/ viernes 23 de marzo de 2018

Colosio, el recuerdo de la esperanza

Daniel Ángel Rubio


Tijuana.- Alzando la mano, Luis Donaldo Colosio saluda a un montón de casas encaramadas en una de las pendientes de la colonia Lomas Taurinas, mientras cerca de él pasan hombres y mujeres sin prestarle atención. Es la familiaridad con lo habitual.

El nombre en la pared tiene todavía casi todas sus letras. Es la Plaza de la Unidad y la Esperanza, y la estatua de quien fuera el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en el lugar donde el político sonorense recibió un balazo en la cabeza.

Es el 21 de marzo de 2018 y en la avenida La Punta, a espaldas de la plaza donde tres mujeres se sientan en una de las bancas bajo la sombra de los árboles, hay una pared con los colores mexicanos deslavados, y con letras grandes y negras el apellido “Colosio”.

Otra pared con la misma propaganda estaba en la parte alta de la empinada calle que lleva al centro de la colonia de clase trabajadora, pero hace al menos un año fue cubierta con una capa de pintura.

Y en las calles cercanas a la plaza la gente también parece querer cubrir el recuerdo. Cuando les preguntan por el día del magnicidio responden que no vivían allí entonces, que estaban fuera el día del crimen o nada más menean con la cabeza en señal de desconocimiento.


TESTIMONIO

Sabas Rodríguez estuvo allí el día que el candidato a la presidencia de México visitó la colonia, y dice que ese ambiente tenso se instaló desde que se llevaron malherido a Colosio Murrieta.

“Bajó de aquí de la plataforma y lo saludé. Le dije: ‘Esperemos que usted sea una gran persona’. Me dijo: ‘lo voy a ser. Caiga quien caiga’. Pero no, no le dieron la oportunidad, porque hasta aquí llegó él”, dice apuntando con la mano el lugar donde cayó el candidato del PRI.

En una tienda de abarrotes de la misma zona, un adolescente detrás de un mostrador dice que solo la gente que visita la colonia hace referencia al asesinato. No es un tema que escuche seguido entre los vecinos.

La historia ha sido contada muchas veces. Luis Donaldo Colosio fue llevado al mitin en esa colonia de la delegación Otay Centenario el 23 de marzo de 1994 y esa noche murió en el Hospital General de Tijuana.

Las sospechas de un crimen ordenado desde la élite del poder se mantiene desde entonces. Las muertes y asesinatos de personas alrededor del caso no hicieron más que alimentarlas, y allí se fue otra parte de la historia.

Como muchos mexicanos, Sabas cree que todo estaba planeado para el asesinato y desconfía de la versión oficial de los hechos.

Dice que escuchó dos disparos, pero no miró nada porque ya estaba lejos del candidato. Este avanzaba envuelto en un mar de gente después de bajar de la plataforma donde dio su discurso.

“Pero no supimos quién fue. En ese momento no hubo patrullas, no hubo nada, hasta que llegó la ambulancia”, cuenta.

Recuerda después la llegada de policías del centro del país para la investigación, de los periodistas para recabar historias, y cómo desde entonces algunos vecinos guardaron silencio, en parte temerosos.

A los pocos meses, afirma, comenzó el movimiento de tierra en el lugar para la construcción de la plaza, la biblioteca y el Centro Comunitario Diana Laura Riojas de Colosio, donde continúa una placa que recuerda el programa gubernamental de apoyo social en los noventa, Solidaridad.

Con cuatro décadas viviendo en esa colonia que casi fundó, la septuagenaria mujer dice que recibieron mayor atención de las autoridades después de la tragedia, pero el México con hambre y sed de justicia al que hizo referencia Luis Donaldo Colosio sigue allí.


COLOSIO, UNA IMAGEN PARA EL PRI

Víctor Espinoza Valle, doctor en sociología política y profesor de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), coincide con ella. Opina también que Luis Donaldo Colosio ya es solo una imagen para el partido tricolor.

¿Cuál es la relación del PRI de hoy con Colosio?

Es una relación a distancia, solamente muy de vez en cuando se saca a relucir. Sobre todo en este mes del aniversario del asesinato. Se utiliza, la palabra es fuerte, pero se utiliza la imagen de alguien que murió de la forma más trágica, y que había manifestado en aquel famoso discurso de toma de protesta en el Monumento de la Revolución, una distancia o posicionamiento crítico al sexenio de Carlos Salinas de Gortari. El ‘grupo Colosio’ se fue desdibujando, fue perdiendo fuerza dentro del mismo PRI. Sobre todo con el grupo hegemónico hay mucha distancia.

¿Y México cambió después del asesinato?

El régimen se abrió un poco, pero por la fuerza de la misma sociedad. El que hoy tengamos alternativas de información como las redes sociales abrió bastante el sistema autoritario, pero en lo sustantivo no ha cambiado. Lo que tenemos es una democracia política, no electoral. Las instituciones siguen siendo las mismas. Que haya llegado al poder en el 2000 el PAN, no cambió radicalmente las cosas.

¿Se sostiene la teoría de que fue un crimen de Estado?

Para la mayoría de la gente eso fue, independientemente de que sea cierto o no. Lo importante es cómo quedó anidado este hecho en la memoria colectiva. Por eso tal vez todavía el temor de hablar de un tema que para muchos es tabú.

¿Qué lectura le da al respaldo de Luis Donaldo Colosio Riojas al candidato panista Ricardo Anaya?

Es un chavo que no tiene la formación de su padre. Seguramente su padre hubiera reprobado ese posicionamiento o andar tan cercano al Partido Acción Nacional. Es a lo mejor bienintencionado, pero muy poco formado y por eso anda haciendo lo que hace. No tiene altura de miras como su padre.

Daniel Ángel Rubio


Tijuana.- Alzando la mano, Luis Donaldo Colosio saluda a un montón de casas encaramadas en una de las pendientes de la colonia Lomas Taurinas, mientras cerca de él pasan hombres y mujeres sin prestarle atención. Es la familiaridad con lo habitual.

El nombre en la pared tiene todavía casi todas sus letras. Es la Plaza de la Unidad y la Esperanza, y la estatua de quien fuera el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en el lugar donde el político sonorense recibió un balazo en la cabeza.

Es el 21 de marzo de 2018 y en la avenida La Punta, a espaldas de la plaza donde tres mujeres se sientan en una de las bancas bajo la sombra de los árboles, hay una pared con los colores mexicanos deslavados, y con letras grandes y negras el apellido “Colosio”.

Otra pared con la misma propaganda estaba en la parte alta de la empinada calle que lleva al centro de la colonia de clase trabajadora, pero hace al menos un año fue cubierta con una capa de pintura.

Y en las calles cercanas a la plaza la gente también parece querer cubrir el recuerdo. Cuando les preguntan por el día del magnicidio responden que no vivían allí entonces, que estaban fuera el día del crimen o nada más menean con la cabeza en señal de desconocimiento.


TESTIMONIO

Sabas Rodríguez estuvo allí el día que el candidato a la presidencia de México visitó la colonia, y dice que ese ambiente tenso se instaló desde que se llevaron malherido a Colosio Murrieta.

“Bajó de aquí de la plataforma y lo saludé. Le dije: ‘Esperemos que usted sea una gran persona’. Me dijo: ‘lo voy a ser. Caiga quien caiga’. Pero no, no le dieron la oportunidad, porque hasta aquí llegó él”, dice apuntando con la mano el lugar donde cayó el candidato del PRI.

En una tienda de abarrotes de la misma zona, un adolescente detrás de un mostrador dice que solo la gente que visita la colonia hace referencia al asesinato. No es un tema que escuche seguido entre los vecinos.

La historia ha sido contada muchas veces. Luis Donaldo Colosio fue llevado al mitin en esa colonia de la delegación Otay Centenario el 23 de marzo de 1994 y esa noche murió en el Hospital General de Tijuana.

Las sospechas de un crimen ordenado desde la élite del poder se mantiene desde entonces. Las muertes y asesinatos de personas alrededor del caso no hicieron más que alimentarlas, y allí se fue otra parte de la historia.

Como muchos mexicanos, Sabas cree que todo estaba planeado para el asesinato y desconfía de la versión oficial de los hechos.

Dice que escuchó dos disparos, pero no miró nada porque ya estaba lejos del candidato. Este avanzaba envuelto en un mar de gente después de bajar de la plataforma donde dio su discurso.

“Pero no supimos quién fue. En ese momento no hubo patrullas, no hubo nada, hasta que llegó la ambulancia”, cuenta.

Recuerda después la llegada de policías del centro del país para la investigación, de los periodistas para recabar historias, y cómo desde entonces algunos vecinos guardaron silencio, en parte temerosos.

A los pocos meses, afirma, comenzó el movimiento de tierra en el lugar para la construcción de la plaza, la biblioteca y el Centro Comunitario Diana Laura Riojas de Colosio, donde continúa una placa que recuerda el programa gubernamental de apoyo social en los noventa, Solidaridad.

Con cuatro décadas viviendo en esa colonia que casi fundó, la septuagenaria mujer dice que recibieron mayor atención de las autoridades después de la tragedia, pero el México con hambre y sed de justicia al que hizo referencia Luis Donaldo Colosio sigue allí.


COLOSIO, UNA IMAGEN PARA EL PRI

Víctor Espinoza Valle, doctor en sociología política y profesor de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), coincide con ella. Opina también que Luis Donaldo Colosio ya es solo una imagen para el partido tricolor.

¿Cuál es la relación del PRI de hoy con Colosio?

Es una relación a distancia, solamente muy de vez en cuando se saca a relucir. Sobre todo en este mes del aniversario del asesinato. Se utiliza, la palabra es fuerte, pero se utiliza la imagen de alguien que murió de la forma más trágica, y que había manifestado en aquel famoso discurso de toma de protesta en el Monumento de la Revolución, una distancia o posicionamiento crítico al sexenio de Carlos Salinas de Gortari. El ‘grupo Colosio’ se fue desdibujando, fue perdiendo fuerza dentro del mismo PRI. Sobre todo con el grupo hegemónico hay mucha distancia.

¿Y México cambió después del asesinato?

El régimen se abrió un poco, pero por la fuerza de la misma sociedad. El que hoy tengamos alternativas de información como las redes sociales abrió bastante el sistema autoritario, pero en lo sustantivo no ha cambiado. Lo que tenemos es una democracia política, no electoral. Las instituciones siguen siendo las mismas. Que haya llegado al poder en el 2000 el PAN, no cambió radicalmente las cosas.

¿Se sostiene la teoría de que fue un crimen de Estado?

Para la mayoría de la gente eso fue, independientemente de que sea cierto o no. Lo importante es cómo quedó anidado este hecho en la memoria colectiva. Por eso tal vez todavía el temor de hablar de un tema que para muchos es tabú.

¿Qué lectura le da al respaldo de Luis Donaldo Colosio Riojas al candidato panista Ricardo Anaya?

Es un chavo que no tiene la formación de su padre. Seguramente su padre hubiera reprobado ese posicionamiento o andar tan cercano al Partido Acción Nacional. Es a lo mejor bienintencionado, pero muy poco formado y por eso anda haciendo lo que hace. No tiene altura de miras como su padre.

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