Tijuana.- Desde el inicio de la administración del VIII Ayuntamiento de Playas de Rosarito, encabezado por la alcaldesa Aracely Brown Figueredo, son constantes los enfrentamientos de la Cruz Roja de ese municipio.
El primer distanciamiento se registró en mayo del 2020 en la primera ola del coronavirus, cuando la edil acusaba a la benemérita institución de no acudir a los llamados de emergencia y pedía que no donaran en la colecta anual.
Diferencias que han afectado en los llamados de emergencia, pues no hay una coordinación entre los cuerpos de emergencias de Bomberos, Protección Civil y la Cruz Roja de Rosarito, el último que se hizo evidente fue el accidente registrado la madrugada del jueves, cuando un policía murió y otro quedó grave.
Luego de que el Ayuntamiento de Playas de Rosarito informara que no fueron auxiliados los policías municipales heridos tras colisión, la Cruz Roja de Playas de Rosarito respondió a través de un comunicado que el C4 fue la dependencia que designó una unidad ambulancia de Caminos y Puentes Federales, que es jurisprudencia del tramo carretero en la escénica Tijuana-Ensenada.
El ayuntamiento de Playas de Rosarito indicó que la Cruz Roja no acudió al llamado de emergencia, a lo que la esta institución respondió: “Cruz Roja Mexicana Delegación Rosarito señala que no se negó el servicio en este lamentable incidente, pues primeramente se turnó a Capufe y al trasladar a los oficiales heridos minutos después fue cuando se nos solicitó la presencia”.
Aseguró que se iniciaría una investigación “Informamos que en Cruz Roja Rosarito realizaremos una investigación sobre el hecho y se procederá si hubo alguna omisión por parte de los despachadores del C-4. Hacemos de la opinión pública que Cruz Roja Mexicana Delegación Rosarito siempre hemos brindado atención médica a cualquier dependencia o sociedad civil que lo requiera”.
Paramédicos de organismos de rescate independientes señalaron que en otro incidente grave donde no hubo coordinación fue el accidente carretero en el entronque del bulevar Popotla y Corredor 2000, donde murieron siete personas el pasado 9 de junio.
“Soy paramédico de una asociación civil y una empresa de ambulancias, ese día no instalaron un centro de control y mando en el lugar del siniestro, que es como un protocolo que coordina a todos los cuerpos de emergencia, los que llegábamos de voluntarios para ayudar a las víctimas heridas, actuábamos por experiencia, pero no había un control y orden. ¿Por qué? Porque no se hablan la Cruz Roja y Bomberos y Protección Civil”.
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