Crisstian Villicaña
Tijuana.- En estos días la llegada de migrantes centroamericanos ha provocado opiniones encontradas y acaparado los reflectores; sin embargo, hay un sector de migrantes, los connacionales, que también están pasando por una complicada situación al huir de sus lugares de origen por la violencia que impera con la presencia de los cárteles de la droga. Tal es el caso de Manuel, quien, junto a su esposa y tres hijas menores de edad, tuvieron que salir de Michoacán para no ser víctimas de la larga lista de personas que son forzadas a trabajar en actividades ilícitas, desaparecidas o muertas.
"Tenemos aquí unas semanas. Nos tuvimos que salir por la violencia que se vive allá, a diario está saliendo gente que es amenazada. Nosotros tuvimos que salir así, de un día para otro, porque fuimos amenazados por sicarios, que teníamos que entregar cierta cantidad de dinero o trabajar para ellos; si no queríamos, que nos matarán", narró.
Ahora, ya que han llegado a Tijuana, han encontrado un espacio donde habitar en el albergue Movimiento Juventud 2000. Por otro lado, en lo que encuentran un trabajo estable, han decidido salir a vender a las calles.
"Primero, nos pusimos a pedir dinero. Ya con lo que juntamos, compramos una caja de cigarros y una de chicles para venderle en los semáforos; ya con eso, sacamos aunque sea un poco de dinero para no estar todo el día en el albergue; aquí, bien o mal podemos vender, y mi esposa pide ayuda con las niñas también", platicó.
Al igual que los centroamericanos, connacionales de Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, suelen ser desplazados por la violencia y terror que ejercen los grupos del narcotráfico, los cuales obligan a las personas a migrar para no ser asesinadas.