Tijuana.- Blanca Estela Granados tiene 60 años de edad y sobrevive vendiendo en la garita internacional pulseras que teje a mano, pero el alza en el precio de los alimentos le complica cada vez más hacer la despensa y además el negocio no va bien.
“Sí hay línea, pero la gente no compra”, dice la mujer que logra poco más de 100 pesos por día.
Con ese dinero, y lo que gana su esposo como albañil, deben mantener un hogar que comparte con sus tres nietos en edad escolar y los padres de ella que tienen 90 y 78 años de edad.
Su despensa básica incluye frijol, arroz y papas, ocasionalmente queso y huevo porque se salen de su presupuesto, y de la carne ni hablar.
“Porque o comes carne o pagas agua”, agrega Blanca Granados, que no tiene agua potable por tubería y destina 40 pesos para llenar un pequeño contenedor apenas para lo esencial.
Su vivienda está en la colonia La Gloria, al sur de Tijuana, donde como en la periferia de la Zona Este, se concentra mucha de la población que vive con menos ingresos, por lo tanto la que más resiente la cuesta de enero y la inflación.
Ismael Plascencia López, director de la facultad de Contaduría y Administración de la UABC y presidente del Colegio Estatal de Economistas de Baja California, dice que en un estudio realizado en la zona metropolitana del municipio encontró que cuatro de cada cinco hogares se dijeron “seriamente afectados” por el aumento de precios.
En esa parte de la ciudad 14.2% de los hogares subsiste mensualmente con seis mil pesos o menos, y 24.4% con hasta 10 mil pesos, según los datos del análisis que compartió.
“Están sustituyendo la compra de ropa porque no les alcanza y están destinando más parte de su recurso al tema de la alimentación y servicios básicos”, detalla el académico de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
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De acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), este estado se colocó en diciembre del año pasado como la cuarta entidad del país con mayor inflación.
La electricidad, el jitomate, el tomate verde, el pollo y la carne de res aumentaron de precios entre 1.7% y 25% en noviembre, informó el instituto.
Y el aumento de precios se comporta distinto en esta frontera, asienta el académico de UABC.
Esto se debe por un lado a la lejanía que hay con el centro del país que es el punto de distribución de alimentos, y por otro a la alta circulación de dólares.
Son los dólares que entregó el gobierno de Joe Biden a sus ciudadanos en medio de la pandemia por Covid-19 y que algunos mexicoamericanos, estadounidenses o residentes vienen a gastar en esta ciudad, presionando con eso los precios en alimentos y vivienda principalmente, destaca Ismael Plascencia.
“Hay dos tipos de economía: la que está dinamizada por los que vienen de Estados Unidos a consumir, y que reactiva la economía como en el sector gastronómico, etc. Por otro lado, la economía que queda aislada de este tema. Esos son los que están sufriendo más”, subraya.
El presidente del Colegio Estatal de Economistas de BC estima que el alza de precios seguirá durante el primer trimestre del 2022 porque el Congreso norteamericano ya no autorizó al presidente más apoyos sociales, pero el efecto tardará en reflejarse.
Con ese pronóstico y para tratar de aliviar un poco su situación, Blanca Estela solo pide que las autoridades revisan lo que ocurre en los cruces internacionales para cuidar a quienes realmente tienen allí una fuente legítima de ingresos.
“A mí me da vergüenza pedir para un camión, pero, ¿cuántos dicen que están discapacitados y no están?”, pregunta mostrando una credencial que la identifica como persona vulnerable.
“Hay mañosos que agarran a un niño, andan con la mujer pidiendo (...) Todo mundo anda pidiendo, y pues no nos compraron la pulsera porque aquel señor que pide, lo que nos iban a comprar, se lo dan a él ”, añade.