/ lunes 10 de enero de 2022

Expediente Confidencial | "No tiene la culpa el indio..."

El pasado 4 de enero, la Organización Editorial Mexicana (OEM) publicó una fotografía del gobernador Cuauhtémoc Blanco en donde se observa con integrantes del crimen organizado, particularmente del Cártel Jalisco Nueva Generación (https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/politica/cuauhtemoc-blanco-se-reunio-con-lideres-del-narco-en-morelos-7685446.html).

Al día siguiente, Héctor de Mauleón, columnista de El Universal, publicó una nueva imagen de Blanco, con otro criminal (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/hector-de-mauleon/la-foto-del-cuau).

Aunque la OEM dijo que la reunión de la primera foto había sido en casa de Blanco, días más tarde se supo que fue en una iglesia de Yautepec.

Políticos, narcotraficantes y sacerdotes. Un vínculo de larga data.

Blanco, lógicamente, negó vínculos con los sujetos de la foto, quienes, como respuesta, colgaron una lona, donde lo más interesante es que emplazaron al gobernador morelense a no desconocer "los acuerdos", o darían a conocer "datos exactos de la muerte de Samir".

"Samir" es Samir Flores Soberanes, activista indígena que se opuso a diversos proyectos que afectaban a comunidades rurales de Morelos. Fue asesinado el 20 de febrero de 2019, a la puerta de su casa. Un día antes, había asistido a un foro donde confrontó a Hugo Eric Flores, delegado del gobierno federal en Morelos... y presidente del PES, que postuló a Blanco.

A eso, seguramente, hace referencia la frase "salúdame mucho a Hugo Erick (sic)", que aparece en la citada manta.

Políticos evangélicos. Se escudan en Dios para robarse el dinero del pueblo, para atentar contra el pueblo. Son la peor porquería de la política. Y miren que en política hay mucha.

Tras la aparición de las fotos, Morena ha buscado desligar su imagen de la de Blanco, pero no hay forma. No solamente Flores era delegado del gobierno de López Obrador en Morelos, sino que el propio AMLO salió en un spot, junto al ex futbolista, en 2018, pidiendo el voto para su candidatura a gobernador (https://www.youtube.com/watch?v=szfu-UD9V3I).

De ese spot, es oportuno recordar una frase de López Obrador: "Vamos a ganar, como se dice en el fútbol, por goliza... ¿Para qué? Para que haya justicia, haya trabajo, haya paz, haya tranquilidad en Morelos, con nuestro próximo gobernador: Cuauhtémoc Blanco".

Morena, López Obrador y narcotráfico. Tampoco es nuevo. Ahí está el 'Culiacanazo', el saludo a la mamá de 'El Chapo', los 'abrazos y no balazos'...

Sin embargo, la culpa de que Blanco acabara gobernando Morelos no es de ellos, es de la gente.

La falta de cultura general en América Latina, y de cultura política en particular, ha sido el peor enemigo de la región.

México no es la excepción.

La ignorancia genera que se confunda la fama de un personaje con su capacidad para gobernar. Por eso, en Honduras iban a elegir a un comentarista deportivo en 2017. Por eso, en Guatemala eligieron de presidente a un comediante, en 2015. Y así les fue.

Dicho en términos de las librerías Gandhi: "Leer te ayudará a saber que un personaje famoso NO será un buen gobernante".

A lo largo de su vida, Cuauhtémoc Blanco dio suficientes señales de quién era como persona: como futbolista, se liaba a golpes ante la menor provocación y simulaba orinar como perro en la portería del rival, para festejar sus goles.

Ni hablemos de esa sinuosa vida personal que le caracterizaba, misma que era del dominio público, donde lo mismo era un padre irresponsable, que se enredaba con una vedette apodada 'La Nacha Plus', apelativo que, en si mismo, le define.

Pero, si todo lo anterior no bastara como revelador currículum, Blanco llegó a la presidencia municipal de Cuernavaca de forma igualmente turbia, habiendo cobrado, incluso, por prestarse como candidato, para salvar el registro del Partido Social Demócrata. Pero Blanco ganó -lo que nadie esperaba al inicio- y, entonces, no solamente botó a sus antiguos jefes, sino que se arrojó a los brazos de Morena, para garantizar su llegada a la gubernatura.

Todo ese tipo de conductas que denotan inmadurez emocional y nulos valores, pueden ser atractivas para un público que está igual o peor de dañado que su ídolo.

Ahí se explica una parte de por qué Blanco es gobernador. La otra es que un sector de la sociedad, harto de PRI, PAN y PRD, se agarró a cualquier clavo ardiendo. Esas son las razones por la que Blanco ganó las elecciones municipales y, tres años, más tarde, las estatales.

Pero ningún país se alivia con remedios Alka-Seltzer, rapiditos e indoloros. Ahí está López Obrador, el que venía a transformar a México y ahora nos tiene con la inflación más alta del siglo, reconocida por él.

Y ahí está, como su apéndice, Blanco.

Si la gente opta por esos remedios es, de nuevo, por falta de cultura. No sabe y, a ciegas, es complicado tomar la decisión correcta.

Pero eso nos lleva a una reflexión donde, por desgracia, la respuesta está, y a la vez no, en las librerías Gandhi: la lectura, la cultura en si, es privilegio de unos cuantos en México. Hay un círculo vicioso brutalmente excluyente. Un libro de política cuesta, en promedio, 300 pesos. Muy pocas personas tienen 300 pesos que no necesiten. Y a los que les sobra ese dinero, son quienes, por su posición económica, ya tienen cultura. En síntesis: la cultura y la información no llegan a donde se necesita, para cambiar a este país.

Antes de la pandemia, Paco Ignacio Taibo II intentó abaratar los libros del Fondo de Cultura Económica y se armó un escándalo. Qué cómo era posible, que era "abaratar" el "talento". Pues claro, nadie quiere sacrificar un poco de su queso para que otros coman. Los escritores y periodistas mexicanos que hacen libros, son niños bonitos, que viven a todo lujo y, en nombre de la igualdad en el acceso a la información y la cultura, no van a ceder nada. Pregunten a Anabel Hernández si estaría dispuesta a que un libro suyo se vendiera en 20 pesos y no ganar nada, por una vez en su vida.

Así que seguiremos igual y, por ende, nadie espere cosas diferentes. Vendrán nuevos Blancos y más gobernadores que, en su camino al poder, se orinen en la portería del rival... o en la nuestra...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El pasado 4 de enero, la Organización Editorial Mexicana (OEM) publicó una fotografía del gobernador Cuauhtémoc Blanco en donde se observa con integrantes del crimen organizado, particularmente del Cártel Jalisco Nueva Generación (https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/politica/cuauhtemoc-blanco-se-reunio-con-lideres-del-narco-en-morelos-7685446.html).

Al día siguiente, Héctor de Mauleón, columnista de El Universal, publicó una nueva imagen de Blanco, con otro criminal (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/hector-de-mauleon/la-foto-del-cuau).

Aunque la OEM dijo que la reunión de la primera foto había sido en casa de Blanco, días más tarde se supo que fue en una iglesia de Yautepec.

Políticos, narcotraficantes y sacerdotes. Un vínculo de larga data.

Blanco, lógicamente, negó vínculos con los sujetos de la foto, quienes, como respuesta, colgaron una lona, donde lo más interesante es que emplazaron al gobernador morelense a no desconocer "los acuerdos", o darían a conocer "datos exactos de la muerte de Samir".

"Samir" es Samir Flores Soberanes, activista indígena que se opuso a diversos proyectos que afectaban a comunidades rurales de Morelos. Fue asesinado el 20 de febrero de 2019, a la puerta de su casa. Un día antes, había asistido a un foro donde confrontó a Hugo Eric Flores, delegado del gobierno federal en Morelos... y presidente del PES, que postuló a Blanco.

A eso, seguramente, hace referencia la frase "salúdame mucho a Hugo Erick (sic)", que aparece en la citada manta.

Políticos evangélicos. Se escudan en Dios para robarse el dinero del pueblo, para atentar contra el pueblo. Son la peor porquería de la política. Y miren que en política hay mucha.

Tras la aparición de las fotos, Morena ha buscado desligar su imagen de la de Blanco, pero no hay forma. No solamente Flores era delegado del gobierno de López Obrador en Morelos, sino que el propio AMLO salió en un spot, junto al ex futbolista, en 2018, pidiendo el voto para su candidatura a gobernador (https://www.youtube.com/watch?v=szfu-UD9V3I).

De ese spot, es oportuno recordar una frase de López Obrador: "Vamos a ganar, como se dice en el fútbol, por goliza... ¿Para qué? Para que haya justicia, haya trabajo, haya paz, haya tranquilidad en Morelos, con nuestro próximo gobernador: Cuauhtémoc Blanco".

Morena, López Obrador y narcotráfico. Tampoco es nuevo. Ahí está el 'Culiacanazo', el saludo a la mamá de 'El Chapo', los 'abrazos y no balazos'...

Sin embargo, la culpa de que Blanco acabara gobernando Morelos no es de ellos, es de la gente.

La falta de cultura general en América Latina, y de cultura política en particular, ha sido el peor enemigo de la región.

México no es la excepción.

La ignorancia genera que se confunda la fama de un personaje con su capacidad para gobernar. Por eso, en Honduras iban a elegir a un comentarista deportivo en 2017. Por eso, en Guatemala eligieron de presidente a un comediante, en 2015. Y así les fue.

Dicho en términos de las librerías Gandhi: "Leer te ayudará a saber que un personaje famoso NO será un buen gobernante".

A lo largo de su vida, Cuauhtémoc Blanco dio suficientes señales de quién era como persona: como futbolista, se liaba a golpes ante la menor provocación y simulaba orinar como perro en la portería del rival, para festejar sus goles.

Ni hablemos de esa sinuosa vida personal que le caracterizaba, misma que era del dominio público, donde lo mismo era un padre irresponsable, que se enredaba con una vedette apodada 'La Nacha Plus', apelativo que, en si mismo, le define.

Pero, si todo lo anterior no bastara como revelador currículum, Blanco llegó a la presidencia municipal de Cuernavaca de forma igualmente turbia, habiendo cobrado, incluso, por prestarse como candidato, para salvar el registro del Partido Social Demócrata. Pero Blanco ganó -lo que nadie esperaba al inicio- y, entonces, no solamente botó a sus antiguos jefes, sino que se arrojó a los brazos de Morena, para garantizar su llegada a la gubernatura.

Todo ese tipo de conductas que denotan inmadurez emocional y nulos valores, pueden ser atractivas para un público que está igual o peor de dañado que su ídolo.

Ahí se explica una parte de por qué Blanco es gobernador. La otra es que un sector de la sociedad, harto de PRI, PAN y PRD, se agarró a cualquier clavo ardiendo. Esas son las razones por la que Blanco ganó las elecciones municipales y, tres años, más tarde, las estatales.

Pero ningún país se alivia con remedios Alka-Seltzer, rapiditos e indoloros. Ahí está López Obrador, el que venía a transformar a México y ahora nos tiene con la inflación más alta del siglo, reconocida por él.

Y ahí está, como su apéndice, Blanco.

Si la gente opta por esos remedios es, de nuevo, por falta de cultura. No sabe y, a ciegas, es complicado tomar la decisión correcta.

Pero eso nos lleva a una reflexión donde, por desgracia, la respuesta está, y a la vez no, en las librerías Gandhi: la lectura, la cultura en si, es privilegio de unos cuantos en México. Hay un círculo vicioso brutalmente excluyente. Un libro de política cuesta, en promedio, 300 pesos. Muy pocas personas tienen 300 pesos que no necesiten. Y a los que les sobra ese dinero, son quienes, por su posición económica, ya tienen cultura. En síntesis: la cultura y la información no llegan a donde se necesita, para cambiar a este país.

Antes de la pandemia, Paco Ignacio Taibo II intentó abaratar los libros del Fondo de Cultura Económica y se armó un escándalo. Qué cómo era posible, que era "abaratar" el "talento". Pues claro, nadie quiere sacrificar un poco de su queso para que otros coman. Los escritores y periodistas mexicanos que hacen libros, son niños bonitos, que viven a todo lujo y, en nombre de la igualdad en el acceso a la información y la cultura, no van a ceder nada. Pregunten a Anabel Hernández si estaría dispuesta a que un libro suyo se vendiera en 20 pesos y no ganar nada, por una vez en su vida.

Así que seguiremos igual y, por ende, nadie espere cosas diferentes. Vendrán nuevos Blancos y más gobernadores que, en su camino al poder, se orinen en la portería del rival... o en la nuestra...

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com