/ miércoles 1 de septiembre de 2021

Expediente Confidencial | Los ocho súbditos de Julieta

Los políticos actuales tienen una proclividad a negar lo evidente que, si no se interpretara a través del esténcil que imponen los usos y costumbres de su gremio, sería patológica, pues exhibe mitomanía y un nulo respeto por la inteligencia del resto.

Un grupo de ocho diputados locales, morenistas todos, viajó a la Ciudad de México para asistir a la instalación de la 65 legislatura del Congreso de la Unión. Eso es lo evidente, pero no lo importante e interesante, que está en la raíz de esa acción: fueron para aplaudir la investidura de Julieta Ramírez, diputada federal por el distrito 2 de Baja California, con cabecera en Mexicali.

La primera pregunta, necesaria, es ¿cuál es el beneficio real, tangible, medible, para la ciudadanía, de que ocho diputados locales viajen a la CDMX para rendirle pleitesía a una legisladora de su partido, quien es consentida y delfina de su grupo político? Y no nos vengan con el rollo de "fortalecer los lazos" o "las gestiones", porque esas "explicaciones", si cabe el adjetivo para esa colección habitual de pretextos, ya están más escuchadas que Caballo Dorado en las bodas. Además, en la era de Meet y Skype, decir que se necesita viajar 3 mil kilómetros para "reforzar la coordinación", es un insulto al IQ de la población.

La segunda pregunta, indispensable, es ¿con qué dinero se pagaron esos viajes? Indignante si fue con el del pueblo ¿Dónde quedó aquello de "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre"? ¿En el mismo bote de papeles del baño donde fue a parar lo de "no mentir, no robar y no traicionar"?...

Si fue con dinero del pueblo o no, jamás lo sabremos. Ni modo que ellos mismos lo digan. Por otro lado, si en algo han tenido pericia los morenistas, es en destruir los mecanismos de transparencia. Ellos que, cuando eran oposición, tanto la exigían.

De hecho, buscando ocultar su ida al Palacio Legislativo de San Lázaro, públicamente explicaron el viaje con una visita a la Secretaría de Gobernación. En sus 'fan page', ninguno publicó nada relativo a su paso por la cámara baja del Congreso de la Unión ¿Estaban haciendo algo malo o por qué no lo dijeron?

Nada más que Julia González cometió un ligero desliz cibernético: subió una foto, a su perfil personal, en la puerta del Palacio Legislativo de San Lázaro, con el siguiente mensaje: "Me siento muy honrada de poder acompañar a las, les y los nuevos diputados federales, a su toma de protesta" (https://www.facebook.com/photo/?fbid=10224099499734061&set=a.2234861189835).

Y, aunque la visita a Gobernación fue el lunes, no obstó para que se fueran a la CDMX desde el sábado, lo cual sabemos gracias a que Manuel Guerrero subió ese día, a su perfil personal, fotos del Zócalo capitalino, con la frase "Desde el corazón de la "La Gran Tenochtitlán" la verdadera Patria! (sic)" (https://www.facebook.com/manuel.guerreroluna/posts/10219038386300981).

¿Para una reunión que se iba a llevar a cabo el lunes, era necesario viajar desde el sábado a la CDMX y pagar dos noches de hotel (las de sábado y domingo), presuntamente con dinero del pueblo?

Bueno, es que no iban solamente a la reunión del lunes, sino, sobre todo, a la ceremonia del domingo en San Lázaro.

Por lo demás, Manuel Guerrero, Alejandra Ang, Juan Manuel Molina, Julia González, Evelyn Sánchez, Dunnia Murillo, Araceli Geraldo y su coordinadora, Rocío Adame, tuvieron una sola prioridad en agosto, a la cual dedicaron todo su tiempo: quedar bien con sus jefes políticos, exhibiendo, a un punto excesivo, que son sus incondicionales, para que no les quede duda.

Pese a los acuciantes problemas que sufre Baja California, entre los cuales pandemia e inseguridad se disputan el primer lugar, en auténtico toma y daca, treinta y un días fueron insuficientes para que cuatro de esos diputados, incluyendo a Manuel Guerrero y Julia González, elaboraran y presentaran alguna iniciativa que expusiera caminos para, al menos, intentar salir de esos laberintos. Otros tres apenas suman una.

En cambio, si les dio tiempo para mostrar cuán útiles y leales pueden ser a sus patrones, lo mismo intentando romper el quórum en las sesiones de instalación de las comisiones que presiden diputados adversarios (aunque sean de su propia coalición, caso de Claudia Agatón), que tomándose fotos "pa'l face". En el baile de la zalamería, todo paso vale.

Y la definición de quienes consideran adversarios, así como sus acciones, radiografían la silueta del gigantesco elefante de su sala, que rechazan en sus dichos, pero airean en sus hechos: su grupo político viene a implementar un proyecto transexenal y busca que Julieta Ramírez sea gobernadora en 2027 ¿Ven qué fácil es decirlo? ¿O es que tiene algo de malo? ¿O de vergonzoso? ¿O les da pena haber acabado como súbditos de una veinteañera?

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Los políticos actuales tienen una proclividad a negar lo evidente que, si no se interpretara a través del esténcil que imponen los usos y costumbres de su gremio, sería patológica, pues exhibe mitomanía y un nulo respeto por la inteligencia del resto.

Un grupo de ocho diputados locales, morenistas todos, viajó a la Ciudad de México para asistir a la instalación de la 65 legislatura del Congreso de la Unión. Eso es lo evidente, pero no lo importante e interesante, que está en la raíz de esa acción: fueron para aplaudir la investidura de Julieta Ramírez, diputada federal por el distrito 2 de Baja California, con cabecera en Mexicali.

La primera pregunta, necesaria, es ¿cuál es el beneficio real, tangible, medible, para la ciudadanía, de que ocho diputados locales viajen a la CDMX para rendirle pleitesía a una legisladora de su partido, quien es consentida y delfina de su grupo político? Y no nos vengan con el rollo de "fortalecer los lazos" o "las gestiones", porque esas "explicaciones", si cabe el adjetivo para esa colección habitual de pretextos, ya están más escuchadas que Caballo Dorado en las bodas. Además, en la era de Meet y Skype, decir que se necesita viajar 3 mil kilómetros para "reforzar la coordinación", es un insulto al IQ de la población.

La segunda pregunta, indispensable, es ¿con qué dinero se pagaron esos viajes? Indignante si fue con el del pueblo ¿Dónde quedó aquello de "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre"? ¿En el mismo bote de papeles del baño donde fue a parar lo de "no mentir, no robar y no traicionar"?...

Si fue con dinero del pueblo o no, jamás lo sabremos. Ni modo que ellos mismos lo digan. Por otro lado, si en algo han tenido pericia los morenistas, es en destruir los mecanismos de transparencia. Ellos que, cuando eran oposición, tanto la exigían.

De hecho, buscando ocultar su ida al Palacio Legislativo de San Lázaro, públicamente explicaron el viaje con una visita a la Secretaría de Gobernación. En sus 'fan page', ninguno publicó nada relativo a su paso por la cámara baja del Congreso de la Unión ¿Estaban haciendo algo malo o por qué no lo dijeron?

Nada más que Julia González cometió un ligero desliz cibernético: subió una foto, a su perfil personal, en la puerta del Palacio Legislativo de San Lázaro, con el siguiente mensaje: "Me siento muy honrada de poder acompañar a las, les y los nuevos diputados federales, a su toma de protesta" (https://www.facebook.com/photo/?fbid=10224099499734061&set=a.2234861189835).

Y, aunque la visita a Gobernación fue el lunes, no obstó para que se fueran a la CDMX desde el sábado, lo cual sabemos gracias a que Manuel Guerrero subió ese día, a su perfil personal, fotos del Zócalo capitalino, con la frase "Desde el corazón de la "La Gran Tenochtitlán" la verdadera Patria! (sic)" (https://www.facebook.com/manuel.guerreroluna/posts/10219038386300981).

¿Para una reunión que se iba a llevar a cabo el lunes, era necesario viajar desde el sábado a la CDMX y pagar dos noches de hotel (las de sábado y domingo), presuntamente con dinero del pueblo?

Bueno, es que no iban solamente a la reunión del lunes, sino, sobre todo, a la ceremonia del domingo en San Lázaro.

Por lo demás, Manuel Guerrero, Alejandra Ang, Juan Manuel Molina, Julia González, Evelyn Sánchez, Dunnia Murillo, Araceli Geraldo y su coordinadora, Rocío Adame, tuvieron una sola prioridad en agosto, a la cual dedicaron todo su tiempo: quedar bien con sus jefes políticos, exhibiendo, a un punto excesivo, que son sus incondicionales, para que no les quede duda.

Pese a los acuciantes problemas que sufre Baja California, entre los cuales pandemia e inseguridad se disputan el primer lugar, en auténtico toma y daca, treinta y un días fueron insuficientes para que cuatro de esos diputados, incluyendo a Manuel Guerrero y Julia González, elaboraran y presentaran alguna iniciativa que expusiera caminos para, al menos, intentar salir de esos laberintos. Otros tres apenas suman una.

En cambio, si les dio tiempo para mostrar cuán útiles y leales pueden ser a sus patrones, lo mismo intentando romper el quórum en las sesiones de instalación de las comisiones que presiden diputados adversarios (aunque sean de su propia coalición, caso de Claudia Agatón), que tomándose fotos "pa'l face". En el baile de la zalamería, todo paso vale.

Y la definición de quienes consideran adversarios, así como sus acciones, radiografían la silueta del gigantesco elefante de su sala, que rechazan en sus dichos, pero airean en sus hechos: su grupo político viene a implementar un proyecto transexenal y busca que Julieta Ramírez sea gobernadora en 2027 ¿Ven qué fácil es decirlo? ¿O es que tiene algo de malo? ¿O de vergonzoso? ¿O les da pena haber acabado como súbditos de una veinteañera?

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com