/ viernes 29 de julio de 2022

Expediente Confidencial | 'Voguelimir' Zelenski

El reportaje y la sesión fotográfica que la revista de modas Vogue le hizo a Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, y su esposa, Olena Zelenska, es una de las más viles acciones de ese 'progresismo' de ricos que, a la inversa de un Midas, pudre todo aquello que toca.

También explica y justifica porque hay millones abrazados, con fe inusitada y fidelidad canina, con perdón de los canes, a clavos ardientes como Donald Trump, bajo la simple promesa de que esos mesías serán espada que corte la cabeza de esa serpiente en que se convirtió la otrora clase política 'socialdemócrata', ahora congestionada de banalidad, ligada al narcotráfico y con sobredosis de insensibilidad egoísta ante el laberíntico día a día de las mayorías.

Ese capricho o "estrategia" de salir en Vogue, por parte del actor cómico devenido en histriónico mandatario, fue, en muchos sentidos, piedra de toque de ese "progresismo" de ricos.

A Zelenski y Zelenska los retrató Anna Leibovitz, fotógrafa predilecta de esa "izquierda" de "gente bien"...

Septuagenaria, Leibovitz es otra integrante más de esa grey de hippies de la farándula, cuyo credo era el LSD. Un grupo que fue joven en los años setentas y ahora busca inocularle sus filias y fobias a la nueva generación, en su obsesión por reencarnar esa época y ganar su revancha contra la terca verdad. De esa aventura, iniciada en los Kennedy y terminada en Jimmy Carter, los Estados Unidos salieron con una recesión terrible y una doble moral política que el Ayatollah Jomeini, quien sabía poco de Warhol y mucho de Alá, se encargó de hacerles pagar, clavándoles la estocada, para mejor destino de la humanidad.

Zelenski y Zelenska refrendaron, con su aparición en Vogue, que son una versión europea de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, igual de prefabricados y con toda su brutal superficialidad. El "progresismo" de ricos, que antes se hizo llamar "liberalismo" y luego le añadió el prefijo "neo", es tan pródigo a la hora de cambiar de vestido como para inventar personajes esculpidos en el gimnasio y pulidos a golpe de teleprompter. De Fernando Collor de Melo a Pedro Sánchez, pasando por Barack Obama, siempre habrá suficientes incautos que compren el producto de moda y medios dispuestos a venderlo

Los mismos que le veían cara de estadista al mexiquense, incluyendo a la revista Time -medio por excelencia de ese "progresismo" pudiente-, son quienes aplauden a Zelenski y Zelenska, convirtiendo en héroes de guerra a una pareja cuyo IQ y convicciones no son mayores a las de Amber Heard y Johnny Depp. Nada más que estos últimos hacen menos daño, porque uno puede elegir ver o no sus bodrios actorales y sus miserias personales, mientras que Volodimir y Olena llevaron a su pueblo a una guerra innecesaria, por órdenes de sus titiriteros, sedientos de litio

Resulta indignante, y así se los hizo saber una cascada de usuarios en Twitter, que mientras miles de ucranianos pagan con su dolor y sangre la factura de esa guerra, Zelenski y Zelenska posen quitadísimos de la pena, ante Leibovitz, como un matrimonio 'respetable' de Orange County.

Son totalmente chocantes, insultantes, esas fotos de Zelenska posando ante ruinas, con soldados haciendo el papel de edecanes o maniquíes.

La podredumbre de Zelenski y sus patrocinadores, se refleja, a las claras, en ese acto, como en otros menos glamurosos y de mayores fondos. Digamos, esa obsesión por imponer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania y desatar, de una vez, una guerra nuclear. Esa banda de ratas que anida en bolsas de valores y paraísos fiscales, ve al planeta como un pueblo del viejo oeste, donde ya no caben ellos y sus rivales. Así que si necesitan desatar el O.K. Corral a escala global, pues lo desatan y listo. Ya se sabe que nuestras vidas, si se pierden, serán meros "daños colaterales".

Lo más serio es cuántos medios y periodistas, alrededor del mundo, en México también, no solamente vieron de forma acrítica la aparición de Zelenski y Zelenska en Vogue, sino que, ya perdido el pudor o la razón, hasta lo aplaudieron. Lo mismo en BBC que en Reforma o Milenio. Las redacciones así están de podridas. No extraña. La inmensa mayoría de los catedráticos en las escuelas de periodismo son fanáticos "progresistas" adoctrinados hasta el tuétano, que hacen labor servil y militante para su secta, o vulgares mercenarios que se fingen periodistas y son, en realidad, proxenetas informativos. De su calostro infectado están mamando esas nuevas generaciones de periodistas. La jauría se atrae a sí misma y admira a los que tienen su pelaje.

Por eso, lo de Zelenski y Zelenska fue más que una sesión fotográfica. Fue prueba de que cuando la élite adinerada se apoderó de la izquierda democrática, Keynes fue olvidado, Dubček enterrado y a Marx, 'perfumado' con mariguana, hasta se le puede vestir de Chanel, para que desfile en la alfombra roja política, teñida de ese tono por la sangre del Sarajevo o Kiev en turno,,,

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El reportaje y la sesión fotográfica que la revista de modas Vogue le hizo a Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, y su esposa, Olena Zelenska, es una de las más viles acciones de ese 'progresismo' de ricos que, a la inversa de un Midas, pudre todo aquello que toca.

También explica y justifica porque hay millones abrazados, con fe inusitada y fidelidad canina, con perdón de los canes, a clavos ardientes como Donald Trump, bajo la simple promesa de que esos mesías serán espada que corte la cabeza de esa serpiente en que se convirtió la otrora clase política 'socialdemócrata', ahora congestionada de banalidad, ligada al narcotráfico y con sobredosis de insensibilidad egoísta ante el laberíntico día a día de las mayorías.

Ese capricho o "estrategia" de salir en Vogue, por parte del actor cómico devenido en histriónico mandatario, fue, en muchos sentidos, piedra de toque de ese "progresismo" de ricos.

A Zelenski y Zelenska los retrató Anna Leibovitz, fotógrafa predilecta de esa "izquierda" de "gente bien"...

Septuagenaria, Leibovitz es otra integrante más de esa grey de hippies de la farándula, cuyo credo era el LSD. Un grupo que fue joven en los años setentas y ahora busca inocularle sus filias y fobias a la nueva generación, en su obsesión por reencarnar esa época y ganar su revancha contra la terca verdad. De esa aventura, iniciada en los Kennedy y terminada en Jimmy Carter, los Estados Unidos salieron con una recesión terrible y una doble moral política que el Ayatollah Jomeini, quien sabía poco de Warhol y mucho de Alá, se encargó de hacerles pagar, clavándoles la estocada, para mejor destino de la humanidad.

Zelenski y Zelenska refrendaron, con su aparición en Vogue, que son una versión europea de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, igual de prefabricados y con toda su brutal superficialidad. El "progresismo" de ricos, que antes se hizo llamar "liberalismo" y luego le añadió el prefijo "neo", es tan pródigo a la hora de cambiar de vestido como para inventar personajes esculpidos en el gimnasio y pulidos a golpe de teleprompter. De Fernando Collor de Melo a Pedro Sánchez, pasando por Barack Obama, siempre habrá suficientes incautos que compren el producto de moda y medios dispuestos a venderlo

Los mismos que le veían cara de estadista al mexiquense, incluyendo a la revista Time -medio por excelencia de ese "progresismo" pudiente-, son quienes aplauden a Zelenski y Zelenska, convirtiendo en héroes de guerra a una pareja cuyo IQ y convicciones no son mayores a las de Amber Heard y Johnny Depp. Nada más que estos últimos hacen menos daño, porque uno puede elegir ver o no sus bodrios actorales y sus miserias personales, mientras que Volodimir y Olena llevaron a su pueblo a una guerra innecesaria, por órdenes de sus titiriteros, sedientos de litio

Resulta indignante, y así se los hizo saber una cascada de usuarios en Twitter, que mientras miles de ucranianos pagan con su dolor y sangre la factura de esa guerra, Zelenski y Zelenska posen quitadísimos de la pena, ante Leibovitz, como un matrimonio 'respetable' de Orange County.

Son totalmente chocantes, insultantes, esas fotos de Zelenska posando ante ruinas, con soldados haciendo el papel de edecanes o maniquíes.

La podredumbre de Zelenski y sus patrocinadores, se refleja, a las claras, en ese acto, como en otros menos glamurosos y de mayores fondos. Digamos, esa obsesión por imponer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania y desatar, de una vez, una guerra nuclear. Esa banda de ratas que anida en bolsas de valores y paraísos fiscales, ve al planeta como un pueblo del viejo oeste, donde ya no caben ellos y sus rivales. Así que si necesitan desatar el O.K. Corral a escala global, pues lo desatan y listo. Ya se sabe que nuestras vidas, si se pierden, serán meros "daños colaterales".

Lo más serio es cuántos medios y periodistas, alrededor del mundo, en México también, no solamente vieron de forma acrítica la aparición de Zelenski y Zelenska en Vogue, sino que, ya perdido el pudor o la razón, hasta lo aplaudieron. Lo mismo en BBC que en Reforma o Milenio. Las redacciones así están de podridas. No extraña. La inmensa mayoría de los catedráticos en las escuelas de periodismo son fanáticos "progresistas" adoctrinados hasta el tuétano, que hacen labor servil y militante para su secta, o vulgares mercenarios que se fingen periodistas y son, en realidad, proxenetas informativos. De su calostro infectado están mamando esas nuevas generaciones de periodistas. La jauría se atrae a sí misma y admira a los que tienen su pelaje.

Por eso, lo de Zelenski y Zelenska fue más que una sesión fotográfica. Fue prueba de que cuando la élite adinerada se apoderó de la izquierda democrática, Keynes fue olvidado, Dubček enterrado y a Marx, 'perfumado' con mariguana, hasta se le puede vestir de Chanel, para que desfile en la alfombra roja política, teñida de ese tono por la sangre del Sarajevo o Kiev en turno,,,

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com