/ sábado 13 de julio de 2019

Ciruela eléctrica: respirando música

Sergio Torres, propietario del local ubicado en la calle Sexta, comparte cómo nació este proyecto

Crisstian Villicaña

Tijuana.- Han de ser como unos tres metros de ancho por unos cinco o seis de largo lo que mide el local. Lo primero que sobresale son los colores azul, naranja, amarillo y verde turquesa de la fachada, la cual es acompañada por unas letras psicodélicas que dan nombre al lugar "La Ciruela Eléctrica", espacio impregnado de música que se ha mantenido fiel a su idea, vender y compartir vinilos, casetes, discos compactos, dvd de bandas de rock y blues, así como de los distintos subgéneros que han surgido de éstos.

La Ciruela Eléctrica se inauguró en el año de 1994

La tienda, que se encuentra ubicada en la calle Sexta, entre la avenida Revolución y Constitución de la zona Centro, tiene un comienzo que se remonta mucho antes de su apertura, cuando un joven Sergio Torres, propietario de La Ciruela, comenzaba hacerse de sus primeros acetatos, influenciado en gran parte por crecer en una familia donde la música fluía.

¿Cómo inicia tu relación con la música?

"Yo creo que es de familia porque en mi casa siempre se escuchó música, mis tíos todos son músicos, mi mamá tocaba piano, mi papá escuchaba jazz, entonces siempre había un estéreo, un disco tocando ahí. El acercamiento con los gustos propios fue como a finales de los setentas, como el 77, 78, cuando tenía doce años más o menos, y empecé a coleccionar discos como a los 14 años y fue eso, la fascinación por escuchar el radio, escuchar melodías distintas, siempre me ha atraído eso, escuchar algo distinto".

¿Cuándo comienzas a vender los discos que ibas adquiriendo?

"Desde que estaba en secundaria yo me iba a San Diego, todavía no había trolley, me iba en el camión a una discoteca del centro de San Diego, me traía discos porque me atraían las portadas solamente y veía la instrumentación y si traían melotron, guitarra, los compraba y los que no me gustaban se los vendía a mis mismos compañeros de escuela, entonces de ahí sacaba dinero para comprar más, entonces eso lo fui haciendo por cada quince días, cada semana, dos o tres veces al mes, por dos o tres años lo hice".

Se ubica en la calle Sexta, entre la avenida Revolución y Constitución de la zona Centro

"Después, casualmente pasé por un negocio que estaban abriendo y vi que iba a ser una discoteca, les pregunto de qué género o estilo iba a ser, y me dicen que iba ser especializada en rock; esa estaba enfrente de la Torre de Agua Caliente y se llamaba 'El Quinto Poder', pregunté si solicitaban a un empleado y me dijeron 'si quieres vente mañana', fui y me hicieron una prueba y ahí me quedé a trabajar, mi único trabajo que he tenido es en una discoteca y fue mi primer trabajo también; ahí duré del 84 al 85", platica.

En el 86 Sergio dejó la discoteca para hacer su propio negocio en el desaparecido sobre ruedas de la calle Diez sobre la avenida Revolución, cuenta que se le ocurrió invertir una cantidad de dinero para ir a Los Ángeles para traer vinilos y algunas revistas y con ello iniciar su tienda de manera más formal, la cual tuvo muy buena respuesta desde el inicio; en este espacio duró ocho años para en 1994 dar paso a lo que hoy es la "Ciruela Eléctrica".

"Al principio tenía un socio, el mismo socio que tenía en el swap meet de la calle Diez, se llamaba Arturo, pero aquí duró muy poco la verdad y ya continúe solo. Originalmente empezamos el negocio mi esposa y yo, Norma Torres, no teníamos empleados; Chano y Rafa entraron como dos o tres años después de que la tienda se abrió".

¿Qué nos dices de Rafa y Chano?

"A Rafael lo conocía de tiempo atrás, lo conocía como diez años antes o más, por la música, de hecho nos conocimos en un camión verde y crema, yo traía unos discos y él me abordó ¿te gusta la música? nos hicimos amigos así, en el camión, todo relacionado a la música. Chano llegó como cliente, mi esposa le ofreció el trabajo y se quedó desde hace más de 20 años; desde entonces estamos el mismo crew", narra.

NACE LA CIRUELA

El lugar ya estaba conformado y su nombre se debe a la banda psicodélica de los sesentas The Electric Prunes. Luego de ver que era más conveniente tener un local fijo en lugar de sólo vender unos cuantos días en el sobre ruedas el cambio era necesario. Sin embargo, no sólo nacía un negocio, también una tienda que se convertiría en un pequeño universo donde todo lo relacionado con la música tiene un lugar.

Es un espacio impregnado de música que se ha mantenido fiel a su idea

Se hizo costumbre, una decoración continua de la única ventana que tiene la tienda, una serie de anuncios como "se busca baterista con influencias de Portishead, Placebo y Mercury Rev", o aquellos como "se vende guitarra Gibson, blanca, en buen estado, 1,500 pesos", sin olvidar los más comunes, los posters de toquines y conciertos que se presentarían en la ciudad, desde los más underground hasta otros con mayor reflector, todos tenían y tienen cabida siempre y cuando sean de acuerdo al concepto de la ciruela; y con estos hechos tan sencillos, así como la apertura de venta de boletos (sin obtener beneficio), bootlegs (conciertos en audio o vídeo grabados por el público) y sobretodo buenos discos, la ciruela comenzaba a ser querida por sus clientes, quien encontraban en Sergio, Rafa y Chano, un lugar no sólo donde comprar, sino hablar de bandas, rolas, conciertos; desconectarse un poco de la rutina y conversar de música.

Uno de tantos clientes que tiene la ciruela es Julio Pillado, integrante de la banda Shantelle y entusiasta de la música, quien platicó. "La ciruela siempre fue ese lugar donde si quería descubrir algo nuevo ahí era seguro; ellos me dicen Julio Yorke porque me gusta mucho Radiohead. Me acuerdo de llegar y Sergio siempre me decía 'esto acaba de salir, chécalo'; me enseñó a Doves, me dijo 'esta madre te va a gustar porque se parece a Radiohead'. Sergio es una persona que conoce bien a sus clientes, entonces al él yo lo considero ese tipo de personas que crea ese lazo por medio de la música".

Su nombre se debe a la banda psicodélica de los sesentas The Electric Prunes

"Siempre ha creído en lo tangible, en los noventas tenías un poco de cds y me acuerdo que oír el disco era abrir el librito, escucharlo de principio a fin, yo aprendí eso con Sergio, a ser una persona muy de discos, a ser una persona más de discos que de canciones; como mencionaba Sergio una vez que nos tocó hablar en lo de Bulbo 'el disco es el magnum opus de una banda', te están dando todo lo que han estado trabajando en dos, diez o los años que se hayan tardado, se inmortaliza una obra, es algo irrepetible, mágico; yo por eso soy muy tangible", señaló.

Sergio logra tener esta diversidad de vinilos debido a que visita ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego, incluso un tiempo viajó a Holanda, Milán, Madrid, Barcelona, para comprar en las ferias de discos y colecciones privadas; de esta manera se ha hecho de una considerable cantidad de vinilos tanto para la venta como para su colección privada, sin embargo, hubo un momento en el que el acetato sufrió una baja de popularidad, mientras que la descarga de canciones se volvía casi una religión, había, una necesidad de bajar las rolas del internet y con ello, la venta de álbumes físicos se fue para abajo; sobre ellos nos habló.

Han visitado el lugar personajes como Morrisey, el vocalista de Café Tacuba, Cristóbal Briceño de los Ases Falsos, entre otros

"Eso casi aniquila mi negocio, el download, eso casi lo aniquila y eso fue lo que aniquiló a las grandes compañías, y fue lo que aniquiló a la Tower Records, a cadenas de discotecas porque la gente perdió el interés en el formato físico, lo que importaba más bien era si tenías cinco mil canciones en un Ipod, entonces ya no importaba tanto como cuando iba a la secundaria y la prepa, que era traer tu disco o cd, así fue por años hasta que retomó interés, se dieron cuenta los jóvenes que lo que realmente importaba era el tamaño físico", precisó.

Por último, al cuestionarle cuánto tiempo más se ve haciendo esto dijo que está muy adentrado en la música y que de alguna manera siempre se ha dedicado a este negocio, por lo cual se ve muchos años más teniendo el espacio, al final del día, es una persona que respira música, como el lugar al que le ha dado vida.

Crisstian Villicaña

Tijuana.- Han de ser como unos tres metros de ancho por unos cinco o seis de largo lo que mide el local. Lo primero que sobresale son los colores azul, naranja, amarillo y verde turquesa de la fachada, la cual es acompañada por unas letras psicodélicas que dan nombre al lugar "La Ciruela Eléctrica", espacio impregnado de música que se ha mantenido fiel a su idea, vender y compartir vinilos, casetes, discos compactos, dvd de bandas de rock y blues, así como de los distintos subgéneros que han surgido de éstos.

La Ciruela Eléctrica se inauguró en el año de 1994

La tienda, que se encuentra ubicada en la calle Sexta, entre la avenida Revolución y Constitución de la zona Centro, tiene un comienzo que se remonta mucho antes de su apertura, cuando un joven Sergio Torres, propietario de La Ciruela, comenzaba hacerse de sus primeros acetatos, influenciado en gran parte por crecer en una familia donde la música fluía.

¿Cómo inicia tu relación con la música?

"Yo creo que es de familia porque en mi casa siempre se escuchó música, mis tíos todos son músicos, mi mamá tocaba piano, mi papá escuchaba jazz, entonces siempre había un estéreo, un disco tocando ahí. El acercamiento con los gustos propios fue como a finales de los setentas, como el 77, 78, cuando tenía doce años más o menos, y empecé a coleccionar discos como a los 14 años y fue eso, la fascinación por escuchar el radio, escuchar melodías distintas, siempre me ha atraído eso, escuchar algo distinto".

¿Cuándo comienzas a vender los discos que ibas adquiriendo?

"Desde que estaba en secundaria yo me iba a San Diego, todavía no había trolley, me iba en el camión a una discoteca del centro de San Diego, me traía discos porque me atraían las portadas solamente y veía la instrumentación y si traían melotron, guitarra, los compraba y los que no me gustaban se los vendía a mis mismos compañeros de escuela, entonces de ahí sacaba dinero para comprar más, entonces eso lo fui haciendo por cada quince días, cada semana, dos o tres veces al mes, por dos o tres años lo hice".

Se ubica en la calle Sexta, entre la avenida Revolución y Constitución de la zona Centro

"Después, casualmente pasé por un negocio que estaban abriendo y vi que iba a ser una discoteca, les pregunto de qué género o estilo iba a ser, y me dicen que iba ser especializada en rock; esa estaba enfrente de la Torre de Agua Caliente y se llamaba 'El Quinto Poder', pregunté si solicitaban a un empleado y me dijeron 'si quieres vente mañana', fui y me hicieron una prueba y ahí me quedé a trabajar, mi único trabajo que he tenido es en una discoteca y fue mi primer trabajo también; ahí duré del 84 al 85", platica.

En el 86 Sergio dejó la discoteca para hacer su propio negocio en el desaparecido sobre ruedas de la calle Diez sobre la avenida Revolución, cuenta que se le ocurrió invertir una cantidad de dinero para ir a Los Ángeles para traer vinilos y algunas revistas y con ello iniciar su tienda de manera más formal, la cual tuvo muy buena respuesta desde el inicio; en este espacio duró ocho años para en 1994 dar paso a lo que hoy es la "Ciruela Eléctrica".

"Al principio tenía un socio, el mismo socio que tenía en el swap meet de la calle Diez, se llamaba Arturo, pero aquí duró muy poco la verdad y ya continúe solo. Originalmente empezamos el negocio mi esposa y yo, Norma Torres, no teníamos empleados; Chano y Rafa entraron como dos o tres años después de que la tienda se abrió".

¿Qué nos dices de Rafa y Chano?

"A Rafael lo conocía de tiempo atrás, lo conocía como diez años antes o más, por la música, de hecho nos conocimos en un camión verde y crema, yo traía unos discos y él me abordó ¿te gusta la música? nos hicimos amigos así, en el camión, todo relacionado a la música. Chano llegó como cliente, mi esposa le ofreció el trabajo y se quedó desde hace más de 20 años; desde entonces estamos el mismo crew", narra.

NACE LA CIRUELA

El lugar ya estaba conformado y su nombre se debe a la banda psicodélica de los sesentas The Electric Prunes. Luego de ver que era más conveniente tener un local fijo en lugar de sólo vender unos cuantos días en el sobre ruedas el cambio era necesario. Sin embargo, no sólo nacía un negocio, también una tienda que se convertiría en un pequeño universo donde todo lo relacionado con la música tiene un lugar.

Es un espacio impregnado de música que se ha mantenido fiel a su idea

Se hizo costumbre, una decoración continua de la única ventana que tiene la tienda, una serie de anuncios como "se busca baterista con influencias de Portishead, Placebo y Mercury Rev", o aquellos como "se vende guitarra Gibson, blanca, en buen estado, 1,500 pesos", sin olvidar los más comunes, los posters de toquines y conciertos que se presentarían en la ciudad, desde los más underground hasta otros con mayor reflector, todos tenían y tienen cabida siempre y cuando sean de acuerdo al concepto de la ciruela; y con estos hechos tan sencillos, así como la apertura de venta de boletos (sin obtener beneficio), bootlegs (conciertos en audio o vídeo grabados por el público) y sobretodo buenos discos, la ciruela comenzaba a ser querida por sus clientes, quien encontraban en Sergio, Rafa y Chano, un lugar no sólo donde comprar, sino hablar de bandas, rolas, conciertos; desconectarse un poco de la rutina y conversar de música.

Uno de tantos clientes que tiene la ciruela es Julio Pillado, integrante de la banda Shantelle y entusiasta de la música, quien platicó. "La ciruela siempre fue ese lugar donde si quería descubrir algo nuevo ahí era seguro; ellos me dicen Julio Yorke porque me gusta mucho Radiohead. Me acuerdo de llegar y Sergio siempre me decía 'esto acaba de salir, chécalo'; me enseñó a Doves, me dijo 'esta madre te va a gustar porque se parece a Radiohead'. Sergio es una persona que conoce bien a sus clientes, entonces al él yo lo considero ese tipo de personas que crea ese lazo por medio de la música".

Su nombre se debe a la banda psicodélica de los sesentas The Electric Prunes

"Siempre ha creído en lo tangible, en los noventas tenías un poco de cds y me acuerdo que oír el disco era abrir el librito, escucharlo de principio a fin, yo aprendí eso con Sergio, a ser una persona muy de discos, a ser una persona más de discos que de canciones; como mencionaba Sergio una vez que nos tocó hablar en lo de Bulbo 'el disco es el magnum opus de una banda', te están dando todo lo que han estado trabajando en dos, diez o los años que se hayan tardado, se inmortaliza una obra, es algo irrepetible, mágico; yo por eso soy muy tangible", señaló.

Sergio logra tener esta diversidad de vinilos debido a que visita ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego, incluso un tiempo viajó a Holanda, Milán, Madrid, Barcelona, para comprar en las ferias de discos y colecciones privadas; de esta manera se ha hecho de una considerable cantidad de vinilos tanto para la venta como para su colección privada, sin embargo, hubo un momento en el que el acetato sufrió una baja de popularidad, mientras que la descarga de canciones se volvía casi una religión, había, una necesidad de bajar las rolas del internet y con ello, la venta de álbumes físicos se fue para abajo; sobre ellos nos habló.

Han visitado el lugar personajes como Morrisey, el vocalista de Café Tacuba, Cristóbal Briceño de los Ases Falsos, entre otros

"Eso casi aniquila mi negocio, el download, eso casi lo aniquila y eso fue lo que aniquiló a las grandes compañías, y fue lo que aniquiló a la Tower Records, a cadenas de discotecas porque la gente perdió el interés en el formato físico, lo que importaba más bien era si tenías cinco mil canciones en un Ipod, entonces ya no importaba tanto como cuando iba a la secundaria y la prepa, que era traer tu disco o cd, así fue por años hasta que retomó interés, se dieron cuenta los jóvenes que lo que realmente importaba era el tamaño físico", precisó.

Por último, al cuestionarle cuánto tiempo más se ve haciendo esto dijo que está muy adentrado en la música y que de alguna manera siempre se ha dedicado a este negocio, por lo cual se ve muchos años más teniendo el espacio, al final del día, es una persona que respira música, como el lugar al que le ha dado vida.

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