Karina Torres.
Tijuana.- Un año cuatro meses fue el lapso que duraron en pie los prototipos de muro fronterizo construidos a solicitud del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y que pretendía erigir en la frontera sur con México. Para este proyecto, el gobierno federal del vecino país del norte destinó cinco millones de dólares, recurso que hoy será demolido.
Fue en el mes de septiembre de 2017 cuando el departamento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) anunció la construcción de los ocho prototipos en el área de Otay Mesa, en el condado de San Diego, colindante con la colonia Nido de las Águilas en Tijuana, una de las zonas que se caracteriza por su alta incidencia delictiva.
La construcción secundó la orden ejecutiva emitida a principios de 2017, en la que el presidente Donald Trump instruyó acciones para asegurar la frontera y mejorar la aplicación de las leyes antimigratorias. Bajo la sección A, la orden ejecutiva dictaba el “asegurar la frontera sur de los Estados Unidos mediante la construcción inmediata de un muro físico en la frontera sur supervisado y apoyado por personal adecuado para prevenir la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y de personas y los actos de terrorismo”.
Después de varios meses de deliberación, seis empresas norteamericanas fueron seleccionadas para concursar por la licitación para la construcción del muro. Los prototipos debieron cumplir diversos requisitos de la autoridad Fronteriza, como tener una altura máxima de 30 pies (9.14 metros); tener características antiescalado, antiexcavación; y debería de dificultar el intento de cruce ilegal por la frontera sur.
Del total de los prototipos, cuatro fueron construidos de concreto y el resto de materiales diversos. Posterior a su construcción, el departamento de Aduanas y Protección Fronteriza -conformada por diversos departamentos especializados- realizó pruebas a los muros por espacio de 30 a 60 días para elegir a uno o varios de los diseños que se adecuaran a las necesidades de los agentes y las características del suelo donde se pretendían construir. Sin embargo, ninguna empresa fue señalada como seleccionada.
Desde su elección, la construcción del muro fronterizo ha sido la bandera del presidente de los Estados Unidos para llegar al frente del gobierno federal y su nueva campaña en la carrera para su reelección en la Unión Americana.
Tras dos cierres parciales del gobierno federal en su intento por conseguir los recursos para la construcción del muro, será el reemplazo del cerco secundario existente desde finales del año noventa lo se construirá en el área de Otay Mesa. La elevación de este segundo cerco ser realizará a lo largo de 14 millas (22.53 kilómetros) en el sector San Diego, desde Imperial Beach hasta el área de Otay Mountain, a unos metros de donde se encuentran los prototipos, los cuales interfieren con el reforzamiento de la frontera sur con México.