/ jueves 12 de noviembre de 2020

Expediente Confidencial | “Nueva normalidad”, derrotada

En memoria de las y los 4042 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19, pero, sobre todo, a la IRRESPONSABILIDAD de empresarios y personas, y a la INCAPACIDAD de los gobiernos. Dedicado este texto también a todo el personal sanitario que se la está jugando, a diario. Y recordando que en TIJUANA MUEREN 21 DE CADA 100 ENFERMOS DE Covid-19, 11 VECES MÁS QUE EN SAN DIEGO


El rebrote salvaje de Covid-19 que padece Ciudad Juárez desde octubre, es un preludio de lo que, como país, se nos viene en unas semanas.

Y caminamos hacia ello como si fuese un destino inexorable, porque tenemos a unos políticos mucho más preocupados por ganar el poder en 2021 o no perder este, que por salvar vidas.

Y como esa es su preocupación, ahí tenemos al gobernador, negándose a poner multas a quienes no usen cubrebocas, porque, como gran parte del mercado electoral morenista son mandriles que dicen “no existe el Covi (sic)”, pues quiere tenerlos felices.

Un hecho revela en manos de quien estamos: ayer, el subsecretario Hugo López Gatell, “el Doctor muerte” (oposición, dixit), anunció que México no comprará la vacuna de Pfizer, la misma que se anunció era efectiva a inicios de la semana ¿Por qué? ¡Porque México no tiene una red de transporte refrigerado como la que se necesita para esa vacuna! ¡Estamos jodidos!

No tenemos, ni tendremos, ni la vacuna de Pfizer, ni la rusa, las dos que van más rápido. Seguimos esperando la vacuna de AstraZeneca, la del compadre del presidente, la de Slim, la que no camina. Y mientras, mueren miles y seguirán feneciendo…

De los empresarios no hay nada que esperar. Su máxima es “que mueran los que tengan que morir, pero que mis cuentas en Suiza -o en California- no se vean afectadas”.

Mostrando escaso raciocinio y nula solidaridad, piensan en ellos primero, en ellos después y al último en ellos.

A ningún ser humano racional puede importarle un bledo que mueran sus semejantes, para salvar sus haberes. Ese comportamiento es propio de animales salvajes: defender su cueva y su alimento, aunque para ello tengan que matar.

La “nueva normalidad” ha sido brutalmente derrotada por la realidad. Un virus súper contagioso no se va a resolver corriendo hacia delante.

Era y es de verdadera risa loca que haya quien crea que se puede comer en un restaurante, o ir a un cine, con “protocolos sanitarios”. Es una estupidez, alentada por empresarios y consentida por gobiernos. Nadie puede comer o beber con el cubrebocas puesto y los virus, literalmente, vuelan hasta otras personas. No por nada, el 30% de contagios de la segunda ola en Reino Unido se habían registrado en restaurantes, cafés y bares (“pubs”) antes de que los cerraran (https://www.eliberico.com/un-tercio-de-los-casos-de-coronavirus-en-reino-unido-se-propagan-en-pubs-y-restaurantes/)

El cubrebocas en el Covid-19 equivale al condón ante el VIH, tanto en el sentido de que es un acto de responsabilidad hacia la vida propia y la de otros, como en el hecho de que no hay “tantitos”: un segundo sin condón es suficiente para que el VIH entre en su cuerpo. Igual aquí, un segundo sin cubrebocas basta para que el coronavirus entre por su nariz o su boca.

El problema es cuántas muertes ha provocado esa mentira de la “nueva normalidad” en la que muchos desesperados cayeron por incautos y otros tantos, desgraciadamente, por necesidad.

Veamos las cifras de lo que ha ocurrido en México…

Pandemia del 27 de febrero al 31 de mayo (confinamiento):

Promedio de casos diarios: 954

Promedio diario de muertes: 105

Pandemia desde el 1 de junio (“nueva normalidad”):

Promedio de casos diarios: 5,462

Promedio diario de muertes: 528

Así, ha existido un aterrador incremento de ¡473% en casos y de 403% en fallecimientos! ESE ES EL PRECIO DE LA ‘NUEVA NORMALIDAD’

Repítalo conmigo: No habrá normalidad, jamás, ni se vencerá a la pandemia, sin vacuna…

Y a pesar de la brutalidad del virus, hay verdaderos simios por las calles. Y antes de que alguno saque a pasear el clasismo, hay que recordar las dos bodas en el fraccionamiento San Pedro, de Mexicali, el más exclusivo de allá. Y antes de que alguno saque a relucir el malinchismo, basta ver a los vándalos que, apoyados por restauranteros -si, por restauranteros-, saquearon tiendas e hicieron destrozos en España, negando que exista el coronavirus.

El otro día, al ‘zappear’ la TV, me topé con un programa deportivo de Televisa donde sus cuatro conductores traían solamente la careta, sin cubrebocas. Una idiotez que no protege. UNA CARETA SIN CUBREBOCAS NO SIRVE. Ah y TRAER EL CUBREBOCAS CON LA NARIZ DESCUBIERTA TAMPOCO SIRVE…

Y eso pasa en televisión, de la que, por desgracia, millones toman ejemplos…

Los medios han sido irresponsables al máximo en México. Mientras las cadenas estadounidenses desarrollan sus programas de entretenimiento o deportes, con cada uno de sus conductores desde su casa -si acaso con un ancla en estudio-, en nuestro país vemos a todo mundo, sin cubrebocas, desde foro. La gente dice “mira, si ellos están así, es que no pasa nada, es pura mentira”. Son cuestiones que refuerzan a los mandriles negacionistas.

El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, envió al Congreso una iniciativa para implementar el cubrebocas obligatorio. Acto seguido: sale un diario local, que está enemistado con él, ¡a criticar la medida!

Volviendo a Baja California, abundan reportajes en los medios sobre la “difícil situación” en los bares, motivados, más bien, porque muchos directivos de esos medios son asiduos clientes. En cambio, no he visto una sola nota sobre los obreros afectados en las maquiladoras, condenados a muerte al enfermarse. El tema de las maquiladoras siempre se aborda desde la perspectiva de los empresarios: dinero manda…

Ni qué decir de la infinidad de notas que los medios dedican a que los restauranteros y sus líderes hablen y hablen para convencer a las personas de sus “protocolos sanitarios” y su “nueva normalidad”, a sabiendas del riesgo que corren quienes vayan a un restaurante. Espero que las comidas y los ‘chayotes’ que les pagan a esos directivos y reporteros de tales medios, sean suficientes para silenciar su conciencia por ser cómplices del asesinato de inocentes. Porque, quien no se pone el cubrebocas, quien expande la mentira de la “nueva normalidad”, quien abre su restaurante, bar o fábrica, a sabiendas de que es un peligro y morirán personas por ello, es un asesino. Tan asesino como cualquier sicario.

Tampoco veo en los medios ninguna nota sobre, por ejemplo, el despropósito de usar la careta sin cubrebocas, del que hablamos, o de usar el cubrebocas debajo de la nariz. Mucho menos veo notas con médicos que no sean el payaso que juega a ser secretario de Salud, como acertadamente lo llamó el doctor Conti. Qué triste que la sociedad, en esta horrenda etapa, no cuente con medios deontológicamente lícitos.

A usted que me lee, solo puede decirle que se cuide y que se encomiende a Dios.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En memoria de las y los 4042 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19, pero, sobre todo, a la IRRESPONSABILIDAD de empresarios y personas, y a la INCAPACIDAD de los gobiernos. Dedicado este texto también a todo el personal sanitario que se la está jugando, a diario. Y recordando que en TIJUANA MUEREN 21 DE CADA 100 ENFERMOS DE Covid-19, 11 VECES MÁS QUE EN SAN DIEGO


El rebrote salvaje de Covid-19 que padece Ciudad Juárez desde octubre, es un preludio de lo que, como país, se nos viene en unas semanas.

Y caminamos hacia ello como si fuese un destino inexorable, porque tenemos a unos políticos mucho más preocupados por ganar el poder en 2021 o no perder este, que por salvar vidas.

Y como esa es su preocupación, ahí tenemos al gobernador, negándose a poner multas a quienes no usen cubrebocas, porque, como gran parte del mercado electoral morenista son mandriles que dicen “no existe el Covi (sic)”, pues quiere tenerlos felices.

Un hecho revela en manos de quien estamos: ayer, el subsecretario Hugo López Gatell, “el Doctor muerte” (oposición, dixit), anunció que México no comprará la vacuna de Pfizer, la misma que se anunció era efectiva a inicios de la semana ¿Por qué? ¡Porque México no tiene una red de transporte refrigerado como la que se necesita para esa vacuna! ¡Estamos jodidos!

No tenemos, ni tendremos, ni la vacuna de Pfizer, ni la rusa, las dos que van más rápido. Seguimos esperando la vacuna de AstraZeneca, la del compadre del presidente, la de Slim, la que no camina. Y mientras, mueren miles y seguirán feneciendo…

De los empresarios no hay nada que esperar. Su máxima es “que mueran los que tengan que morir, pero que mis cuentas en Suiza -o en California- no se vean afectadas”.

Mostrando escaso raciocinio y nula solidaridad, piensan en ellos primero, en ellos después y al último en ellos.

A ningún ser humano racional puede importarle un bledo que mueran sus semejantes, para salvar sus haberes. Ese comportamiento es propio de animales salvajes: defender su cueva y su alimento, aunque para ello tengan que matar.

La “nueva normalidad” ha sido brutalmente derrotada por la realidad. Un virus súper contagioso no se va a resolver corriendo hacia delante.

Era y es de verdadera risa loca que haya quien crea que se puede comer en un restaurante, o ir a un cine, con “protocolos sanitarios”. Es una estupidez, alentada por empresarios y consentida por gobiernos. Nadie puede comer o beber con el cubrebocas puesto y los virus, literalmente, vuelan hasta otras personas. No por nada, el 30% de contagios de la segunda ola en Reino Unido se habían registrado en restaurantes, cafés y bares (“pubs”) antes de que los cerraran (https://www.eliberico.com/un-tercio-de-los-casos-de-coronavirus-en-reino-unido-se-propagan-en-pubs-y-restaurantes/)

El cubrebocas en el Covid-19 equivale al condón ante el VIH, tanto en el sentido de que es un acto de responsabilidad hacia la vida propia y la de otros, como en el hecho de que no hay “tantitos”: un segundo sin condón es suficiente para que el VIH entre en su cuerpo. Igual aquí, un segundo sin cubrebocas basta para que el coronavirus entre por su nariz o su boca.

El problema es cuántas muertes ha provocado esa mentira de la “nueva normalidad” en la que muchos desesperados cayeron por incautos y otros tantos, desgraciadamente, por necesidad.

Veamos las cifras de lo que ha ocurrido en México…

Pandemia del 27 de febrero al 31 de mayo (confinamiento):

Promedio de casos diarios: 954

Promedio diario de muertes: 105

Pandemia desde el 1 de junio (“nueva normalidad”):

Promedio de casos diarios: 5,462

Promedio diario de muertes: 528

Así, ha existido un aterrador incremento de ¡473% en casos y de 403% en fallecimientos! ESE ES EL PRECIO DE LA ‘NUEVA NORMALIDAD’

Repítalo conmigo: No habrá normalidad, jamás, ni se vencerá a la pandemia, sin vacuna…

Y a pesar de la brutalidad del virus, hay verdaderos simios por las calles. Y antes de que alguno saque a pasear el clasismo, hay que recordar las dos bodas en el fraccionamiento San Pedro, de Mexicali, el más exclusivo de allá. Y antes de que alguno saque a relucir el malinchismo, basta ver a los vándalos que, apoyados por restauranteros -si, por restauranteros-, saquearon tiendas e hicieron destrozos en España, negando que exista el coronavirus.

El otro día, al ‘zappear’ la TV, me topé con un programa deportivo de Televisa donde sus cuatro conductores traían solamente la careta, sin cubrebocas. Una idiotez que no protege. UNA CARETA SIN CUBREBOCAS NO SIRVE. Ah y TRAER EL CUBREBOCAS CON LA NARIZ DESCUBIERTA TAMPOCO SIRVE…

Y eso pasa en televisión, de la que, por desgracia, millones toman ejemplos…

Los medios han sido irresponsables al máximo en México. Mientras las cadenas estadounidenses desarrollan sus programas de entretenimiento o deportes, con cada uno de sus conductores desde su casa -si acaso con un ancla en estudio-, en nuestro país vemos a todo mundo, sin cubrebocas, desde foro. La gente dice “mira, si ellos están así, es que no pasa nada, es pura mentira”. Son cuestiones que refuerzan a los mandriles negacionistas.

El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, envió al Congreso una iniciativa para implementar el cubrebocas obligatorio. Acto seguido: sale un diario local, que está enemistado con él, ¡a criticar la medida!

Volviendo a Baja California, abundan reportajes en los medios sobre la “difícil situación” en los bares, motivados, más bien, porque muchos directivos de esos medios son asiduos clientes. En cambio, no he visto una sola nota sobre los obreros afectados en las maquiladoras, condenados a muerte al enfermarse. El tema de las maquiladoras siempre se aborda desde la perspectiva de los empresarios: dinero manda…

Ni qué decir de la infinidad de notas que los medios dedican a que los restauranteros y sus líderes hablen y hablen para convencer a las personas de sus “protocolos sanitarios” y su “nueva normalidad”, a sabiendas del riesgo que corren quienes vayan a un restaurante. Espero que las comidas y los ‘chayotes’ que les pagan a esos directivos y reporteros de tales medios, sean suficientes para silenciar su conciencia por ser cómplices del asesinato de inocentes. Porque, quien no se pone el cubrebocas, quien expande la mentira de la “nueva normalidad”, quien abre su restaurante, bar o fábrica, a sabiendas de que es un peligro y morirán personas por ello, es un asesino. Tan asesino como cualquier sicario.

Tampoco veo en los medios ninguna nota sobre, por ejemplo, el despropósito de usar la careta sin cubrebocas, del que hablamos, o de usar el cubrebocas debajo de la nariz. Mucho menos veo notas con médicos que no sean el payaso que juega a ser secretario de Salud, como acertadamente lo llamó el doctor Conti. Qué triste que la sociedad, en esta horrenda etapa, no cuente con medios deontológicamente lícitos.

A usted que me lee, solo puede decirle que se cuide y que se encomiende a Dios.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com