/ lunes 11 de mayo de 2020

Fuera de Agenda | Blindar el desastre

¿Cuál es el motivo por el que decidió el Presidente de laRepública emplear de manera extraordinaria y permanente a las Fuerzas Armadas en seguridad pública?

El acuerdo publicado ayer en el Diario Oficial de laNación por el que el “se dispone de la Fuerza Armadapermanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada,subordinada y complementaria”, deja a la poblacióncivil en un estado de incertidumbre jurídica ya que eljefe del Ejecutivo federal no justifica sus razones paraemplear a los militares en labores policiacas. ¿Quéfunciones van a realizar los militares, cómo las van llevar a cabo, cómo los van a fiscalizar? ¿Cómo y por quése le considera “extraordinaria” esta intervención?

El documento que oficializa a partir de hoy la intervención militar en seguridad pública durante cincoaños, prácticamente todo el sexenio, “mientras laGuardia Nacional desarrolla su estructura, capacidadese implantación territorial”, no deja en claro cómo se vaa fiscalizar su labor, como se va a medir su efectividady qué tipos de delitos van a perseguir.

De la lectura del acuerdo surge una pregunta básica:si el Ejército permanente estará volcado en la seguridad pública ¿quién va a cuidar la seguridad exterior,quién custodiará la soberanía nacional?

Un acuerdo como el que da luz verde a partir de hoya la intervención militar en labores policiacas, era algoque los mandos militares exigían al poder civil desde elsexenio de Felipe Calderón.

Se trataba de “blindar jurídicamente” su intervención en labores de seguridad pública. Sin embargo sevuelve a echar mano del último recurso que le queda alEstado mexicano, emplear a la fuerza armada en unalabor para la que no está preparada ni es su funciónconstitucional.

Se formaliza la militarización de la seguridad pública, algo que sucedió durante el sexenio calderonista yque dejó consecuencias fatales en la vida pública delpaís.

Fue el gobierno panista el que provocó un desgastepermanente en las tropas y oficiales de las Fuerzas Armadas. Quién iba a pensar que quienes se dicen “diferentes” irían por el mismo camino.

La lección de los últimos sexenios ha sido que losmilitares no están preparados para labores de seguridad pública. Por ello las probabilidades de que la Guardia Nacional fracase son muy altas. Las razones son dediversa índole. Una de ellas es que mientras el Ejércitomexicano no cambie sus estructuras, su operación eindiosincracia, y por lo menos sea autocrítico de su labor, cualquier misión estará condenada al fracaso. Granparte de la población civil le llama la atención por quéel Ejército y ahora la Guardia Nacional, con militaresportando brazalete, es torpe y lento para reaccionarcuando está en curso un hecho delictivo de alto impacto. Una de las razones es que los comandantes no tienen iniciativa propia, de llegar a tenerla podrían sersancionados.

La férrea disciplina militar suele castigar la resolución y decisión de quienes actúan. No por algo se diceque la GN es apéndice del Ejército.

¿Cuál es el motivo por el que decidió el Presidente de laRepública emplear de manera extraordinaria y permanente a las Fuerzas Armadas en seguridad pública?

El acuerdo publicado ayer en el Diario Oficial de laNación por el que el “se dispone de la Fuerza Armadapermanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada,subordinada y complementaria”, deja a la poblacióncivil en un estado de incertidumbre jurídica ya que eljefe del Ejecutivo federal no justifica sus razones paraemplear a los militares en labores policiacas. ¿Quéfunciones van a realizar los militares, cómo las van llevar a cabo, cómo los van a fiscalizar? ¿Cómo y por quése le considera “extraordinaria” esta intervención?

El documento que oficializa a partir de hoy la intervención militar en seguridad pública durante cincoaños, prácticamente todo el sexenio, “mientras laGuardia Nacional desarrolla su estructura, capacidadese implantación territorial”, no deja en claro cómo se vaa fiscalizar su labor, como se va a medir su efectividady qué tipos de delitos van a perseguir.

De la lectura del acuerdo surge una pregunta básica:si el Ejército permanente estará volcado en la seguridad pública ¿quién va a cuidar la seguridad exterior,quién custodiará la soberanía nacional?

Un acuerdo como el que da luz verde a partir de hoya la intervención militar en labores policiacas, era algoque los mandos militares exigían al poder civil desde elsexenio de Felipe Calderón.

Se trataba de “blindar jurídicamente” su intervención en labores de seguridad pública. Sin embargo sevuelve a echar mano del último recurso que le queda alEstado mexicano, emplear a la fuerza armada en unalabor para la que no está preparada ni es su funciónconstitucional.

Se formaliza la militarización de la seguridad pública, algo que sucedió durante el sexenio calderonista yque dejó consecuencias fatales en la vida pública delpaís.

Fue el gobierno panista el que provocó un desgastepermanente en las tropas y oficiales de las Fuerzas Armadas. Quién iba a pensar que quienes se dicen “diferentes” irían por el mismo camino.

La lección de los últimos sexenios ha sido que losmilitares no están preparados para labores de seguridad pública. Por ello las probabilidades de que la Guardia Nacional fracase son muy altas. Las razones son dediversa índole. Una de ellas es que mientras el Ejércitomexicano no cambie sus estructuras, su operación eindiosincracia, y por lo menos sea autocrítico de su labor, cualquier misión estará condenada al fracaso. Granparte de la población civil le llama la atención por quéel Ejército y ahora la Guardia Nacional, con militaresportando brazalete, es torpe y lento para reaccionarcuando está en curso un hecho delictivo de alto impacto. Una de las razones es que los comandantes no tienen iniciativa propia, de llegar a tenerla podrían sersancionados.

La férrea disciplina militar suele castigar la resolución y decisión de quienes actúan. No por algo se diceque la GN es apéndice del Ejército.