/ lunes 25 de febrero de 2019

Leer entre líneas / Transformación de cuarta

Francisco Ruiz*

En días pasados, junto a mis alumnos de preparatoria, analizamos el periodo denominado “Expansionismo alemán”, el cual se desarrolló durante la primera mitad del siglo XX justo después del fin de la Gran Guerra. Dicha etapa consistió en una carrera armamentista encabezada por Adolfo Hitler, aquel joven que se inició en la política como vigilante de las juntas de un grupo de oposición que se reunía en una taberna. En un breve plazo, Hitler se consolidó como un gran orador y mutiló su bigote para crear una imagen que lo identificara, un distintivo muy personal -como una guayabera o un “gallito”-.

Su mensaje nacionalista endulzó a los suficientes oídos alemanes como para multiplicar su ideología xenófoba. De la palestra pasó a la difusión de sus ideas en el periódico nazi. Dirigente de partido, diseñador del insustituible logotipo rojinegro, canciller de Alemania, fundador del Tercer Reich -imperio-, y causante de la Segunda Guerra Mundial. Hitler pasó de ser artista frustrado a Führer mesiánico, un “redentor” aclamado por las eufóricas masas. Con una estrategia altamente efectiva, Hitler se introdujo sutilmente en la mente de sus simpatizantes, logrando que el fanatismo incitara a la intolerancia, la represión y la fantasía. La visión distorsionada y sus catastróficas consecuencias conmocionaron a mis alumnos. En lo personal, es una etapa histórica que me indigna, pero lo que realmente me escandaliza es que mucha gente lo percibe un suceso aislado, ajeno y muy lejano.

En cierta ocasión, se le preguntó a un político mexicano cómo se aprende a ser presidente, a lo que éste respondió: “pues, ¡siendo presidente!”. La anécdota se la han atribuido a varios, por ello lo dejaré como anónimo. Viene al caso porque pareciera que López Obrador también está aprendiendo y, en sus primeras lecciones, no lleva la mejor calificación. Espero que esta vez no demore 14 años.

En los primeros saldos de su gobierno -incluido su “pregobierno”-, canceló el aeropuerto de Texcoco y provocó la devaluación de nuestra moneda con una “consulta popular”, a todas luces cuestionable; esto por citar tan sólo un ejemplo. ¿Por qué lo menciono? Pues, porque recientemente ha anunciado un nuevo ejercicio, esta vez sí será oficial y legal, es decir, deberá pasar por las manos del INE. Antes de ello, declaró públicamente que acatará el resultado, no sin antes asegurarse de girar la instrucción correspondiente a sus adoctrinados.

En la década de 1930, Hitler acumuló y personalizó el poder debido a la ausencia de un equilibrio político, el cual se alcanza mediante un sistema de pesos y contrapesos, en donde las fuerzas de oposición juegan un papel fundamental y determinante. Para ello, la preeminencia de la pluralidad es vital ya que, además de sano, es sumamente necesario para vivir verdaderamente en democracia; de lo contrario, en lugar de la cuarta transformación, tendremos una transformación de cuarta.


Post Scriptum. “Alguien dijo que la historia no se repetía. Yo creo que se equivocó, la historia se repite. Hay, desde luego cambios, matices; pero, al final de cuentas, es la lucha de siempre”, AMLO.

El autor es analista político, consultor, catedrático y escritor.

CONTACTO:

Correo: francisco.ruhe@gmail.com

Facebook: www.facebook.com/FRuizMX/

Francisco Ruiz*

En días pasados, junto a mis alumnos de preparatoria, analizamos el periodo denominado “Expansionismo alemán”, el cual se desarrolló durante la primera mitad del siglo XX justo después del fin de la Gran Guerra. Dicha etapa consistió en una carrera armamentista encabezada por Adolfo Hitler, aquel joven que se inició en la política como vigilante de las juntas de un grupo de oposición que se reunía en una taberna. En un breve plazo, Hitler se consolidó como un gran orador y mutiló su bigote para crear una imagen que lo identificara, un distintivo muy personal -como una guayabera o un “gallito”-.

Su mensaje nacionalista endulzó a los suficientes oídos alemanes como para multiplicar su ideología xenófoba. De la palestra pasó a la difusión de sus ideas en el periódico nazi. Dirigente de partido, diseñador del insustituible logotipo rojinegro, canciller de Alemania, fundador del Tercer Reich -imperio-, y causante de la Segunda Guerra Mundial. Hitler pasó de ser artista frustrado a Führer mesiánico, un “redentor” aclamado por las eufóricas masas. Con una estrategia altamente efectiva, Hitler se introdujo sutilmente en la mente de sus simpatizantes, logrando que el fanatismo incitara a la intolerancia, la represión y la fantasía. La visión distorsionada y sus catastróficas consecuencias conmocionaron a mis alumnos. En lo personal, es una etapa histórica que me indigna, pero lo que realmente me escandaliza es que mucha gente lo percibe un suceso aislado, ajeno y muy lejano.

En cierta ocasión, se le preguntó a un político mexicano cómo se aprende a ser presidente, a lo que éste respondió: “pues, ¡siendo presidente!”. La anécdota se la han atribuido a varios, por ello lo dejaré como anónimo. Viene al caso porque pareciera que López Obrador también está aprendiendo y, en sus primeras lecciones, no lleva la mejor calificación. Espero que esta vez no demore 14 años.

En los primeros saldos de su gobierno -incluido su “pregobierno”-, canceló el aeropuerto de Texcoco y provocó la devaluación de nuestra moneda con una “consulta popular”, a todas luces cuestionable; esto por citar tan sólo un ejemplo. ¿Por qué lo menciono? Pues, porque recientemente ha anunciado un nuevo ejercicio, esta vez sí será oficial y legal, es decir, deberá pasar por las manos del INE. Antes de ello, declaró públicamente que acatará el resultado, no sin antes asegurarse de girar la instrucción correspondiente a sus adoctrinados.

En la década de 1930, Hitler acumuló y personalizó el poder debido a la ausencia de un equilibrio político, el cual se alcanza mediante un sistema de pesos y contrapesos, en donde las fuerzas de oposición juegan un papel fundamental y determinante. Para ello, la preeminencia de la pluralidad es vital ya que, además de sano, es sumamente necesario para vivir verdaderamente en democracia; de lo contrario, en lugar de la cuarta transformación, tendremos una transformación de cuarta.


Post Scriptum. “Alguien dijo que la historia no se repetía. Yo creo que se equivocó, la historia se repite. Hay, desde luego cambios, matices; pero, al final de cuentas, es la lucha de siempre”, AMLO.

El autor es analista político, consultor, catedrático y escritor.

CONTACTO:

Correo: francisco.ruhe@gmail.com

Facebook: www.facebook.com/FRuizMX/

ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 11 de junio de 2019

Leer entre líneas/Los aciertos del presidente López

Francisco Ruiz

viernes 31 de mayo de 2019

Leer entre líneas / El nepotismo y la opacidad de Kiko

Recientemente, el Instituto de Transparencia de Baja California otorgó una calificación casi perfecta al Ayuntamiento de Tijuana

Francisco Ruiz

jueves 07 de marzo de 2019

Leer entre líneas / Yo veo un México…

Francisco Ruiz

lunes 25 de febrero de 2019

Leer entre líneas / Transformación de cuarta

Francisco Ruiz

lunes 18 de febrero de 2019

LEER ENTRE LÍNEAS / La república ideal

Francisco Ruiz

martes 12 de febrero de 2019

Leer entre líneas/El “amigo” Maduro

Francisco Ruiz

martes 05 de febrero de 2019

Leer entre Líneas/Una caballada esquelética

Francisco Ruiz

domingo 06 de enero de 2019

Leer entre líneas / El vértigo de la victoria

Francisco Ruiz

viernes 23 de noviembre de 2018

Leer entre líneas / Nosotros pusimos el muro

Francisco Ruiz

miércoles 07 de noviembre de 2018

Leer entre líneas

Francisco Ruiz

Cargar Más