/ jueves 14 de enero de 2021

Fuera de Agenda | Misiones a medias

La proyección en la agenda de riesgos en seguridad nacional para este 2021 más allá del tema electoral, con lacontinuación del incremento de la violencia criminal pordisputas terriroriales en los estados del centro-occidentedel país, prevé que habrá problemas para atender otrasactividades propias de la tarea constitucional de las fuerzas armadas.

Una de ellas se centra en la erradicación de cultivosilícitos en territorio nacional. Desde hace tiempo esta actividad es considerada fundamental para la seguridad interior, que a manera de contención del fenómeno de producción de drogas, cada año funciona como primer pulsopara medir la oferta y demanda en el mercado ilegal deestupefacientes.

Ante la despresurización que ha significado para elmercado ilícito la legalización de la mariguana en la mayoría del terriotorio norteamericano, la preocupación enlos últimos años no ha dejado de crecer sobre drogas duras como la heroína. El impacto que su consumo ha tenido ha mermado en la salud de un sector cada vez mascreciente de la población estadounidense.

Este añ,o la Secretaría de la Defensa Nacional tendráun presupuesto de 112.5 mil millones de pesos, lo cual representa un incremento inusitado, sumado equivale algasto total que ejercerán ocho secretarías de Estado

El gasto contemplado se debe al incremento de tareasque por decisión presidencial el Ejército ha asumido estesexenio. Los militares ahora participan en el control de lamigración irregular en la frontera sur, el desarrollo y operación de proyectos de infraestructura como el tren Mayay el aeropuerto Felipe Ángeles, el control de aduanas ypuertos, la gestión de programas sociales, y actividadescomo limpia del sargazo, control de hospitales Covid, distribución y aplicación de la vacuna, y el combate al huachicol. A todo esto se suma tareas en materia de seguridad pública.

La misión de erradición de cultivos ilícitos de acuerdoa mediciones oficiales, se ha dejado de lado paultatinamente y en este sexenio está en mínimos. Al no contarcon personal suficiente para esta acitividad, los reportesa los que se tuvo acceso revelan que solo en algunas zonas de entidades como Guerrero, Michoacán, Sinaloa yChihuahua, el Ejército ha continuado con la destrucciónde plantíos vía terrestre. Hoy día se ha abandonado laerradicación via aérea de enervantes.

Desde los años 70 el control de la producción de cultivos ilícitos en México ha sido uno de los temas permanantes en la agenda México-Estados Unidos. Con el desmantelamiento del área de erradicación aérea en la PGRque comenzó en el sexenio de Felipe Calderón, al ser tomada esta tarea por el Ejército, las mediciones de superficies cultivadas y erradicadas se han dejado de hacer sinuna metodología clara

Entre los expertos en la relación México-Estados Unidos pocos dudan que después del 20 de enero próximo,una vez que inicie la administración de Joe Biden en laCasa Blanca, la agenda en materia de combate al tráficode drogas no tenga cambios radicales.

Solo basta revisar la curricula de los funcionarios queBiden ha nombrado en materia de seguridad para teneruna idea de lo que viene.

La proyección en la agenda de riesgos en seguridad nacional para este 2021 más allá del tema electoral, con lacontinuación del incremento de la violencia criminal pordisputas terriroriales en los estados del centro-occidentedel país, prevé que habrá problemas para atender otrasactividades propias de la tarea constitucional de las fuerzas armadas.

Una de ellas se centra en la erradicación de cultivosilícitos en territorio nacional. Desde hace tiempo esta actividad es considerada fundamental para la seguridad interior, que a manera de contención del fenómeno de producción de drogas, cada año funciona como primer pulsopara medir la oferta y demanda en el mercado ilegal deestupefacientes.

Ante la despresurización que ha significado para elmercado ilícito la legalización de la mariguana en la mayoría del terriotorio norteamericano, la preocupación enlos últimos años no ha dejado de crecer sobre drogas duras como la heroína. El impacto que su consumo ha tenido ha mermado en la salud de un sector cada vez mascreciente de la población estadounidense.

Este añ,o la Secretaría de la Defensa Nacional tendráun presupuesto de 112.5 mil millones de pesos, lo cual representa un incremento inusitado, sumado equivale algasto total que ejercerán ocho secretarías de Estado

El gasto contemplado se debe al incremento de tareasque por decisión presidencial el Ejército ha asumido estesexenio. Los militares ahora participan en el control de lamigración irregular en la frontera sur, el desarrollo y operación de proyectos de infraestructura como el tren Mayay el aeropuerto Felipe Ángeles, el control de aduanas ypuertos, la gestión de programas sociales, y actividadescomo limpia del sargazo, control de hospitales Covid, distribución y aplicación de la vacuna, y el combate al huachicol. A todo esto se suma tareas en materia de seguridad pública.

La misión de erradición de cultivos ilícitos de acuerdoa mediciones oficiales, se ha dejado de lado paultatinamente y en este sexenio está en mínimos. Al no contarcon personal suficiente para esta acitividad, los reportesa los que se tuvo acceso revelan que solo en algunas zonas de entidades como Guerrero, Michoacán, Sinaloa yChihuahua, el Ejército ha continuado con la destrucciónde plantíos vía terrestre. Hoy día se ha abandonado laerradicación via aérea de enervantes.

Desde los años 70 el control de la producción de cultivos ilícitos en México ha sido uno de los temas permanantes en la agenda México-Estados Unidos. Con el desmantelamiento del área de erradicación aérea en la PGRque comenzó en el sexenio de Felipe Calderón, al ser tomada esta tarea por el Ejército, las mediciones de superficies cultivadas y erradicadas se han dejado de hacer sinuna metodología clara

Entre los expertos en la relación México-Estados Unidos pocos dudan que después del 20 de enero próximo,una vez que inicie la administración de Joe Biden en laCasa Blanca, la agenda en materia de combate al tráficode drogas no tenga cambios radicales.

Solo basta revisar la curricula de los funcionarios queBiden ha nombrado en materia de seguridad para teneruna idea de lo que viene.