/ jueves 17 de marzo de 2022

Fuera de Agenda | Tamaulipas “nivel cuatro”

La madrugada del pasado lunes 14 de marzo quedará registrado como el día en que el Ejército lanzó un mensaje de fuerza a las bandas armadas que han impuesto el terror en carreteras, caminos y entre la población civil de los municipios que colindan con Nuevo Laredo, Tamaulipas. Existen muy pocos episodios en lo que va del sexenio, donde las tropas hayan hecho un despliegue como el realizado en ésta ciudad tras la detención de un ciudadano de origen estadounidense cuyo historial delictivo podría resumir una década de horror en la llamada frontera chica.

Cuando el canciller Marcelo Ebrard declaró que la captura de Juan Gerardo Treviño Chávez era “una de las más importantes en la última década”, abrió la puerta a las implicaciones que podría tener la caída de un individuo que representó el enraizamiento de una organización criminal cuyo auge no se explicaría sin la protección policial y de funcionarios de la fiscalía, y las complicidades políticas con los gobiernos de los últimos tres sexenios en Tamaulipas.

Treviño Chávez heredó las conexiones criminales y políticas que dejaron sus tíos Miguel y Omar Treviño Morales, ambos detenidos en 2013 y 2015 respectivamente, líderes de la segunda camada que encabezó al grupo paramilitar conocido como “los Zetas”. La operación militar de principio de esta semana se desarrolló sin la intervención de autoridades estatales, fue trazada en calles de la colonia Hidalgo en Nuevo Laredo, en uno de los lugares que los grupos de inteligencia militar tenía ubicado como resguardo del individuo al que apodaban “el Huevo”.

Como ex comandante de la cuarta región militar que comprende las zonas en Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas, el general Luis Crescencio Sandoval González sabía que el sistema de inteligencia criminal en Nuevo Laredo y alrededores sigue cada movimiento de las tropas y desde tiempo atrás están infiltrados en todos los estratos de la comunidad. El secretario de la Defensa Nacional reconoció el martes que el trabajo implicó al menos medio año donde los últimos tres meses fueron los “más intensos” para dar con este individuo.

El trabajo en el terreno fue labor de la octava zona militar, al mando del general Vicente Antonio Hernández Sánchez, donde previeron las posibles reacciones que se podrían desencadenar. En pocas horas hubo 22 ataques a instalaciones militares, 16 en inmuebles civiles entre los que estuvo el consulado estadounidense, 13 bloqueos carreteros, a la par de incendios de vehículos acompañado de un intenso tiroteo donde de manera extraoficial se dijo hubo ocho muertos, todos escoltas de Treviño Chávez.

La Embajada de Estados Unidos en México clasificó a Tamaulipas en nivel cuatro, una categoría de alerta para sus ciudadanos que recomienda “no viajar debido a delitos y secuestros”. Esta alerta implica que la “actividad delictiva organizada, incluye tiroteos, asesinatos, robos a mano armada, robo de autos, secuestros, desapariciones, extorsión y agresión sexual” como algo que “es común”.

Datos de desapariciones forzadas, asesinatos con saña grabados y difundidos en la red, extorsiones y secuestros era la estela que traía Treviño Chávez. Nada se dijo si antes de ser deportado rindió declaración sobre su herencia de terror.

@velediaz424

La madrugada del pasado lunes 14 de marzo quedará registrado como el día en que el Ejército lanzó un mensaje de fuerza a las bandas armadas que han impuesto el terror en carreteras, caminos y entre la población civil de los municipios que colindan con Nuevo Laredo, Tamaulipas. Existen muy pocos episodios en lo que va del sexenio, donde las tropas hayan hecho un despliegue como el realizado en ésta ciudad tras la detención de un ciudadano de origen estadounidense cuyo historial delictivo podría resumir una década de horror en la llamada frontera chica.

Cuando el canciller Marcelo Ebrard declaró que la captura de Juan Gerardo Treviño Chávez era “una de las más importantes en la última década”, abrió la puerta a las implicaciones que podría tener la caída de un individuo que representó el enraizamiento de una organización criminal cuyo auge no se explicaría sin la protección policial y de funcionarios de la fiscalía, y las complicidades políticas con los gobiernos de los últimos tres sexenios en Tamaulipas.

Treviño Chávez heredó las conexiones criminales y políticas que dejaron sus tíos Miguel y Omar Treviño Morales, ambos detenidos en 2013 y 2015 respectivamente, líderes de la segunda camada que encabezó al grupo paramilitar conocido como “los Zetas”. La operación militar de principio de esta semana se desarrolló sin la intervención de autoridades estatales, fue trazada en calles de la colonia Hidalgo en Nuevo Laredo, en uno de los lugares que los grupos de inteligencia militar tenía ubicado como resguardo del individuo al que apodaban “el Huevo”.

Como ex comandante de la cuarta región militar que comprende las zonas en Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas, el general Luis Crescencio Sandoval González sabía que el sistema de inteligencia criminal en Nuevo Laredo y alrededores sigue cada movimiento de las tropas y desde tiempo atrás están infiltrados en todos los estratos de la comunidad. El secretario de la Defensa Nacional reconoció el martes que el trabajo implicó al menos medio año donde los últimos tres meses fueron los “más intensos” para dar con este individuo.

El trabajo en el terreno fue labor de la octava zona militar, al mando del general Vicente Antonio Hernández Sánchez, donde previeron las posibles reacciones que se podrían desencadenar. En pocas horas hubo 22 ataques a instalaciones militares, 16 en inmuebles civiles entre los que estuvo el consulado estadounidense, 13 bloqueos carreteros, a la par de incendios de vehículos acompañado de un intenso tiroteo donde de manera extraoficial se dijo hubo ocho muertos, todos escoltas de Treviño Chávez.

La Embajada de Estados Unidos en México clasificó a Tamaulipas en nivel cuatro, una categoría de alerta para sus ciudadanos que recomienda “no viajar debido a delitos y secuestros”. Esta alerta implica que la “actividad delictiva organizada, incluye tiroteos, asesinatos, robos a mano armada, robo de autos, secuestros, desapariciones, extorsión y agresión sexual” como algo que “es común”.

Datos de desapariciones forzadas, asesinatos con saña grabados y difundidos en la red, extorsiones y secuestros era la estela que traía Treviño Chávez. Nada se dijo si antes de ser deportado rindió declaración sobre su herencia de terror.

@velediaz424