Crisstian Villicaña
Tijuana.- Sé que es un atrevimiento intentar hablar de lo que significa ser mujer cuando se es del género opuesto. Desde el principio hay una contrariedad que viene acompañada de la limitante de no poder saber, tal vez sólo imaginar, lo que día con día pasa una niña, joven, madre, profesionista, ama de casa.
Y es entonces qué surge la pregunta ¿por qué abordar un tema que desde un comienzo se sabe que será difícil de narrar? bueno, tuve la suerte de encontrar a través del arte, del teatro para ser específico, una forma en la que apoyándome precisamente en mujeres, puedo de alguna forma escribir sobre sus anhelos, temores, fortalezas, miradas, las cuales son retratadas en la obra "Lilith vs Eva".
OTRO LENGUAJE, MISMO SENTIR
Son tres las actrices que nos narran en distintas escenas las múltiples facetas de la vida de una mujer; Jennifer Rocha Galván, Clara Olivas y Jenny Lucía Estrada, bajo la dirección de Anaís de la Torre Motta, actúan el texto de Lorena Illoldi.
Desde un principio la obra muestra cómo está aderezada un toque agridulce; como si así estuviera marcada la vida de una mujer. No parece haber espacio para contemplaciones, por el contrario, se percibe en cada dialogo, movimiento, gesto, destellos femeninos que luchan consigo mismo, con las hormonas, los cambios corporales, la precisión social, los marcados estereotipos.
En ese sentido, gracias a la cotidianeidad de las escenas, las cuales parecen de manera lamentable tan comunes, se nos muestran lo difícil que es mantenerse en pie, en una sola pieza para sacar adelante a la familia, a un hijo, o incluso poder decir necesito un abrazo, me siento sola.
Y es que hay, por lo menos en lo que se alcanza a percibir, una sensación de rebeldía y al mismo tiempo de silencio, la lucha externa e interna de Lilith vs Eva, la primera, que busca rebelarse ante las imposiciones machistas de la sociedad que la limitan, la silencian, y que gracias a su fuerza se levanta y dice no, saliendo adelante; la segunda, una víctima que no ha podido librarse, sintiéndose aprisionada por las personas que la rodean, las cuales no le permiten vivir, mostrarse tal es.
Para conocer un poco más de la obra hablamos con la directora de la misma, Anaís de la Torre Motta, quien nos platicó. "Este texto tiene ya mucho tiempo, yo creo que desde el 2001. Nosotras lo empezamos a llevar a escena hace seis años atrás y lo hemos ya representado en varios lugares, varios espacios y es un texto que nos deja mucho aprendizaje, mucho que ver".
"Lo que me llamó la atención de este texto es como de pronto nosotras como mujeres tenemos nuestra propia manera de leernos, pero también está la manera en cómo te lee la sociedad y cómo también vas siguiendo ciertos patrones, ciertas tradiciones, pero cada quien tiene una lectura diferente, nosotros como mujeres nos leemos de una manera, la sociedad de otra manera, los hombre de otra manera"
"Ahorita la mujer sabemos que tiene un poco más de participación en muchos aspectos, pero de pronto sigue habiendo mujeres que por decisión propia se siguen quedando detrás de cámara, detrás de bambalinas, relegadas, y me llamó la atención eso, el cómo se van presentando las escenas y los cuadros que suelen ser muy fuertes de las relaciones de la pareja, de las relaciones entre madre e hija, la relación entre los papás y las hijas, porque no solamente es la cuestión del hombre hacía la mujer, sino también la misma mujer con sus pares, cómo es la relación entre amigas, cómo es la relación que a veces suele ser falsa, a veces muy honesta, como de pronto solemos hacer todo tan maquillado o tan superficial", apuntó.
Uno de los impactos y al final del día misiones de la obra, es dejar una enseñanza, la cual, nos narra Anaís, es cuando el público se levanta y comienza a platicar cómo ellas vivieron lo que en la obra se actuó, momentos que han servido de catarsis para los espectadores y que dan de alguna manera fuerza a las mujeres que en algún momento de su vida no han podido lidiar con todo el peso que la sociedad les ha impuesto de manera histórica.
"La han recibido muy bien, ha habido muchos comentarios positivos respecto a la catarsis que el mismo público está teniendo al verla, sobretodo que se van de aquí muy 'movidos', hay personas que nos han seguido desde que iniciamos y las vez aquí y traen a más gente, eso también es un buen signo de que les genera algo y según en cada momento en que la veas vas a 'mover' otra cosa", agregó.
Sobre cómo es ser mujer directora de teatro, nos dijo. "Creo que es un reto mayor, pero creo que a partir del mismo texto surge la importancia de no verlo como obstáculo o un límite, sino simplemente hacer las cosas, enfocarme, leerlo, hacer la propuesta y trabajar en ello, pensar en los escenarios posibles no tan positivos y ver de qué manera resolverlo; hay teatro local en Tijuana, si hay mujeres directoras y es algo que tenemos que ser muy perseverantes, pegarle mucho, pegarle con pasión, con amor y sobretodo hacerlo muy profesional y eso es lo que nos va abriendo puertas; la propia compañía que tenemos, que es 'Paradoja Teatro' se va dando un nombre".
"No nada más es el montaje, sino el hecho de que también te implica como director la parte creativa, la parte de la gestión que es lo más difícil, la parte de promover; la otra parte, es el texto, a mí me encanta, me identifico mucho con él, yo creo que fue una de las razones por las cuales decidí montarlo; hay muchas cuestiones que se ven relacionadas con partes de mi vida o personas cercanas a mi vida, entonces dije esto se tiene que llevar a escena", narró.
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La obra, la han podido presentar en un festival de Veracruz, con la comunidad femenina en el reclusorio de la ciudad, en foros abiertos, en eventos de la Inmujer (Instituto para la mujer), así como escuelas, el Centro Cultural Tijuana (Cecut), Ceart (Centro Estatal de las Artes Tijuana), en la Casa de la Cultura, entre otros espacios.
Al abordar el tema de la vigencia del texto de Lorena Illoldi, la directora precisó. "Aunque el texto pudiera parecer que ya no corresponde a la actualidad, hay situaciones que se siguen dando, se sigue dando la violencia en la pareja, del hombre hacia la mujer y viceversa, se siguen dando embarazos y no hay responsabilidad por la parte paternal, se sigue dando la parte donde las mujeres seguimos siendo juzgadas porque a cierta edad no tenemos hijos o no nos casamos, se sigue dando la situación donde hay mujeres que no pueden estudiar, se tienen que dedicar a la casa, se sigue dando la cuestión donde la relación de padres e hijos hay mucha ausencia; el texto sigue muy vigente", concluyó.
La obra deja ese sentimiento de aprendizaje, de la necesidad de crear una mayor sensibilidad sobre las mujeres que nos rodean y que pese a las distintas barreras que se les han impuesto, siguen demostrando su fortaleza, inteligencia, capacidad y amor.
