Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- El uso de la Guardia Nacional para atender el flujo migratorio no estaba contemplada, pero de alguna manera el gobierno mexicano tenía que controlar el tema, consideró Alberto Hernández, presidente del El Colef.
“La idea era una política mucho más abierta, más flexible. La parte humanitaria ante todo, pero creo que esta cuestión rebasó algo que ya estaba pasando: México, un país de tránsito”, mencionó.
Esa misma medida, respondió, es “delicada” cuando se trata justamente de respetar derechos humanos y al mismo tiempo servir de “tapón” para detener la llegada de centroamericanos hasta la frontera norte.
El presidente del Colegio de la Frontera norte (El Colef), evitó en más de una ocasión calificar la política migratoria mexicana, aunque consideró que el control de la migración puede ir de la mano con el respeto de los Derechos Humanos.
“Creo que es un debate”, respondió Alberto Hernández sobre los resultados que han dado hasta el momento las acciones del gobierno federal.
La cuestión, agregó, es ¿qué haces cuando estos migrantes vienen con la idea de cruzar México para llegar a Estados Unidos como su nuevo proyecto de vida?.
“Tienes que a veces ejercer una cuestión, porque prácticamente es una acción que tiene que cometer” (sic), dijo el presidente del El Colef.
Originalmente la Guardia Nacional sería desplegada para atender la inseguridad en zonas prioritarias del país, pero esto cambió tras el conflicto arancelario con el presidente norteamericano Donald Trump.
Como parte de los acuerdos para evitar la imposición de aranceles, México dijo que usaría a la Guardia Nacional en las fronteras norte y sur del país, también para atender el tema migratorio.