Citemos la nota: “El NIH confirmó que borró las secuencias después de recibir una solicitud de un investigador chino que las había enviado tres meses antes. "Los investigadores que envían información, tienen los derechos sobre sus datos y pueden solicitar el retiro de estos", dijo el NIH en un comunicado

“La eliminación de los datos de secuenciación se describe en un nuevo artículo publicado en línea el martes por Jesse Bloom, virólogo del Centro de Investigación del Cáncer ‘Fred Hutchinson’ en Seattle. El documento dice que los datos faltantes incluyen secuencias de muestras de virus recolectadas en la ciudad china de Wuhan en enero y febrero de 2020, de pacientes hospitalizados o con sospecha de tener Covid-19.

"Nos hace preguntarnos si hay otras secuencias como estas que se han purgado", dijo el Dr. Vaughn S. Cooper, un biólogo evolutivo de la Universidad de Pittsburgh”.

Hasta aquí la cita. Y acá puede verse la nota completa: https://www.wsj.com/articles/covid-19-gene-data-that-could-have-aided-research-on-early-epidemic-removed-from-database-11624472105?mod=hp_lead_pos7

En los últimos años, criticar a la asquerosa dictadura china -que no a China, el país- se ha vuelto un pecado. La fuerza económica de su régimen le permite pisotear los derechos humanos, anular la democracia en su territorio y, sin embargo, gozar del aplauso de las hordas narcoliberales que pululan por el mundo, sus grandes cómplices.

La dictadura china puede encarcelar manifestantes, reprimir marchas y “desaparecer” disidentes, que no hay problema. Ah, pero no se atreva Nayib Bukele a cortarle el pelo a los pandilleros maras encarcelados en su país, porque ahí si se rasgan las vestiduras. Ya se sabe, con dinero baila el perro. Y el régimen chino tiene mucho, de sobra, para tener una jauría de perros a sus pies.

Parte de esa jauría, que se dedica a la manipulación disfrazada de periodismo en los medios, busca convencernos de un absurdo: que creamos en la versión de una dictadura sinvergüenza, antes que en los científicos.

Y no hablamos de cualquier científico. El 17 de abril de 2020, Luc Montagnier, Premio Nobel de Fisiología en 2008, dijo que el Covid-19 es un virus creado en un laboratorio…

No fue el primero. Antes, un grupo de investigadores de la India publicó un trabajo en el sitio Biorxiv, el 31 de enero de 2020, el cual fue eliminado por atreverse a decir lo siguiente: “Es poco probable que los 4 insertos únicos en el 2019-nCoV, todos los cuales tienen una similitud con los residuos de aminoácidos en las proteínas estructurales del VIH-1, sean naturales”.

Si, cuidado de aquel que se atreva a cuestionar a la dictadura china y su versión de la sopa de murciélago.

Porque ese es el punto: ni puede asegurarse que el virus haya salido del laboratorio que la dictadura china tiene en Wuhan, ni puede desestimarse tal cosa, sin que existan pruebas contundentes y científicas, más allá de toda duda. La raíz de la ciencia es cuestionar los hechos. Y cuestionar es usar el raciocinio. Es pensar. Y cuando está prohibido pensar, estamos ante una dictadura. Por pensar es que la misma dictadura china mató a 2 mil estudiantes en la masacre de Tiananmén. Todas las dictaduras odian que las personas piensen, que cuestionen, que indaguen. A las dictaduras les gustan solamente las personas mansas, que aceptan, incondicionalmente, la verdad que sus regímenes construyen. Verdad, por supuesto, siempre conveniente para los mismos.

La OMS se ha esforzado con denuedo para intentar lavarle la cara al régimen de Xi Jinping, uno de sus grandes patrocinadores, incluyendo la famosa investigación donde representantes del organismo, naturalmente escoltados por personeros de la dictadura china, quisieron construir una coartada con la versión del murciélago. No pudieron, porque, en la comunidad científica, todavía existen mujeres y hombres con honestidad y valor. Desde entonces, resulta que nadie sabe, nadie supo, de dónde salió el Covid-19. Y siguen “investigando el origen”, o más bien, construyendo una versión científica creíble, donde la dictadura china no salga raspada. La humanidad no puede dejar que se salgan con la suya.

“Prometer…”: ¿Recuerda el spot electoral de Morena que presumía, con bombo y platillo, que donaría el 50% de su financiamiento público para la compra de vacunas?

El Heraldo de Aguascalientes nos informa que “de los 800 millones de pesos de gasto ordinario que se comprometió a devolver a la tesorería en el 2021, Morena apenas ha regresado 50 millones”.

Cito dos párrafos textuales de la nota:

“En Morena sabemos que la salud del pueblo es primero, por eso donaremos la mitad de nuestro presupuesto para comprar más vacunas y que sigan llegando de forma gratuita a todo el pueblo de México”, alardearon en sus promocionales para atraer más votos

“El 31 de marzo, con una mega pancarta simulando un cheque por 50 millones de pesos, el líder nacional del partido, Mario Delgado, afirmó que iniciaban con el cumplimiento de su promesa”.

Hasta aquí la cita y acá la nota completa: https://www.heraldo.mx/incumplen-en-morena-aportacion-a-vacunas/

Y el lunes pasado, La Razón nos da otro dato revelador: esos 50 millones de pesos no son más que “el 3% de su presupuesto anual”, a pesar de que Morena había ofrecido ceder el 50% de sus prerrogativas durante la campaña.

Así que, muy al estilo de su amado Félix Salgado Macedonio, en Morena nos aplicaron la clásica de “prometer, hasta meter…”

P.D.: Si algo nos pasa, es que buscan callarnos

Comentarios:

gerardofm2020@gmail.com

El Wall Street Journal nos cuenta que un grupo de investigadores chinos pidieron que los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) “eliminaran las secuencias genéticas de los primeros casos de Covid-19 de una base de datos científica clave, lo que genera preocupaciones de que los científicos que estudian el origen de la pandemia puedan no tener acceso a piezas clave de información”.

Citemos la nota: “El NIH confirmó que borró las secuencias después de recibir una solicitud de un investigador chino que las había enviado tres meses antes. "Los investigadores que envían información, tienen los derechos sobre sus datos y pueden solicitar el retiro de estos", dijo el NIH en un comunicado

“La eliminación de los datos de secuenciación se describe en un nuevo artículo publicado en línea el martes por Jesse Bloom, virólogo del Centro de Investigación del Cáncer ‘Fred Hutchinson’ en Seattle. El documento dice que los datos faltantes incluyen secuencias de muestras de virus recolectadas en la ciudad china de Wuhan en enero y febrero de 2020, de pacientes hospitalizados o con sospecha de tener Covid-19.

"Nos hace preguntarnos si hay otras secuencias como estas que se han purgado", dijo el Dr. Vaughn S. Cooper, un biólogo evolutivo de la Universidad de Pittsburgh”.

Hasta aquí la cita. Y acá puede verse la nota completa: https://www.wsj.com/articles/covid-19-gene-data-that-could-have-aided-research-on-early-epidemic-removed-from-database-11624472105?mod=hp_lead_pos7

En los últimos años, criticar a la asquerosa dictadura china -que no a China, el país- se ha vuelto un pecado. La fuerza económica de su régimen le permite pisotear los derechos humanos, anular la democracia en su territorio y, sin embargo, gozar del aplauso de las hordas narcoliberales que pululan por el mundo, sus grandes cómplices.

La dictadura china puede encarcelar manifestantes, reprimir marchas y “desaparecer” disidentes, que no hay problema. Ah, pero no se atreva Nayib Bukele a cortarle el pelo a los pandilleros maras encarcelados en su país, porque ahí si se rasgan las vestiduras. Ya se sabe, con dinero baila el perro. Y el régimen chino tiene mucho, de sobra, para tener una jauría de perros a sus pies.

Parte de esa jauría, que se dedica a la manipulación disfrazada de periodismo en los medios, busca convencernos de un absurdo: que creamos en la versión de una dictadura sinvergüenza, antes que en los científicos.

Y no hablamos de cualquier científico. El 17 de abril de 2020, Luc Montagnier, Premio Nobel de Fisiología en 2008, dijo que el Covid-19 es un virus creado en un laboratorio…

No fue el primero. Antes, un grupo de investigadores de la India publicó un trabajo en el sitio Biorxiv, el 31 de enero de 2020, el cual fue eliminado por atreverse a decir lo siguiente: “Es poco probable que los 4 insertos únicos en el 2019-nCoV, todos los cuales tienen una similitud con los residuos de aminoácidos en las proteínas estructurales del VIH-1, sean naturales”.

Si, cuidado de aquel que se atreva a cuestionar a la dictadura china y su versión de la sopa de murciélago.

Porque ese es el punto: ni puede asegurarse que el virus haya salido del laboratorio que la dictadura china tiene en Wuhan, ni puede desestimarse tal cosa, sin que existan pruebas contundentes y científicas, más allá de toda duda. La raíz de la ciencia es cuestionar los hechos. Y cuestionar es usar el raciocinio. Es pensar. Y cuando está prohibido pensar, estamos ante una dictadura. Por pensar es que la misma dictadura china mató a 2 mil estudiantes en la masacre de Tiananmén. Todas las dictaduras odian que las personas piensen, que cuestionen, que indaguen. A las dictaduras les gustan solamente las personas mansas, que aceptan, incondicionalmente, la verdad que sus regímenes construyen. Verdad, por supuesto, siempre conveniente para los mismos.

La OMS se ha esforzado con denuedo para intentar lavarle la cara al régimen de Xi Jinping, uno de sus grandes patrocinadores, incluyendo la famosa investigación donde representantes del organismo, naturalmente escoltados por personeros de la dictadura china, quisieron construir una coartada con la versión del murciélago. No pudieron, porque, en la comunidad científica, todavía existen mujeres y hombres con honestidad y valor. Desde entonces, resulta que nadie sabe, nadie supo, de dónde salió el Covid-19. Y siguen “investigando el origen”, o más bien, construyendo una versión científica creíble, donde la dictadura china no salga raspada. La humanidad no puede dejar que se salgan con la suya.

“Prometer…”: ¿Recuerda el spot electoral de Morena que presumía, con bombo y platillo, que donaría el 50% de su financiamiento público para la compra de vacunas?

El Heraldo de Aguascalientes nos informa que “de los 800 millones de pesos de gasto ordinario que se comprometió a devolver a la tesorería en el 2021, Morena apenas ha regresado 50 millones”.

Cito dos párrafos textuales de la nota:

“En Morena sabemos que la salud del pueblo es primero, por eso donaremos la mitad de nuestro presupuesto para comprar más vacunas y que sigan llegando de forma gratuita a todo el pueblo de México”, alardearon en sus promocionales para atraer más votos

“El 31 de marzo, con una mega pancarta simulando un cheque por 50 millones de pesos, el líder nacional del partido, Mario Delgado, afirmó que iniciaban con el cumplimiento de su promesa”.

Hasta aquí la cita y acá la nota completa: https://www.heraldo.mx/incumplen-en-morena-aportacion-a-vacunas/

Y el lunes pasado, La Razón nos da otro dato revelador: esos 50 millones de pesos no son más que “el 3% de su presupuesto anual”, a pesar de que Morena había ofrecido ceder el 50% de sus prerrogativas durante la campaña.

Así que, muy al estilo de su amado Félix Salgado Macedonio, en Morena nos aplicaron la clásica de “prometer, hasta meter…”

P.D.: Si algo nos pasa, es que buscan callarnos

Comentarios:

gerardofm2020@gmail.com