Se resisten a dejar sus hogares

Me dan una pichonera, una casita de Infonavit, mi casa es de la esquina hasta acá, son dos lotes, dice María de los Ángeles

Juan Miguel Hernández | El Sol de Tijuana

  · jueves 27 de febrero de 2020

Varias viviendas ya no son habitables. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

Tijuana.-Doña María de los Ángeles, contempla desde la ventana de su casa, la vivienda de enfrente que está en ruinas, por los constantes derrumbes y actos vandálicos de los que ha sido objeto.

Residente desde hace 22 años de la calle Hidra, en la colonia Sánchez Taboada, la mujer ha pasado casi un tercio de su vida en su hogar, que se aferra a no abandonar, pese a que su alrededor la mayoría ya ha huido, ante los frecuentes deslizamientos que hay en la zona.

Foto: Archivo | El Sol de Tijuana

Aunque su hogar ya muestra avances de que le queda poco tiempo en pie, ella se niega dejarla, sin importarle que desde hace semanas no cuente con el servicio de energía eléctrica, ni suministro de agua potable.

“Me dan una pichonera, una casita de Infonavit, mi casa es de la esquina hasta acá, son dos lotes, cómo creen que voy a aceptar una casita pichonera por mi casa, estoy consciente del riesgo latente, pero me quedo”, aseveró la residente.

Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

A unas pocas casas de donde está Doña María, se asoma un camión de la empresa Zeta Gas, que imita a los mejores unidades 4x4, para sortear las vialidades resquebrajadas, con el único fin de llevar una mina de gas a los pocos vecinos que permanecen en la colonia.

“El territorio está muy malo para dar servicio a la población, cuando me pide la gente se enoja, porque le digo que no puedo entrar, por el mismo problema de que los carros se dañan. La empresa me dice si no puedes entrar no des el servicio, pero si yo no vendo, no gano, ese es el problema de nosotros”, comentó Víctor Beltrán, empleado de Zeta Gas.

Lo que antes era una calle llena de luz y energía, ahora mismo está en total silencio, el kínder Domingo Carballo apenas recibe a 11 niños, los cuales son atendidos por siete profesoras, que se preparan para dejar el plantel, que vio a pasar a generaciones de infantes por 30 años, pero que cerrará sus puertas en junio próximo, como consecuencia de los constantes deslizamientos.

“Se han estado yendo por las condiciones generales de su colonia, cada vez tenemos menos niños, desde noviembre ya no aparecemos en la plataforma para que los papás solicitaran la inscripción, a los que siguen con nosotros les avisamos que tendrán que mover a sus hijos”, declaró la directora del plantel, Hilda Robles, que se muestra resignada, pues dejará su espacio de trabajo que ocupó por más de tres años.