/ sábado 14 de mayo de 2022

Expediente Confidencial | Lo que nos jugamos con Debanhi

Si el asesinato -¿alguien duda que es un asesinato?- de Debanhi Escobar queda impune, vamos a perder, más, todavía más, como país. Y, particularmente, las mujeres.

A lo mejor usted, con lujo de regionalismo, piensa "eso pasó en Monterrey ¿A nosotros qué?", o considera que, total, si tantos homicidios de mujeres, de hombres, quedan impunes ¿en qué puede afectar uno más? Sin embargo, permítame decirle que está gravemente equivocad@...

El detalle -y en los detalles está Dios y está el diablo- es todo lo que la élite mediática, política, judicial, ha puesto en juego para grabar, en piedra, su 'verdad histórica': que Debanhi murió en un accidente. O visto con mayor rigor y menos condescendencia: para dejar impune el crimen de Debanhi, porque el responsable o sus responsables están, claramente, cobijados por esa élite, por una esfera de poder a la cual, resulta dable pensar, se hallan asociados.

Que el crimen financia campañas y respalda gustos y excesos de políticos, es público y sabido. Y resulta inferible que, de esa liga indisoluble, procede la impunidad con que pretende tramitarse el feminicidio de la joven regiomontana.

En México, las élites se retroalimentan unas de otras en su aprendizaje de las peores prácticas. Si a la élite del "Nuevo Nuevo León" (Samuel García, dixit) le sale el garlito con Debanhi, se convertirá en manual para otros asesinatos, para otros crímenes, para otras tropelías cometidas desde el poder o por los socios de este, criminales, siempre.

Por eso, es tan importante el caso de Debanhi, porque, además, en la otra orilla, su padre, Mario Escobar, y quienes le apoyan, también han apostado todo. Si ganan, serán ejemplo de que se le puede dar la vuelta a esa avalancha brutal que los poderosos arrojan contra quienes consideran súbditos, cuando alguno 'se sale del huacal'. Si pierden, servirán de escarmiento para que nadie ose cuestionar las verdades construidas desde el poder. Y México ya no se puede permitir otra Marisela Escobedo.

AUTOPSIA

Tener claro el escenario de ese juego ajedrecístico en que se ha convertido el caso Debanhi, no obsta para analizar filias y fobias de sus protagonistas.

Más allá de que resulta entendible la molestia de Mario Escobar por la filtración de la "segunda autopsia", como se le ha llamado al análisis forense encargado, en su momento, por la familia de Debanhi, lo cierto es que esa publicación de El País dio vida nueva al caso.

El caso Debanhi se estaba diluyendo. Y, con ello, se configuraba el escenario predilecto para quienes tienen el poder: sin una cara visible, las demandas colectivas pierden justificación y sentido. Debanhi le da rostro al reclamo por la violencia contra las mujeres. La evidente desesperación de las autoridades por sepultar su derecho a la justicia, junto a su cadáver, le da un por qué a ese reclamo. Un por qué más allá de simpatías y rechazos.

Mario Escobar había convertido a esa segunda autopsia en el Santo Grial. Era la típica verdad no revelada, guardada en un cofre, pero cuyo atisbable contenido era un punto de giro. Escobar no quería publicarla, como ya lo dijo, para no dañar el famoso debido proceso, Pero ese cofre se tenía que abrir o Debanhi iba a perderse en el horizonte de impunidad que cubre, desde siempre, la bóveda celeste mexicana.

Las conclusiones de la segunda autopsia son absolutamente estremecedoras, porque nos revelan el infinito sufrimiento de la joven regiomontana y como, en típico derrotero de la violencia contra las mujeres, su asesinato fue un segundo crimen que buscaba silenciar uno previo: su ultraje a manos de uno o unos psicópatas.

VERSIÓN

Resulta macabramente indignante como el aparato de justicia de este país puede utilizar todos los recursos pagados con dinero de la ciudadanía, para usarlos en contra de esta.

La segunda autopsia deja clara una cosa: el tiempo que las autoridades se tardaron en hallar a Debanhi, en realidad fue el que necesitaron para construir su versión del "accidente", misma que buscaron imponer a como diera lugar.

Es imposible saber si la versión de la caída en la cisterna la construyeron a partir de los videos que tenían o si fue al revés. Es decir, si primero inventaron la hipótesis y luego hicieron malabares con los videos, para sustentarla mostrando solamente aquellos que cuadraban con su historia, o si hicieron una versión a la medida de lo que mostraban los videos. Pareciera lo primero, a juzgar porque la segunda autopsia exhibe que el cadáver de Debanhi fue 'sembrado' en la cisterna. Probablemente, viendo y viendo videos, creyeron que sería la versión más 'lógica' y creíble.

Pero su versión rodó por los suelos, condenada por los detalles básicos y evidentes que, como rendijas de luz en una caja oscura, acabaron por exhibir la mentira. Es claro que en la hipótesis del "accidente" ha sobrado tanta sangre fría y maldad, como faltado pericia e inteligencia...

Por ejemplo, el desperdigamiento de las pertenencias de Debanhi, que retaba todas las leyes de la física, o la falta de agua en los pulmones de la víctima, que desafía a la más elemental lógica médica. Y a esas mentiras mal montadas, se les defendió con más inverosimilitudes, como decir que Debanhi se había caído en la cisterna y, moribunda, se había puesto de pie, falleciendo así, para 'encuadrar' la ausencia de agua en sus pulmones. La ineptitud de nuestras autoridades es tan inmensa, que hasta juega en contra de ellos mismos.

MEDIOS

La publicación de la segunda autopsia en El País resulta, en sí misma, una señal de algo. La publicación se hizo justo una noche antes de la visita del presidente López Obrador a Monterrey, efectuada el viernes, donde, incluso, se reunió con la familia de Debanhi.

Por otra parte, la elección de El País como canal para esa filtración, revela que ningún medio mexicano quiso contradecir la versión oficial, la del "accidente". Tuvo que ser un medio internacional, más allá de los intereses de la cúpula mexicana, quien le entrara al tema.

Ahí si resulta errado el diagnóstico de Mario Escobar. Si la autopsia que encargó fue filtrada en El País, ese hecho resulta la mejor prueba de que los titulares de la fiscalía nuevoleonesa no estuvieron detrás ¿Para qué se darían ese balazo mediático en el pie? Claro, eso no quiere decir que alguien dentro de esa misma fiscalía, contrario a esos titulares, no la haya filtrado. Incluso, es posible que los peritos contratados por el padre de Debanhi sean los autores de la filtración, en un arrebato de astucia política y mediática, avaricia traicionera o desesperación…

Cuando, en un país, las grandes verdades periodísticas -no los reportajes de chismes políticos, de rasero y cuño idóneo para TV Notas-, son expuestas en medios del extranjero, tenemos un síntoma claro de erosión democrática. Las revelaciones torales de la política estadounidense no las hace Le Monde, las hacen los medios de ese mismo país.

Y en este punto, no puede dejarse de enjuiciar el pavoroso mutismo a la carta de los medios mexicanos. Y desde ese mutismo a la carta, no calza nada bien ese discurso de martirio periodístico que medios como Reforma y comunicadores -que no periodistas- como Azucena Uresti, entonan. La venta, renta o cesión gratuita de la imagen, voz o textos de un periodista o medio, son absolutamente irreconciliables con la deontología periodística. Y quien no cumple con la deontología de un oficio, no puede decirse parte de este, ni escudarse en su ejercicio para defender su persona.

Uresti ha sepultado su carrera con sus actos al cubrir este caso. El mensaje de WhatsApp que, por accidente, le envió a Mario Escobar, revela que la escuela de Carlos Denegri vive su momento de mayor 'esplendor'. La frase de Azucena ("Yo siempre he ido del lado de la fiscalía") revela no solamente abyección, sino a un sector del periodismo mexicano, por desgracia mayoritario, con una proclividad a corromperse, rayana en la desesperación.

Pero no son únicamente los medios fincados en Monterrey. Por ejemplo, ¿dónde está Proceso? ¿alguien ha notado que guarda un silencio casi total, mucho más evidente en su edición impresa, con respecto al caso Debanhi?

Debanhi, sin quererlo, se ha convertido en una piedra de toque de la honorabilidad de la comunicación mexicana y nos ha mostrado, como quien revela un negativo fotográfico, cuan grandes son las manchas en ese retrato feliz del "valiente" (sic y recontra sic) periodismo mexicano.

FISCAL

Es indudable que el fiscal nuevoleonés, Gustavo Guerrero, ha tenido un actuar no solamente cuestionable, sino insensible, deleznable y hasta cruel.

El 27 de abril, Guerrero dijo, en una conferencia de prensa sobre el caso Debanhi, que las mujeres desaparecen "voluntariamente, (porque) tienen algún problema en la familia (...) es por rebeldía". Guerrero, en el colmo de la desvergüenza, dijo que no es que hubiese niñas pequeñas robadas o desaparecidas, sino que se "desorientaban" y ya no podían volver a casa.

Guerrero es un hombre del 'establishment' en el sentido más amplio y peyorativo del término. Fue magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León durante 19 años, cargo que dejó para ser fiscal, donde lleva cuatro. Es decir, ha estado 23 años en la élite judicial de aquella entidad.

Resulta imposible que alguien así, cuyas ligas e identificación con la cúpula política, por longevas, indisolubles, pueda buscar y otorgar, realmente, la justicia

Pero mucho más lamentable es el papel de Griselda Núñez, fiscal Especializada en Feminicidios y Delitos contra las Mujeres.

Los méritos y capacidades de Núñez para estar en ese cargo son cuestionables. Su cédula como abogada es de la Universidad del Valle de Atemajac, una cadena de universidades patito, con presencia en Jalisco y el Bajío, manejadas por la jerarquía eclesiástica católica. Griselda, quien acaba de cumplir 35 años de edad, tiene apenas cinco en Nuevo León (llegó en 2017, según su currículum en LinkedIn) e, inicialmente, era la apoderada legal de un despacho llamado Lexalis Servicios Legales S.C., que obtenía, por ejemplo, contratos del entonces gobierno panista sampetrino. A fines de ese mismo año, ya en lo individual, recibió un contrato del Poder Judicial del Estado, para dar un taller de capacitación. Su actual jefe, el fiscal, era, por aquel entonces, magistrado de ese poder (https://www.pjenl.gob.mx/obligaciones/comunes/XII/CPSP-VP-Griselda-N%FA%F1ez-Espinoza-PJENL-1711.pdf)...

Este columnista halló todos esos datos sobre Núñez en 30 minutos, pero la prensa nuevoleonesa y la nacional parecen no haberlos visto.

El papel de Griselda ha sido, básicamente, el de patiño, saliendo a repetir, cual muñeco de ventrílocuo, hipótesis y versiones ya defendidas por su jefe.

Pero su caso debe llevar a una reflexión más profunda en torno al papel de las mujeres en los cargos públicos: ¿De qué sirve la llegada de una mujer a un cargo como ese, si estará supeditada a un hombre? Peor aún: ¿De qué sirve que una mujer ocupe un cargo así, si fue elegida por un hombre quien, obviamente, la va a ungir de acuerdo a sus criterios e intereses, los cuales están regidos por una visión masculina -por decir lo menos-? Se trata, sin duda, de una equidad de género fingida

CONCLUSIÓN

La segunda autopsia de Debanhi nos recuerda que la justicia es privilegio de quien tiene los recursos para exigirla. El padre de esta joven, por su trabajo en el magisterio, los tuvo, tal vez de su sueldo, tal vez de sus ahorros, pero pudo pagar esa autopsia y hacer contrapunto. En contraste, José Gerardo Martínez, el padre de Yolanda, cuyo cadáver fue hallado el domingo en un terreno baldío, luchó para encontrar a su hija, al punto de acabar en el hospital, pero, al final, fue avasallado por la versión de la fiscalía en el sentido de que su hija se "suicidó".

En la versión oficial sobre la muerte de Yolanda hay inconsistencias grotescas. De entrada, los dos argumentos que sostienen la hipótesis del suicidio son bastante inverosímiles. El primero, que es el hallazgo junto a su cuerpo de un recipiente con fosfuro de aluminio, un compuesto usado como insecticida para la fumigación de granos, es ilógico ¿Cómo para qué se complicaría una suicida, planeando su muerte usando un compuesto industrial que no es fácil de comprar, cuando pudo acabar con su vida mediante una sobredosis de drogas, fácilmente adquiribles en Facebook?

El otro argumento es peor: se basa en que, junto al cadáver de Yolanda, estaba un vaso de unicel con las leyendas "Te amo Negrito", "Ya me voy, te voy a extrañar" y "Márcame Guapo". Diversos medios publicaron la foto del vaso y, en este, se halla escrito un número de teléfono ¿Por qué una mujer que se iba a suicidar escribiría, en su mensaje de despedida, su número de celular y le pediría a un hombre que le marcara? ¿Para hablar con él desde el más allá o cómo?

Pero, si en el caso Debanhi, la fiscalía nuevoleonesa se sale con la suya, pronto veremos las mismas prácticas en otras entidades, en todo México, y no solamente morirán más mujeres, sino la posibilidad de hacerles justicia.

Si el asesinato -¿alguien lo sigue dudando?- de Debanhi Escobar queda impune, vamos a perder, más, todavía más, como país. Y, particularmente, las mujeres ¿O no?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Si el asesinato -¿alguien duda que es un asesinato?- de Debanhi Escobar queda impune, vamos a perder, más, todavía más, como país. Y, particularmente, las mujeres.

A lo mejor usted, con lujo de regionalismo, piensa "eso pasó en Monterrey ¿A nosotros qué?", o considera que, total, si tantos homicidios de mujeres, de hombres, quedan impunes ¿en qué puede afectar uno más? Sin embargo, permítame decirle que está gravemente equivocad@...

El detalle -y en los detalles está Dios y está el diablo- es todo lo que la élite mediática, política, judicial, ha puesto en juego para grabar, en piedra, su 'verdad histórica': que Debanhi murió en un accidente. O visto con mayor rigor y menos condescendencia: para dejar impune el crimen de Debanhi, porque el responsable o sus responsables están, claramente, cobijados por esa élite, por una esfera de poder a la cual, resulta dable pensar, se hallan asociados.

Que el crimen financia campañas y respalda gustos y excesos de políticos, es público y sabido. Y resulta inferible que, de esa liga indisoluble, procede la impunidad con que pretende tramitarse el feminicidio de la joven regiomontana.

En México, las élites se retroalimentan unas de otras en su aprendizaje de las peores prácticas. Si a la élite del "Nuevo Nuevo León" (Samuel García, dixit) le sale el garlito con Debanhi, se convertirá en manual para otros asesinatos, para otros crímenes, para otras tropelías cometidas desde el poder o por los socios de este, criminales, siempre.

Por eso, es tan importante el caso de Debanhi, porque, además, en la otra orilla, su padre, Mario Escobar, y quienes le apoyan, también han apostado todo. Si ganan, serán ejemplo de que se le puede dar la vuelta a esa avalancha brutal que los poderosos arrojan contra quienes consideran súbditos, cuando alguno 'se sale del huacal'. Si pierden, servirán de escarmiento para que nadie ose cuestionar las verdades construidas desde el poder. Y México ya no se puede permitir otra Marisela Escobedo.

AUTOPSIA

Tener claro el escenario de ese juego ajedrecístico en que se ha convertido el caso Debanhi, no obsta para analizar filias y fobias de sus protagonistas.

Más allá de que resulta entendible la molestia de Mario Escobar por la filtración de la "segunda autopsia", como se le ha llamado al análisis forense encargado, en su momento, por la familia de Debanhi, lo cierto es que esa publicación de El País dio vida nueva al caso.

El caso Debanhi se estaba diluyendo. Y, con ello, se configuraba el escenario predilecto para quienes tienen el poder: sin una cara visible, las demandas colectivas pierden justificación y sentido. Debanhi le da rostro al reclamo por la violencia contra las mujeres. La evidente desesperación de las autoridades por sepultar su derecho a la justicia, junto a su cadáver, le da un por qué a ese reclamo. Un por qué más allá de simpatías y rechazos.

Mario Escobar había convertido a esa segunda autopsia en el Santo Grial. Era la típica verdad no revelada, guardada en un cofre, pero cuyo atisbable contenido era un punto de giro. Escobar no quería publicarla, como ya lo dijo, para no dañar el famoso debido proceso, Pero ese cofre se tenía que abrir o Debanhi iba a perderse en el horizonte de impunidad que cubre, desde siempre, la bóveda celeste mexicana.

Las conclusiones de la segunda autopsia son absolutamente estremecedoras, porque nos revelan el infinito sufrimiento de la joven regiomontana y como, en típico derrotero de la violencia contra las mujeres, su asesinato fue un segundo crimen que buscaba silenciar uno previo: su ultraje a manos de uno o unos psicópatas.

VERSIÓN

Resulta macabramente indignante como el aparato de justicia de este país puede utilizar todos los recursos pagados con dinero de la ciudadanía, para usarlos en contra de esta.

La segunda autopsia deja clara una cosa: el tiempo que las autoridades se tardaron en hallar a Debanhi, en realidad fue el que necesitaron para construir su versión del "accidente", misma que buscaron imponer a como diera lugar.

Es imposible saber si la versión de la caída en la cisterna la construyeron a partir de los videos que tenían o si fue al revés. Es decir, si primero inventaron la hipótesis y luego hicieron malabares con los videos, para sustentarla mostrando solamente aquellos que cuadraban con su historia, o si hicieron una versión a la medida de lo que mostraban los videos. Pareciera lo primero, a juzgar porque la segunda autopsia exhibe que el cadáver de Debanhi fue 'sembrado' en la cisterna. Probablemente, viendo y viendo videos, creyeron que sería la versión más 'lógica' y creíble.

Pero su versión rodó por los suelos, condenada por los detalles básicos y evidentes que, como rendijas de luz en una caja oscura, acabaron por exhibir la mentira. Es claro que en la hipótesis del "accidente" ha sobrado tanta sangre fría y maldad, como faltado pericia e inteligencia...

Por ejemplo, el desperdigamiento de las pertenencias de Debanhi, que retaba todas las leyes de la física, o la falta de agua en los pulmones de la víctima, que desafía a la más elemental lógica médica. Y a esas mentiras mal montadas, se les defendió con más inverosimilitudes, como decir que Debanhi se había caído en la cisterna y, moribunda, se había puesto de pie, falleciendo así, para 'encuadrar' la ausencia de agua en sus pulmones. La ineptitud de nuestras autoridades es tan inmensa, que hasta juega en contra de ellos mismos.

MEDIOS

La publicación de la segunda autopsia en El País resulta, en sí misma, una señal de algo. La publicación se hizo justo una noche antes de la visita del presidente López Obrador a Monterrey, efectuada el viernes, donde, incluso, se reunió con la familia de Debanhi.

Por otra parte, la elección de El País como canal para esa filtración, revela que ningún medio mexicano quiso contradecir la versión oficial, la del "accidente". Tuvo que ser un medio internacional, más allá de los intereses de la cúpula mexicana, quien le entrara al tema.

Ahí si resulta errado el diagnóstico de Mario Escobar. Si la autopsia que encargó fue filtrada en El País, ese hecho resulta la mejor prueba de que los titulares de la fiscalía nuevoleonesa no estuvieron detrás ¿Para qué se darían ese balazo mediático en el pie? Claro, eso no quiere decir que alguien dentro de esa misma fiscalía, contrario a esos titulares, no la haya filtrado. Incluso, es posible que los peritos contratados por el padre de Debanhi sean los autores de la filtración, en un arrebato de astucia política y mediática, avaricia traicionera o desesperación…

Cuando, en un país, las grandes verdades periodísticas -no los reportajes de chismes políticos, de rasero y cuño idóneo para TV Notas-, son expuestas en medios del extranjero, tenemos un síntoma claro de erosión democrática. Las revelaciones torales de la política estadounidense no las hace Le Monde, las hacen los medios de ese mismo país.

Y en este punto, no puede dejarse de enjuiciar el pavoroso mutismo a la carta de los medios mexicanos. Y desde ese mutismo a la carta, no calza nada bien ese discurso de martirio periodístico que medios como Reforma y comunicadores -que no periodistas- como Azucena Uresti, entonan. La venta, renta o cesión gratuita de la imagen, voz o textos de un periodista o medio, son absolutamente irreconciliables con la deontología periodística. Y quien no cumple con la deontología de un oficio, no puede decirse parte de este, ni escudarse en su ejercicio para defender su persona.

Uresti ha sepultado su carrera con sus actos al cubrir este caso. El mensaje de WhatsApp que, por accidente, le envió a Mario Escobar, revela que la escuela de Carlos Denegri vive su momento de mayor 'esplendor'. La frase de Azucena ("Yo siempre he ido del lado de la fiscalía") revela no solamente abyección, sino a un sector del periodismo mexicano, por desgracia mayoritario, con una proclividad a corromperse, rayana en la desesperación.

Pero no son únicamente los medios fincados en Monterrey. Por ejemplo, ¿dónde está Proceso? ¿alguien ha notado que guarda un silencio casi total, mucho más evidente en su edición impresa, con respecto al caso Debanhi?

Debanhi, sin quererlo, se ha convertido en una piedra de toque de la honorabilidad de la comunicación mexicana y nos ha mostrado, como quien revela un negativo fotográfico, cuan grandes son las manchas en ese retrato feliz del "valiente" (sic y recontra sic) periodismo mexicano.

FISCAL

Es indudable que el fiscal nuevoleonés, Gustavo Guerrero, ha tenido un actuar no solamente cuestionable, sino insensible, deleznable y hasta cruel.

El 27 de abril, Guerrero dijo, en una conferencia de prensa sobre el caso Debanhi, que las mujeres desaparecen "voluntariamente, (porque) tienen algún problema en la familia (...) es por rebeldía". Guerrero, en el colmo de la desvergüenza, dijo que no es que hubiese niñas pequeñas robadas o desaparecidas, sino que se "desorientaban" y ya no podían volver a casa.

Guerrero es un hombre del 'establishment' en el sentido más amplio y peyorativo del término. Fue magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León durante 19 años, cargo que dejó para ser fiscal, donde lleva cuatro. Es decir, ha estado 23 años en la élite judicial de aquella entidad.

Resulta imposible que alguien así, cuyas ligas e identificación con la cúpula política, por longevas, indisolubles, pueda buscar y otorgar, realmente, la justicia

Pero mucho más lamentable es el papel de Griselda Núñez, fiscal Especializada en Feminicidios y Delitos contra las Mujeres.

Los méritos y capacidades de Núñez para estar en ese cargo son cuestionables. Su cédula como abogada es de la Universidad del Valle de Atemajac, una cadena de universidades patito, con presencia en Jalisco y el Bajío, manejadas por la jerarquía eclesiástica católica. Griselda, quien acaba de cumplir 35 años de edad, tiene apenas cinco en Nuevo León (llegó en 2017, según su currículum en LinkedIn) e, inicialmente, era la apoderada legal de un despacho llamado Lexalis Servicios Legales S.C., que obtenía, por ejemplo, contratos del entonces gobierno panista sampetrino. A fines de ese mismo año, ya en lo individual, recibió un contrato del Poder Judicial del Estado, para dar un taller de capacitación. Su actual jefe, el fiscal, era, por aquel entonces, magistrado de ese poder (https://www.pjenl.gob.mx/obligaciones/comunes/XII/CPSP-VP-Griselda-N%FA%F1ez-Espinoza-PJENL-1711.pdf)...

Este columnista halló todos esos datos sobre Núñez en 30 minutos, pero la prensa nuevoleonesa y la nacional parecen no haberlos visto.

El papel de Griselda ha sido, básicamente, el de patiño, saliendo a repetir, cual muñeco de ventrílocuo, hipótesis y versiones ya defendidas por su jefe.

Pero su caso debe llevar a una reflexión más profunda en torno al papel de las mujeres en los cargos públicos: ¿De qué sirve la llegada de una mujer a un cargo como ese, si estará supeditada a un hombre? Peor aún: ¿De qué sirve que una mujer ocupe un cargo así, si fue elegida por un hombre quien, obviamente, la va a ungir de acuerdo a sus criterios e intereses, los cuales están regidos por una visión masculina -por decir lo menos-? Se trata, sin duda, de una equidad de género fingida

CONCLUSIÓN

La segunda autopsia de Debanhi nos recuerda que la justicia es privilegio de quien tiene los recursos para exigirla. El padre de esta joven, por su trabajo en el magisterio, los tuvo, tal vez de su sueldo, tal vez de sus ahorros, pero pudo pagar esa autopsia y hacer contrapunto. En contraste, José Gerardo Martínez, el padre de Yolanda, cuyo cadáver fue hallado el domingo en un terreno baldío, luchó para encontrar a su hija, al punto de acabar en el hospital, pero, al final, fue avasallado por la versión de la fiscalía en el sentido de que su hija se "suicidó".

En la versión oficial sobre la muerte de Yolanda hay inconsistencias grotescas. De entrada, los dos argumentos que sostienen la hipótesis del suicidio son bastante inverosímiles. El primero, que es el hallazgo junto a su cuerpo de un recipiente con fosfuro de aluminio, un compuesto usado como insecticida para la fumigación de granos, es ilógico ¿Cómo para qué se complicaría una suicida, planeando su muerte usando un compuesto industrial que no es fácil de comprar, cuando pudo acabar con su vida mediante una sobredosis de drogas, fácilmente adquiribles en Facebook?

El otro argumento es peor: se basa en que, junto al cadáver de Yolanda, estaba un vaso de unicel con las leyendas "Te amo Negrito", "Ya me voy, te voy a extrañar" y "Márcame Guapo". Diversos medios publicaron la foto del vaso y, en este, se halla escrito un número de teléfono ¿Por qué una mujer que se iba a suicidar escribiría, en su mensaje de despedida, su número de celular y le pediría a un hombre que le marcara? ¿Para hablar con él desde el más allá o cómo?

Pero, si en el caso Debanhi, la fiscalía nuevoleonesa se sale con la suya, pronto veremos las mismas prácticas en otras entidades, en todo México, y no solamente morirán más mujeres, sino la posibilidad de hacerles justicia.

Si el asesinato -¿alguien lo sigue dudando?- de Debanhi Escobar queda impune, vamos a perder, más, todavía más, como país. Y, particularmente, las mujeres ¿O no?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com