Tijuana.- Uno de los grandes acontecimientos musicales en lo que va de este año tuvo lugar la noche del sábado 15 de febrero, cuando la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, recibió a uno de los pianistas más prestigiados de todo el mundo en el ámbito del jazz: Aaron Goldberg, quien deleitó al público con un repertorio en el que lucieron por igual sus compañeros Matt Penman, un virtuoso del contrabajo, y el no menos talentoso Mark Whitfield Jr. en las percusiones.
El concierto dio inicio pasadas las 19:00 horas y abrió el telón el ensamble de Iván Trujillo, que con una ejecución pulcra en la que brillaron los instrumentos de aliento, preparó el ambiente para lo que sería el resto de la noche a manos del pianista neoyorquino y su banda.
El ensamble dirigido por Iván Trujillo, primera trompeta, deleitó a los presentes con una alineación formada por Martha Rolón en el saxofón alto, Paul Galindo en el sax tenor, Kevin Ursúa en el trombón, Karim García en la guitarra, Gabriel Nava en el bajo y Javier Gómez en la batería, quienes interpretaron con pulcritud y maestría media docena de piezas, ganándose el aplauso emocionado del público.
Después de un breve intermedio, los estelares de la noche hicieron acto de presencia sobre el escenario: Mark Whitfield Jr. impresionó a todos con su audacia al tocar la batería, Matt Penman contagió a la audiencia con su buen ritmo en el contrabajo, que interpreta con la soltura propia de un solista mientras acompaña al líder de la banda: Aaron Goldberg, quien demostró sus grandes habilidades en el piano y por las cuales es reconocido en el mundo entero, ganándose la ovación del público.
Aaron Goldberg empezó a practicar piano desde los cinco años; a los siete comenzó a tomar clases formales, pero no fue hasta que entró a la secundaria que descubrió el jazz a los 14 años. En su escuela conoció a un maestro de matemáticas llamado Bob Sig Grope, quien era bajista y se dedicaba a tocar jazz por las noches, él logró convencer a la escuela de dejarlo dar clases de jazz y ahí fue donde Aaron cultivó sus conocimientos sobre la improvisación musical.
El pianista de Nueva York conversó con el público en un español aceptable e informó que si bien no era la primera vez que visitaba la ciudad, sí fue la noche en que se presentaba como músico y lo hizo mediante un concierto que quedará grabado largo tiempo en la memoria de cuantos lo escucharon esa noche.
Después de narrar la divertida anécdota sobre su primera visita a Tijuana, el músico se entregó con pasión a lo suyo que es acariciar las 88 teclas de las que extrajo líneas melódicas ejecutadas con maestría y que discurrieron sobre un repertorio que lo mismo incluyó temas propios, “Tokio blues”, piezas caribeñas, entre las cuales estuvo presente un tema del músico cubano Pablo Milanés, brasileñas, “Mañana de carnaval”, y, en general, música del mundo.
