/ jueves 6 de mayo de 2021

Expediente Confidencial | Señora presidenta

El martes, Isabel Díaz Ayuso, presidenta (jefa de gobierno) de la Comunidad de Madrid, refrendó por dos años más su mandato al frente de la misma. La fecha, 4 de mayo, no pudo ser más emblemática: se cumplían 25 años de que el Partido Popular (PP), donde milita Isabel -a quien en España llaman “Ayuso”-, asumió por primera vez el gobierno de aquel país.


Se trata de la segunda gran victoria de la derecha, a nivel mundial, en 2021, tras la sorpresa de Guillermo Lasso en Ecuador.


Las coincidencias históricas del triunfo de Ayuso no se limitan a lo cronológico. Su estratega de campaña fue Miguel Ángel Rodríguez, ‘spin doctor’ que llevó a José María Aznar a la victoria de 1996.


Pero más allá de esas curiosidades, lo de Ayuso -como lo de Lasso, en su contexto-, deja lecciones sobre cómo debe encarar elecciones, en estos tiempos, la derecha; cuál debe ser su discurso y, sobre todo, de qué forma enfrentar a la izquierda actual, que es tan abrasiva, adicta a la posverdad, usufructuaria de la violencia y polarizadora.


Primero, abordemos los antecedentes de esta elección:


1.- En España, tanto a nivel nacional como local, no necesariamente gobierna quien obtiene más votos, sino aquel que tiene más apoyos en su parlamento. Ayuso gobernaba en Madrid con el respaldo de su partido, el conservador Vox y el centroizquierdista Ciudadanos.


2.- El 10 de marzo, Ciudadanos decidió traicionar al PP y sumarse al plan del PSOE y Podemos para quitarle a la derecha tres gobiernos autonómicos -equivalente a los estatales en México-: Castilla y León, Murcia y, sobre todo, Madrid, la joya de la corona. Dicho plan consistía en presentar “mociones de censura”, es decir, impeachments, para destituir a Ayuso y sus compañeros Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras. La verdad, quien les interesaba era Ayuso, cuya imagen y aprobación crecía imparable, por lo cual, el comunismo ansiaba derrocarla.


3.- Ayuso logró evitar la asonada en su contra, disolviendo al parlamento apenas horas antes de que la izquierda presentara su impeachment, y convocando a elecciones. Los madrileños le cobrarían muy caro su traición a Ciudadanos: no llegó al 5% para conservar su registro y desapareció. La gente llevó a que Ayuso aumentara sus votos al doble y, ahora, podrá gobernar sin ayuda de otros…


Y ahora veamos las lecciones que deja Ayuso para la derecha:


1.- Serenidad y paciencia: Ayuso tuvo un acierto muy importante, que fue no caer, jamás, en el juego de PSOE, Podemos, Más Madrid y Ciudadanos. Eran cuatro contra una. Iván Redondo, estratega del gobierno de coalición PSOE-Podemos, tan maquiavélico y sucio como Stephen Bannon, quiso, primero, instalar la narrativa de que Ayuso era como Donald Trump y el candidato socialista, Ángel Gabilondo, simulaba un Joe Biden. Sin embargo, Ayuso lo dejó en fuera de lugar porque su comportamiento, ni de lejos, era el de Trump. Es puntual si, valiente también, directa más, pero no agresiva. Así, los comunistas se veían ridículos cuando la llamaban “fascista”…


2.- No buscar el aplauso de la grada radical: Ya que hablamos de Bannon, otro acierto de Ayuso fue no entrarle al discurso de xenofobia y banderas religiosas que viene utilizando buena parte de la derecha, a nivel mundial, con pésimos resultados, porque el comunismo solamente se dedica a ‘fildear’ ese mensaje y le facilita aplicar su discurso divisivo y guerracivilista. Aunque medios y personalidades con un conservadurismo recalcitrante manifestaron su apoyo a la presidenta, esta no hizo cosas para buscar que le aplaudieran. A diferencia de Trump o LePen, la madrileña Ayuso tenía claro algo bastante evidente: esos votantes, para no permitir el triunfo de la izquierda, la votarían a ella, les hiciera guiños discursivos o no…


3.- Hechos matan posverdad: Para que su posverdad germine, el comunismo actual necesita un campo fértil, mismo que encuentra si un gobernante o candidato tiene cadáveres en el closet. En sus dos años como mandataria, Ayuso no ha protagonizado hechos de corrupción; sus cifras de seguridad pública, incluyendo en delitos contra las mujeres, son impecables; y en cuanto al manejo de la pandemia, a diferencia de lo sucedido en las comunidades autónomas que gobierna la izquierda, Madrid tiene controlada la emergencia sanitaria, mediante una estrategia singular: cierres perimetrales en las zonas con más contagios, para mantener un equilibrio entre salud y actividad económica. Además, en el momento más duro de la pandemia, habilitó un hospital de campaña, el Isabel Zendal, que ha dado resultados. Moraleja: Con resultados y perfiles sanos, de nada sirven los ‘shows’ socialcomunistas


4.- Disyuntiva clara: Desde que convocó a elecciones, Ayuso puso una disyuntiva asequible y definitoria de lo que estaba en juego, mediante la frase “comunismo o libertad”. Esa dicotomía si cayó en terreno fértil, porque el comportamiento del PSOE y Podemos ha sido, precisamente, el típico del comunismo. Así, Ayuso se caracterizó a si misma como la última esperanza de la libertad. Y en Europa, quizás más que en América, tienen muy presente el cáncer que fue el comunismo de antes que, paradójicamente, es el de ahora…


5.- Sin complejo de superioridad: Varios candidatos y gobernantes de la derecha siguen creyendo que aún están en la época de Reagan y cometen el error de hacer campaña o mandato desde la soberbia y una presunta superioridad moral. Ayuso, a pesar de que sus resultados la avalan, muestra un comportamiento sencillo, humilde y cercano, casi de camaradería, con sus gobernados. Por eso, la gente le devuelve eso apoyándola contundentemente…


6.- Desesperado, el comunismo se mata solito: Como Ayuso no caía en provocaciones, ni la hallaban por dónde aguijonearla con su posverdad, eso hizo que PSOE y Podemos llegaran a extremos ridículos, como intentar tejer el relato de un supuesto “complot fascista” que ponía en riesgo la “democracia”, porque a Pablo Iglesias, ex vicepresidente y candidato podemita, así como a otros cargos del gobierno español, les llegaron sobres con balas, que, luego se supo, mandó un desequilibrado. O cuando José Félix Tezanos, el director del CIS -equivalente al Inegi mexicano- les llamó “tabernarios” a los simpatizantes de Ayuso. Esos errores se dieron porque Ayuso los indujo, al no permitir los ‘goles’ comunistas y hacerlos caer en la desesperación.


7.- La clase media es el nuevo ‘target’ de la derecha: Mientras algunas derechas en el mundo, incluido México, siguen haciendo campañas y programas para los ricos, Ayuso centró su campaña en las clases medias. En el dueño del bar de barrio, el trabajador autónomo, el pensionado, los empleados. De los ricos y potentados, ni habló, ni les hizo guiños. Igual que con los xenófobos y religiosos, ¿para qué les coqueteaba, si no tienen a donde ir que no sea con ella?


8.- Campaña desde la alegría y no desde el odio: Igual que Lasso, la presidenta derechista no cayó en la trampa de hacer una narrativa desde el odio -contra los migrantes, los homosexuales, las feministas o las nuevas generaciones-, porque esa narrativa es lo que ansía el comunismo. Así, divide a las personas en migrantes y xenófobos, en homosexuales y heterosexuales, en hombres y feministas, en viejos y jóvenes. Ayuso le habló a los madrileños, todas y todos, vacunándose contra el veneno divisivo comunista…


De la campaña de Ayuso tendría que hacerse un libro, de lectura obligada para politólogos, comunicólogos, mercadotecnistas y, en general, asesores.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El martes, Isabel Díaz Ayuso, presidenta (jefa de gobierno) de la Comunidad de Madrid, refrendó por dos años más su mandato al frente de la misma. La fecha, 4 de mayo, no pudo ser más emblemática: se cumplían 25 años de que el Partido Popular (PP), donde milita Isabel -a quien en España llaman “Ayuso”-, asumió por primera vez el gobierno de aquel país.


Se trata de la segunda gran victoria de la derecha, a nivel mundial, en 2021, tras la sorpresa de Guillermo Lasso en Ecuador.


Las coincidencias históricas del triunfo de Ayuso no se limitan a lo cronológico. Su estratega de campaña fue Miguel Ángel Rodríguez, ‘spin doctor’ que llevó a José María Aznar a la victoria de 1996.


Pero más allá de esas curiosidades, lo de Ayuso -como lo de Lasso, en su contexto-, deja lecciones sobre cómo debe encarar elecciones, en estos tiempos, la derecha; cuál debe ser su discurso y, sobre todo, de qué forma enfrentar a la izquierda actual, que es tan abrasiva, adicta a la posverdad, usufructuaria de la violencia y polarizadora.


Primero, abordemos los antecedentes de esta elección:


1.- En España, tanto a nivel nacional como local, no necesariamente gobierna quien obtiene más votos, sino aquel que tiene más apoyos en su parlamento. Ayuso gobernaba en Madrid con el respaldo de su partido, el conservador Vox y el centroizquierdista Ciudadanos.


2.- El 10 de marzo, Ciudadanos decidió traicionar al PP y sumarse al plan del PSOE y Podemos para quitarle a la derecha tres gobiernos autonómicos -equivalente a los estatales en México-: Castilla y León, Murcia y, sobre todo, Madrid, la joya de la corona. Dicho plan consistía en presentar “mociones de censura”, es decir, impeachments, para destituir a Ayuso y sus compañeros Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras. La verdad, quien les interesaba era Ayuso, cuya imagen y aprobación crecía imparable, por lo cual, el comunismo ansiaba derrocarla.


3.- Ayuso logró evitar la asonada en su contra, disolviendo al parlamento apenas horas antes de que la izquierda presentara su impeachment, y convocando a elecciones. Los madrileños le cobrarían muy caro su traición a Ciudadanos: no llegó al 5% para conservar su registro y desapareció. La gente llevó a que Ayuso aumentara sus votos al doble y, ahora, podrá gobernar sin ayuda de otros…


Y ahora veamos las lecciones que deja Ayuso para la derecha:


1.- Serenidad y paciencia: Ayuso tuvo un acierto muy importante, que fue no caer, jamás, en el juego de PSOE, Podemos, Más Madrid y Ciudadanos. Eran cuatro contra una. Iván Redondo, estratega del gobierno de coalición PSOE-Podemos, tan maquiavélico y sucio como Stephen Bannon, quiso, primero, instalar la narrativa de que Ayuso era como Donald Trump y el candidato socialista, Ángel Gabilondo, simulaba un Joe Biden. Sin embargo, Ayuso lo dejó en fuera de lugar porque su comportamiento, ni de lejos, era el de Trump. Es puntual si, valiente también, directa más, pero no agresiva. Así, los comunistas se veían ridículos cuando la llamaban “fascista”…


2.- No buscar el aplauso de la grada radical: Ya que hablamos de Bannon, otro acierto de Ayuso fue no entrarle al discurso de xenofobia y banderas religiosas que viene utilizando buena parte de la derecha, a nivel mundial, con pésimos resultados, porque el comunismo solamente se dedica a ‘fildear’ ese mensaje y le facilita aplicar su discurso divisivo y guerracivilista. Aunque medios y personalidades con un conservadurismo recalcitrante manifestaron su apoyo a la presidenta, esta no hizo cosas para buscar que le aplaudieran. A diferencia de Trump o LePen, la madrileña Ayuso tenía claro algo bastante evidente: esos votantes, para no permitir el triunfo de la izquierda, la votarían a ella, les hiciera guiños discursivos o no…


3.- Hechos matan posverdad: Para que su posverdad germine, el comunismo actual necesita un campo fértil, mismo que encuentra si un gobernante o candidato tiene cadáveres en el closet. En sus dos años como mandataria, Ayuso no ha protagonizado hechos de corrupción; sus cifras de seguridad pública, incluyendo en delitos contra las mujeres, son impecables; y en cuanto al manejo de la pandemia, a diferencia de lo sucedido en las comunidades autónomas que gobierna la izquierda, Madrid tiene controlada la emergencia sanitaria, mediante una estrategia singular: cierres perimetrales en las zonas con más contagios, para mantener un equilibrio entre salud y actividad económica. Además, en el momento más duro de la pandemia, habilitó un hospital de campaña, el Isabel Zendal, que ha dado resultados. Moraleja: Con resultados y perfiles sanos, de nada sirven los ‘shows’ socialcomunistas


4.- Disyuntiva clara: Desde que convocó a elecciones, Ayuso puso una disyuntiva asequible y definitoria de lo que estaba en juego, mediante la frase “comunismo o libertad”. Esa dicotomía si cayó en terreno fértil, porque el comportamiento del PSOE y Podemos ha sido, precisamente, el típico del comunismo. Así, Ayuso se caracterizó a si misma como la última esperanza de la libertad. Y en Europa, quizás más que en América, tienen muy presente el cáncer que fue el comunismo de antes que, paradójicamente, es el de ahora…


5.- Sin complejo de superioridad: Varios candidatos y gobernantes de la derecha siguen creyendo que aún están en la época de Reagan y cometen el error de hacer campaña o mandato desde la soberbia y una presunta superioridad moral. Ayuso, a pesar de que sus resultados la avalan, muestra un comportamiento sencillo, humilde y cercano, casi de camaradería, con sus gobernados. Por eso, la gente le devuelve eso apoyándola contundentemente…


6.- Desesperado, el comunismo se mata solito: Como Ayuso no caía en provocaciones, ni la hallaban por dónde aguijonearla con su posverdad, eso hizo que PSOE y Podemos llegaran a extremos ridículos, como intentar tejer el relato de un supuesto “complot fascista” que ponía en riesgo la “democracia”, porque a Pablo Iglesias, ex vicepresidente y candidato podemita, así como a otros cargos del gobierno español, les llegaron sobres con balas, que, luego se supo, mandó un desequilibrado. O cuando José Félix Tezanos, el director del CIS -equivalente al Inegi mexicano- les llamó “tabernarios” a los simpatizantes de Ayuso. Esos errores se dieron porque Ayuso los indujo, al no permitir los ‘goles’ comunistas y hacerlos caer en la desesperación.


7.- La clase media es el nuevo ‘target’ de la derecha: Mientras algunas derechas en el mundo, incluido México, siguen haciendo campañas y programas para los ricos, Ayuso centró su campaña en las clases medias. En el dueño del bar de barrio, el trabajador autónomo, el pensionado, los empleados. De los ricos y potentados, ni habló, ni les hizo guiños. Igual que con los xenófobos y religiosos, ¿para qué les coqueteaba, si no tienen a donde ir que no sea con ella?


8.- Campaña desde la alegría y no desde el odio: Igual que Lasso, la presidenta derechista no cayó en la trampa de hacer una narrativa desde el odio -contra los migrantes, los homosexuales, las feministas o las nuevas generaciones-, porque esa narrativa es lo que ansía el comunismo. Así, divide a las personas en migrantes y xenófobos, en homosexuales y heterosexuales, en hombres y feministas, en viejos y jóvenes. Ayuso le habló a los madrileños, todas y todos, vacunándose contra el veneno divisivo comunista…


De la campaña de Ayuso tendría que hacerse un libro, de lectura obligada para politólogos, comunicólogos, mercadotecnistas y, en general, asesores.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com