Juan Miguel Hernández
En 1983, David Ojeda Ochoa se convirtió en presidente municipal de Ensenada cobijado por el Partido Socialista de los Trabajadores. Era la primera vez en más de 54 años que un municipio de México era gobernado por un partido distinto al entonces hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Seis años después, Baja California seguía marcando la historia democrática de México al ser elegido Ernesto Ruffo Appel como el primer gobernador de oposición en el país. Es tal la relevancia de esa elección, pues, 30 años después, todavía en los estados de Campeche, Colima, Hidalgo, Coahuila y Esta do de México no ha existido la alternancia.
Durante el sexenio de Ruffo Appel, Baja California siguió a la vanguardia al establecer la primera credencial para votar con fotografía, que posteriormente adoptó el Instituto Federal Electoral. En las elecciones estatales de 1995, se registró la mayor tasa de participación electoral de las últimas tres décadas con 60. 57% del padrón electoral; sin embargo, a partir de ese momento todo cambió.
ANTEPENÚLTIMO LUGAR, EN PARTICIPACIÓN
En la elección estatal de 2001, inició el descenso en los porcentajes de participación electoral con apenas 36.54% del padrón; esto representaba una baja de 24% respecto a los comicios de 1995.
En las elecciones posteriores, la tendencia fue similar con una participación de 40.58% en 2007 y de 36.8% en 2013. No obstante, el porcentaje fue ligeramente superior en los comicios federales con tasas de 46% y 53% en las contiendas de 2006 y 2012 respectivamente.
Ana Claudia Coutigno Ramírez, académica de El Colegio de la Frontera Norte, atribuyó esta disminución en los porcentajes de participación al factor migratorio. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta 60% de la población de Baja California nació fuera de la entidad.
“Es importante pensar esto a la hora de saber si ejerce o no el derecho. El tiempo de residencia afecta la participación; de cinco a 10 años tardan las personas en ejercer su derecho de votar. Ven siempre al estado como una cuestión temporal, no sienten como propio el estado. Ellos llegan y sacan su credencial y genera que el estado nominal crezca”, explicó la especialista.
La pobreza y el nivel de vida también influyen en la abstención electoral. Según el índice de calidad municipal que elaboró el INE, Tijuana y Rosarito presentaron menores niveles de bienestar. Esto coincide con los niveles de participación, ya que el cuarto y octavo distrito federal presentaron un nivel de abstención de hasta 75%.
“Tiene(n) que ver las condiciones de la calidad de vida para que la gente vote. Preocupa que la gente no vaya, porque el voto lo que nos permite en un día es ser todos iguales y tener el mismo valor”, agregó.
En menos de 30 años, Baja California pasó de ser el estado con los mayores índices de participación electoral a, en 2018, ocupar el antepenúltimo lugar solo superando a Sonora.
¿POR QUÉ VOTAR O NO VOTAR?
El Sol de Tijuana preguntó a ciudadanos con credencial del INE si pensaban acudir a votar en las elecciones del próximo 2 de junio; la mayoría dijo que sí acudirá a las urnas.
“Voy a votar, porque no me siento conforme con la administración y me gustaría que la ciudad cambiara de partido; aparte, lo veo como una responsabilidad ciudadana básica”, contestó David García.
“Sí, porque me gusta pensar que nuestro voto se respeta y sirve de algo”, dijo Rigoberto Domínguez.
“Voy a votar porque es mi derecho constitucional y mi deber moral”, expresó Samuel Real.
“Tengo cosas más importantes en qué pensar, como sacar adelante a mi familia, antes de ver si voto o no”, respondió Octavio Ochoa.
