/ sábado 23 de mayo de 2020

Migración, frenada por la contingencia del Covid-19

Jorge y su familia atravesaron la selva de Darién para llegar a la frontera y solicitar asilo político a EU; huyen de la dictadura cubana

Tijuana.- “Lo más duro es ver a la gente morir en el camino, quienes durmieron junto a ti en el viaje a través de la selva de Darién” relata Jorge Luis Soto Díaz, migrante cubano. Jorge Luis huyó de Cuba debido a la represión del régimen cubano y decidió viajar con su familia rumbo a Estados Unidos.

Vengo de una familia de seno medio, mi papá fue asesinado por la dictadura. Inicié la travesía con destino a Estados Unidos el día 27 de marzo de 2019

La región del Darién es una ruta que muchos migrantes toman desde Sudamérica. Cortesía | Jorge Soto

Antes vivió en Ecuador con su esposa e hijos y se fueron de ahí vía terrestre hacia Colombia para cruzar a Panamá a través de la selva del Darién.

La región del Darién es una ruta que muchos migrantes toman desde Sudamérica hacia el norte pero que ha cobrado muchas vidas ya sea por la delincuencia, por el ataque de la fauna silvestre, por el hambre o el frío.

“Estuvo en peligro la salud de mis hijos y mi esposa, estuvimos a punto de no salir de la selva, sufrimos asaltos, hambre, frío, ataques de animales todo lo que te pueda contar es poco. Llegó un momento en que nosotros nos tuvimos que separar porque el dinero no nos alcanzaba y nos volvimos a encontrar en un campamento al salir de la selva”.

Desde ahí tuvieron una migración más organizada por Centroamérica, hasta llegar a México el día 5 de mayo de 2020. Ya llevan más de un año en nuestro país pero la pandemia del Covid-19 detuvo su marcha en Tijuana.

Varios de los migrantes no lograron sobrevivir al viaje. Cortesía | Jorge Soto

No es común ver ciudadanos cubanos llegar hasta Tijuana. De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, entre enero y febrero de este año fueron presentados 275, de ese número apenas 4 estuvieron en Tijuana.

En los puntos de entrada se presentaron más como el caso de Tapachula (31), Suchiate (22), Tuxtla Gutiérrez (21), en Chiapas; además de Tenosique, Tabasco (24). Por estado, en Baja California fueron presentados ocho cubanos, aunque no se especifica a que otros municipios y solo se ofrece el dato de Tijuana.

De acuerdo con el doctor Rafael Alonso Hernández López, coordinador de doctorado en estudios de migración del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), la migración de personas de Cuba está vinculada con la histórica relación Cuba-Estados Unidos y a las políticas que ha tenido el gobierno norteamericano con la población de la isla.

Fue complicado el trayecto para llegar a esta frontera. Cortesía | Jorge Soto

“El último de los acuerdos que se establecieron entre Estados Unidos y Cuba tenía que ver con el programa que se conoció como pies secos, pies mojados, que era una iniciativa en donde el gobierno norteamericano decía que iba a acoger a la población cubana y un año después de que llegaran a territorio norteamericano se les iba dar su residencia permanente, siempre y cuando pusieran un pie en territorio estadounidense y en ese sentido las personas que fueran capturadas en el mar serían devueltas a la isla o a un tercer país. Esto funcionó hasta enero de 2017 cuando el presidente Barack Obama lo cancela poco antes de dejar su mandato y establece que el tratamiento para la migración cubana tendría que ser igual que cualquier persona de otra nacionalidad”.

El investigador explica que el tránsito de personas cubanas por México, se configuró como una opción para que pudieran llegar a Estados Unidos por tierra. El tratamiento que las autoridades mexicanas le dieron a la población cubana es muy particular, sobre todo en el último sexenio en la administración del presidente Peña Nieto, señala el doctor Hernández López.

“Eran de las poblaciones a las que se les otorgaban los denominados oficios de salida para abandonar el país. Mediante estos oficios tenían 30, 60 o 90 días para salir por cualquier frontera del país. Fue un salvoconducto para llegar a la frontera norte poniendo un pie en esa frontera pues aparentemente la situación de ellos cambiaría en términos migratorios”.

Dijo que la estadística muestra que en 2015 fueron presentadas ante la autoridad migratoria mexicana más de nueve mil personas de origen cubano, en 2016 un poco más de cuatro mil, en 2017 bajó a 800, en 2018 casi 500 y en 2019 vuelve a subir a casi 7,500 personas.

No es común ver ciudadanos cubanos llegar hasta Tijuana. Foto: Eliud Ávalos | El Sol de Tijuana

En el 2019, el gobierno mexicano, ya en la nueva administración, estableció acuerdos con las autoridades de la isla para que las personas fueran reconocidas por Cuba y en consecuencia una vez que son acreditadas consularmente, pueden ser devueltas a su país., refirió el investigador.

En los momentos más álgidos del movimiento de las caravanas, también salieron algunos aviones con personas que iban directamente a Cuba

En cuanto a las rutas que suelen seguir, destacó que desde la frontera sur suelen subir a Tamaulipas, porque es la ruta más corta para llegar a la frontera sur de Estados Unidos. Sin embargo el acecho y el control que tiene el crimen organizado en esa región ha posibilitado que existan otras rutas y en los últimos años se ha mediatizado el asunto del cruce por Tijuana, que se volvió también un escenario propicio para que fuera llegando esta población migrante en los últimos años.

Jorge Luis y su familia entraron por Tapachula e iniciaron un proceso de regularización para tener una visa humanitaria. El Tapón del Darién había sido apenas el inicio del azaroso camino que debían pasar. “Para llegar a la frontera, en este tránsito, sufrimos de todo, humillaciones, maltratos, hambre, discriminación, estafas, abuso de poder, intimidaciones por parte de miembros del orden, Policía Federal, judicial, fiscales, intento de secuestro, la prepotencia del régimen en Tapachula por solicitar una visa humanitaria”.

Esperan a que concluya la pandemia para solicitar asilo. Foto: Eliud Ávalos | El Sol de Tijuana

Salieron de Tapachula el día 22 de agosto, cuando les dieron la visa humanitaria. Dos días antes que les dieran la visa, sufrieron un intento de secuestro. “Le pegaron a mi niño en la cara, nuestra situación era muy complicada y con lo que teníamos reunido decidimos salir. Logramos llegar a Tijuana con la incertidumbre de que nos habían dicho que era un lugar muy violento”.

Para su esposa, Leydy Herrera, lo más importante era proteger a sus hijos en la selva del Darién, porque ahí fueron asaltados y uno de los pequeños cayó enfermo. “Estaba deshidratado, creíamos que el niño se nos iba morir en los brazos. Solamente lo amamantaba, a uno me lo ponía en una y al otro en la otra porque se alimentaran aunque sea de mí”.

La familia permanece ahora en Tijuana, junto con el padre de Leydy y espera a que en algún momento reinicie la lista de espera para pasar por “El Chaparral” rumbo a su destino en California. Deberán esperar el paso de más de tres mil 800 personas que van antes que ellos y que no han podido presentar sus casos ante la corte norteamericana por la pandemia del Covid-19.

Tijuana.- “Lo más duro es ver a la gente morir en el camino, quienes durmieron junto a ti en el viaje a través de la selva de Darién” relata Jorge Luis Soto Díaz, migrante cubano. Jorge Luis huyó de Cuba debido a la represión del régimen cubano y decidió viajar con su familia rumbo a Estados Unidos.

Vengo de una familia de seno medio, mi papá fue asesinado por la dictadura. Inicié la travesía con destino a Estados Unidos el día 27 de marzo de 2019

La región del Darién es una ruta que muchos migrantes toman desde Sudamérica. Cortesía | Jorge Soto

Antes vivió en Ecuador con su esposa e hijos y se fueron de ahí vía terrestre hacia Colombia para cruzar a Panamá a través de la selva del Darién.

La región del Darién es una ruta que muchos migrantes toman desde Sudamérica hacia el norte pero que ha cobrado muchas vidas ya sea por la delincuencia, por el ataque de la fauna silvestre, por el hambre o el frío.

“Estuvo en peligro la salud de mis hijos y mi esposa, estuvimos a punto de no salir de la selva, sufrimos asaltos, hambre, frío, ataques de animales todo lo que te pueda contar es poco. Llegó un momento en que nosotros nos tuvimos que separar porque el dinero no nos alcanzaba y nos volvimos a encontrar en un campamento al salir de la selva”.

Desde ahí tuvieron una migración más organizada por Centroamérica, hasta llegar a México el día 5 de mayo de 2020. Ya llevan más de un año en nuestro país pero la pandemia del Covid-19 detuvo su marcha en Tijuana.

Varios de los migrantes no lograron sobrevivir al viaje. Cortesía | Jorge Soto

No es común ver ciudadanos cubanos llegar hasta Tijuana. De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, entre enero y febrero de este año fueron presentados 275, de ese número apenas 4 estuvieron en Tijuana.

En los puntos de entrada se presentaron más como el caso de Tapachula (31), Suchiate (22), Tuxtla Gutiérrez (21), en Chiapas; además de Tenosique, Tabasco (24). Por estado, en Baja California fueron presentados ocho cubanos, aunque no se especifica a que otros municipios y solo se ofrece el dato de Tijuana.

De acuerdo con el doctor Rafael Alonso Hernández López, coordinador de doctorado en estudios de migración del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), la migración de personas de Cuba está vinculada con la histórica relación Cuba-Estados Unidos y a las políticas que ha tenido el gobierno norteamericano con la población de la isla.

Fue complicado el trayecto para llegar a esta frontera. Cortesía | Jorge Soto

“El último de los acuerdos que se establecieron entre Estados Unidos y Cuba tenía que ver con el programa que se conoció como pies secos, pies mojados, que era una iniciativa en donde el gobierno norteamericano decía que iba a acoger a la población cubana y un año después de que llegaran a territorio norteamericano se les iba dar su residencia permanente, siempre y cuando pusieran un pie en territorio estadounidense y en ese sentido las personas que fueran capturadas en el mar serían devueltas a la isla o a un tercer país. Esto funcionó hasta enero de 2017 cuando el presidente Barack Obama lo cancela poco antes de dejar su mandato y establece que el tratamiento para la migración cubana tendría que ser igual que cualquier persona de otra nacionalidad”.

El investigador explica que el tránsito de personas cubanas por México, se configuró como una opción para que pudieran llegar a Estados Unidos por tierra. El tratamiento que las autoridades mexicanas le dieron a la población cubana es muy particular, sobre todo en el último sexenio en la administración del presidente Peña Nieto, señala el doctor Hernández López.

“Eran de las poblaciones a las que se les otorgaban los denominados oficios de salida para abandonar el país. Mediante estos oficios tenían 30, 60 o 90 días para salir por cualquier frontera del país. Fue un salvoconducto para llegar a la frontera norte poniendo un pie en esa frontera pues aparentemente la situación de ellos cambiaría en términos migratorios”.

Dijo que la estadística muestra que en 2015 fueron presentadas ante la autoridad migratoria mexicana más de nueve mil personas de origen cubano, en 2016 un poco más de cuatro mil, en 2017 bajó a 800, en 2018 casi 500 y en 2019 vuelve a subir a casi 7,500 personas.

No es común ver ciudadanos cubanos llegar hasta Tijuana. Foto: Eliud Ávalos | El Sol de Tijuana

En el 2019, el gobierno mexicano, ya en la nueva administración, estableció acuerdos con las autoridades de la isla para que las personas fueran reconocidas por Cuba y en consecuencia una vez que son acreditadas consularmente, pueden ser devueltas a su país., refirió el investigador.

En los momentos más álgidos del movimiento de las caravanas, también salieron algunos aviones con personas que iban directamente a Cuba

En cuanto a las rutas que suelen seguir, destacó que desde la frontera sur suelen subir a Tamaulipas, porque es la ruta más corta para llegar a la frontera sur de Estados Unidos. Sin embargo el acecho y el control que tiene el crimen organizado en esa región ha posibilitado que existan otras rutas y en los últimos años se ha mediatizado el asunto del cruce por Tijuana, que se volvió también un escenario propicio para que fuera llegando esta población migrante en los últimos años.

Jorge Luis y su familia entraron por Tapachula e iniciaron un proceso de regularización para tener una visa humanitaria. El Tapón del Darién había sido apenas el inicio del azaroso camino que debían pasar. “Para llegar a la frontera, en este tránsito, sufrimos de todo, humillaciones, maltratos, hambre, discriminación, estafas, abuso de poder, intimidaciones por parte de miembros del orden, Policía Federal, judicial, fiscales, intento de secuestro, la prepotencia del régimen en Tapachula por solicitar una visa humanitaria”.

Esperan a que concluya la pandemia para solicitar asilo. Foto: Eliud Ávalos | El Sol de Tijuana

Salieron de Tapachula el día 22 de agosto, cuando les dieron la visa humanitaria. Dos días antes que les dieran la visa, sufrieron un intento de secuestro. “Le pegaron a mi niño en la cara, nuestra situación era muy complicada y con lo que teníamos reunido decidimos salir. Logramos llegar a Tijuana con la incertidumbre de que nos habían dicho que era un lugar muy violento”.

Para su esposa, Leydy Herrera, lo más importante era proteger a sus hijos en la selva del Darién, porque ahí fueron asaltados y uno de los pequeños cayó enfermo. “Estaba deshidratado, creíamos que el niño se nos iba morir en los brazos. Solamente lo amamantaba, a uno me lo ponía en una y al otro en la otra porque se alimentaran aunque sea de mí”.

La familia permanece ahora en Tijuana, junto con el padre de Leydy y espera a que en algún momento reinicie la lista de espera para pasar por “El Chaparral” rumbo a su destino en California. Deberán esperar el paso de más de tres mil 800 personas que van antes que ellos y que no han podido presentar sus casos ante la corte norteamericana por la pandemia del Covid-19.

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