Tijuana.- Los menores de edad desplazados que están llegando a esta frontera requieren atención psicológica para superar los hechos violentos que han vivido en sus estados de origen, destacó Salomé Limas, trabajadora social del albergue Instituto Madre Asunta.
“Para que lo puedan hablar y sacar todas la vivencias que traen arrastrando, muchos cuentan que ellos vieron cuando mataron al papá, o si lo levantaron”, comentó la hermana Limas.
Señaló que las autoridades deberían proveer un espacio seguro, en donde también se les dé atención médica a los menores.
En ese sentido mencionó que se debe profesionalizar a las instituciones que albergan a estas comunidades.
Ya que en su caso “no basta con la buena voluntad”, ya que el apoyo no debe ser solo dar de comer y un techo.
La trabajadora social informó que actualmente es poca la gente que se desplaza por problemas económicos, y en su mayoría, es la violencia lo que los motiva a huir.
“Vienen con mucho miedo, con la esperanza de llegar a Estados Unidos para salvar su vida”, comentó Limas.
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Mencionó que la mayoría de desplazados provienen de Guerrero y Michoacán, pero en los últimos meses ha ido en aumento la llegada de personas de Zacatecas, Veracruz, Chiapas, Estado de México y Guanajuato.
Actualmente en el Instituto Madre Asunta sólo reciben niños de 0 a 12 años, niñas de 0 a 17 años, y mujeres. En estos momentos albergan alrededor de 55 personas, de las cuales 21 son menores de edad.
Según el informe: “Es mucho daño lo que yo tengo”, realizado por el Colegio de la Frontera Norte (Colef) con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), los menores y sus familias escapan después de que sus familiares son víctimas de homicidio, desapariciones forzadas, reclutamiento por parte del crimen organizado, entre otros.
