/ viernes 14 de agosto de 2020

Expediente Confidencial | Ya se supo porque a Morena no le gusta la vacuna rusa

En memoria de los 2886 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19 y a la ineptitud de las autoridades de salud, federales y estatales. En Tijuana, mueren 27 de cada 100 enfermos de Covid-19, 13 veces más que en San Diego


El pasado martes, Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción personal… perdón, de la Salud, fue cuestionado, durante su conferencia de prensa diaria, sobre la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por los rusos. El funcionario, presto, respondió: “No olvidemos que las vacunas son (hechas por) empresas comerciales, no hay compañías que lo estén haciendo por filantropía y parte de la especulación comercial va a ser anunciar que ya casi está la vacuna, eso lleva a que aumenten los precios de las acciones de las compañías privadas, haya mayores ganancias y así es como funciona en la economía global la producción de insumos para la salud”.

¿Qué dirá López Gatell ahora que Carlos Slim, máximo patrocinador de su jefe, quiere vendernos la idea de que es una monjita de la caridad que nos traerá la vacuna inglesa y sueca que desarrollan AstraZeneca y la Universidad de Oxford, desinteresadamente?

Como si se tratara del contrato de transmisiones de una olimpiada, Slim tiene en sus manos, de forma exclusiva, para toda América Latina, con excepción de Brasil (y ahorita analizaremos eso), esa vacuna que tiene una “virtud” genial para un empresario como Carlos: es la más barata.

La mañana de ayer, salió Arturo Elías Ayub, yerno de Slim, a hacer el anuncio de ese negociazo, con ese estilo que le caracteriza, a medio camino entre mirrey con andropausia y perdonavidas.

Elías Ayub siempre es el mandadero de su suegro. Lo mismo cuando le metió dinero a los Pumas, el Pachuca o el León, y lo hizo directivo futbolero, que al comprar los derechos de Shark Tank a Sony y convertirlo en animador televisivo. Si Slim tuviera un bar, pues ahí estaría Arturo de cantinero. O si fuera dueño de un table… pues imagínese. Ahora, miren nada más, el yerno nos salió boticario también.

Primero, Arturo nos quiso vender la santidad de su millonario suegro, diciendo que “la forma de pensar del ingeniero no fue un riesgo económico; fue la posibilidad de salvar cientos de miles de vidas en la región”. Ja, ja, ja, ja, ja, ja.

El hombre que le paga el salario mínimo a sus meseras de Sanborn’s, ahora resulta que en lo último que piensa es en el dinero. No manchen.

Luego, para remarcar el carácter milagroso de Slim, Arturo dijo, con tono grave, “AstraZeneca no tenía un acuerdo para llegar a América Latina, en palabras de la empresa; sin esto, (la vacuna) llegaría entre 10 meses a un año después” ¿Y eso qué? Sin contar la vacuna rusa, que ya está, hay otras cuatro opciones, incluyendo dos chinas, la alemana de Pfizer y la estadounidense de Moderna. Yo me pregunto ¿y si una de esas cuatro opciones estuviese lista antes? ¿tendremos que esperar la vacuna de los socios de Slim?

Las declaraciones de los empresarios siempre hay que analizarlas con tiento, porque ahí se develan las verdades, por más que ellos se esfuerzan en esconderlas.

Las de Arturo no son la excepción. Fíjese muy bien en la siguiente: “El acuerdo se hace entre AstraZeneca y la Fundación Carlos Slim, y el apoyo del gobierno con el canciller Marcelo Ebrard fue muy importante al interesarse por la vacuna y disminuir el riesgo de la Fundación al poner adelantos, igual el Gobierno de Argentina con un pedido importante con un adelanto con riesgo y hace que el acuerdo se facilite, y estoy seguro que muy pronto entraran oros países con un anticipo a riesgo para recibir la vacuna lo más pronto posible” (sic).

Traducción: Tanto el gobierno de AMLO como el de Alberto Fernández, en Argentina, pusieron dinero público, del erario (¿cuánto?), para comprar vacunas por adelantado. Dinero que, en caso de que no se apruebe la vacuna de AstraZeneca, SE PERDERÍA. El “benefactor” Carlos Slim está sirviéndole de vendedor al laboratorio AstraZeneca, en América Latina. Es simple: la empresa de Slim está yendo con los gobiernos de la región a venderles la vacuna de AstraZeneca y, si desean tenerla “lo más pronto posible”, dan un adelanto. Es como quien compra el boleto de un concierto en la preventa, para sentarse más adelante. Y Slim es el vendedor de boletos, es el Ticketmaster pues. Para que AstraZeneca lo admitiera de socio, Slim puso un dinero que, entre más países entren, será menos.

Slim no le pierde. Elías Ayub declaró que “en caso de que se apruebe, con la venta de la vacuna se le regresaría a la Fundación sin intereses el dinero que se está poniendo ahorita”. Es decir, al final, el dueño de Telmex no va a pagar ni un centavo de las vacunas, sino los gobiernos de cada país ¿Dónde está entonces el supuesto “altruismo”?

Luego, el poder que la da a Slim tener, en exclusiva, la venta (es una venta, no nos hagamos) de esa vacuna en casi toda América Latina, es infinito. Digamos que, al final, solamente funcionan la vacuna de AstraZeneca y la rusa, pero, como esta última se halla vetadísima por el Partido Demócrata estadounidense, muchos países no tienen otra alternativa, porque sus gobiernos están sostenidos por este. Entonces, si ‘x’ gobierno de ‘y’ país les había puesto límites a los negocios de Slim, ¿este no presionará para que le dejen libres las garras, a cambio de venderle la vacuna a ese país? Es peligrosísimo que un hombre como Slim, cuya ambición está más allá de toda duda razonable, tenga el control de la salud y la vida de tantos millones de personas.

Y no se eligió la vacuna de AstraZeneca porque sea la mejor, sino por barata. Lo dice el propio Elías Ayub: “El precio de esta vacuna de AstraZeneca de 4 dólares se compara contra las de otros que van avanzadas que son hasta 90 dólares, que son nuevas tecnologías que no están probadas. No me atrevo hablar mal ni bien de otras pero el destacar que hicimos sin duda la vacuna de AstraZeneca es la que más nos convenció” (sic). Es decir, puede ser la vacuna de peor calidad, pero como Slim es compadre de AMLO, pues ahí va México…

¿Había otras alternativas? Si, aparte de la vacuna rusa, como ya dijimos, hay otras cuatro opciones. E incluso, otros caminos con la misma AstraZeneca ¿Saben porque Slim no tiene el control de esa vacuna en Brasil? Porque ahí el propio gobierno se alió con AstraZeneca, sin intermediarios como Slim. Y van a tener la vacuna antes que México: en diciembre, recibirán 15.2 millones de dosis y para enero de 2021 otras 15.2 millones. Es decir, mientras para ese momento México no tendrá ni una vacuna, Brasil ya habrá recibido 30.4 millones de dosis ¿Dónde está, entonces, la supuesta ganancia en tiempo que dio la “gestión” de Slim? Salió peor, pero había que meter al amigo del presidente en la ecuación.

Además, el gobierno brasileño anunció, con total transparencia, que puso 365.3 millones de dólares para comprarle 100 millones de vacunas a AstraZeneca ¿Aquí, cuánto dinero público se puso para que el “benefactor” Slim nos ayudara? Además, como allá no hay AMLOS ni Slims, comprarle a AstraZeneca no impidió que Brasil también negociara con Rusia. Es decir, no tendrá una, sino dos vacunas. Y antes que México.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En memoria de los 2886 bajacalifornianas y bajacalifornianos que (oficialmente) han perdido la vida debido al Covid-19 y a la ineptitud de las autoridades de salud, federales y estatales. En Tijuana, mueren 27 de cada 100 enfermos de Covid-19, 13 veces más que en San Diego


El pasado martes, Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción personal… perdón, de la Salud, fue cuestionado, durante su conferencia de prensa diaria, sobre la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por los rusos. El funcionario, presto, respondió: “No olvidemos que las vacunas son (hechas por) empresas comerciales, no hay compañías que lo estén haciendo por filantropía y parte de la especulación comercial va a ser anunciar que ya casi está la vacuna, eso lleva a que aumenten los precios de las acciones de las compañías privadas, haya mayores ganancias y así es como funciona en la economía global la producción de insumos para la salud”.

¿Qué dirá López Gatell ahora que Carlos Slim, máximo patrocinador de su jefe, quiere vendernos la idea de que es una monjita de la caridad que nos traerá la vacuna inglesa y sueca que desarrollan AstraZeneca y la Universidad de Oxford, desinteresadamente?

Como si se tratara del contrato de transmisiones de una olimpiada, Slim tiene en sus manos, de forma exclusiva, para toda América Latina, con excepción de Brasil (y ahorita analizaremos eso), esa vacuna que tiene una “virtud” genial para un empresario como Carlos: es la más barata.

La mañana de ayer, salió Arturo Elías Ayub, yerno de Slim, a hacer el anuncio de ese negociazo, con ese estilo que le caracteriza, a medio camino entre mirrey con andropausia y perdonavidas.

Elías Ayub siempre es el mandadero de su suegro. Lo mismo cuando le metió dinero a los Pumas, el Pachuca o el León, y lo hizo directivo futbolero, que al comprar los derechos de Shark Tank a Sony y convertirlo en animador televisivo. Si Slim tuviera un bar, pues ahí estaría Arturo de cantinero. O si fuera dueño de un table… pues imagínese. Ahora, miren nada más, el yerno nos salió boticario también.

Primero, Arturo nos quiso vender la santidad de su millonario suegro, diciendo que “la forma de pensar del ingeniero no fue un riesgo económico; fue la posibilidad de salvar cientos de miles de vidas en la región”. Ja, ja, ja, ja, ja, ja.

El hombre que le paga el salario mínimo a sus meseras de Sanborn’s, ahora resulta que en lo último que piensa es en el dinero. No manchen.

Luego, para remarcar el carácter milagroso de Slim, Arturo dijo, con tono grave, “AstraZeneca no tenía un acuerdo para llegar a América Latina, en palabras de la empresa; sin esto, (la vacuna) llegaría entre 10 meses a un año después” ¿Y eso qué? Sin contar la vacuna rusa, que ya está, hay otras cuatro opciones, incluyendo dos chinas, la alemana de Pfizer y la estadounidense de Moderna. Yo me pregunto ¿y si una de esas cuatro opciones estuviese lista antes? ¿tendremos que esperar la vacuna de los socios de Slim?

Las declaraciones de los empresarios siempre hay que analizarlas con tiento, porque ahí se develan las verdades, por más que ellos se esfuerzan en esconderlas.

Las de Arturo no son la excepción. Fíjese muy bien en la siguiente: “El acuerdo se hace entre AstraZeneca y la Fundación Carlos Slim, y el apoyo del gobierno con el canciller Marcelo Ebrard fue muy importante al interesarse por la vacuna y disminuir el riesgo de la Fundación al poner adelantos, igual el Gobierno de Argentina con un pedido importante con un adelanto con riesgo y hace que el acuerdo se facilite, y estoy seguro que muy pronto entraran oros países con un anticipo a riesgo para recibir la vacuna lo más pronto posible” (sic).

Traducción: Tanto el gobierno de AMLO como el de Alberto Fernández, en Argentina, pusieron dinero público, del erario (¿cuánto?), para comprar vacunas por adelantado. Dinero que, en caso de que no se apruebe la vacuna de AstraZeneca, SE PERDERÍA. El “benefactor” Carlos Slim está sirviéndole de vendedor al laboratorio AstraZeneca, en América Latina. Es simple: la empresa de Slim está yendo con los gobiernos de la región a venderles la vacuna de AstraZeneca y, si desean tenerla “lo más pronto posible”, dan un adelanto. Es como quien compra el boleto de un concierto en la preventa, para sentarse más adelante. Y Slim es el vendedor de boletos, es el Ticketmaster pues. Para que AstraZeneca lo admitiera de socio, Slim puso un dinero que, entre más países entren, será menos.

Slim no le pierde. Elías Ayub declaró que “en caso de que se apruebe, con la venta de la vacuna se le regresaría a la Fundación sin intereses el dinero que se está poniendo ahorita”. Es decir, al final, el dueño de Telmex no va a pagar ni un centavo de las vacunas, sino los gobiernos de cada país ¿Dónde está entonces el supuesto “altruismo”?

Luego, el poder que la da a Slim tener, en exclusiva, la venta (es una venta, no nos hagamos) de esa vacuna en casi toda América Latina, es infinito. Digamos que, al final, solamente funcionan la vacuna de AstraZeneca y la rusa, pero, como esta última se halla vetadísima por el Partido Demócrata estadounidense, muchos países no tienen otra alternativa, porque sus gobiernos están sostenidos por este. Entonces, si ‘x’ gobierno de ‘y’ país les había puesto límites a los negocios de Slim, ¿este no presionará para que le dejen libres las garras, a cambio de venderle la vacuna a ese país? Es peligrosísimo que un hombre como Slim, cuya ambición está más allá de toda duda razonable, tenga el control de la salud y la vida de tantos millones de personas.

Y no se eligió la vacuna de AstraZeneca porque sea la mejor, sino por barata. Lo dice el propio Elías Ayub: “El precio de esta vacuna de AstraZeneca de 4 dólares se compara contra las de otros que van avanzadas que son hasta 90 dólares, que son nuevas tecnologías que no están probadas. No me atrevo hablar mal ni bien de otras pero el destacar que hicimos sin duda la vacuna de AstraZeneca es la que más nos convenció” (sic). Es decir, puede ser la vacuna de peor calidad, pero como Slim es compadre de AMLO, pues ahí va México…

¿Había otras alternativas? Si, aparte de la vacuna rusa, como ya dijimos, hay otras cuatro opciones. E incluso, otros caminos con la misma AstraZeneca ¿Saben porque Slim no tiene el control de esa vacuna en Brasil? Porque ahí el propio gobierno se alió con AstraZeneca, sin intermediarios como Slim. Y van a tener la vacuna antes que México: en diciembre, recibirán 15.2 millones de dosis y para enero de 2021 otras 15.2 millones. Es decir, mientras para ese momento México no tendrá ni una vacuna, Brasil ya habrá recibido 30.4 millones de dosis ¿Dónde está, entonces, la supuesta ganancia en tiempo que dio la “gestión” de Slim? Salió peor, pero había que meter al amigo del presidente en la ecuación.

Además, el gobierno brasileño anunció, con total transparencia, que puso 365.3 millones de dólares para comprarle 100 millones de vacunas a AstraZeneca ¿Aquí, cuánto dinero público se puso para que el “benefactor” Slim nos ayudara? Además, como allá no hay AMLOS ni Slims, comprarle a AstraZeneca no impidió que Brasil también negociara con Rusia. Es decir, no tendrá una, sino dos vacunas. Y antes que México.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com