Tijuana.- Tal vez uno de los lugares más hostiles para las personas que no tienen hogar es "El Bordo" (canalización del Río Tijuana). La violencia que ejercen algunos de los que ahí viven, aunado a la de ciertos elementos de la policía municipal que abusan de su autoridad, hace a la estructura un espacio donde es difícil sobrevivir.
Son décadas que "El Bordo" es sinónimo de drogadicción, robo, violencia policial y hasta muerte, situaciones que "Javier" conoce de primera mano luego de haber habitado el espacio los últimos cinco años de su vida al quedarse sin un hogar estable o contar con un familiar que le ayude.
"Yo tengo 48 años y no tan fácil me dan trabajo, el poco dinero que uno agarra lavando un carro o haciendo algo, menos robar, vienen los 'pepos' (policía estatal), los municipales y te golpean, te quitan lo que juntas y ya no comes ese día", platicó.
La ausencia de una identificación oficial, aunado a la condición de calle, suelen dar como resultado detenciones arbitrarias por parte de los elementos de la policía municipal, según lo relatado por "Javier".
"Bien abusivos que son. La otra vez me pusieron 50 globos (dosis de crystal) porque ocupaban a alguien para llevarse, gracias a Dios salí, pero duré tres días encerrado y eso es a lo que me refiero, que abusan de nosotros por estar aquí y uno no quiere quisiera estar aquí", subrayó.
Pero no solo hay que lidiar con los uniformados, también el riesgo de ser asaltado o incluso herido de muerte por parte de otras personas que habitan "El Bordo" es constante, agrega el testimonio.
"Te topas con cada 'pirata', una vez yo iba como a la una de la mañana a comprar algo de comer al 'Seven & Eleven' y vi que venían dos 'vatos' (por la canalización), me seguí derecho, pero cuando ya estaban cerca uno se me dejó venir tirándome piquetes, pero no los sentía".
"El 'vato' andaba pedo y no me pudo dar bien... le dije que me soltará, que tenía familiares enfermos y me dejó, se hizo pa´ atrás y le dijo al otro que me diera un trago de mezcal, pero yo no tomo... me fui y cuando llegué a la tienda tenía un poco de sangre, por los piquetillos, nada grave, pero si la vi cerca", narra.