/ miércoles 7 de octubre de 2020

Expediente Confidencial | Vacunas S.A.

En memoria de los 3630 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19 y al mal actuar de las autoridades de salud, federales y estatales. En Tijuana, mueren 23 de cada 100 enfermos de Covid-19, 12 veces más que en San Diego.


Faltan meses, tal vez semanas, para que una vacuna contra el Covid-19 empiece su aplicación masiva, a nivel mundial. Pero lo que tiene mucho de haber iniciado es la rebatinga por el inmenso negocio que representan las vacunas contra el coronavirus.

En ese negocio, la rapacidad es feroz. Lo último que le interesa a los involucrados es salvar vidas. Lo único que les mueve es el dinero, el negocio, medrar con una vacuna por la cual los seres humanos esperan y desesperan, como nunca había sucedido.

Algunos desesperan por su vulnerabilidad ante el maldito virus. Por sus padecimientos, o su edad, o ambas cosas, todos los días se juegan la vida. Otros desesperan porque sus negocios van a pique. No funcionó el cuento de la “nueva normalidad” que armaron gobiernos y empresarios. España resulta el mejor ejemplo: abrir negocios y reanudar actividades ha traído un rebrote simplemente bestial.

Y como en todo negocio, hay política. Y como en todo lo que toca la política, hay negocio.

Hay tres vacunas tomando clara delantera: son la rusa Sputnik V, la inglesa de AstraZeneca -con todo y sus tropiezos- y la china de Sinovac.

Naturalmente, eso hace que se pongan de punta los pelos de otros laboratorios involucrados en la carrera.

Obviamente, la primera vacuna que reciba todos los avales científicos, va a tener ventas infinitas. La segunda también y, quizás, la tercera, por el hecho de que la primera no se dará abasto con la demanda. Pero las vacunas que no lleguen en esos tres primeros lugares, van a ser un estrepitoso fracaso como negocio. Quizás, cuando vacunarse contra el Covid-19 sea rutinario, puedan recuperar parte de la inversión a través de vender a un costo más bajo que sus competidores, pero no serán, ni de lejos, el negociazo que esperaban los laboratorios que las desarrollaron.

Sinovac acaba de hacerse de un cliente muy importante: el estado brasileño de Sao Paulo, que le comprará 46 millones de dosis por 90 millones de dólares. En total, el acuerdo es por 60 millones de dosis que les llegarán a los paulistas, todas, antes del 28 de febrero. El gobierno de Sao Paulo anunció que 15 de diciembre próximo empezará a vacunar.

Los golpes bajos andan por doquier. El 1 de octubre, Elmer Huerta, un médico que escribe para CNN, publicó un texto donde señalaba: “Las vacunas contra el coronavirus no estarán listas hasta el primer semestre de 2021. Lo que haría que la fabricación, almacenamiento y distribución de las vacunas se haga entonces en el segundo semestre de 2021, y la distribución general durante el año 2022”.

¿Por qué Huerta dijo tal cosa? Porque Stéphane Bancel, presidente ejecutivo del laboratorio estadounidense Moderna, declaró que su vacuna no estaría lista -ni fabricada, por lo visto- hasta 2021. En su escrito, Huerta acepta que participa en el ensayo de Moderna y se refiere a Bancel como “el señor Bancel” ¿Así o más claro quién ordenó esa columna?

En tono histriónico, típico de todos los textos que buscan desacreditar alguna vacuna, Huerta remata “esperemos se use la ciencia como guía principal en la toma de decisiones”, respecto a la aprobación de otras vacunas. Amigas y amigos lectores, casi me imagino la llamada: “Elmer, los competidores se nos adelantan ¿nos ayudas con una columna donde digas que las vacunas hechas a las prisas pueden ser inseguras? Para que así se esperen a la nuestra”.

“Curiosamente”, el 17 de septiembre, unos días antes de publicar el texto de Huerta, CNN también dio a conocer una filtración sobre uno de los pacientes con “reacciones adversas” a la vacuna de AstraZeneca ¿Coincidencia o un jugoso contrato publicitario? La FDA estadounidense -el equivalente a la Cofepris mexicana-, le paró el ensayo a AstraZeneca en el vecino país, negándose a decir, públicamente, la razón ¿Acaso fue para ayudarle a Moderna, que es de casita?

Ayer, la FDA salió con otra de las suyas. Colocó un nuevo requisito: un plazo de dos meses, una vez que termine la fase 3 del ensayo de cada vacuna, para darle “seguimiento” a las personas en quienes se probó. Los ensayos de la mayoría de vacunas van a terminar en noviembre. Noviembre más dos meses igual a enero. Enero es el mes donde, si gana las elecciones, Joe Biden será investido presidente ¿Se trata de darle tiempo a Biden para que llegue y se ponga el traje de héroe? ¿Igual que pasó con Reagan y los rehenes de Irán?

Lo malo es que los morenistas son las mascotas de Biden y, en una de esas, México empieza a vacunar hasta que Joe se los diga, lo cual provocaría la pérdida de más vidas, solamente por razones -podridamente- políticas.

México también ha anunciado que comprará a través del mecanismo Covax, de la OMS. Dicho mecanismo, sin embargo, parece un camino más lento que tratar directamente con los laboratorios. Por otro lado, el laboratorio mexicano Landsteiner Scientific ya tiene un acuerdo para comprarle 32 millones de dosis de Sputnik V a los rusos.

Por sus compromisos políticos -los morenistas son uña y mugre del Partido Demócrata estadounidense y de los chinos-, parece difícil que el gobierno mexicano opte por comprar vacunas rusas, por lo cual las mismas, presuntamente, serán para que médicos, farmacias y hospitales particulares las compren y revendan. Como siempre pasa en México, los que tengan más dinero, son quienes podrán salvarse primero.

Y mientras la FDA se pone espesa, el mundo no está dispuesto a esperarla. Reino Unido ya habla de usar la vacuna de AstraZeneca a partir del 15 de noviembre, con un millón de dosis para personas mayores de 65 años y grupos de riesgo.

En política, todos son negocios. En los negocios, todo es política. En las vacunas, lógicamente, no es la excepción.

Inocultable que la decisión del gobierno de Sao Paulo de comprarle a Sinovac, es un guiño del mandatario paulista Joao Doria, a los chinos, para que lo apoyen en las elecciones presidenciales de 2022. Ni qué decir de la compra que hizo el gobierno federal brasileño, el de Jair Bolsonaro, de 100 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca -sin Slim como intermediario, a diferencia de México- que, por cierto, se retrasaron para enero. Si Doria tiene logra aplicar su vacuna antes que Bolsonaro, set ganado.

Política también la decisión de la FDA de esperar hasta enero de 2021, para aprobar la venta y aplicación de vacunas en Estados Unidos. Lo mismo pasa con el rechazo que, al menos públicamente, tiene el gobierno mexicano hacia la vacuna rusa. Tampoco a los políticos les importa salvar vidas, sino usar al Covid-19 para seguir en su cargo o brincar a uno más alto. Les urge la vacuna porque sus gobernados están hartos de la pandemia… pero más les urge tener una vacuna que los inmunice a ellos, políticamente.

comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En memoria de los 3630 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19 y al mal actuar de las autoridades de salud, federales y estatales. En Tijuana, mueren 23 de cada 100 enfermos de Covid-19, 12 veces más que en San Diego.


Faltan meses, tal vez semanas, para que una vacuna contra el Covid-19 empiece su aplicación masiva, a nivel mundial. Pero lo que tiene mucho de haber iniciado es la rebatinga por el inmenso negocio que representan las vacunas contra el coronavirus.

En ese negocio, la rapacidad es feroz. Lo último que le interesa a los involucrados es salvar vidas. Lo único que les mueve es el dinero, el negocio, medrar con una vacuna por la cual los seres humanos esperan y desesperan, como nunca había sucedido.

Algunos desesperan por su vulnerabilidad ante el maldito virus. Por sus padecimientos, o su edad, o ambas cosas, todos los días se juegan la vida. Otros desesperan porque sus negocios van a pique. No funcionó el cuento de la “nueva normalidad” que armaron gobiernos y empresarios. España resulta el mejor ejemplo: abrir negocios y reanudar actividades ha traído un rebrote simplemente bestial.

Y como en todo negocio, hay política. Y como en todo lo que toca la política, hay negocio.

Hay tres vacunas tomando clara delantera: son la rusa Sputnik V, la inglesa de AstraZeneca -con todo y sus tropiezos- y la china de Sinovac.

Naturalmente, eso hace que se pongan de punta los pelos de otros laboratorios involucrados en la carrera.

Obviamente, la primera vacuna que reciba todos los avales científicos, va a tener ventas infinitas. La segunda también y, quizás, la tercera, por el hecho de que la primera no se dará abasto con la demanda. Pero las vacunas que no lleguen en esos tres primeros lugares, van a ser un estrepitoso fracaso como negocio. Quizás, cuando vacunarse contra el Covid-19 sea rutinario, puedan recuperar parte de la inversión a través de vender a un costo más bajo que sus competidores, pero no serán, ni de lejos, el negociazo que esperaban los laboratorios que las desarrollaron.

Sinovac acaba de hacerse de un cliente muy importante: el estado brasileño de Sao Paulo, que le comprará 46 millones de dosis por 90 millones de dólares. En total, el acuerdo es por 60 millones de dosis que les llegarán a los paulistas, todas, antes del 28 de febrero. El gobierno de Sao Paulo anunció que 15 de diciembre próximo empezará a vacunar.

Los golpes bajos andan por doquier. El 1 de octubre, Elmer Huerta, un médico que escribe para CNN, publicó un texto donde señalaba: “Las vacunas contra el coronavirus no estarán listas hasta el primer semestre de 2021. Lo que haría que la fabricación, almacenamiento y distribución de las vacunas se haga entonces en el segundo semestre de 2021, y la distribución general durante el año 2022”.

¿Por qué Huerta dijo tal cosa? Porque Stéphane Bancel, presidente ejecutivo del laboratorio estadounidense Moderna, declaró que su vacuna no estaría lista -ni fabricada, por lo visto- hasta 2021. En su escrito, Huerta acepta que participa en el ensayo de Moderna y se refiere a Bancel como “el señor Bancel” ¿Así o más claro quién ordenó esa columna?

En tono histriónico, típico de todos los textos que buscan desacreditar alguna vacuna, Huerta remata “esperemos se use la ciencia como guía principal en la toma de decisiones”, respecto a la aprobación de otras vacunas. Amigas y amigos lectores, casi me imagino la llamada: “Elmer, los competidores se nos adelantan ¿nos ayudas con una columna donde digas que las vacunas hechas a las prisas pueden ser inseguras? Para que así se esperen a la nuestra”.

“Curiosamente”, el 17 de septiembre, unos días antes de publicar el texto de Huerta, CNN también dio a conocer una filtración sobre uno de los pacientes con “reacciones adversas” a la vacuna de AstraZeneca ¿Coincidencia o un jugoso contrato publicitario? La FDA estadounidense -el equivalente a la Cofepris mexicana-, le paró el ensayo a AstraZeneca en el vecino país, negándose a decir, públicamente, la razón ¿Acaso fue para ayudarle a Moderna, que es de casita?

Ayer, la FDA salió con otra de las suyas. Colocó un nuevo requisito: un plazo de dos meses, una vez que termine la fase 3 del ensayo de cada vacuna, para darle “seguimiento” a las personas en quienes se probó. Los ensayos de la mayoría de vacunas van a terminar en noviembre. Noviembre más dos meses igual a enero. Enero es el mes donde, si gana las elecciones, Joe Biden será investido presidente ¿Se trata de darle tiempo a Biden para que llegue y se ponga el traje de héroe? ¿Igual que pasó con Reagan y los rehenes de Irán?

Lo malo es que los morenistas son las mascotas de Biden y, en una de esas, México empieza a vacunar hasta que Joe se los diga, lo cual provocaría la pérdida de más vidas, solamente por razones -podridamente- políticas.

México también ha anunciado que comprará a través del mecanismo Covax, de la OMS. Dicho mecanismo, sin embargo, parece un camino más lento que tratar directamente con los laboratorios. Por otro lado, el laboratorio mexicano Landsteiner Scientific ya tiene un acuerdo para comprarle 32 millones de dosis de Sputnik V a los rusos.

Por sus compromisos políticos -los morenistas son uña y mugre del Partido Demócrata estadounidense y de los chinos-, parece difícil que el gobierno mexicano opte por comprar vacunas rusas, por lo cual las mismas, presuntamente, serán para que médicos, farmacias y hospitales particulares las compren y revendan. Como siempre pasa en México, los que tengan más dinero, son quienes podrán salvarse primero.

Y mientras la FDA se pone espesa, el mundo no está dispuesto a esperarla. Reino Unido ya habla de usar la vacuna de AstraZeneca a partir del 15 de noviembre, con un millón de dosis para personas mayores de 65 años y grupos de riesgo.

En política, todos son negocios. En los negocios, todo es política. En las vacunas, lógicamente, no es la excepción.

Inocultable que la decisión del gobierno de Sao Paulo de comprarle a Sinovac, es un guiño del mandatario paulista Joao Doria, a los chinos, para que lo apoyen en las elecciones presidenciales de 2022. Ni qué decir de la compra que hizo el gobierno federal brasileño, el de Jair Bolsonaro, de 100 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca -sin Slim como intermediario, a diferencia de México- que, por cierto, se retrasaron para enero. Si Doria tiene logra aplicar su vacuna antes que Bolsonaro, set ganado.

Política también la decisión de la FDA de esperar hasta enero de 2021, para aprobar la venta y aplicación de vacunas en Estados Unidos. Lo mismo pasa con el rechazo que, al menos públicamente, tiene el gobierno mexicano hacia la vacuna rusa. Tampoco a los políticos les importa salvar vidas, sino usar al Covid-19 para seguir en su cargo o brincar a uno más alto. Les urge la vacuna porque sus gobernados están hartos de la pandemia… pero más les urge tener una vacuna que los inmunice a ellos, políticamente.

comentarios: gerardofm2020@gmail.com