Crisstian Villicaña
Tijuana.- La labor que realiza la asociación civil Aftagama con las personas adultas en situación de calle es fundamental para aminorar la complicada situación que vive esta parte vulnerable de la población.
El lugar, ubicado en el ejido Matamoros, nació como un centro de rehabilitación para adictos a las drogas. Con el paso del tiempo, Sara Méndez Martínez, directora de Aftagaman AC, decidió reorientarlo a aquellos ancianos que se encuentran en situación de calle.
"Básicamente, los que llegan vienen a formar parte de una familia grande de 40 hasta 60 miembros de esta comunidad. La idea es ayudar a la gente con necesidades que no tienen familiares, que no tienen quién los reclame; algunos tampoco tienen identidad", apuntó.
Las actividades que pueden realizar los internos son limitadas por su edad. La mayoría, informa, no se pueden valer por sí solos, motivo por el cual hay que auxiliarles en sus necesidades, como ir al baño, ducharse, comer.
"La mayoría son discapacitados; por alguna u otra razón, nos los trae la policía, el DIF, Desarrollo Social del estado, Desarrollo Social municipal; nos ha(n) llegado gente de Durango, Tecate, Rosarito", señala.
Esta misión, lejos de ser sencilla, es todo un reto que la señora Méndez ha sabido sortear. Ya sea a través de las donaciones que recibe o del poco apoyo que le brinda el gobierno municipal, mantiene el espacio en pie, ya que, como afirma, esta es la tarea que le tocó hacer y no piensa dejarla de lado.
"En el trayecto del asilo, fui víctima de cáncer, carcinoma en estado cuatro, muerte en quince días, pero yo tenía 30 hijos a quién ver y salí; solo dios pudo hacer esto. Los abuelos son para mí un compromiso como si fueran mis propios hijos; unos malcriados, unos buenos, pero aquí estamos. Mi misión es ayudar", concluyó.