Crisstian Villicaña
Tijuana.- Existen espacios de la ciudad que guardan en sus paredes y rincones pedazos de historia, tal es el caso del pasaje Rodríguez, corredor que desde la década de los 20 ha funcionado como lugar para comerciantes y que, a lo largo de los años, ha sido parte fundamental de Tijuana.
Su construcción se hizo con la finalidad de ser una vía alterna para conectar a las avenidas Revolución y Constitución; esta última, alejada del bullicio de los bares y burdeles de la época originados por la Ley Seca en los Estados Unidos (1920-1933). La idea fue de Eugenio Rodríguez Ávila, uno de los inversionistas del casino “Foreing Club” (en lo que hoy se conoce como Cervecería Mamut), según platica el coordinador del Archivo Histórico de Tijuana, Emmanuel Robles.
"Toda la cuadra era un casino y cantina, y este personaje, Eugenio Rodríguez Ávila, crea el pasaje, el cual era muy conocido porque ahí se ponía una marimba; también fue conocido porque, en cierta época, de los 60 a 80, aparte de las tiendas de “curios” (curiosidades) había una actividad que eran las telas de terciopelo pintadas; esta era una tradición que se acostumbraba en la avenida Revolución y en el pasaje Rodríguez, principalmente".
Fue a partir de los 80 cuando el pasaje comenzó a recaer. "La venta de curiosidades comienza a bajar, estos negocios, como las telas, las flores de papel o los trabajos de herrería que se realizaban en los pasajes, migran a otros lados y se cierran muchos de los locales", agrega Robles.
AIRES RENOVADOS
Luego de que el pasaje sufriera una especie de abandono durante los años 80 y 90, se comenzó a gestionar un resurgimiento a finales del año 2009, sobre el cual habla Luis Montijo, gestor y promotor cultural del pasaje Rodríguez.
"La asociación civil Queremos Tijuana se acerca a la administración con el objetivo de rentar locales para sus galerías, estudios y talleres. La administración de esta propiedad privada accedió y fue esta disposición que permitió que este grupo de artistas reviviera el espacio; ellos se dieron a la tarea de limpiar, rentar y revivirlo con eventos y con acciones", platicó.
En la actualidad, el espacio es una mezcla de negocios de ropa, cafés, gastronomía, venta de artículos artesanales, así como una estética, una optometría, un médico y el tradicional puesto de “curios” para continuar de alguna manera la tradición.
Es pues, el pasaje Rodríguez, un pedazo urbano de la historia y el hoy de Tijuana, pasillo transformado en un recinto donde la cultura y el arte brotan al ritmo de la ciudad.