Más de 4 mil migrantes pasarán Navidad en albergues de Tijuana

“Es la primera vez que voy a pasar Navidad fuera de mi hogar, pero uno aquí encuentra amistades y te apapachan cuando te desanimas”, dijo la señora Diana.

Giovanny Urenda | El Sol de Tijuana

  · sábado 16 de diciembre de 2023

En 31 albergues pasarán la temporada navideña 4 mil migrantes. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Tijuana.- Guadalupe, proveniente de Guerrero, recuerda que durante las fiestas decembrinas los habitantes de su pueblo se reunían para celebrar las posadas desde el 15 hasta el 24 de diciembre.

“Nos reuníamos porque había personas que no tenían cómo celebrar y éramos solidarios con ellos. Dios multiplicó los panes y los pescados, así lo hacíamos en el pueblo. Nos reuníamos donde hubiera espacio, como patios o canchas”, menciona.

Entregan alimentos de lunes a sábado a la población migrante. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

Pero este año será distinto para ella y sus tres hijas de 11, 7 y 2 años de edad. Huyeron de su hogar hace cuatro meses por miedo a los grupos delictivos.

Actualmente viven en el albergue para migrantes Pro Amore Dei, tratando de obtener una fecha en la aplicación digital CBP One para solicitar refugio en Estados Unidos.

“Es la primera vez que voy a pasar Navidad fuera de mi hogar, pero uno aquí encuentra amistades y te apapachan cuando te desanimas porque no llega la cita”, dijo.

Desde que huyó con sus hijas no ha tenido comunicación con su familia en Guerrero por miedo a que sean rastreados por el crimen organizado y tomen represalias.

“Por su seguridad, ellos no saben dónde ando”, dice.

Mientras platica, Guadalupe ayuda a la “patrona Diana”, una madre de familia como ella con la que comparte el albergue, a elaborar las piñatas que romperán en las posadas.

Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Diana también huyó de Guerrero, pero lo hizo junto a su esposo e hija de 14 años. Recuerda que en la Noche Buena, junto a familia y amistades, cenaban estofado de pollo, la comida favorita de su mamá.

“La pasábamos con mi familia y en Año Nuevo con la familia de mi esposo. Era todo diferente, pero aquí vamos a tratar de olvidar lo que nos pasó y convivir con toda la gente, porque ahora todos somos familia aquí”, dice.

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Guadalupe y Diana mencionan que las piñatas son para que niños y adultos olviden por un momento el tiempo que han pasado en el albergue esperando una oportunidad para iniciar el proceso de solicitud de asilo.

“Son para que los niños no sientan el encierro aquí (...) Queremos hacer cuatro piñatas: un reno, un pino, una estrella y un Santa Claus. Una para niños chiquitos, los más grandes, adolescentes y adultos. Yo también le voy a pegar”, agrega Diana.

Intenta mantenerse alegre elaborando piñatas junto a Guadalupe, pero recuerda que esta será la primera Navidad que no celebrará junto a su mamá.

“Tratamos que los niños se distraigan porque son los que sufren, no entienden todavía la razón por la que estamos aquí”, comenta.

Aún con la desesperación de no obtener una cita a través de CBP One, Diana dice que no tiene otra opción más que esperar con su esposo e hija.

Su vivienda fue incendiada y su esposo privado de la libertad por grupos delictivos que por fortuna no lograron quitarle la vida.

“Lo dieron por muerto. Por eso digo que será triste, estamos muy lejos para regresar”, añadió.

Guadalupe y Diana, con sus familias, forman parte de los más de 4 mil migrantes que pasarán esta temporada navideña en la red de 31 albergues que atienden asociaciones civiles y religiosas en Tijuana, de acuerdo con cifras de la Dirección Municipal de Atención al Migrante (DMAM).

Leticia Herrera Hernández, como directora de Pro Amore Dei, cuenta que al ser un albergue católico la Navidad es la fiesta más importante dentro de su fe, y tratan de que los niños disfruten las fechas.

“Los niños están ensayando para un evento que tendrán el 19 de diciembre en el cine libertad”, adelanta.

Sin embargo, es difícil mantener el buen ánimo, porque dice que desde noviembre ninguna familia del albergue ha logrado una cita con las autoridades norteamericanas para iniciar su trámite de asilo.

“Imagina la gente que tiene cuatro meses sin ninguna esperanza de que llegue una cita. Tenemos que contrarrestar todo eso con la fe”, dice.